Crecer

Disclaimer: Todo lo relacionado a Peter Pan es propiedad de la fabulosa mente de James M. Barrie

Crecer no significa vestir una máscara de frialdad y encerrar
en pesadas cadenas tu bello corazón.
Crecer significa amar, no importa qué ni cuando.
...Simplemente amar...

Prólogo

No podía evitarlo, desde aquella noche, la visitaba una y otra vez; desde la ventana, eternamente abierta, miraba a aquella chica, que una vez había volado junto a él a Nunca Jamás, que le había regalado un dedal y un beso que aún tenía colgado sobre su pecho. Jamás se acercaba, sentía un leve temor… ¿qué hubiera sucedido si hubiera despertado, lo hubiera reconocido y simplemente le hubiera pedido que se marchara de allí ¿Wendy se habría olvidado de él?, ¿tendría todavía su beso, ese que le había salvado la vida de una flecha asesina?, ¿tendría en su corazón el recuerdo del por siempre joven Peter Pan? Campanita opinaba que sí, que se había olvidado de él y al principio lo tomaba de su atuendo y hacía esfuerzos inauditos para evitar que él la fuera a visitar, pero con el tiempo había desistido y tan solo le repetía antes de irse que ella no lo recordaría, que ya no tendría su beso…

Wendy se movió en la cama y suspiró, un suspiro casi imperceptible, pero que sin duda sobresaltó al ¿niño?... bueno he de decirles y sin miedo a equivocarme que quien estaba sentado en el borde de aquel ventanal ya no era un niño en cuerpo y mucho menos en mente.

Sin querer y sin darse cuenta, Peter había comenzado a crecer, quizás tuviera aún esa sonrisa tan traviesa, quizás aún vistiera con hojas, pero sin duda la mirada que se resguardaba en sus ojos ya no era la misma, pero no adelantemos los hechos.

Peter miró a su Wendy y con un breve "hasta mañana" se despidió, dirigiéndose a Nunca Jamás, el lugar que hacía tanto tiempo podía llamar hogar.

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El silencio en aquella sala era sobrecogedor varios rostros hacían gala de unos pares de ojos extremadamente abiertos, ojos de niños.

¿Saben cómo son los ojos de niños?, seguro que van a decir que no, pero yo se que si los conocen pues todos tuvimos esa mirada y algunos, bueno no es por alardear, pero todavía la tenemos. Es como una chispa alegre que se puede detectar en esa parte más oscura que los médicos llaman Iris, como un brillo que nunca se apaga. Algunos jamás la han perdido, pero otros la han dejado olvidada en una cajita que llaman recuerdo.

¿Cómo son las miradas de niños?, pues hay muchos tipos, a veces son intensas y uno no puede ver esos ojos sin quedar encantado ante aquella brillantez, como la de Michael. Otras veces es algo más estática y sin embargo posee un color tan dulce que al verla se siente como si en el corazón le hicieran una caricia, como la de Tootles.

Todos en aquella sala poseían aquella chispa, pero la más potente, una de esas que jamás se ven y cuando se descubre se quedado prendado a ella, era la de la niña que en aquellos momentos contaba la historia de cómo Peter Pan la había salvado de las garras de Garfio, el Pirata más temido en Nunca Jamás.

-Y de pronto…- un silencio tenso se formó, los ojos de los niños ni siquiera pestañaron y cuando Wendy levanto el parche que cubría uno de sus ojos, todos se echaron un poco para atrás-… Wendy cayó.

-Ohhh!- esas fueron, sin miedo a equivocarme, las voces de todos los niños al contar la narradora aquella parte de la historia, y aunque todos sabían cómo acababa aquel relato, su reacción era siempre la misma.

-¿Y qué pasó Wendy?- ese fue Nibs

-¡Sí! Wendy dinos… ¿apareció Tigrida?- siempre que Jhon podía, hacía algún comentario sobre, sin duda, su personaje favorito en aquella historia. ¿La razón?, sería muy largo de explicar, tan solo diré que un dedal logra muchas cosas, vosotros entenderéis.

-De acuerdo, se los diré… pero mañana. Todos a dormir que ya deben por estar llegar del paseo, tu madre Nibs y nuestros padres- la cuentista descendió de la butaca donde había estado parada y comenzó a empujar a los niños a sus habitaciones, Nibs dormiría con John y Michael por esa noche.

Organizó todo, como una digna ama de casa y mientras subía a su cuarto recogía un zapato, un cinturón y tal vez algún muñeco: es que ciertamente, Nana no podía con todo y ella prefería hacerse cargo de aquellas pequeñas cosas que ver como aquel adorable can era obligado a dormir fuera con aquel frío.

-Es cierto… hace mucho frío hoy ¿será qué?- y cuando entró a su habitación y se acercó a la ventana pudo corroborar sus sospechas- ¡oh¡ Está nevando!- exclamó mientras palmoteaba alegremente.

-Es como… aquella noche, hace tres años. ¡Qué frío hacía!

Wendy calló y sonrió para sí misma mientras agarraba su beso, ese beso que siempre llevaba colgando.

Ella no se había dado cuenta por estar demasiado ocupada contemplando la segunda estrella a la izquierda, pero un poco más abajo en una de esas vueltas que hacen las casas, el lugar favorito de la palomas, se hallaba alguien que la miraba atentamente, algo azorado, pero sin duda fascinado por aquella contemplación: Wendy, su Wendy, sostenía su beso ¡el que él le había dado!. Pero no pudo pensar más pues oyó de nuevo su voz y quiso escuchar más, como hacía antes para poder conocer el final de Cenicienta, Blancanieves o La Bella Durmiente.

-¡Oh Peter!- ¿había dicho su nombre?- si hubieras visto la cara de la Tía Millicent cuando descubrió que mi beso o mejor dicho, que mí dedal, ese que se guarda en aquel rincón abajo a la derecha en una esquina de los labios, ya no estaba- ¡Si!, estaba hablando de él. Iba a salir de su escondite pero de nuevo su voz lo contuvo- Ojalá, pudiera volver a verte, para que me dijeras si aún recuerdas aquel dedal que te di, hace tres años-una breve pausa, coronada por un largo suspiro ¡Oh Peter! ¿Sentirás lo mismo que yo?-

Y Peter no pudo salir, las palabras que había escuchado lo habían hecho caer en cuenta de algo en lo que aún no había reparado, ¿qué era realmente lo que sentía él por Wendy?

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Buenas!

Bienvenidos a esta pequeña historia. Espero que les guste tanto como a mí me ha gustado.

Siempre he querido darle un fin a la historia de Peter y Wendy, así que dejé que mí imaginación volara y con un poco de ayuda (entiéndase MUCHA ayuda) del señor Barrie, he podido hacerla.

Gracias por leer y espero vuestros comentarios!

Bel