Drugged…
-¿Qué carajos significa esto?-bramo furiosa la enfermera de la escuela arrebatándole un frasco de píldoras de las manos de un estudiante de último año.
-son aspirinas-respondió de mala gana el adolecente con las manos en los bolsillos de su holgada y gastada palera y una mirada de odio puro hacia la enfermera que había descubierto sus "aspirinas".
-estas no son píldoras de aspirinas jovencito, y no intente engañare, conozco muy bien estas cosas-sentencio furiosa la vieja enfermera mirando detenidamente el frasco con la etiqueta que decía "aspirinas", pero la enfermera sabía muy bien que no eran aspirinas, eran drogas, la conocida Molly para especificar.
-acompáñeme con el director-exigió la mujer mayor dejando el frasco en una de las mesillas de la enfermería y llevándose a rastras al adolecente que empezó a maldecir y amenazar con demandar a la escuela por tales atrevimientos, probablemente lo expulsaran por consumir drogas en la escuela, aunque en realidad él no las consumía, solo las vendía por mucho euros a los demás alumnos de la institución, pero ya lo habían descubierto y probablemente no lo escucharan, así que aria todo el bochinche posible para que al menos los demás lo recordaran como el "traficante" a menor escala que era.
Y así gritando a todo pulmón la enfermera lo arrastro hasta la oficina del director, todos los que estaban en el recreo lo vieron y oyeron los escandalosos gritos del joven que aullaba cosas de protesta y drogas.
-¿qué le paso a ese?-pregunto de mala gana Alya que estaba sentada almorzando con Marinette, Adrien y Nino en el patio de la escuela sentados bajo un árbol.
-menciono a una tal Molly, tal vez sea su novia y lo dejo y ahora esta triste-dijo inocentemente Marinette deprimiéndose por pensar en la tristeza que podría estar pasando el chico que gritaba con ganas un "viva Molly" o "amo a Molly" al ser arrastrado por la enfermera que se veía furiosa y a la vez asqueada.
-mmm, tal vez, pero no creo que esa sea razón para que lo lleven a rastras a dirección-dijo también Nino con la inocencia de un niño mientras le daba un gran mordida a un sándwich de jamón y queso que tenia de almuerzo.
Y bueno, ellos eran chicos recién de primer año, apenas conocían las oscuras y perversas cosas que ocultaban las escuelas secundarias, no sabían de esas cosas, como drogas, adicciones, sexo, peleas y hasta amenazas de muerte que se escondía en los cursos mayores de la institución, a las cuales los profesores muchas veces preferían callar para no meterse en líos de los que luego se arrepentirían seguramente.
-A-Adrien ¿estás bien? No comiste n-nada-pregunto tímidamente y cautelosa Marinette a su amado rubio que estaba sentado junto a Nino en silencio, este no había tocado su almuerzo y se veía decaído.
-¿Mmm?-el rubio se dio cuenta de que le hablaban a él y alzo la mirada para chocar con la preocupada mirada de Marinette, esta se coloreo ante su mirada y empezaba a arrepentirse de preguntar.
-ho, estoy bien, es solo que me duele un poco la cabeza-dijo señalando su cabeza y sonriéndole dulcemente a la azabache.
-ya se me pasara-le restó importancia a su agudo dolor de cabeza y bajo la mirada a su comida, solo mirarla le provocaba arcadas, su estómago estaba revuelto y su cabeza le dolía como los mil diablos.
-¿Por qué no lo llevas a la enfermería si se siente mal Marinette?-pregunto Alya dándole un codazo a la azabache que se puso colorada como la tierra paraguaya (N.T: por si no lo sabían la tierra de Paraguay es roja XD, pero no se confundan, yo soy y de Argentina)
-He, ¡NO!, digo claro que no… ¡digo! Que cla-claro que ¡SI! ¡Sí!...-atropelladamente intento responder, pero como siempre, cuando se trataba de estar a solas con el modelo su lengua se trababa y las palabras se le enredaban sin llegar a decir nada con coherencia y cohesión.
-claro Adrien, deberías ir a la enfermería, deja que Marinette te acompañe-también alentó Nino dirigiendo miradas cómplices hacia su novia Alya que le giño el ojo contenta y satisfecha por su colaboración.
-mmm, ok-dijo levantándose desganado el modelo sintiendo punzadas en su cabeza y estómago.
-vamos mari-llamo a su amiga y la tomo de la mano para llevársela con el hacia la enfermería, la chica casi se desmaya cuando su precioso rubio la llamo tan cariñosamente y la tomo de la mano *mari*pensó embelesada y acaramelada hasta los huesos al memorizar como la había llamado hace tan solo instantes, muerta de alegría y roja como tomate siguió al rubio que cada vez se veía peor hasta la enfermería.
-creo que la enfermera todavía no vuelve-apenas hablo el rubio sintiéndose fatal y un tanto afiebrado.
-Adrien, ¡estas caliente!-dramatizo la azabache una vez que tuvo el suficiente coraje para tocar la frente del rubio. Adrien y ella se pusieron rojos al mismo tiempo por las palabras de la chica.
-mmm, creo que tengo fiebre-afirmo el modelo tocándose la frente y sentándose en la camilla que había en la pequeña enfermería, Marinette se preocupó, estaba por decir algo pero Alya la interrumpió entrando repentinamente al cuarto con los bolsos de ambos chicos en manos.
-oigan, el profesor de historia está de paro y nos dijeron que podemos retirarnos-informo la morena dándole a cada uno su mochila.
-¿se quedaran a esperar?-pregunto la moren viendo que ninguno de los dos se movía y la azabache solo miraba preocupada a amado que tenía los ojos cerrados y parecía temblar por el frio que le causaba la fiebre, Alya entendió que su amiga no se movería de ahí.
-Marinette, si quieres le aviso a tus padres que te quedaste a cuidar a Adrien-se ofreció la morena captando la atención de su amiga que dejo de mirar con ojos de pura pena y preocupación al rubio para enfocar su vista en ella.
-gracias Alya, pero mis padres no están, vuelven en la noche así que no tiene caso avisarles-apenas hablo la chica volviendo su vista al chico que no decía nada, solo observa sin entender que pasaba.
-ok, suerte, yo tengo que salir con Nino, así que nos vemos el lunes-se despidió la morena y finalmente salió del salón para irse con su novio, se alegraba por su amiga pero le preocupaba el estado del rubio.
-Adrien ¿quieres que vaya a buscar a la enfermera?-le hablo dulcemente al rubio que temblaba en su lugar con ganas de vomitar lo casi nada que había desayunado antes de venir a la escuela.
-no gracias mari, pero solo necesito unas aspirinas o algo-le respondió sintiéndose cansado y con mucho frio, además de nauseas.
Marinette no sabía que hacer así que recorrió con la vista todo el lugar de arriba abajo, ante la atenta y casi perdida mirada del rubio reviso todos los estantes y repisas del lugar hasta que su vista se posó en un frasco lleno de pequeñas pastillitas azuladas, dudosa se acercó y tomo el frasco.
-aspirinas-leyó la etiqueta del frasquito y también agarro otro frasco con la etiqueta de ibuprofeno, tomo los dos frasquitos y los llevo hacia el rubio.
-¿aspirinas o ibuprofeno?-le pregunto al rubio que temblaba por el frio sin sentido que sentía su cuerpo.
-dame una de cada uno-dijo intentando tomar las píldoras, pero la chica no lo dejo ni acercarse.
-dos, pero te puede hacer mal si mesclas estas cosas-dijo preocupada sabiendo que no era nada bueno mesclar los medicamentos y el modelo se enterneció por la preocupación que la chica de coletas mostraba por él, rio amargamente.
-no te preocupes Marinette… ¿tienes idea de cuantas cosas me dan de tomar juntas cuando me siento mal pero tengo sesión de fotos?-le hablo lo más dulce que pudo a su compañera que tenía dibujados incredulidad y horror en el rostro.
-anda, dámelas, ya estoy acostumbrado-le pidió sonriéndole pero un tanto molesto al pensar en que su padre no pensaba ni dos veces en darle un puñado de cosas raras sin pensar en el efecto que estas tendrían luego en su cuerpo y cerebro, pero Marinette, siendo solo su compañera de clases y amiga se preocupaba más por él que su propio padre.
-mmm, no me convence-dijo la azabache un tanto insegura y a la vez deprimida por lo que le hacían a su hermoso modelo rubio, el rubio le sonrió lo mejor que pudo y dulcemente le quito los frascos y saco una pastilla de cada uno y se los tomo en seco, tosiendo un poco por que los medicamentos se pegaban a su garganta y tenían un pésimo sabor amargo y feo.
-toma-le hablo la chica de coletas sacando de su mochila una botellita con jugo que trajo para el almuerzo, el solo le agradeció asintiendo y se tomó el dulce jugo de naranja que tenía la botellita, se quedaron un rato en total silencio sin mirarse.
-gracias-dijo de pronto el chico rubio bajándose un tanto desequilibrado de la camilla para ponerse su mochila con dificultad.
-gracias por preocuparte por mi… nadie se preocupa por mí-dijo frunciendo el ceño y sintiéndose extraño, como si su cuerpo se alivianara de pronto.
-eso no es cierto, yo me preocupo mucho por ti, también Alya y Nino, y de seguro tu padre también se preocupa por ti-intento animarle al ver que el rubio se estaba deprimiendo con solo hablar.
-se preocupa por ti a su manera-le sonrió y este le devolvió el gesto.
-¿quieres que te acompañe hasta tu casa?-le pregunto tímidamente ella tragándose su tartamudeo, pues esta era una situación seria.
-claro ¿si quieres?-le respondió el sonriendo al ver que ella se sonrojaba adorablemente, sintiendo como su malestar y dolores iban desapareciendo, ella solo asintió y el al ver que era de rápido efecto el decidió llevarse unas cuantas de las "aspirinas" por si se volvía a sentir mal, salieron de la enfermería, y caminaron hacia la salida del colegio en silencio, caminaron como media cuadra en silencio hasta que el rubio hablo.
-me siento raro-comento el captando la atención de la azabache.
-¿estás bien? Te ves pálido-se alarmo ella al ver que el rubio tenía la cara blanca como papel, temerosa paso una mano por la frente de este, ya no tenía fiebre, su frente estaba fría.
-vamos rápido a tu casa, ya no tienes fiebre pero te ves mal-sentencio ella tomándolo del brazo al joven que parecía perdido y jalándolo se lo llevo en dirección a la mansión Agreste.
-ajajajaja, ajajajaja-soltó a carcajadas el rubio de pronto sin saber exactamente de que se reía, Marinette paro en seco y lo miro extrañada.
-¿Adrien?, creo que estas delirando, ¡vamos rápido!, hay que ir a tu casa-sentencio ella asustándose del comportamiento y salud de su modelo, intento jalarlo nuevamente para ir lo más rápido posible a lla mansión Agreste, pero Adrien no se movió ni un centímetro.
-¡NO QUIERO IR A MI CASA! ¡ODIO MI CASA!-exclamo el rubio poniéndose serio, aunque parecía furioso cuando ella menciono que debían llevarlo a su casa, Marinette se aterro al ver la actitud agresiva del chico.
-¡detesto mi casa! ¡A mi padre! ¡Sus malditas reglas! ¡Y todas las estupideces que me obliga a hacer!-espeto molesto el rubio alterando a Marinette.
-Adrien, estas mal tenemos que llevarte a tu casa, vamos, ¿sí?-prácticamente le rogo ella al chico sin soltarle el brazo, lo jalo nuevamente intentando moverlo viendo como este reía a carcajadas de un perro que lo miraba confundido.
-mira Ajajaja, un perro, Ajajaja y tiene cinco patas ¡Ajajaja!-se retorcía de risa el chico mientras que Marinette temiendo por la salud mental del rubio lo jalaba del brazo con todas sus fuerzas para intentar llevarlo a su hogar.
-¡Adrien!, ¡vamos! Tienes que ir a tu casa, no estás bien-le grito y rogo lo último la chica forcejeando sin moverlo ni un centímetro, este paro su risa de golpe jalando a la chica bruscamente para apresarla en un abrazo.
-NO IRE A MI CASA…Marinette-prácticamente la amenazo el rubio apretujándola contra su tembloroso cuerpo, la chica estaba temblando y roja como un tomate por el abrazo que le daba el delirante chico.
-ya te dije que eres prrrrrreciosa, Ajajajaja, ¿entendiste? prrrrrreciosa-casi lo dijo en un susurro mirándola a los ojos para luego estallar en risas de pura locura, soltó a la azabache que estaba atónita y al rojo vivo, no lograba decir nada y sus piernas le fallaban.
-Adrien, vamos, no seas así, luego se enojaran contigo-intento razonar con él, pero este solo reía y empezó a caminar sin rumbo fijo tambaleándose.
-¡Adrien!, ¿adónde crees que vas? Obviamente no estás en tus cinco sentidos, tienes que volver-le ordeno al rubio que solo reía y caminaba de un lado a otro sin sentido.
-ya te dije que no volveré prrrrincesa, odio mi casa y mi maldita vida, edemas no creo que se den ni cuenta de que no llegue, yo no les importó realmente, solo les interesa el maldito dinero que les hago ganar con mi cara de ángel-dijo apagando su risa y poniéndose melancólico de pronto y haciendo poses como las que hacía en las cesiones de modelaje.
Marinette ya se estaba exasperando, a la fuerza no podría llevarlo, y si se lo pedía él se negaba, frunció el ceño molesta siguiendo de cerca al tambaleante chico hasta que una idea se le vino a la mente.
-oye Adrien, ¿me prestas tu teléfono?-le pidió inocentemente al chico, ya que no podía llevarlo a su casa, llamaría a su padre para informarle de la situación y el comportamiento de su hijo.
-mmm, claro, toma-dijo entre risitas el rubio caminando como si estuviera en una nube y le lanzó su teléfono a la chica que apenas logro atraparlo.
*jijiji, genial*pensó la azabache tomando el teléfono y vigilando al muchacho para que no terminara haciendo estupideces, encendió el celular encontrándose con la pantalla de patrón, sonrió altanera al recordar el patrón que Alya uso para desbloquear el móvil cundo ella se lo robo, sonrió malisiosamente y movió sus dedos sobre la pantalla táctil segura de que este se desbloquearía.
Casi se desmaya cuando la pantalla se puso en rojo avisándole que el patrón era INCORRECTO, el muy maldito de Adrien había cambiado el patrón, tragándose sus insultos se acercó a paso veloz al chico que se tambaleaba y reía de cualquier cosa captando la atención de las pocas personas que había en la calle.
-Adrien, ¿lo puedes desbloquear?- le pregunto con cara de niñita buena, este reía desquiciado.
-Ajajaja, NO recuerdo la contraseña-soltó entre risas el chico asiendo que el rostro de la chica perdiera el color, el chico estallo en una enorme carcajada por la expresión de ella.
Adrien estaba loco, drogado en realidad, las píldoras que se tomó ya lo habían contaminado de pies a cabeza, su mente no estaba funcionando y la risa y la melancolía lo consumía, se tambaleaba como un borracho y sus ojos se estaban poniendo un tanto rojos.
-ven mari, vamos a jugar una carrera-dio feliz de la vida y hecho a correr por plana calle siendo perseguido inmediatamente por la azabache que ya estaba enojada y no le estaba gustando tanto la idea de estar con el rubio, además que le preocupaba de sobremanera el cómo aria para que el rubio volviera su casa y fuera atendido por un médico, y ella estaba suponiendo que su estado era causado por tomar dos pastillas juntas, cuando lo vio salir corriendo no dudo en perseguirlo, no quería que atropellaran al rubio por pasar un semáforo en rojo.
-¡Adrien! ¡Detente!-le grito alcanzándolo justo antes de llegar al cruce y ser atropellado por un auto, no le costó mucho alcanzarlo, ya que el chico apenas estaba en pie y corría más lento que una tortuga además de que se tambaleaba de un lado a otro y soltaba carcajadas por todos lados.
-jajaja eso no se vale, me atrapaste entes de llegar, eres una tramposa-se carcajeaba el chico colgándose de Marinette que tenía un tic en el ojo y una vena que le saltaba en la frente.
-¡carajos! ¡No vuelvas a hacer eso! ¡¿No ver que el semáforo esta enrojo y te pueden atropellar!-le grito la chica eufórica y con su paciencia a su límite.
-¿Semarofo?-pregunto confundido el drogado de Adrien.
-¡vemos! Ya que no quieres ir a tu casa vamos a la mía, llamare a una ambulancia, es un peligro que andes suelto por ahí como si nada-espeto la chica tironeando del brazo del joven que entre risas la seguía colgándose de ella y diciendo cosas sin sentido.
Con una Marinette furiosa y preocupada y un Adrien drogado y apenas parado cruzaron con sumo cuidado la calle y llegaron a la pastelería de los padres de ella, tomándolo de la mano para que no se escape y maldiciendo el momento en que Adrien se tomó las pastillas Marinette abrió la puerta de su casa y lo jalo hacia dentro soltándole la mano y llaveando la puerta para asegurarse de que no se fuera.
-listo, llamare a… ¡¿Pero qué estás haciendo?!-grito eufórica y roja como un tomate la chica al voltearse y ver como el rubio se había sacado los pantalones quedando en bóxer, un bóxer rojo con lunares negros era lo único que cubría la parte baja del modelo.
-¿hemm? ¿Qué no es una tradición china que las personas se saquen la ropa entes de entrar a la casa de alguien?-pregunto el modelo llevando sus manos al elástico de sus bóxer amenazando con bajarlos entre risas delirantes, Marinette estaba al rojo vivo y la vergüenza se apodero de ella.
-¡no! ¡Las personas NO se quitan la ropa, se quitan solo los zapatos!-le grito en un hilo de vos cubriéndose la cara para no ver al "amiguito" del rubio, aunque en el fondo, muy en el fondo tenía unas tremendas ganas de verlo.
El rubio pareció pensarlo y luego dejo sus calzones en su lugar.
-ponte los pantalones, Adrien por favor-le rogo la chica evitando mirar hacia abajo y ver el marcado bulto que estaba entre las piernas del chico.
-¿para qué? Total me los tengo que sacar para bañarme-dijo entre risas el modelo semidesnudo para luego subir torpemente las escaleras, Marinette lo siguió ayudándolo a no terminar rodando por estas, evitando mirar hacia abajo y sintiendo sus cara ardiendo.
Continuara…
Holaaaa, que tal mi lindos y sensuales lectores…
He vuelto con otra historia que tendrá varios capítulos…
¿Qué ara Marinette con un Adrien drogado y semidesnudo? ¿Cómo ara para llevarlo hasta su casa nuevamente? ¿Cuánto durara el efecto de Molly sobre Adrien? Eso y muchas cosas más los esperan en los siguientes capítulos de Drugged…
Si no saben que es Molly búsquenlo en internet…
Dejen su opinión y todo lo que piensan en un simple y gratis reviews
Respecto al título, le puse DRUGGED porque no tenía idea de que ponerle de título.
En fin, espero les guste mi idea y dejen reviews que son los que me animan a seguir escribiendo…
Mis disculpas si hay muchos errores ortográficos.
Chao, chao mis malvados akumas….
