Ser un Alfa no es fácil. La mayoría de las veces son brutos, posesivos, abusadores y acosadores. Dazai altaneramente podría haber dicho que él era una excepción a esas horribles características. "Podría" porque ahora estaba cumpliendo con un par de ellas. Y todo por un misterioso y hermoso cachorro blanco.[Omega!verse LobosAu] [DazAtsu]
Disclamier: Bungou Stray Dogs, es propiedad de Asagiri Kafka, si me perteneciera Dazai tendría un jodido harem canon.
Advertencias: Yaoi. BL. ChicoxChico Si no es de tu gusto te invito amablemente a marcharte en silencio. Palabras altisonantes. OOC.
Aclaratoria: Por si no ha quedado claro en el resumen: esto es un Omega!verse Lobos AU. Es decir, cuenta con todo lo básico del Omegaverse agregándole el hecho de que pueden transformarse en lobos. Si no posees mucho conocimiento del tema podrá ser confuso para ti (aunque dudo que haya alguien que no sepa que es). Así que te recomendaría informarte un poco a cerca del tema.
Dedicatoria: A mí. Nadie me regaló nada para navidad así que me lo regalo yo solita ;-;
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Un lobo blanco corría animado a través del bosque. Rodeaba cada árbol y lo olfateaba con curiosidad. Al no encontrar nada que captará su atención, se fue al centro del bosque. Era un claro y ahí se dispuso a olisquear el césped. Se echó panza arriba y comenzó a rodar por el pasto.
Por su comportamiento y tamaño relativamente pequeño, fácilmente se podía deducir que era un cachorro.
Un lobo Omega que recién se había presentado como tal.
Aun sabiendo esto, ¿qué clase de personas eran sus padres? Para permitirle salir cuando su aroma era demasiado fuerte. Siendo un detalle muy llamativo para los Alfas no acoplados.
El aroma del cachorro era poco común. Normalmente los Omegas adquirían una mezcla de aromas dulces atrayentes. Usualmente florales o frutales. Sin embargo, el lobo blanco tenía un aroma más fuerte.
Chocolate y fresas.
Era simplemente cautivador. Quizás por eso, un par de ojos marrones le veían en silencio desde el interior oscuro del bosque.
Esos ojos eran pertenecientes a un lobo de pelaje ligeramente rizado, de color marrón oscuro.
Había sido atraído por tal aroma extravagante. Demasiado dulce para ser de un Alfa y muy fuerte para pertenecer a un Beta.
Se trataba indiscutiblemente de un Omega. Y no uno cualquiera, sino uno que acababa de presentarse como tal.
Había sido atraído como abeja a la miel. Y al ver tan bella criatura quedó encandilado. El lobo blanco se movía con tanta despreocupación, irradiando inocencia. La luna llena ayudaba a resaltar tan extravagante pelaje, dándole un aire irreal.
El panorama era perfecto para enamorar a cualquiera, el bosque al ser altas horas de la noche se encontraba bastante oscuro. Árboles grandes con hojas frondosas, apenas permitiendo que se colaran algunos rayos de la luna. Por ello las luciérnagas brillaban con intensidad alrededor de todas las extensiones de los árboles.
Pero lo más llamativo, la cereza del pastel que coronaría tan bello paisaje; era el cachorro blanco platinado en medio de tanta belleza natural. Trotando, oliendo o simplemente rodando en el lugar, lo hacía parecer alguna criatura mítica o sacado de algún cuento de hadas.
Por ello, salió silenciosamente de su escondite. Sin ser notado por el Omega, quien estaba más distraído mordiendo juguetonamente una rama seca.
Pero al reconocer un nuevo aroma a su alrededor, se puso alerta.
Rápidamente alzo sus orejas y hocico, buscando el origen del aroma. Apenas lo hizo se percato que estaba más cerca de lo que creía. Pues el nuevo lobo estaba hocico a hocico con él.
Instantáneamente corrió lejos del otro lobo, buscando distancia para pensar en que hacer.
No tardó en descifrar que ese lobo marrón era un Alfa.
El Omega comenzó a maquinar una ruta para salir del lugar. Nadie debía saber que se encontraba ahí. Puesto que lo había hecho en contra de su madre y hermano.
Si Akutagawa se enteraba que se había escapado de su habitación, estando a su cuidado lo mataría.
Su madre no se encontraba en la casa, y dejó a Ryunosuke encargado de vigilarlo. Su recién celo delató su nueva condición Omega dictando su sentencia. Por lo que al recién haberse presentado, su aroma era demasiado atrayente para salir sin ser acosado por los Alfas sin pareja.
Así que Atsushi, había tenido prohibido salir de su casa hasta que el olor amainara.
Pero, Nakajima siendo tan amante de salir y tener contacto con la naturaleza, se escapó.
Difícilmente pudo lograr hacerlo con los sentidos tan desarrollados de su hermano pero, lo logró.
Se había dicho así mismo que sería sólo unos momentos, además era en ese bosque solitario y relativamente cerca de su hogar. Por lo que sólo un pequeño paseo no haría daño ¿verdad?
Que equivocado estaba.
El lobo marrón gruñó suavemente, olisqueando el aire.
Oliéndolo a él.
El Alfa aulló al comprobar su estado sin pareja.
Atsushi gruñó. No tenía interés en conseguir pareja. Apenas y estaba asimilando el hecho de que era un Omega y ya venían a joderlo.
El contrario se sorprendió con la respuesta agresiva del menor.
Normalmente los Omegas recién presentados eran bastante sumisos y con sólo ver a un Alfa se encogerían en su puesto y mostrarían la panza en señal de sumisión.
Pero, el cachorro frente a él sólo mostraba rechazo.
El Alfa gruñó y el otro lo imitó en respuesta.
Atsushi retrocedió lentamente, dispuesto a escapar lo más pronto posible de ahí. Pero, el mayor se adelante y comenzó a moverse en círculo lentamente. Buscando un descuido de su parte para saltar sobre él.
Y marcarlo.
Lo reclamó en su aullido como suyo, advirtiendo a cualquier otro lobo cercano desacoplado que no tocara a ese cachorro.
Incluso volvió a aullar, lanzando nuevamente su advertencia por si no había quedado claro.
Ese cachorro sería su pareja, sí o sí.
Atsushi se arrepintió de haber desobedecido las ordenes de su madre.
Aparentemente captó la atención de ese lobo y lo reclamaba como suyo.
Pero realmente estaba desinteresado con acoplarse con un lobo desconocido.
Así que ahí se encontraba rodeando en círculos al Alfa en respuesta.
Atsushi a pesar de ser pequeño era bastante rápido y resistente, por lo que dio un brinco y comenzó a correr.
Escuchó claramente como el lobo contrario gruñía e iba tras él, persiguiéndolo.
Sus patas apenas y rozaban el suelo por lo rápido que iba, desesperado por zafarse a ese Alfa.
El de pelaje marrón siguió aullando, exigiendo como Alfa que se detuviera. Pero, Atsushi no convivía en vano con un Alfa mandón y tosco como Akutagawa. Así que logró ignorar su instinto que exigía ir y volver hacía el Alfa y huir a su casa.
