— Necesito ideas para nuevos diseños, vamos cerebro, piensa —Pidió Marinette completamente frustrada mientras arrugaba otra hoja que fue garabateada, antes de arrojarla al pequeño cesto de basura al lado de su escritorio— Rápido, dame una idea Adrien.
El joven, sentado en el sillón disfrutando de comer los postres que su novia le dejo en una bandeja. La miró y con una mano puesta en su barbilla, comenzó a pensar.
— Umm... —Articuló— Mmm... —Y mordió un pedazo de Croissant. Lo tragó y espetó: "No se me ocurre nada"
Marinette que había depositado la poca esperanza que le quedo en él. Se desilusionó desmesuradamente.
— Entonces, ¿Por qué estas aquí? —Replicó molesta. Todo por la situación en la que se encuentra, ya que debe presentar nuevos diseños mañana temprano. Y su novio Adrien, claramente, no es de mucha ayuda.
Él alza un postre. Marinette frunce el ceño, uno que no desaparece, aun si ve la encantadora sonrisa de su novio, esa que le hace despeinar los pocos cabellos que estaban peinados.
— Marinette... —Empezó con voz tranquila— Sabes que uso más mi cuerpo que mi mente... —La aludida sintió sus mejillas calentarse— Y te lo puedo demostrar.
Su cara se volvió carmesí.
— ¡Por supuesto que no! —Exclamó. Ella estaba roja.
— Soy modelo. Te decía de modelar tus diseños —Refutó— ¿En que estabas pensando, Marinette? —Preguntó al rato por la negativa de su novia. Entretanto esbozaba una sonrisa torcida mientras movía las cejas sugerentemente.
— Eres un tonto.
— Eso quedo claro —Confirmó— Después de todo, te dije que uso más mi cuerpo que mi mente— Alegó— Y si quieres, te lo puedo demostrar ahora.
Expresando eso con una voz sugerentemente seductora. La susodicha se puso todavía más roja si es que se podía.
— Marinette, deja de sonrojarte, te estoy diciendo de modelar.
— ¡Todavía no he ideado ningún diseño! —Gritó— Menos crear uno —Aun con las mejillas rojas.
Adrien comenzó a reírse.
— ¡No te rías! —Espetó. Dándole la espalda— ¡Necesito ideas!
Mientras que tomando el lápiz con la mano, intentaba dibujar algo. Adrien siguió riéndose suave como dulce, al haber visto sus mejillas rojas... ¡Como ama hacerla sonrojar!
— Seguro, lo lograras —Repuso el rubio al rato— Eres la mejor.
Marinette se le dibujo una leve sonrisa mientras hacia los primeros trazos. Él, era un adulador innato.
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Unas horas después...
— Termine... —Expresó Marinette alzando las manos hacia el techo, dejando escapar un suspiro aliviado.
— Te dije que lo ibas a lograr —Ella sonrió— ¿Ahora si quieres que use mi cuerpo? —Preguntó acercándose hacia ella mientras posaba las manos en su hombro y le hacía suaves y relajantes masajes.
— Falta mucho para que empieza a crearlo —Explicó Marinette— Quizás lo termine en un mes— Y un bostezo fue generado. Al final de cuentas eran dos de la mañana, pasadas.
Adrien dejó de darle masajes y miró la hoja que contiene el diseñó, sonriendo orgulloso por tan grandiosa idea. Gustándole al instante.
— Pero, sabes Marinette, ahora no lo digo para modelar —Repuso, dejando la hoja sobre el escritorio y la miraba a la joven.
Sin embargo, en vez de verla roja como supuso. Ella -para su decepción- estaba dormida.
— Otro día será... —Se limitó a decir, emitiendo un suspiro mientras besó su frente, para desearle buenas noches, antes de tomarla entre sus brazos y cargarla hasta su cama.
