...Escape de la cueva...

Lo convertirían en uno de ellos, lo arrastraban al fondo del lago sin consideración alguna. Entre empujones y golpes al aire sin dar a ningún cadáver, se pudo girar para ver a un Dumbledore agonizante, recargado en una de las rocas de la isla. Pensó que cuando su director se recuperara podría escapar de ahí, por lo menos. Él ya era historia.

Con ese último vistazo, casi estaba resignado a ser un cadáver más de la colección personal de Voldemort vio algo que no esperaba. Sentía que el agua negra del lago lo empezaba a cubrir cada vez más, primero las piernas, luego pecho y por último empezaba a ascender más a la altura del cuello. Se quedó helado viendo una figura encapuchada que salió prácticamente de la nada y ahora tenía sostenido un gran anillo de fuego, que giraba alrededor de la gran isla del horrcrux.

Tenia la certeza de que no era Dumbledore, esa persona estaba vestida de negro y no se le podía ver la cara, aunque también estaba casi seguro de que no era Voldemort, la simple idea de que el mismo señor tenebroso estuviera ahí, prácticamente defendiéndolos de los ínferis era algo bizarro sin mencionar imposible.

Cada vez estaba más dentro del lago, solo sus ojos sobresalían a la superficie y alcanzaba a ver como los ínferis se retiraban por el intenso calor, pero aún así en medio de la retirada de los cadáveres él iba aplastado sumergiéndolo al fondo. Lo último que vio antes de ser sumergido en la completa penumbra, fue a la figura acercándose al profesor Dumbledore.


En cuanto se había activado su alarma no dudó un solo segundo en partir hacia allá, no solo a ver quien era el audaz que había irrumpido en la cueva. Tal vez Voldemort, después de todo, los diarios más recientes decían de su regreso. Tenía que ir por mera curiosidad, después de todo él se había encargado de quien quiera que se atreviera a ir por el horrcrux se encontrara con más problemas de los puestos por el señor oscuro.

En los últimos años se había dedicado a reforzar todo para que el mismo Voldemort tuviera problemas a la hora de recoger su pedazo de "alma", su bien fingida muerte y bien escondida vida le habían dado la ventaja.

Una vez que llegó a la cueva todo estaba oscuro, no veía más que unos débiles hechizos que trataban de alejar a los ínferis. Luego empezó a cruzar el lago nadando, después de todo las criaturas estaban muy entretenidas en la isla. Los destellos de los hechizos se dejaron de ver, entonces supuso que los cadáveres habían encontrado nueva compañía. Llegó lo más rápido que pudo y solo vio a una persona.

-¡Dumbledore!-exclamó sorprendido mientras empezaba a ahuyentar a los cadáveres que lo querían llevar, su viejo director estaba muy débil y apenas consciente para saber lo que pasaba a su alrededor. El viejo hombre estaba solo, no entendía, ¿el había lanzado todos esos hechizos débiles? Viniendo de un hombre como él era algo que no se veía todos lo días.

Eran mucho y debía deshacerse de ellos o por lo menos ahuyentarlos para sacar el anciano de ahí. Convocó un gran anillo de fuego, no el más poderoso y algo excepcional pero por lo menos hacía que retrocedieran de nuevo a las profundidades. Sosteniendo el hechizo se apresuró a hincarse frente al viejo mago y pasar uno de sus brazos por encima de sus hombros. Lo levantó y sostenía el mayor peso de su ex-director mientras caminaban de nuevo al bote. Por solo curiosidad echó un último vistazo alrededor, esperando encontrar a alguien más aunque si recordaba la forma de actuar de Albus, él nunca confiaría tanto en una persona como para llevarla a ese lugar que de seguro era de suponerse peligroso. No encontró otra forma de vida más que ellos dos, y juntos subieron al bote el cual empezó a moverse a través del lago.

-Albus…¡Albus!-le zarandeó alguna palabra o una oración que le dijera el por qué de estar en ese lugar a esas horas y tan solo y desprotegido -¡Albus!-intentó de nuevo y esta vez salieron algunos murmullos y frases incompletas

-me diste tu…palabra…huye...-sus ojos azules se abrieron apenas un poco pero duraron muy poco abiertos cuando se pusieron en blanco de nuevo y perdía el sentido –tu sangre…mas valiosa…que…que…-perdió por completo el sentido o por lo menos ya no decía palabra alguna, demasiado cansado para abrir la boca

Al hombre le preocuparon las pocas palabras que dijo el director, después de todo no comprendió nada. Siguieron en el bote hasta llegar a la orilla.

Nadaron por buen tramo hasta llegar a un poco de tierra firme listos para aparecerse, por lo menos el hombre que estaba más consciente. Pensó por unos momentos, seguro el director debía volver a Hogwarts porque estaban preocupados por su ausencia, pero tenía que consultar esa decisión con su hermano. Después de todo el había pasado un poco más de tiempo con el director y lo conocía mejor, ¿sería una buena idea llevar a Dumbledore a su escondite? Le dirigió una mirada rápida y el director no parecía estar conciente de lo que pasaba, seguro ni se acordaría que hizo esa noche.

Sin discutirlo más, desapareció con un crack en la oscuridad de la cueva.


Abrió los ojos, era increíble que la luz no le hubiera molestado, quizás porque no había luz. Si esperaba estar muerto a esas alturas, por lo menos tenía la sensación de que terminaría arriba y no abajo. Una vida de tantas acciones y sufrimiento como la suya debía tener una recompensa. Esperaba ser bienvenido por sus padres y su padrino, pero no. Ahora que miraba bien, el lugar era muy oscuro y húmedo.

Su cuerpo empezó a sentir a superficie, uniforme y llena de imperfecciones. Lastimaba el hecho de estar simplemente recostado sobre ella. También sintió frío y algo que le subía y le bajaba de las rodillas. Sacudió la cabeza un par de veces y la imagen que le dio la bienvenida no le agradó nada. Estaba…en la isla. No estaba muerto, por lo menos por el momento. Completamente solo y sumido en la oscuridad. Su varita por suerte seguía aferrada a su mano, en ningún momento la había soltado y eso era bueno, pero la verdad, esperaba estar en el fondo de ese lago. Obviamente muerto. No entendía el motivo por el cual estuviera en las faldas de la pequeña isla, si lo último que recordó era que era llevado a la penumbra del agua.

Se levantó un poco y notó que su cuerpo estaba mayormente fuera del agua, pero sus pies estaban metidos todavía en el lago, ahora podía explicar esa extraña sensación de que algo subía y bajaba. La marea.

Rápidamente terminó de ponerse en pie con solo el recuerdo de lo que había en el agua. Buscó por todos lados la manera de salir de ahí, pero, estaba solo. Dumbledore había sido llevado por alguien, que ahora que lo pensaba no sabía si había sido amigo o enemigo, simplemente confió en que su viejo profesor saliera sin ser como cadáver. Se sintió abandonado. ¿Qué haría para salir de ahí? Y más preocupante aún "antes de que Voldemort se diera cuenta que habían irrumpido en el lugar" Esto era malo.


Apareció en una poco iluminada y no muy limpia sala. Puso al viejo hombre en un sillón cercano, completamente inconsciente. Se aseguró de que la posición en la que estaba no fuera peligrosa, que con un movimiento terminara en el suelo. Se quitó la túnica negra que llevaba encima y la colgó en una percha cercana, tratando de no hacer ruido cuando:

-¿A dónde fue el amo Regulus? Dejó a Kreatcher muy preocupado por su repentina salida-el elfo se veía en verdad ofendido porque no le hubieran dicho nada

-yo…shh…vengo de un asunto importante…-le calló el hombre pero una tercera voz se escuchó del piso de arriba

-¡Kreatcher! ¡Te dije que no más gritos! ¡Intento dormir!-la voz estaba exasperada y molesta porque le interrumpieran el sueño, Regulus se llevó una mano a la cabeza con frustración, esos dos nunca se llevaron bien ¿Por qué esperaba que después de tantos años las cosas fueran diferentes?

-cuida al profesor Dumbledore-le indicó al elfo que miró sorprendido al hombre que yacía en el sofá, sus orejas caídas casi se paran del susto, Regulus no le dejó decir nada más y subió.

Por su mente pasaba la importante pregunta de ¿Por qué el profesor Dumbledore se arriesgaría a ir solo en una importante misión como la de conseguir un horrcrux? No tuvo más tiempo de pensar porque en menos de lo que pensaba ya estaba frente a la habitación de su huésped. Quitó el hechizo que había puesto antes de salir para que su residente no escapara y entró con cautela, aunque tenía la varita del otro hombre, nada le aseguraba que en cuanto entrara no fuera recibido por un librazo o un florero volador. Pero para su suerte no.

Ahí estaba sentado en la cama con la misma cara que hacía un año. Desde que lo había llevado a vivir con él estaban un poco distanciados. Se suponía que Regulus era menor y por lo tanto menos maduro pero su hermano siempre dio de que hablar.

-¿estás enojado?-preguntó en voz baja Regulus pero manteniendo la mirada fija en él otro

-no me gusta este juego de que sales misteriosamente de repente y me dejas encerrado con un hechizo en la habitación-protestó él hombre –deberías respetarme por ser mayor-

-si te respeto, pero si no hubiera puesto ese hechizo te hubieras escapado-le contrarió

-no se necesita un genio para saberlo-bufó el hombre de brazos cruzados

-no puedes irte ahora-dijo Regulus y luego suspiró porque el otro no lo quería ver siquiera a los ojos

-ha sido una año difícil-empezó el hombre –no sabes lo que he sufrido y lo que seguro deben de haber sufrido ellos dos-

-creo que eso está por cambiar-habló bajito Regulus con la esperanza de no ser oído, pero el ultra desarrollado oído de su hermano escuchó perfectamente y se levantó de la cama mirándolo por primera vez en varios días, con cierto brillo de esperanza.

-¿me vas a dejar ir?-preguntó Sirius con grandes ojos de cachorrito

-tenemos otra cosa que resolver antes de que hagas cualquier estupidez-le contestó su hermano

-yo no hago estupideces-se hizo el ofendido

-ajá…ir al ministerio y participar en una mortal batalla y luego atravesar el velo de la muerte no es estúpido-habló Regulus con notable sarcasmo –la definición de esa palabra debe haber cambiado al paso de los años-continuó con tono pensativo que al animago no le agradó nada y estrechó la mirada

-te dije mis motivos para ir al ministerio, no quiero que hables más de eso-contestó secamente Sirius –lo volvería a hacer si fuera necesario-

-tienes suerte de tenerme-se recargó en el marco de la puerta de brazos cruzados –piensa que si no estuviera aquí contigo seguirías encerrado en ese velo- su hermano bajó la mirada notablemente molesto por el comentario y eso fue tomado como una victoria para Regulus –necesito que me ayudes con algo-dijo para dar por terminada la conversación y ambos bajaron al recibidor.


Kreatcher no parpadeaba o se movía, mantenía una constante vigilancia en el anciano. Cuando bajaban las escaleras y Regulus lo notó se maldijo mentalmente por no recordar que ese elfo seguía muy al pie de la letra cada orden que se le daba. Pero Sirius parecía divertido de ver la tortura en la que estaba ese odioso elfo. Su hermano le dio un codazo.

-Kreatcher puedes irte-habló el menor Black y la criatura hizo caso y desapareció

-¡Dumbledore!-gritó Sirius antes de que su hermano pudiera explicar algo, estaba notablemente alarmado por la presencia del director de Hogwarts ahí -¿Qué hace aquí, que le pasó?-preguntó de inmediato

-lo encontré cuando salí hace rato-empezó Regulus –en la cueva-

-¿Qué rayos hacía ahí?-Sirius se acercó más para tratar de examinar al hombre

-descubrió lo que yo-contestó mientras sacaba algo de la túnica del viejo mago y en su mano sostenía el guardapelo con una "S" marcada, Sirius lo miró como hipnotizado por unos momentos.

-¿no se supone que ese es falso?-preguntó señalando el objeto que sostenía su hermano –bueno, tu dijiste que los habías cambiado-

-y así fue-asintió él –solo que también esperaba averiguar donde estaban los demás para destruirlos, no contaba con que Albus supiera de los horrcruxes-se excusó

-estamos hablando de Albus Dumbledore-le recordó Sirius –este hombre no deja cabos sueltos en lo que a Voldemort se refiere…-se detuvo unos momentos -…o eso creía-

-como sea-prosiguió su hermano –debemos regresarlo a Hogwarts-

-¿podremos quedarnos?-preguntó Sirius, aunque era más una afirmación, se suponer que él era el hermano mayor y quien ponía las reglas, Regulus asintió no muy convencido mientras su hermano saltaba de felicidad –debemos aparecernos-habló serenándose

-¿Dónde?-

-en la torre de astronomía-sugirió Sirius –es un lugar solo a estar horas y así no mataremos de un infarto a alguien cuando aparezcamos con el director semi-muerto siendo que nosotros somos dos cadáveres-su hermano asintió pero luego pensó

-no podemos aparecernos en Hogwarts-

-es ventaja el llevar al director con nosotros-sonrió con su cara de merodeador Sirius y su hermano estuvo de acuerdo

Después de ponerse ropa más decente y en caso de Regulus menos mojada, cada uno tomó un brazo del director y desaparecieron del lugar.


Buscaba una rápida solución porque la verdad, a nadie le gustaría permanecer en un lugar tan tenebroso. No podía aparecerse porque no tenía licencia y no había nadie que lo guiara. Por lo menos había salido en una sola pieza de la isla rodeada de ínferis, pero nadie le aseguraba que Voldemort no podía aparecer en cualquier momento y asesinarlo. No era un fin que no esperara desde hace tiempo pero esperaba estar más preparado para ese momento.

Pensó en otras posibles soluciones, no sabía con exactitud donde estaba, pero recordó las palabras de Dumbledore y que le había dicho que detrás de los acantilados había un pueblo, no con personas muy amigables pero era su única opción así que debía encontrar un camino entre las rocas, dar con el pueblo y buscar un medio de transporte sin ser notado.

No ser notado era una de sus mejores especialidades, bendita capa de invisibilidad que siempre lo sacaba de grandes apuros como el de ese día o noche. Se la puso encima y empezó con la dura tarea de sortear rocas y subir. Una molestia en su cabeza le decía que algo andaba mal, más no sabía que.


Aparecieron en la torre de astronomía. Sus sonrisas triunfales se borraron en el instante que vieron desde esa altura a la escuela sumergida en completo caos.

La choza de Hagrid se quemaba y los alumnos peleaban codo a codo con mortífagos, a Sirius se le bajó la sangre de la cabeza y pronto se hizo carrera hacia abajo para ayudar, o mejor dicho, buscar a un solo alumno por el que se moría de tener noticias.

Regulus se quedó solo y abandonado con el profesor Dumbledore que murmuraba cosas:

-Voldemort…subestima la edad-era como si el anciano recordara cosas y las estuviera diciendo al azar, platicando con alguien.

El Black no hallaba que hacer, él también estaba deseoso de ayudar pero estaba seguro de que el director no podía quedarse solo. Le puso un hechizo de invisibilidad y quedó muy bien oculto ahora que se aventuraría a andar por los pasillos invadidos del colegio. Lo levantó y se pasó uno de los viejos brazos del hombre por detrás de su cuello. Empezó a caminar.

Pasaron por unos pasillos desiertos para ser una invasión o un ataque. Destruidos pero desiertos. Miraba por lo que pasaba su vieja escuela y se contenía en dejar encerrado al director en cualquier armario y luego de que todo pasara regresar por él, pero lo mejor sería dejarlo en la enfermería, así por lo menos estaría atendido.

-¿Dónde…donde estoy?-preguntó la débil voz de Dumbledore, sobresaltando a Regulus quien se detuvo y pensó si era buena idea contestarle

-en…en Hogwarts, señor-dijo en tono bajito

-¿lo hicimos, Harry?-preguntó de nuevo el hombre y esta vez se quedó callado el Black ¿había dicho Harry? -¿lo conseguimos?-habló el anciano hablando seguramente de su último recuerdo que había sido el horrcrux

-¿a dicho Harry, señor?-preguntó el hombre, pasmado de escuchar ese nombre

-si, el horrcrux que fuimos a buscar-habló de nuevo, obviamente sin saber donde estaba y con quien

Al Black se le fue el alma a los pies. El director no estaba solo en aquel lugar. ¡Había llevado a Harry Potter con él! ¡¿en que rayos pensaba?! Seguro no pensaba. Recordaba débiles resplandores de hechizos simples, obviamente no los había conjurado el anciano director, después de todo no estaba consiente cuando lo encontró, los ínferis no estaban tan interesado en él porque habían atrapado al muchacho ¡por dios! Sirius lo mataría. No podía haberle pasado nada a ese muchacho. Temió todo lo que podría pasar si el muchacho había sido convertido en un alma más del ejército de Voldemort, ¡el caos mundial! ¡la furia de Sirius! Debía regresar y asegurarse, traer si era posible de vuelta al muchacho. Se maldecía una y otra vez por no haber revisado bien si había alguien con Dumbledore, pero pensándolo, ¡si lo había hecho y no había nadie! El se había asegurado, no había más movimiento en el lugar.

Con la culpa elevándose hasta cifras indescriptibles dentro de su cuerpo, dejó al director en el suelo, tenía que volver a la cueva. Pero tenía que asegurarse de que Dumbledore se quedara seguro. Vio un duelo no muy lejos, y al parecer el maestro que llevaba el duelo lo había ganado, así que gritó, conocía muy bien a ese hombre:

-¡Profesor Slughorn!- el aludido volteó y solo se encontró con alguien vestido de negro que en ese momento no identificaba, pero bajó un poco la mirada y se topó con el cuerpo inerte de Albus, de inmediato corrió hacia allá tratando de alejar a fuera quien sea la persona que le había gritado, no estaba muy contento de ver a Dumbledore en esas condiciones.

Regulus era ahora libre de volver a tratar de salvar al muchacho Potter, aunque solo existiera la remota posibilidad de traerlo con vida. Ya habiendo dejado al director con Slughorn no tenía que preocuparse. Con un crack desapareció de Hogwarts sin siquiera ser notado.


Tenia frío, que la capa lo hiciera invisible no significaba que fuera térmica. Caminaba entre las rocas y la poca flora de lugar, abriéndose camino a la aldea. Llegó y la noche ya entrada había oscurecido por completo el lugar, no había luces de faroles o velas, no había nada. Bien podría haber pasado por un pueblo fantasma de no ver a los pocos habitantes del lugar moverse de un lado a otro con movimientos rápidos y vacilantes. Parecía que huían de algo, cuando lo más seguro era que buscaban llegar rápido a sus casas por el clima, había empezado a llover.

"genial" pensó sarcásticamente mientras empezaba a caminar, no podía llamar a nadie, obviamente en Hogwarts no había teléfonos y la idea de que los Dursley fueran por él a un lugar como ese, que no sabía donde era exactamente le causaba risa. Además no tenía dinero "muggle" y dudaba que en todo el lugar hubiera un teléfono.

Pensó muy seriamente en aparecerse, a pesar de que no tenía licencia para eso, el profesor Dumbledore podía abogar por él o por lo menos eso creía, ya lo había hecho antes. Justo cuando se decidió por esa opción, además pensando que lo mejor que podía hacer era aparecerse en Hogsmade, una explosión lo hizo volver a la realidad y mirar unos metros delante de él.

Las personas corrían despavoridas de un lado a otro. Empujándose y buscando resguardarse en sus casas. Voldemort había hecho su aparición y no se veía nada contento. De inmediato los mortífagos empezaron a quemar las casas, prenderles un ardiente fuego y los muggles salían corriendo rápidamente. Vio pocos magos, seguro, habitantes del mismo lugar, defenderse contra los mortífagos, pero aún así eran insuficientes. El no podía hacer nada, si se atrevía a salir Voldemort lo despellejaría vivo.

-¡¿Dónde está?!-siseó fuertemente el Lord, notablemente molesto y buscando algo –quiero que lo encuentren-le dijo a sus mortífagos quienes hicieron una gran reverencia y empezaron a buscar en cada rincón de la aldea algo.

Harry decidió acercarse más al punto donde Lord Voldemort estaba parado tan apacible, cuando su rostro demostraba lo contrario. Su cara de serpiente reflejaba maldad por cada poro, sus pupilas rojas se concentraban en un lugar pero en ninguno a la vez, como si estuviera buscando con la mente su horrcrux. El lord se veía molesto de que alguien hubiera burlado sus defensas y hubiera robado tan preciado objeto, Harry sonrió por sus adentros.

-¡¿Cómo es posible que no este aquí?!-gritó Voldemort -¿Dónde más puede estar?-los músculos de lo que sería su cara se tensaron mucho asustando a todos sus sirvientes, entre los que Harry distinguió a Pettigrew, Bellatrix, Lucius y Barty jr. -¡busquen de nuevo!-le ordenó y vio como sus seguidores torcía el gesto en total desagrado con esa orden, pero no podían decir nada o terminarían muertos.

Entonces empezó a caminar para alejarse de la aldea antes de que alguien diera con él y fuera su fin. Pero un grito lo hizo girarse y cambiar de rumbo, era el llanto de lo que parecía un niño. Miró en todas direcciones y solo encontró fuego, la noche en si era cubierta por un destello rojizo proveniente de las llamas. Luego agudizó el oído y pudo encontrar el origen, una vieja cabaña completamente de madera que estaba muy encendida. Miró a ambos lados y cuando se aseguró de que no había ningún mortífago cerca se lanzó en una carrera hacia el lugar. Derribó la puerta con solo un empujón y siendo tan pequeño el lugar, rápidamente dio con el niño.

El pequeño estaba escondido bajo la mesa, aferrado a una de las patas de esta. Harry se quitó la capa para que el pequeño lo pudiera ver y no temiera que de repente, alguien invisible lo tomara de una mano.

-yo te puedo ayudar-le dijo al pequeño que no quería confiar en él, poco a poco estiró su mano para que el niño confiara y que no le temiera. Por fin el otro respondía y se acercaba con cautela, pero algo azotó la puerta entrando y el pequeño volvió a su lugar. Harry se giró rápidamente y se encontró cara a cara con Barty jr. Quien sonrió complacido por el regalo que le llevaría a su señor

-Potter-susurró con una sonrisa iluminada por el fuego y Harry retrocedió sacando la varita con el rápido movimiento de un buscador y lo hechizó con un petrificus totalus sin dejar que le dijera a nadie más sobre su presencia. El mortífago cayó al suelo y Harry lo arrastró dentro de la cabaña aunque no fuera tan buena idea porque esta estaba cada ve mas ardiente y estaba a punto de caerse en pedazos.

El techo amenazaba con caerles de un momento a otro, pero no podía salir pues quedaría descubierto. Pronto vio que la mesa en la que había estado el pequeño era suficientemente grande para protegerlos de cualquier cosa que cayera, la jaló y quedaron bajo ella, ocultos bajo la capa de invisibilidad.


Regulus entró hecho un rayo a la cueva, pero se dio cuenta de que Voldemort había estado ahí. Tan poderosos registros de magia lo indicaban, pero lo que más le dolió fue no encontrar ninguna seña del muchacho.

No podía creer que había sido tan tonto y había dejado a un muchacho de 16 años peleando solo contra los ínferis. Sintió una enorme culpa sobre él, ahora Sirius no lo perdonaría nunca. No era que quisiera encontrar a Harry para evitar una pelea con su hermano, era porque sentía que debía, era algo importante. No porque era el-niño-que vivió- , era simplemente porque era Harry, Harry Potter, hijo de James de quien había sido amigo en tiempos pasados.

Recorrió el lugar tantas veces como le fue posible pero no encontró absolutamente nada. Algo le decía que su búsqueda era en vano, y no creyendo dar crédito a su voz interior, continuó. Pero después de dos horas, estaba resignado y lleno de culpa bien merecida.


este es mi fic conmemorativo por una año en fanfiction. que emocion!!!

aunque este es el primer capítulo, creo que se pueden dar una ligera idea de lo que pasará.

les gustó este repentino cambio? espero que sí

lectores...a los que ya me conocen, saben a lo que se atienen cuando una historia empieza así muajajaja. A los que no me conocen, Hola, soy anypotter, soy mexicana y estoy loca por el chocolate. "esperen los inesperado"

fic de un año!! que emoción!!! espero que les guste.

si les gustó el principio, dejen review!

si ya me conocen, dejen review

si me quieren conocer, dejen review!

si son de los malos fics y sus autores, dense media vuelta y salgan por donde vinieron =D porque no cambiaré nada

anypotter

p.d. fiesta por el año cumplido en la madriguera. lleven pastel y cerveza de mantequilla, En sus revies digan lo que llevarán, y el pastel debe ser de chocolate.