Una version un poco mas romantica de como James Potter consiguio conquistar a Lily. Los personajes no me pertenecden, yo simplemente los manejo como marionetas. Las amigas de lily si son mias ! Dejad reviews!
La primera carta
Abrió los ojos lentamente. Un repiqueteo la había despertado. Descorrió el dosel de su cama, se levanto y corrió a abrir la ventana. Por ella entro una lechuza de color canela con un sobre sellado en el pico. Lily se apresuro a quitarle la carta y le dio unas cuantas chucherías lechuciles que tenia, tras lo cual, la lechuza se fue.
La carta era para ella. Se recostó en su cama y cerró los doseles y solo entonces, abrió con cuidado el sobre y comenzó a leer.
Querida Lily,
No sabes cuantas veces he intentado mostrarte mis verdaderos sentimientos hacia ti. Esta carta, y otras que te enviare más adelante, son mi última esperanza para que veas cómo soy realmente y quizás llegues a enamorarte de mí. De momento, aspiro solo a verte sonreír cada día e imaginar que tal vez alguna de esas sonrisas que me iluminan el alma sea para mí.
Tuyo para siempre
JW
Lily releyó la carta varias veces preguntándose quién habría podido escribir algo tan bonito. Y sobre todo, quien se lo escribiría a ella. Un ruido a su derecha le indico que Mary acababa de levantarse. Guardo la carta en el sobre y, tras meter el sobre bajo su almohada, se levanto.
- Que haces despierta a estas horas?- pregunto Mary
- Nada. No podía dormir.
- Y por que estas tan roja?
La carta había teñido de un ligero rubor las mejillas de Lily, quien trataba de ocultarlo ojos de su amiga. Mientras tanto, Lydia también se había levantado.
- Qué pasa?- pregunto, aun medio dormida.
- Lily esta roja y no quiere decir por qué.
- Lily? Roja? Has soñado con Potter desnudo?
- Qué? No! Por supuesto que no! Puaj! Qué asco!
Ante la simple mención del chico, Lily había puesto una cara de absoluta repugnancia. Potter? De donde habían sacado eso?
- Entonces?- Preguntaron las dos hermanas a la vez
Mary y Lydia eran mellizas. Tenían el mismo tono de piel y la misma mala leche cuando se cabreaban. Y hasta allí llegaban sus similitudes. Mary tenía el cabello castaño y rizado y los ojos color chocolate, y su piel estaba inexplicablemente llena de pecas, tanto que parecía bronceada pese a su blancura extrema. Lydia, por el contrario, tenía el pelo liso y negro y unos ojos azul cobalto que destacaban en su blanca piel. Mary era muy impulsiva y extravagante, mientras que Lydia era serena y elegante. Pero en este momento, ambas hermanas la miraban con idéntica expresión de curiosidad.
- Bueno, oí un ruido en la ventana. Así que fui a ver y fuera había una lechuza con una carta en el pico. La deje entrar y le quite la carta, que resulto ser para mí.
- Una carta!- Exclamaron al unísono.
- Y no nos la ensenas?- pregunto Mary con una sonrisa picara.
- Nop. Es personal.
- Qué? Venga Lily, somos tus amigas!- dijeron de nuevo al unísono las dos hermanas haciendo pucheritos.
- Qué pasa?
Los ojos soñolientos de Mía se asomaban entre los doseles de su cama. Una cortina de pelo rubio le tapo la vista un momento, pero se lo aparto enseguida y miro a sus amigas para que le respondieran por que estaba despierta un sábado a las 7 de la mañana.
- Lily ha recibido una carta de amor y no nos la quiere ensenar!- dijo Mary con el mismo tono que usaría un niño para chivarse de su hermano a su madre.
Mía se levanto de golpe mucho mas despierta y se reunió en el centro de la habitación con sus amigas.
- Una carta de amor?
- Yo nunca he dicho que fuera de amor!
- Lily, querida, si te pones roja por una carta y no estás soltando insultando todo lo que se mueve o respira es porque dicha carta es de amor.- replico Lydia.
- Enséñanosla!- suplico Mía- Anda porfa. Que somos tus best friends. Que nos lo contamos todo. Anda porfa. Porfis.
- Ah, está bien. Os la ensenare.
Lily saco la carta de debajo de su almohada y se la paso a sus amigas para que la leyeran. Minutos después un sonoro Oooooooooih sonó por toda la habitación.
- Que romántico!- dijo Mía.
- Y muy elegante- añadió Lydia
- Eso lo ha sacado de algún libro, seguro.
- No seas bruta Mary. Ten un poco de fe en el muchacho.- dijo Lydia tras lo que empezaron otra de sus discusiones.
- Por cierto Lily, tienes alguna idea de quién puede ser?
Lily negó con la cabeza. La verdad es que le había dado muchas vueltas a la cabeza pero no tenía ni la más remota idea de quién podía ser el misterioso chico. Pero fuera quien fuese debía de ser encantador.
- No conozco a nadie con esas iniciales.
- Que lastima! Bueno. Ha dicho que te escribirá más cartas. Seguro que averiguas quien es.
Lily y Mía se vistieron conversando acerca de los posibles candidatos a ser el chico de las cartas ajenas a la guerra que las mellizas tenían montada. Finalmente, las arrastraron cada una a un rincón para que se vistieran y pudieron bajar finalmente a desayunar.
La sala común estaba desierta como cabria esperar un sábado a las ocho de la mañana. Y el Gran Comedor estaba ocupado tan solo por una docena de personas. Pero para desgracia de las chicas, entre esas 12 personas, estaban los merodeadores. Pasaron sin hacerles mucho caso hasta el final de la mesa, milagrosamente sin ser interrumpidas por una declaración ferviente o una petición de mano por parte de Potter o una amenaza u obscenidad por parte de Black.
Dado que era sábado y no había nada que hacer, las tres chicas decidieron dar una vuelta por los terrenos y visitar a Hagrid. Todas disfrutaron mucho aquel primero de febrero pero Lily tenía la extraña sensación de que faltaba algo.
Al anochecer estaban todas en su habitación haciendo los test de la revista Corazón de Bruja, mientras se oían a los merodeadores decir burradas en la sala común y, seguramente, gastar alguna broma.
- Lily, te has dado cuenta de que Potter no te ha pedido salir ni una sola vez hoy.- dijo Lydia de repente.
- Es verdad!
Eso era lo que faltaba. James terror-de-las-nenas Potter dando el tostón. Se habría rendido ya? Habría tenido un mal día? Unas sonoras carcajadas le llegaron desde el piso de abajo. Bueno, fuera lo que fuese, seguro que se le pasa pronto.
Unas horas más tarde, todas las ocupantes del dormitorio dormían plácidamente. Todas salvo una. "Me escribirá mañana?"
