Esta es sólo una escena que se me ocurrió, que me apetecía escribir, y realmente aún no he pensado en cómo podría continuarla. En cualquier caso, espero que les guste.
CAPITULO 1.
El verano estaba siendo especialmente caluroso aquel año en D.C.,. Afortunadamente, el aire acondicionado en la oficina de la UAC, funcionaba al máximo nivel, y se estaba mejor allí, que en la calle. Hacía varios días que no había casos que requirieran su presencia, así que Hotch les había ordenado que se pusieran al día con los perfiles atrasados, que desde los distintas comisarías de policía del país, se solicitaban de vez en cuando sin necesidad de que tuvieran que prestar su servicio físicamente. Solían ser homicidios y asesinatos puntuales, en los que simplemente se pedía un perfil del posible sujeto a fin de reducir la lista de sospechosos. En esos casos, su trabajo no iba más allá, salvo que las cosas se complicaran y tuvieran que lidiar con un asesino en serie. Era un trabajo rutinario, pero con aquellas temperaturas, agradecían no tener que salir a la calle.
Emily, sentada en su escritorio, se afanaba por mantener la concentración en el expediente que tenia sobre la mesa. Un homicidio ocurrido en Wichita, Kansas, en el que la policía se había quedado en un punto muerto. Emily, observó detenidamente la escena del crimen, y los antecedentes del caso, junto con los sospechosos de la policía. Determinó que ninguno de ellos encajaba en el perfil, indicando a la policía los rasgos del posible sudes.
- ¡No puedo más!
Escuchó a sus espaldas. Se giró para ver cómo Morgan se estiraba en su silla con cara de evidente fastidio por la tarea que estaba realizando.
- ¿Qué pasa Morgan?- Se burló- ¿Echas de menos derribar una puerta?.
Morgan le sonrió desde su asiento, y se levantó para acercarse a su mesa.
- ¿Y tú cómo vas, Prentiss?.
Emily sabía perfectamente que no se trataba de interés por su trabajo, sino de buscar cualquier excusa para dejar el suyo.
- Bien… terminando- Le contestó satisfecha- Algunas personas sabemos centrarnos en nuestro trabajo.
- Restregándomelo en la cara, ¿eh?- La acusó, fingiéndose ofendido.
- Pues yo terminé hace media hora- Dijo Reid, con cierto orgullo, apareciendo de improviso junto a ellos.
Emily miró a Morgan y no pudo evitar sonreír ante la expresión asqueada de su compañero.
- Pues termina los míos por mí...- Dijo J. J., dejando caer su expediente sobre la mesa. Se levantó y se reunió con el resto de sus colegas.
Reid la miró desconcertado, intentando determinar si lo decía en serio o en broma. Siempre le costaba distinguir ese tipo de cosas, lo que solía ser objeto de burla de sus compañeros.
- ¡Vaya!- Penélope se acercó con una enorme caja de expedientes bajo el brazo- ¿Reunión de superhéroes y no me habéis llamado?- Bromeó.
- Ohhh!- J.J. se acercó a ella rodeándola con el brazo- Sólo nos quejábamos del trabajo. Nunca nos reuniríamos sin ti- Añadió dándole un beso en la mejilla.
- Pues me temo que el trabajo se os acaba de multiplicar- Les informó con fingida pena.
A Morgan se le iluminó la cara como a un niño en la mañana de Navidad.
- ¿Tenemos un caso?.
- No- Negó Penélope- Pero Hotch quiere veros en la sala de reuniones. Ya está allí con Rossi y con...- Miró hacia Emily con sonrisa traviesa. Ésta la miró desconcertada- Mick Rawson.
De la boca de Emily salió un pequeño "oh", mezcla de sorpresa, incredulidad y evidente desagrado, lo que causó risas no demasiado contenidas entre sus compañeros. Aún recordaban el último caso en el que habían colaborado con Cooper y su equipo, y la forma en que Mick Rawson estuvo fastidiándola durante todo el tiempo.
- Venga, Prentiss- Se burló Morgan- Seguro que no es tan malo.
Los ojos de Emily dispararon sendos rayos de furia hacia él, que inmediatamente borró la sonrisa de su cara, y encontró mas interesante ayudar a Penélope con la caja de expedientes, que lidiar con ella.
Cuando entraron en la sala de reuniones, Hotch y Rossi analizaban junto a Mick, un informe que había sobre le mesa. Los miembros restantes, lo recibieron con entusiasmo, a excepción de Emily, que no ocultaba su aversión por éste.
Mick, ya había tenido oportunidad de saludar a la siempre colorida García; con una palmada en la espalda y un apretón de manos, hizo lo propio con Morgan y Reid; para continuar por dar un abrazo a J.J,, quien, para disgusto de Emily, parecía realmente encantada de que estuviera allí. Emily permaneció inmóvil, esperando su turno, pero cuando un sonriente Mick Rawson, extendió sus brazos hacia ella, ésta soltó un escueto "Hola Rawson", y tomó su lugar en la mesa, dejándolo con los brazos abiertos y sin nada que agarrar.
La miró de reojo, sin poder evitar esbozar una sonrisa, ante la siempre altiva Emily Prentiss. En realidad, era algo que le gustaba de ella. Cuánto más inaccesible parecía, más atraído se sentía. Tomó asiento junto a J.J., que se había sentado justo enfrente de Emily.
Emily miró de por el rabillo del ojo a sus compañeros, sólo para comprobar, en unos, los intentos inútiles de mantenerse serios; y en otros, las expresiones de reproche dirigidas a ella. "No había sido muy educada., pero ¿y qué?"- pensó- Eso le pasaba por no haberla avisado de su llegada, y estaba bastante segura de que lo había hecho a posta para pillarla de improviso.
- Cooper nos ha enviado a Mick para que lo ayudemos con el perfil de un caso.- Dijo Hotch- Ha habido una serie de asesinatos rituales de mujeres en Nueva Orleans, y han estado trabajando en el caso. Pero creen que hay conexión con otra series de asesinatos sin resolver en distintos Estados; y creen que los primeros se cometieron aquí en D.C.. Hablamos de un período de más de 40 años, y de multitud de personas asesinadas o desaparecidas.
- Espera- Interrumpió Morgan, mientras tomaba los informes que García les repartía- ¿40 años y en tantos lugares?. No puede haber sido una sola persona. ¿Están seguros de que están conectados?
- Bastante- Respondió Mick- Creemos que efectivamente hay más de un sujeto,. Una secta, o incluso una generación de asesinos de una misma familia. Aún no lo sabemos. Pero hemos encontrado algo en común en los tres cuerpos que se han encontrado en el último año en Nueva Orleans.
García les señaló la pantalla situada frente a la mesa, para que pudieran ver las imágenes.
- Todas las mujeres tenían una rosa tatuada en el hombro- Dijo mientras mostraba las fotos de tres mujeres, de distintas edades y rasgos físicos.
- ¿Cómo no habían relacionado los casos?- Preguntó Reid.
- Las víctimas son mujeres sin demasiado arraigo; la mayoría de ellas se habían ido voluntariamente de sus casas; así que sin familia, sin amigos cercanos y con un tatuaje que es muy común, nadie las había conectado- Explicó Mick- Ni siquiera el modus operandi es el mismo. La primera, fue envenenada, la segunda estrangulada, y la tercera apuñalada en el pecho.
- ¿Y cómo os distéis cuenta de la relación?- J.J. estaba sorprendida de que con tan pocos elementos en común, hubieran llegado a esa conclusión.
- La última víctima, Ann Parker, llamó a una antigua amiga de la universidad la noche antes de aparecer asesinada. Le contó que iban a sacrificarla y que la llamaba para pedirle perdón por algo que había ocurrido en la Universidad, un asunto de chicos, al parecer. Su amiga, dijo que estaba muy exaltada y que pensó que estaba borracha o drogada. Intentó que le diera más información, pero lo único que le dijo fue que no había pasado la prueba de la inocencia, y que iría al infierno sino expiaba sus pecados a través del sacrificio. Dijo que estaba muy asustada, pero que era necesario. Llamó a la policía, pero tenía varios antecedentes por tráfico de drogas, así que simplemente pensaron que era una yonki. Luego apareció su cuerpo en un solar abandonado.
- Eso os puso sobre la pista de un grupo organizado- Dedujo Reid.
- Sí.. y empezamos a investigar los asesinatos sin resolver del último año. Fue Cooper quien se dio cuenta de la coincidencia del tatuaje. Al extender la búsqueda a otros Estados y a años anteriores, nos dimos cuenta de que había muchos más de los que pensábamos. Hasta el momento hemos documentado más de treinta casos, el más antiguo aquí en D.C. , hace casi cuarenta años. Pero creemos que hay muchos más. La mayoría de los expedientes de están sin digitalizar, y es un caso demasiado grande para ocuparnos nosotros solos.
Morgan resopló imaginando en las toneladas de expedientes que eso implicaba revisar.
- Los informes que ha traído García- Informó Hotch- se refieren sólo a ese posible primer caso, pero habrá que seguir indagando hacia atrás manualmente. García ya está en ello, habilitaremos una sala para poder estudiarlos, no sólo éstos, sino los que hemos solicitado a otros departamentos. Va a ser una labor tediosa para todos, así que tomároslo con paciencia- Concluyó mirando específicamente a Morgan.- Nos reuniremos mañana a primera hora.
Resoplando, uno a uno los agentes salieron de la sala hacia sus puestos. Emily se escabulló como pudo de Mick, que se había quedado un momento hablando con Hotch y Rossi. Cuando vio que este salía, se excusó con J.J., que había vuelto a su mesa, diciendo que iba a por un par de cafés al office.
Centrada en buscar las cápsulas de descafeinado, no notó los pasos detrás suyo, hasta que una mano la agarró por la cadera obligándola a darse la vuelta.
Le echó una mirada de reprimenda a Mick, apartándose de él como pudo puesto que prácticamente la había acorralado en una esquina.
- Mantén tus manos lejos de mi culo.- Le dijo en tono severo.
- ¿Qué?- Parecía decepcionado- Solo quería saludarte adecuadamente- Sonrió con picardía. A Emily no le hacía falta ser perfiladora para saber qué se le estaba pasando exactamente por la cabeza.
- Eso no va a pasar- Le advirtió dándole un pequeño empujón para que se apartara. Mick se hizo a un lado, disfrutando de la vista que ofrecían sus curvas desde atrás. Emily volvió a concentrarse en el café, ignorándolo deliberadamente, aunque bastante consciente de lo ajustado de su pantalón vaquero y de su ligera blusa con escote en "v".
- Bueno… de hecho...ya pasó-Puntualizó Mick
Emily resopló negando con la cabeza. Estaba segura de que si se giraba, vería esa expresión autosuficiente en su cara, y que tanto la perturbaba, muy a su pesar.
- Eres un idiota- Dijo por toda respuesta, mientras retiraba la primera taza de café y colocaba la cápsula de la segunda.
Mick se acercó a ella, sin llegar a tocarla, pero lo suficiente para susurrarle al oído.
- Eso no te importó en Las Vegas.
Su aliento en su cuello, le provocó un ligero escalofrío,. Retiró la segunda taza de café con una mano, y tomó la primera con la otra. Se dio la vuelta sólo para encontrarse a Mick a unos centímetros de su cara. Su respiración se cortó durante unos segundos, teniendo que tirar de todo su autocontrol para no protagonizar una escena bastante indecente en su lugar de trabajo. Eso no iba a volver a pasar. De ninguna de las maneras.
- Tendrás que conformarte con una única vez- Le informó, sin moverse de su sitio mientras arqueaba una ceja. Con las dos manos ocupadas por el café no tenía mucha defensa en aquel momento.
- En realidad...- Puntualizó él acercándose un poco más hasta casi rozar sus labios. Emily no se apartó ni un milímetro. No pensaba demostrarle debilidad alguna- Si mi memoria no me falla fueron tres,… bueno… creo que para ti cuatro. ¿Cómo se cuenta? El número de veces que lo hicimos o el número de veces que...
Emily sintió cómo un repentino y traicionero rubor, subió por sus mejillas, al recordar que, efectivamente la tercera vez, aquel engreído había conseguido que llegara dos veces al orgasmo. Tragó saliva intentado ignorar la evidente satisfacción que su enrojecimiento había provocado en Mick.
- Cómo les cuentes…- Le advirtió estrechando la mirada, furibunda.
- ¿De qué tienes miedo? - Se burló él, apartándose un poco más por precaución que por dejarle espacio, aunque el efecto fue el mismo- Estoy seguro de que tus amigos se alegrarían de que estuvieras con un hombre tan atractivo como yo.
Emily se rió con sorna. Lo que faltaba por oír. "¿Había hablado con J.J, y Penélope o qué?", pensó recordando la insistencia de sus amigas, después de que terminara con el equipo de Cooper, en el buen partido que era Rawson. ¿Qué pensarían si se enteraran de que finalmente había caído como una colegiala, en brazos del hombre con el que había jurado que no iba a acostarse?
- Me temo que tu ego supera a tu atractivo- Le dijo, recuperando su respiración pausada, al recobrar su espacio personal- Dime...- Añadió con ironía- ¿Cómo es que Cooper te ha enviado precisamente a ti?. ¿O te ofreciste voluntario sólo para fastidiarme?- Le reprochó.
-Ummm… - Murmuró para sus adentros Mick. Para desesperación de Emily, parecía que cuánto más lo atacaba, más disfrutaba él- ¿Quién tiene demasiado ego ahora? Estoy aquí solo por trabajo, Campanilla- Concluyó exagerando un fingido desinterés.
- Oh…- Ella, ignorando el apodo que tanto le molestaba, jugó la misma carta y continuó con expresión inocente - ¿Y estás aquí intentando meterme mano como parte de tu trabajo?
- En realidad.. - Se inclinó un poco hacia ella hasta situarse a unos centímetros de su cara- He venido sólo por el café- Le dijo en tono confidencial, volviendo a continuación, a su posición anterior- Que te encontrara aquí es puramente circunstancial- Concluyó intentando ocultar sin éxito una sonrisa burlona.
Decir que Emily estaba molesta, era quedarse corto. Estaba furiosa. Aquel cretino, que no aceptaba un no por respuesta, estaba decidido a hacerle la vida muy difícil durante su estancia. "Pues bien", pensó Emily, "dos pueden jugar a ese juego".
- Si, claro, por supuesto… -Una expresión traviesa iluminó su cara, haciendo que Mick, inconscientemente diera un paso hacia atrás- ¿Sabes qué?- Le susurró al oído- Puedes tomarte el mío.
Repentinamente, Mick sintió un calor húmedo y pringoso en su pecho, que bajó hasta la cinturilla de sus vaqueros. Sorprendido y repentinamente mojado, bajó la vista para comprobar cómo el contenido de una de las tazas de café que sostenía Emily en la mano, ahora se encontraba íntegramente desparramado en su camisa. Y además, aún quemaba. Dio un respingo, mientras miraba desconcertado la sonrisa de satisfacción de Emily, que para nada se molestaba en ocultar..
- ¡Heyyyy!- Exclamó mientras que, sin mucho éxito, intentaba separar la camisa de su torso, para evitar la sensación pegajosa del café en su piel- ¡¿Te has vuelto loca?!- Pero para cuando volvió la vista hacia donde había estado Emily, ésta ya le daba la espalda y, sólo pudo alcanzar a ver el balanceo de sus caderas mientras se alejaba del office.
Emily, volvió a su mesa, sonriendo de oreja a oreja, y riendo para sus adentros, orgullosa de su travesura. Cuando llegó hasta donde se encontraba J.J., le ofreció la única taza que ahora portaba.
- Toma, J.J., tu café.
J.J. tomó el café y bebió un sorbo. Miró a Emily con curiosidad, dándose cuenta de que ésta no había traído el suyo.
- ¿Y el tuyo?- Le preguntó.
- Se lo he dado a Rawson- Informó intentando aparentar cierto desinterés, mientras se dirigía a su propia mesa.
Ella, y el resto de sus colegas que se encontraban allí reunidos, a excepción de Hotchner, fijaron su atención en un muy mojado, aunque aparentemente tranquilo, Mick Rawson que se dirigía apresuradamente hacia ellos, aún intentando salvar algo de su camisa. Desde varios metros era visible el color marrón de la mancha, sobre el fondo blanco impoluto, hasta hacía un momento, de su camisa.
- ¡Oh!, ¡Vaya!- Exclamó García al verlo- ¿Pero qué te ha pasado?- Le preguntó mientras cogía un klinex para ayudarle inútilmente a limpiar aquel desastre.
J.J. miró alternativamente hacia Mick, y hacia Emily, que se dirigían miradas mutuas, el primero de reproche y la segunda de satisfacción, y supo exactamente a que se refería su amiga cuando le había dicho que le había dado a Mick su café.
Emily vio de refilón la expresión recriminatoria de J.J., y, pillada en su travesura, apartó la vista, para centrar su atención en un interesante pisapapeles con la torre Eiffel, que había en su mesa.
Mick, continuaba intentando secar su camiseta con el paquete de klinex que le había entregado García, omitiendo las burlas de Rossi, Morgan y Reid.
- Emily no puede evitar ponerse nerviosa en mi presencia- Les dijo, clavando su vista en ella, que se mantenía de pie, apoyada en su mesa.
Aludida por la acusación, sintió fijas en ella, las miradas desconcertadas de sus compañeros, excepto de J.J. que se había levantando para ayudar también con la limpieza de la camiseta.
- ¿Qué?- Dijo inocentemente- Fue un accidente….
J.J. abrió los ojos sorprendida por el comportamiento de su amiga, y negó con la cabeza, mientras tiraba el último klinex del paquete a la papelera. Ya no se podía hacer nada más.
- Díselo a mi camisa…- Replicó Mick. Y de repente, su expresión de enojo, se tornó un poco perversa - Afortunadamente, he traído mi bolsa…
Sin apartar la vista de Emily, quien primero lo contempló desconcertada y luego estupefacta, se quitó la camisa, dejando a la vista de todos, su torso moreno y musculado que desde tantas posiciones había apreciado un par de meses antes. J.J. y García, se miraron mutuamente, sin duda pensando en las mismas escenas pecaminosas, mientras lo veían alejarse con la camisa manchada entre las manos, hacia donde se encontraba Emily, quien abría cada vez más los ojos, a medida que éste se aproximaba.
Mick se colocó justo enfrente de ella, tan cerca, que el resto de los allí presentes, que observaban la escena entre divertidos y asombrados, dudaban que pudiera correr el aire. Se quedó inmóvil, durante unos segundos que a Emily le parecieron eternos, mirándola fijamente y sin articular palabra. A Emily se le cortó la respiración ante la intensidad de su mirada. "¡Dios!"- Pensó- "Me va a besar aquí mismo". Y casi se preparó mentalmente para ello, cuando Mick, con una sonrisa fingidamente amistosa, le dijo:
- Si me disculpas.
Emily lo miró sin entender, y él arqueando una ceja dirigió su mirada a la bolsa que había dejado en el suelo, a los pies de su mesa. Emily la había visto por la mañana, pero había supuesto que pertenecía a Morgan, que siempre dejaba sus cosas en cualquier lado.
Emily alcanzó a oír las risas ahogadas de sus compañeras. Terriblemente airada, sus mejillas se volvieron de color rojo encendido, por segunda vez en aquel día, pero muy dignamente dio un par de pasos a un lado para dejarle pasar. Mick se agachó y tomó su bolsa, de la que extrajo una camiseta deportiva de color negro que, para desgracia de Emily, y satisfacción del resto del género femenino allí presente, le marcaba cada músculo de su cuerpo. Guardó la camiseta sucia en la mochila, volviéndola a dejar en su lugar. Luego se levantó hasta ponerse nuevamente a su altura, y, con una expresión pagada de si mismo, le guiño un ojo y se marchó, dejándola allí mortalmente humillada.
