El Encuentro con La Muerte.
Misato Psy
Sentí el golpe de aquel Arbok en mi pecho y de pronto todo fue cámara lenta. El mundo se detuvo frente a mis ojos, mientras perdía el control de mis movimientos.
Caí hacia atrás, sintiendo mi cuerpo pesado, debajo no había nada, mis pies flotaban en el aire. Miré hacia atrás, me aterroricé. Estaba cayendo por el precipicio, sin oportunidad de sostenerme de ningún objeto, roca, árbol, nada. Mis brazos se movían con desesperación en un intento en vano por salvarme.
Mis oídos se llenaron de un zumbido insoportable, mi cuerpo pesado sentía el golpe feroz del viento y mis ojos, mi visión…
Quizás haya sido lo más impresionante que me ha ocurrido. No era la primera vez que mi vida estaba en peligro, pero sí fue la primera vez que sentí la mano helada de la muerte tomar la mía con tanta ferocidad.
Mientras mis sentidos enloquecían por encontrar una posibilidad de salvación, mi mente invadió mi visión con imágenes. 25 años de vida en imágenes, todas juntas, entremezclándose, danzando delante de mis ojos ofreciéndome una descripción minuciosa de mi vida.
Cuando los látigos de Bulbasaur me detuvieron y las imágenes se desvanecieron, lo primero que atiné a hacer, fue mirar hacia abajo para encontrarme a solo diez centímetros del suelo. No podía moverme, apenas pude volver a respirar.
La muerte me había susurrado algo al oído, tal vez esa haya sido la última vez que soltaba mi mano y me permitía continuar con mi vida. Si escuché bien su mensaje… si atendí a sus palabras…
Es hora de emprender un nuevo camino. Es hora de cambiar mi vida. Desearía que esta nueva aventura fuera más sencilla, pues nadie me enseñó, nadie me entrenó para esto…
El timbre sonaba con insistencia, Ash sabía quiénes eran y que querían. Se levantó de su escritorio y tomó de su impresora las 20 impresiones que habían terminado de salir.
Abrió la puerta y lo atacó una masiva y ansiosa multitud de periodistas desesperados. Ash les sonrió simpáticamente a todos y les hizo gestos con sus manos para que se calmaran.
-Amigos, amigos. Cálmense todos, por favor. – Mostró sus papeles a las cámaras, todavía sonriendo. –Sé que tienen muchas preguntas, pero yo tengo que descansar. – Un coro nuevo de protestas y preguntas emergió del grupo y Ash tuvo que volver a insistir para que se calmaran. –Aquí les escribí algunas preguntas con sus respuestas, creo que será más o menos lo que quieren saber. –
La multitud se mostró desconfiada, pero poco a poco los periodistas comenzaron a tomar los documentos que el Maestro gentilmente les extendió.
-Si alguno tiene alguna pregunta que no se encuentra en ese cuestionario, escríbanme a mi correo, con gusto les responderé. –
Se produjo un extenso silencio y poco a poco la multitud se dispersó. Ash los miró agradecido y cuando estuvo seguro que no había ninguno más en su puerta, dio media vuelta para ingresar nuevamente, cuando escuchó la voz familiar de Misty a sus espaldas.
-¿A mí me darás respuestas reales?¿O también tienes algo pre-fabricado? – Ash sonrió pero no volteó.
-No tengo nada preparado para ti, aún sabiendo que vendrías. –
Entraron a la casa. Ash le hizo un gesto para que se sentara y ella asintió.
-Traeré un café.
Misty notó que su compañero hablaba de una manera bastante extraña. Su voz parecía demasiado tranquila, pacífica, sus movimientos eran delicados, nada que ver con lo que ella conocía del joven de Pueblo Paleta. Miró a su alrededor, la casa tenía un estilo minimalista, con muy pocos muebles, escasos adornos, pintada de blanco completamente… pero por alguna razón igual el ambiente se sentía cálido y apacible… sentía que el lugar la sedaba. Ash regresó con una bandeja con las dos tazas de las que salía un humo con aroma tentador. Le sonrió cálidamente a su amiga y le extendió la taza gentilmente. Misty la tomó con ambas manos, mirándolo fijamente, analizándolo.
Ash rió y se sentó junto a ella, tomando su taza con las dos manos.
-Te ves raro. –
-Lo sé. Me siento raro. –
-¿Porqué? –
Él pensó por largos minutos su respuesta, mientras miraba por la ventana el viento mecer la copa de un árbol.
-Hay cosas… en mí… -
-Ash, eso me asusta. – Ash rió y bebió de su taza.
-Pienso cosas que antes no pensaba. Me siento distinto, pero sé que soy el mismo de siempre. –
-No creo que seas el mismo… -
-Sé que estoy por demás pensativo… pero aún siento la ansiedad y los impulsos golpear mi pecho y mi cabeza con fuerza… solo que a partir de ahora, quiero disfrutar mi vida de otra manera… aunque sea un tiempo… quiero… disfrutar de otros aspectos de la vida -
-¿Cómo cuál? –
-Todavía no lo tengo claro. – Ash dejó su taza en la mesita y apoyó su brazo contra el respaldo, mirando a su amiga fijamente a los ojos. –Solo sé que… hay cosas que antes no me importaban, pero que las necesito. –
-No puedes ser un poco preciso, Ash. No entiendo de lo que estás hablando. –
-Ya lo vas a entender. Tiene mucho que ver contigo. –
Misty se sintió incómoda y dejó la taza en la mesita como excusa para evitar la intensa mirada de Ash.
-¿Cómo van las cosas con Tracey? – Misty sintió sus mejillas arder y continuó evitando su mirada, fijándola en la taza como si ésta fuese interesante.
-Bien. –
-¿Solo bien? Vamos, Misty. Cuéntame! –
-No vine a hablar de mí, Ash. –
-¿Viniste a entrevistarme? –
-No, no es eso. – Lo miró. Ash sonreía cálidamente. –Vine a ver como estabas. –
-Si es solo eso… podrías haber llamado por teléfono como hizo Brock. – Misty permaneció en silencio y otra vez desvió su mirada de la de Ash. La actitud serena de su amigo comenzaba a alterarla, pero a la vez le ofrecía tanta paz y calidez con su mirada y su voz serena que no le permitía armarse de su carácter.
–Me gustabas tanto, Misty. – Ella giró la cabeza rápidamente y lo miró espantada, Ash seguía con la misma expresión –Aún me gustas. –
-¿Qué estás diciendo, Ash? –
-Pero… pensaba que tenía tiempo, siempre te postergué y… perdí mi oportunidad. – Misty no sabía que decir. Sus ojos, repentinamente se llenaron de lágrimas. Ash extendió una mano y acarició su mejilla dulcemente. El contacto con su mano le hizo darse cuenta de cuan ardiente estaba su rostro tras las palabras de Ash. –Pero me gustabas mucho. Te deseaba. –
-Ya basta, Ash! – Gritó ella y se levantó de un salto. –No es gracioso. –
-Lo sé. No es un chiste. – Respondió calmadamente, sin moverse del sillón.
-Me asustas. – Ash se levantó lentamente y se acercó a ella. Misty retrocedió algunos pasos, pero Ash la alcanzó. Extendió sus brazos y la abrazó, tiernamente. Misty se resistió al principio, sintiéndose tensa en aquella posición, pero lentamente sus músculos se rindieron y se dejó llevar por Ash.
-No tienes que asustarte. – Le susurró al oído. –No quiero lastimarte. – Misty apoyó sus manos en su pecho. Su oído se llenó con los latidos del corazón de Ash y comprobó que aunque actuaba tan tranquilo, sus latidos estaban revolucionados, tanto como los de ella.
-Es tarde para esto, Ash… - Le dijo ella y las lágrimas encontraron su camino nuevamente. Ash se mordió el labio inferior y apoyó su cabeza sobre la de ella.
-¿Lo amas? – Preguntó él con temor. –A Tracey, ¿Lo amas? – Misty se quedó quieta y en silencio. Ash la esperó con paciencia, pero no recibió la respuesta que esperaba. Misty asintió levemente al inicio y luego rompió el abrazo. Lo miró fijamente y asintió nuevamente con firmeza.
-Sí, Ash. Estoy enamorada de Tracey. –
Ash bajó la cabeza, claramente dolido. Pero volvió a levantarla y le sonrió, con la determinación que Misty conocía tan bien en él. Eso le dio miedo… algo pasó por la mente de Ash y ella podía estar segura que no sería fácil de sacárselo de la mente.
-Te acompaño hasta tu casa. – Afirmó él sonriente.
-Ash, todavía vivo en Ciudad Celeste. –
-Ya sé. Iré contigo a Ciudad Celeste. –
Continuará.
-Misato Psy
¿Nueva historia? Casi… hace años estuvo dando vueltas en mi mente bajo la forma de "Don't Say You Loved Me"
Gracias a todos por los mails que me enviaron este tiempo! Fueron de gran ayuda para animarme a volver con algo nuevo. Hace muchísimo que no veo Pokémon, no sé en que anda la serie, así que es posible que meta la pata seguido.
Saludos a todos! Será hasta el próximo cap!
