Es imposible huir de las emociones y aún más imposible es tratar de huir del destino.

El destino de Raven era gobernar las dimensiones que su padre, Trigon, había conquistado, devolviéndoles la paz y esperanza que tanto añoraban.

Pero ella no quiere dejar su vida en Jump City y mucho menos quiere irse sin siquiera tener una oportunidad con el chico maravilla, aunque ese tema había sido descartado hacía varios meses cuando este formalizó una relación con su pelirroja compañera.

Ahora Raven deberá encontrar una mejor excusa para rehusarse de sus obligaciones como gobernante tridimensional y reina de un enorme ejército de demonios dispuestos a dar su vida por ella.