Disclaimer: Soul Eater no me pertenece, le pertenece a Atshusi Okubo-sama. Solo uso sus personajes sin fines de lucro.
Y se hizo la luz.
.
.
.
La bruma nocturna opacaba cualquier destello de luz. A medida que se alejaba, los edificios se desdibujaban cada vez más y más, llegando al extremo de parecer un borrón oscuro, sin contorno. Una risa lastimera retumbaba en las vacías calles y, ella, lo único que podía hacer era buscar el origen de aquel lamento encubierto. El sonido de sus botas sobre los adoquines formaba una triste melodía con las incesables carcajadas.
«Sentía como si su alma estuviera en resonancia con la del dueño del disfrazado lamento, lo sentía muy cerca y a la vez muy lejos.»
Pronto llegaría a los límites de la ciudad, su larga gabardina poco a poco se iba convirtiendo en un vestido, un vestido que ya había llevado antes, el mismo con el que había mirado al engañoso diablillo rojo una vez. El sonido de las botas se vio sustituido por el de unos tacones. Había cambiado su aspecto sin que ella se diese cuenta, pues estaba más pendiente de encontrar al dueño de la voz.
«Sabía que sólo era un sueño, una pesadilla. Sabía que no era suya, que era una intrusa en ese apagado mundo.»
La clara copia de Death City llegó a su fin y, con ella, también se acabó cualquier halo de claridad. En las penumbras, sobre un escenario improvisado y forzando un poco la vista, pudo divisar una silueta muy conocida para ella —enfundada en un traje oscuro, una camisa borgoña y una corbata negra— sentada delante de un piano que no emitía sonido alguno. Él estaba quieto, con las manos sobre las teclas y riendo.
«Dolía verlo tan destrozado, a pesar de que fuese en un sueño, le dolía en el alma verlo tan solo y desamparado, rodeado de oscuridad.»
—Soul —le llamó, gritando.
Mas él no la escuchó. La luna negra pareció burlarse de ella por tal vano intento pero, a la vez, sintió su lástima y su apoyo. Tenía que intentar que él la escuchara, no debía rendirse.
—¡Soul! —exclamó de nuevo, tan alto que su voz se desgarró.
Él paró de reír y giró la cabeza para mirarla; a pesar de la oscuridad pudieron apreciar con claridad el color de sus ojos —verdes los de ella, carmesíes los de él— y algo cálido nació en sus corazones. La bruma, la oscuridad y la agonía empezaron a desvanecerse lentamente. Ella extendió su mano hacia él, él recordó que ella era su luz.
Y, de repente, se hizo la luz; una luz que llenó sus almas de dicha.
«Despertó con una sonrisa en la cara, feliz por haberlo ayudado. Despertó para comprobar que él yacía en su cama, durmiendo a su lado con una sonrisa pacífica en su rostro.»
¡Llegué con un nuevo drabble de SE! Siempre hago drabbles, por favor...
Cortito, como siempre, pero teniendo en cuenta que hace muuuuuuuuuuuuuuuuucho que no subo nada de nada, algo es algo.
¡Nos leemos!
Atte: Poppy-chan.
