Disclaimer: Los personajes, los lugares y demás cosas que reconozcas no me pertenecen. La trama y todo lo que no reconozcas de la saga, son míos. Plagiar es malo, sé original, yadayadayada.
Summary: Sobre el día en el que James Potter se hizo mayor (o algo así), para martirio de Lily Evans. [serie de 10 viñetas]
I bet you look good on the dance floor
sobre cabrones que no son unos putos cabrones. (por Sirius Black)
Es repelente.
Se estira, como marcando el territorio. Mira a Lily, luego a James y finalmente a Remus. Es como si meara alrededor de sus amigos, escribiendo "míos" y olisqueara a cualquiera que pudiera meterse dentro del territorio protegido.
Sirius Black es lo más parecido a un grano en el culo, y ella lo sabe bien. Pero Slughorn parece no darse cuenta, por lo que siempre les pone juntos en Pociones.
Lo bueno es que se ignoran mutuamente. Es un acuerdo tácito, no formulado. Ella hace lo suyo, él lo que le toque, mezclan juntos y entregan. Pero es verano.
Es verano y las clases están a punto de acabar así que el muy idiota se permite el lujo de sentarse y apoyar las piernas sobre la mesa. Se deshace en insultos e improperios contra los Slytherin que comparten con ellos la mazmorra y sonríe de esa manera, una forma canina que constata todo el peligro que tiene acercarse a un Black. A ella, Lily Evans, prefecta y premio anual de Gryffindor, esas cosas no deberían molestarle. Para nada en absoluto. Ni su tono de voz tan alto, como si todo lo que dijera le pareciese de suma importancia y quisiera compartirlo con todo el mundo.
Se cree un perro que va marcando el territorio que piensa que le pertenece. Extiende los brazos, le da una palmada en el culo a James, que rezonga un "delante de los demás no, cariño mío" y le sigue el juego. Se ríe con la mandíbula abierta, a carcajada limpia, llena el silencio de su risa que más que risa es un ladrido y pone los pies encima del pupitre.
La desquicia.
Y luego la mira a ella. Juguetea con la varita, respira con fuerza, congela el aire y se dedica a observarla. La pone nerviosa, la hace equivocarse en el número de gotas de zumo de cerebro de topo que tiene que echar para que la poción adquiera una tonalidad plateada y no grisácea, por lo que el líquido comienza a burbujear sin control. Le enerva.
-¿Puedes dejar de hacer eso? -le exige. Se lleva las manos a la cadera, le dirige una mirada de profunda molestia y aprieta los labios. Refunfuña.
Refunfuña y por Merlín bendito, él sólo se ríe y se gira hacia Potter.
-¡Hey Jimbo! Creo que tu pelirroja está intentando algo conmigo.
-¡Yo no estoy intentando nada con...! ¡No soy su pelirroja! -exclama, indignada. Le señala con un dedo, se acerca a él, traspasa su territorio y le mira directamente a los ojos. -Si la poción se estropea por tu culpa, Black, me encargaré de que seas el primer jugador de Quidditch manco de la historia.
Se ríen. La clase estalla en risas, y él se ríe también, acompañado por Peter. Remus sonríe, Potter frunce el ceño y ella, Lily Evans, prefecta de Gryffindor y premio anual, sólo puede enfadarse más y más y pensar en millones de formas en las que podría quitarle esa expresión petulante de la cara.
-Evans. Soy un cabrón. Pero no un puto cabrón. -asegura, y se levanta, apunta el caldero con la varita y echa una pata de escarabajo en él. La poción deja de burbujear, el color comienza a aclararse y Slughorn da una palmada, tan contento que parece que va a hacerse pis encima de la emoción.
Maldito bastardo asqueroso.
Y al final no sabe qué es lo que más la irrita, si el que Black sea un perro sarnoso que siempre se sale con la suya o que Potter lleve ya cuatro días sin hablarle.
¡Cada vez que le dejas un RR nace un gatito!
