¡Acá estoy otra vez! Nuevamente un histórico extenso. Escribirlo me recordó en cierta forma al fic de Jeanne D'arc (?) Tema a tratar: Independencia de los Estados Unidos.

Antes de comenzar el fic, me gustaría hablar unos pocos puntos (creo que solamente uno, si llego a pensar que hay algo que también vale la pena aclarar, o algo que ustedes quieran preguntar, lo aclararé~): Si quieren ver a un Inglaterra actuando como niñita que sufre, este no es el fic que ustedes deben leer. Lo puse como lo que era, un Gran Imperio, el más grande de su época. Está visto desde el punto de vista de Estados Unidos porque vi documentales estadounidenses, pero mi intención no es ni por cerca poner a Inglaterra como un monstruo, sólo lo puse de la forma en que más correcta lo creí para el buen avance del fic. En la Historia no se debe juzgar, se debe entender -me siento una defensora inglesa(?)-. Si bien Este fic está protagonizado por Inglaterra y América, no es UsUK... Pero si alguien quiere verlo UsUK yo no tengo problema.

Especialmente dedicado a Leaf, Mommy y mi awesome Jefa.

¡Creo que solamente era eso! Sin más que decir, espero que les guste.

PD: Es extraño referirse a Estados Unidos como Trece Colonias (?)


Dear Lady Libery

La Guerra de los Siete años había finalizado en 1763. Siendo Gran Bretaña victorioso sobre Francia, Trece Colonias tuvo que soportar sus monólogos y detalles sobre las diversas formas en las que golpeó a su eterno rival sin quejarse. ¡Y no es que le molestase oír a su tutor hablar sobre las guerras que emprendía! Era fascinante, ¡emocionante! Dudaba que hubiese alguien en el mundo que pudiese ganarle a Inglaterra.

Pero había algo que le molestaba. Algo que no quería decir porque temía que el europeo se molestase. Algo que se guardaba para sí mismo y solamente decía cuando el inglés se marchaba.

Otra cosa que le molestaba eran los impuestos. ¡Impuestos por papel, vidrio y pintura! ¡Por el té, por el vino, por absolutamente todo! Y no eran una suma de impuestos 'baja', por decirlo de alguna forma. Dudaba que incluso 'alta' fuese una buena definición. ¡Era demasiado! ¡Un completo abuso! Su gente no estaba feliz con ello, en lo más mínimo ¡¿Y quién lo estaría?! ¡Y lo peor era que seguían votando nuevos impuestos en el parlamento y él no tenía representantes allí! ¡¿Cómo eso podía ser justo?! ¡Decisiones que se tomaban en SU casa sobre las cuales él no tenía ni el más mínimo control!

Era por eso que, con tranquilidad, pensaba hablar con Inglaterra. Seguramente él encontrase una buena solución, Inglaterra tenía soluciones para todo y era una persona civilizada, algo bueno sacaría de una conversación.

Cuando lo vio bajar de su barco, Trece Colonias se sintió feliz y entusiasmado. Vio el rostro tranquilo de Inglaterra (con su ceño fruncido, pero eso no era anormal), y pensó que tal vez no sería tan difícil convencerlo.

No tardó mucho en acercarse a él y saludar. El de ojos verdes se notaba un poco sorprendido, probablemente por los (si bien no muchos) centímetros de más de su colonia.

Hicieron el camino normal hacia la casa del menor, en donde éste hablaba y hablaba sobre las diversas cosas que estuvo haciendo durante la ausencia del otro (omitiendo algunos hechos). Inglaterra se mantenía en silencio, asintiendo algunas veces, contestando con un monosílabo otras más.

–Entonces -había comenzado a decir mientras le servía una taza de té a la isla y a sí mismo, habiendo llegado ya a la casa colonial- he estado pensando si... tal vez tú podrías disminuir un poco los impuestos -pidió tanteando la situación, observando detalladamente los movimientos de su tutor-. Mi gente no está muy a favor de ellos y...

–¿Y es por eso que contrabandean productos con Holanda? -lo interrumpió, tomando la taza de té pero sin beberlo, observando fijamente al menor, quien casi deja caer la tetera.

–...A lo que iba es... -desvió la mirada hacia su taza cuando dejó la tetera sobre la mesa. No estaba listo para esa pregunta, y mentirle a Inglaterra mirando sus ojos no era algo que pudiese hacer, a pesar de que con aquella acción hubiese dado por afirmativa la respuesta- Quiero... Quiero saber si tú podrías ayudarnos teniendo voz y voto en tu parlamento -levantó la mirada incómodo. El rubio bebía su té con aparente despreocupación-. Las medidas que tomas me afectan a mi y... me gustaría que me escuchases.

El europeo se mantuvo unos segundos serios. Bajó la taza de té casi a la altura de su pecho y luego la colocó limpiamente sobre la mesa, dejando ver una sonrisa. Trece Colonias no pudo evitar sonreír también.

–Lo hablaré con el Rey. Claro que puedo ayudarte, sabes que puedo hacerlo -dijo sin una pizca de molestia en su voz mientras tomaba un scon. El menor casi no pudo creerlo, ¿así de fácil era? No se lo esperaba...

–A-Ah, por cierto, England... -lo llamó, ¿sería buena idea decir otra de sus molestias, o era mejor no tentar a su suerte? No quiso pensarlo demasiado, era bueno ver a Inglaterra tan apacible. El nombrado alzó sus cejas, incitando al americano a continuar-. S-Sé que ya ha pasado tiempo, pero... ¿Sabes por qué me molesta lo de los impuestos también? Yo... Yo te ayudé en la guerra de los Siete Años, hice muchos barcos para ti, te ayudé económicamente y... no me gustó mucho que no me dieses las gracias y en cambio me metieras más presiones -rió de forma nerviosa, intentando con todas sus fuerzas que Inglaterra no crea que él estaba enojado, pero el inglés sólo rió.

–¿Y por qué debería agradecerte? -la sonrisa del menor fue disminuyendo lentamente-. Eres mi colonia, tu deber es ayudarme... -la isla tomó un poco de su té-. Y de alguna forma debíamos reponer el dinero de la corona. Corona bajo la cual estás al mando -le recordó con dureza, pero sin dejar de sonreír.

El Norteamericano sintió aquellas palabras como una advertencia, pero lo ignoró. Inglaterra dijo que hablaría con su rey y eso debía ser lo importante...


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