Marceline se despertó a la misma hora de cada noche, con la diferencia que hoy realmente no quería levantarse, ¿Por qué? Porque hoy seria el día en que Finn, su "mejor amigo" haría la prueba definitiva de amor a su novia, la princesa Flama, claro, le propondría matrimonio. Realmente ella no sabía porque se sentía así, ¡Era su mejor amigo! ¡¿No podía dejar de ser egoísta por un momento y ser feliz por él?! Pero claro, esto ya era imposible para ella, pues, se había enamorado irremediablemente de el.
Había pasado ya hacia 2 años, cuando Finn cumplió 18 , se supone que la fiesta era para el claro, pero el había llegado a su casa a eso de 2 horas antes de la fiesta, jadeando. Marceline sorprendida por su repentina aparición lo invito a pasar, el muy cortésmente como el héroe que era, lo rechazo, en cambio, le tendió un malgastado muñeco de peluche, Hambo. Marceline, no aguantando la emoción comenzó a llorar y se lanzo a sus brazos abrazándolo y diciendo repetidamente "gracias", cuando ella ya se había calmado, el se despidió y le dijo "te veo en la fiesta" con una sonrisa. Luego de eso, ella ya no podía parar de pensar en el.
Alguien golpeó su puerta, miró el reloj 4:30 am ¿¡Quien diablos venia a esta hora?!, fue un poco molesta hacia la puerta y lo vio , estaba con grandes quemaduras en todo su cuerpo, ella asustada le grito:
-¡Finn! ¿¡Que diablos te sucedió?!
-Yo…no pude hacerla una buena chica-dijo con voz triste
Marceline con mirada incrédula miro su brazo, había la peor quemadura que había visto en sus mas de 1000 años de existencia ahí. Rápidamente lo hizo pasar y empezó a limpiar sus quemaduras mientras el contaba que había pasado. Básicamente , justo antes
de proponerse a la princesa, inexplicablemente ella comenzó a enojarse y ataco un pueblo cercano, el, claro, defendió a los habitantes y eso le costo la relación y unas buenas quemaduras.
-Da igual-dijo Finn una vez que Marceline terminó de sanar sus quemaduras y se acomodaba a su lado en el sillón – de todos modos, ella era malvada, las malvadas no son mi tipo-finalizó con voz triste.
Marceline, que no era tonta vio su oportunidad.
-Finn-comenzó con voz temblorosa- ¿Qué pasaría si te dijera que me gustas?-finalizo muy rápido la reina de los vampiros.
-¿Qué? ,lo siento Marceline no te oí hablaste muy rápido
Marceline armándose de valor nuevamente, lo miro directamente a los ojos, y casi podría jurar que su corazón volvía latir al ver esos ojos azules.
-Me gustas-dijo, al ver la cara de Finn agrego – yo puedo ser la reina de los vampiros e hija de el rey de la necheosfera pero yo—
Se vio interrumpió cuando sintió los labios de Finn con los suyos, rápidamente ella comenzó a corresponderlo y a acariciar sus cabellos, cuando se separaron por la falta de aire de Finn, él sonrojado le dijo:
-Marcy ,yo, por fin lo entendí –dijo con la mas grande sonrisa.
-¿Entender el que? –dijo ella confundida
-Yo…quise mucho a la princesa Flama y también a PB –explico el – pero yo a ti…¡te amo!
