Hola a todos!
Os traigo una nueva historia, falta mucho aún por desarrollar, pero tenía ganas de compartir lo poco que llevo con vosotros ^^
Quizás pasen un par de semanas antes de que vuelva con la segunda entrega y con más páginas, intentaré que sea antes *o*
Muchas gracias por los reviews y alertas de mi anterior trabajo, en serio, hace muchísima ilusión el saber que te leen jejejeje.
Besos y espero que os guste.
Katsensei ^o^
¿Qué pasó en China?
Capítulo I. Una noche más.
Despertó en mitad de la noche empapada de sudor, su respiración agitada y su mano tapando su boca intentando ahogar el grito de terror que amenazaba en escapar.
Quedó recostada en su cama recuperando el preciado aire que fluía de sus pulmones.
Miraba en la penumbra de su habitación como si echara en falta algo, o quizás peor,
por si encontrara algo que no perteneciera a su mundo que tanto le había costado volver a recuperar.
Porque sólo ella conocía el tortuoso camino que había tenido que cruzar para volver a recuperar toda su vida nuevamente.
Y sí, Ranma ayudó inconscientemente a que lo consiguiera, ella en su infierno le escuchó gritar su nombre y una breve declaración, aunque ahora eso era agua pasada, sabía y, cómo no, asumía, que jamás le sacaría nada en claro frente a ella.
Las manecillas del reloj anunciaban las tres de la madrugada.
Suspiró pesadamente mientras quedaba sentada en el borde de la cama, miró hacia la ventana, afuera todo era de un color negro intenso, ni la luna podía hacer nada por dar un poco de claridad en esa oscuridad.
Pasaron unos segundos con la misma posición estática, pero de nueva esa ansiedad cruzando su pecho como una descarga eléctrica.
Tuvo que agachar su cuerpo sobre sí misma, con su cabeza entre las piernas, intentando controlar su agitado corazón.
Haciendo caso omiso del dolor que la torturaba en silencio, un dolor que empezaba en la columna e iba extendiéndose como si miles de ramificaciones la abrazaran por completo hasta cerrarse justo en su pecho…callaba.
La sensación de cientos de katanas afiladas desgarrándola era demasiado real como para no retorcerse del dolor, notaba en sus muñecas el palpitar salvaje de su corazón, notaba en la garganta como si algo fuera a estallar, pero aguantaba y callaba….
Siempre lo hacía pues no valía la pena hacer sufrir a su familia por algo eventual, si se le podía considerar una vez al mes sus crisis…
Al cabo de media hora, quizás más, los dolores fueron cesando y ese abrazo fue deshaciéndose liberándola de su agonía particular.
Lentamente se puso en pie y fue hasta su escritorio, se sentó y con sumo cuidado encendió la lamparita, rebuscó con cuidado en uno de sus cajones y del fondo extrajo un pequeño neceser color borgoña.
En él había una jeringa, una goma elástica lo bastante amplia como para abarcar un brazo, y finalmente unos frasquitos con un líquido verde grisáceo.
En la etiqueta apenas se entendía la caligrafía, en chino, algo hubo escrito,ahora ya ilegible.
Con habilidad deslizó la goma hasta su antebrazo, cerró la mano, palpó la vena con ligeros toques y sonrió apesadumbradamente, cada vez era más rápido ese proceso, el que una aguja virgen traspasara su fina piel buscando el torrente sanguíneo, hasta que el liquido hacía acto de presencia en su organismo, abrasando todo lo que a su paso tocaba.
Permaneció sentada mordiéndose el labio inferior, tenía su cabeza reclinada hacia atrás, sin pensar en nada.
Era como arder sin fuego, no necesitaba una pira a la que aferrarse, tan solo debía ser paciente y aguantar.
Casi sin percibirlo, el dolor fue menguando, lo que le permitió relajar lentamente todos los músculos agarrotados, los calambres cesaron y pudo volver a respirar profundamente sin sufrir ya espasmos.
Recogió los utensilios y los volvió a guardar en el neceser, escondiéndolo todo nuevamente.
Notaba como renovadas energías recorrían su atormentado cuerpo y así se dirigió a su armario para cambiarse de pijama. El olor a limpio la hizo senirse reconfortada y ya cambiada, volvió a meterse en la cama.
Antes de caer rendida en brazos de Morfeo, su último pensamiento fue cuando el guía de Jusenkyo le entregó un paquete polvoriento y envuelto en hojas de bambú…
Continuará.
