Ninguno de estos personajes me pertenece, por más que lo desee. ;)


El Padre de Todo no estaba acostumbrado a recibir órdenes, pero sabía que era mejor no llevarle la contra a su bastante embarazada esposa. Escuchaba el llanto –o más bien gritos- de Thor, pero esto no despertaba ningún instinto paternal. Se mantuvo a cierta distancia de la cuna, lo suficientemente lejos para evitar el colapso de sus tímpanos, pero lo suficientemente cerca para poder acceder ágilmente al bebé en caso de ser estrictamente necesario.

"Amor…" Frigga insistió desde la cama, sus manos sobre su protuberante vientre, sus ojos cansados: hasta ahora, el embarazo había sido difícil, con múltiples complicaciones y amenazas de parto prematuro. Odín suspiró, caminando con un aire de derrota que no le venía a su porte majestuoso. Se acercó a la cuna, donde Thor estaba de pie, sus puños cerrados en el borde de trabajada madera, sus llantos incluso más insoportables a esta distancia: Odín había vivido incontables batallas, triunfado en numerosas guerras, escuchado infinidades de gritos, pero ninguno le había irritado de esta manera.

"Mama…" Thor insistió, pudiendo ver a Frigga más allá de Odín, queriendo estar entre los brazos de su en ese momento débil madre. Desde el nacimiento de Thor hacía ya quince meses, Odín había pasado la mayor parte del tiempo en batalla, por lo que no había tenido tiempo de generar apego con su hijo: esta aparición del rey era una excepción, queriendo asegurarse que su esposa se encontrase saludable dentro de su tortuoso embarazo.

"Shhh…" Odín no estaba seguro de como interactuar con el niño, quien parecía desesperarse más a cada segundo. Sin saber bien que estaba haciendo, lo levantó torpemente, sacudiéndolo en el aire de manera suave, haciendo que Thor gritase más, pataleando e intentando zafarse. "Shhh…"

"Le gusta que lo abracen." Sugirió Frigga, al parecer inmune al llanto del niño, una suave sonrisa en su rostro, disfrutando discretamente de la situación. Odín la miró por sobre su hombro con una mirada abatida, suspiró y acercó a regañadientes al niño a su pecho, cobijándolo con cuidado.

"Tranquilo…" susurró al oído de Thor, su voz una suave brisa. Podía oler el suave cabello rubio del niño, un agradable aroma que hablaba no sólo de limpieza, sino que de cuidado y cariño extremo. Sin darse cuenta, comenzó a pasar su mano por la espalda del pequeño, quien de a poco comenzó a tranquilizarse. "Tranquilo, hijo mío… eres un príncipe, el príncipe de Asgard… no hay razones para llorar… papá está aquí."

El pequeño dejó de moverse lentamente, relajándose en brazos de su padre. Odín siguió moviéndose ligeramente en un vaivén, disfrutando el silencio que ahora reinaba. En lugar de dejar a Thor de nuevo en su cuna, caminó hacia Frigga, sentándose junto a ella, con el bebé acurrucado entre sus fuertes brazos.

"¿Ves? No era tan difícil." Frigga susurró, pasando sus dedos por el cabello rubio de su hijo.

"A veces creo que no entiende quien soy." Confesó Odín, absorto en las redondeadas facciones del príncipe. Recorrió el suave rostro con su dedo índice, sorprendido de lo indefenso de su pequeño hijo, de la potencial fragilidad que representaba ese pequeño cuerpo.

"Sabe perfectamente quien eres. Le hablo siempre de ti." Dijo Frigga, su voz llena de convencimiento, llevando una de sus manos al rostro de Odín. "Sabe quién eres… y te extraña."

"Yo también los extraño." Confesó Odín, suspirando. "Pero queda poco. La guerra ya casi termina. Estaré de vuelta antes de lo que te imaginas, y la paz reinará en los nueve reinos." Se acercó, cerrando su promesa con un suave beso. Se tendió sobre la cama, abrazando a su esposa con un brazo y manteniendo a Thor firme con el otro, y dejó, por un segundo, que su única preocupación fuese su familia.


Hola! Esta historia corresponderá a, como su título lo indica, momentos en la vida de la familia real de Asgard. Espero que los disfruten :)

-phankam.