Capítulo 1: Afortunado
Amaneció frío y ventoso. Había estado en lo correcto al encender las chimeneas durante la madrugada. Estaba terminando de colocar el té en la taza de su Joven amo cuando lo sintió.
Por un breve segundo, Sebastian quedó paralizado por una sensación tan única y singular que hizo que casi derramara el té. Solo por un segundo. Recobro la compostura casi inmediatamente. No podía permitirse algo tan impropio de su capacidad. Aún con el reflejo de la sensación cosquilleando en su cuerpo, se obligó a continuar con su quehacer diario. Tenía una agenda a cumplir. No podía demorarse.
Su joven amo había pasado toda la noche en vela firmando papeles de la compañía y adelantando trabajo que se había visto demorado durante su larga incursión en Alemania. Entró a su despacho luego de anunciarse.
-Buenos días, le he traído el desayuno. Earl grey y como acompañamiento he preparado tostadas, bollos y pasteles franceses.
Dejó la bandeja sobre la gran mesa de roble a un costado de la montaña de papeles que aguardaban por ser revisados. Si no se tratara de una tarea por demás absurda habría admirado la voluntad que el niño ponía en dirigir la empresa.
Ciel se mantuvo enfrascado en el documento que estaba leyendo, aparentemente ajeno a su presencia. Sebastian tomó el silencio para recitar la agenda del día cuando repentinamente fue interrumpido.
-¿Has tenido alguna noticia de él?
Ciel no había apartado la mirada del papel entre sus manos pero el demonio sabía que estaba atento a su posible respuesta. Como si se tratara de una descarga eléctrica, la sensación volvió a recorrer su cuerpo en un doloroso recordatorio. Nada de eso se reflejo en su semblante.
-Ninguna, mi señor. He consultado a los dueños de tiendas cercanas a la suya y a los nobles que tenían contacto con él, pero nadie ha visto a Undertaker desde el episodio del Campania.
El joven conde permaneció en silencio unos segundos. Sebastian notó como el papel entre sus manos se arrugaba levemente. Está enfadado.
-Sigue buscando. Él puede tener un papel importante en nuestra investigación.
-Yes, my lord.
Durante el resto del día la sensación fue y vino por momentos. Se presentó mientras cortaba los vegetales para el almuerzo, nuevamente al regar las rosas blancas y una última vez al atardecer mientras lustraba la platería. A pesar de su aparente indiferencia, tuvo que hacer gala de un descomunal autocontrol para no responder a ella en todas y cada una de esas ocasiones.
Lo que hacía ciertamente iba en contra de su naturaleza.
No responder si su amo se hallaba en peligro.
Al caer la noche, su paciencia estaba tocando su límite. Una vez que hubo arropado al joven Conde y enviado a los sirvientes a descansar a sus respectivos aposentos, cuando la mansión estuvo en calma, fue que finalmente pudo dedicarse a esperar.
De pie sobre las escaleras que daban a la entrada de la mansión, con su cuerpo rígido y su vista fija en las puertas, el demonio podría haber parecido una estatua en la oscuridad. Su mente, en cambio distaba de asemejarse a la pasividad de su cuerpo. Sus pensamientos se arremolinaban en un frenesí de preguntas y posibles cursos de acción, sin embargo no se dejó tentar por ninguno de ellos. Sus palabras habían sido claras.
"Hoy será un día interesante. Sin importar lo que suceda, debes permanecer con el Conde Phantomhive, es una órden."
Tratándose de cualquier otro amo, él habría rechazado abiertamente aquella orden. No podía seguir directivas que pusieran en peligro el alma del contratista. Sin embargo, aquella particular circunstancia lo ameritaba...y él no se trataba de cualquier amo.
No fue hasta que el reloj dio tres campanadas que se dignó a moverse. Una leve inclinación de cabeza.
En ese momento las puertas de la mansión se abrieron de par en par, dejando entrar el viento, la lluvia y la figura de un maltrecho Shinigami. Cada paso que daba hacia el interior de la mansión era seguido de un reguero de sangre. Lo que quedaba de las túnicas negras ocultaba gran parte de las heridas, pero aun así era posible indicar que se encontraba herido de gravedad.
Undertaker centró su vista en él al llegar al pie de las escaleras.
-Que afortunado soy de encontrarte aquí, demonio.-Le sonrió brevemente antes de desplomarse sobre los primeros escalones.
Sebastian no pudo evitar que una mueca de desagrado cruzara sus facciones. Sangre en la alfombra. Le tomaría días quitarla.
-¡Sebastian!¡¿Qué..?!
El conde había salido de su dormitorio alertado por fuerte sonido de las puertas al abrirse. Estaba a punto de regañar al demonio ante el estruendo, cuando se percató de la escena frente así. El viento entrando a la mansión con un silbido furioso, la sangre en el hall, Sebastian de pie en medio de toda aquella escena y en sus brazos, nada más y nada menos que el fugitivo Undertaker.
-¡¿Qué es esto?!¡¿Qué ha sucedido?!
Ciel se acercó presuroso hasta ellos, pero no pudo más que apartar la mirada ante los profundos cortes que portaba el antiguo informante.
-Se ha presentado de este modo durante la madrugada.-Respondio Sebastian sin dejar de observar al inconsciente Shinigami entre sus brazos- A juzgar por las heridas, es posible que haya tenido un encuentro con las Death Scythes de otros de su clase.
El joven vaciló un instante, por un momento sin saber qué curso de acción tomar ante tan inesperada circunstancia. Sin embargo, pronto se repuso.
-Encargate de él. Por ningún motivo dejes que se marche sin antes haberlo interrogado.
Sebastian sonrió.
-Yes , my lord.
Continuará..
N. de A.: Bien, este fic será corto. Debo terminar otros trabajos, pero repentinamente esta idea asaltó mi mente y no pude resistirme a escribirla. ¿Qué sucedería si lo que vieramos en el anime solo fuera una parte de lo que en realidad ocurre?¿Qué pasaría si el verdadero contratista de Sebastian fuese el mismo Undertaker? Cualquier comentario es bienvenido! Espero lo disfruten!
