Disclaimer: Hetalia/Nyotalia y sus personajes no me pertenecen, sino a Himaruya Hidekaz.

Aclaraciones: Julchen/Fem!Prusia - Daniel/Male!Hungría - Anneliese/Fem!Austria - Monika/Fem!Alemania


Julchen miró a su izquierda y simplemente se encogió de hombros, no era su problema lo que Daniel hiciera con Anneliese, y sin embargo, una lágrima solitaria recorrió su mejilla en cosa de segundos. Su pecho dolía, y tenía un gran nudo en la garganta que le impedía el solo hablar, obligándola a soltar lastimeros sollozos que contrastaban con su narcisismo, ¿Como él se volvió tan importante en su vida? La friend zone era una mierda.

¿Qué era lo que Anneliese tenía y ella no? Es decir, ella era asombrosa, hermosa, fuerte, divertida y ¡Genial! ¿Anneliese? Era aburrida, amargada, fea (—"¿Qué es esa cosa en su cara? Qué horrible lunar"), y 'señorita'. Aunque bueno, solo era el despecho hablando por ella, puesto que en cualquier otro momento hasta se sentiría capaz de decir las virtudes de la austriaca (bueno, no tan así), sin embargo, en medio de sus cavilaciones sintió una punzante mirada en su nuca y solo dio una pequeña vuelta para saber que era Daniel quién observaba asombrado desde la distancia, parecía preocupado y a punto de querer preguntarle qué sucedía, (—"Mierda") él no podía verla así, simplemente se dio la vuelta y con la poca dignidad que aún conservaba se fue lo más rápido que pudo, su habitación y unas mantas sobre su cabeza eran su refugio, mientras Monika no estuviera en casa ella podría desahogarse sin problema alguno.

Al fin y al cabo, ¿Quién lo necesitaba? Ella no, Julchen no solicitaba a un húngaro idiota y abusador a su lado para que la mimara, le sirviera, le sonriera de esa manera tan encantadora y ojos rebosando brillo de admiración (afecto) en que solía mirar a Anneliese (—"Joder, no... No, no llores. Eres demasiado para él, eso debe ser") eran sus pensamientos, el amargo llanto que le resultaba imposible detener no parecía tener ganas de mermar en un buen rato, le costaba respirar, sentía los ojos hinchados, le dolía la cabeza y su garganta igualmente desgarrada por los sollozos reprimidos le ardía. ¿Por qué el amar dolía de esa forma? Siempre supo que no debió haberse acercado tanto a él, y en la oscuridad de su cuarto llegó a la conclusión y promesa de que jamás volvería a enamorarse, porque el amor era un bastardo cabrón que gustaba jugar con sus emociones, debía de odiarla ese sujeto llamado cupido.

Por el otro lado de la puerta, una preocupada alemana apoyaba su mano suavemente en la superficie de madera, observándola con lástima, porque ese día lamentablemente al contrario de lo que Prusia creía, ella si estaba en casa:

—"Hermana..."


Tengo un extraño fetiche con hacer sufrir a los personajes... Meh, como sea~ ¿Les gustó? ¿Review?