Hoy he despertado en el suelo del salón

Con la mirada esquivando el nuevo sol

Que acariciaba mi mejilla con temor

Fuera discutían golondrinas y un avión

Y aquí estaba de nuevo, recogiendo vidrios rotos, rosas lanzadas al suelo sin cuidado alguno, retazos de tela regados en el piso, limpiando sangre del suelo y de los vidrios, todo una vez más, había perdido la cuenta de cuantas veces había pasado esta escena, una y otra vez sin falta.

No había abierto las cortinas, ni me había mirado en un espejo, ¿Qué caso tenia de todas formas? ¿Qué cambiaría? Nada. Unas lágrimas escaparon por mis ojos, tanto nos habíamos perdido, y no había retorno, no había forma de cambiar en lo que nos volvimos, no había nada más para mí.

Tome la foto que estaba tirada en el suelo, la foto de nuestra boda, acaricie el marco quebrado, ¿que nos pasó? pregunte al recuerdo de una vida mejor, de una pareja diferente ¿Cuándo cambiamos tanto? ¿Cuándo dejaste de amarme? Lancé la foto contra la pared.

Me puse de pie y continué recogiendo todo los retazos de mi vida con él, todos y cada uno de las cosas que me recordaban lo que había pasado la noche anterior. Ya no puedes seguir así me dije a mi misma, una vez más, pero eran solo eso palabras que salían de mi boca, que no significaba nada, que no provocarían nada, estaba atrapada, sin salida, sola, no podía decirle a nadie lo que estaba pasando, no podía decirle a nadie.

El jardín estaba tan tranquilo, lleno de cantos de las aves, la luz del sol y una brisa suave toco mi rostro, y a pesar de que solo fue eso sentí el dolor en mi cara, suspire cansada, el teléfono comenzó a sonar, volví dentro de la casa para contestar.

-hola- trate lo más que pude de que mi voz no sonara rota.

-Hinata- la voz de Ten-ten sonó del otro lado del teléfono- ¿Cómo estás?

-Bien gracias- dije

-tienes varios meses de que no vienes a vernos y ni en el club te hemos visto ¿pasa algo?

-no nada- no quería preocuparla, estaba embarazada y eso era algo delicado- he estado muy ocupada

-Hinata no has visto a ninguno de tus amigos, estamos preocupados- la voz de su cuñada sonaba genuinamente preocupada y se sintió fatal por preocuparla

-yo…- al voltear vio su reflejo en un vidrio de la casa, estaba completamente amoratado, su labio partido y sangre saliendo de su boca y nariz- lo siento- su voz salió quebrada, apenas podía reconocerse ella misma, la mujer de ese reflejo no era ella- Ten-ten, no quiero que te preocupes por mí, estoy bien, he tenido muchas cosas en la cabeza, y no he podido salir como antes lo hacía, pero pronto iré a verte, sabes que te quiero mucho

-Hinata si algo no va bien puedes decírmelo- le dijo nuevamente Ten-ten

-todo va genial, enserio

-está bien- pudo escuchar el suspiro de resignación de su amiga- si no pasas conmigo en una semana iré a tu casa y te obligare a salir

-no hay problema- mintió

-cuídate ¿sí?

-lo hare- volvió a mentirle a su amiga- hasta luego

Colgó el teléfono, tenía que arreglarse, sabía que si él llegaba y ella no estaba lista se molestaría. Se metió al baño y dejo que el agua tibia tocara su cuerpo, le dolía, su piel blanca estaba llena de manchas moradas en sus piernas, abdomen, brazos, en todo su cuerpo, su cara un poco inflamada, lloro por ella, por ser tan cobarde, por seguir ahí a pesar de todo. Lo amo es lo que solía decirse me ama con ello se reconfortaba, pero nada de eso era cierto, nada de lo que ella se dijera cambiaría la situación, nada de eso borraría las cicatrices, los golpes y mucho menos quitaría los moretes de su cuerpo.

Se puso un pantalón y una blusa de manga larga y cuello alto, su cabello negro azulado lo sujeto en una coleta, trato de cubrir los golpes de su rostro con maquillaje, sus ojos perlados miraban con atención cada golpe soltando pequeñas lágrimas.

Bajo para hacer la cena, era algo que le gustaba cocinar, desde que su madre murió ella lo hizo para su padre, cerró los ojos recordando aquella vida lejana, no había cambiado mucho su situación, los castigos eran los mismos.

Termino de hacer la comida preferida de su esposo y se sentó en la sala esperándolo, no podía comer si él no estaba tampoco si él esta se dijo, eres una inútil recordó las palabras de su padre, nunca serás feliz, nunca servirás para nada, cerró los ojos con las imágenes de su padre y de ella en otro tiempo. Ella nunca había querido nada de eso, siempre había tratado de ser una buena persona de hacer lo correcto, pero cada paso que dio la llevo a esa vida. Todo es mi culpa se recrimino.

Fuera comenzaba a oscurecer, los últimos rayos de sol se habían esfumado dejando solamente la luz de la luna para acompañarlos, encendió algunas luces, no le gustaba estar a obscuras, no le temía a la oscuridad, se había acostumbrado a vivir en ella, solo no quería que fuera tan evidente, no quería sentirse peor de lo que ya lo hacía.

Miro nuevamente el reloj, medianoche y él aún no llegaba a casa, negó con la cabeza, sabía lo que vendría después, y aun así no sabía a donde más ir, no podía moverse de ahí, era una idiota, tendría que correr. Suspiro con cansancio y subió a la recamara, cerró la puerta con llave y la trabo con una silla, no sería suficiente si él venía de malas, pero podía inténtalo, tomo el celular y comenzó a ver las fotos, la primera de ellas era de ella y sus amigos, había perdido todo eso desde que se casó. Negó con la cabeza, había estado bien, durante mucho tiempo, no supo cuando cambiaron las cosas.

Al despertar se dio cuenta de que su esposo jamás llegó, debería de ser extraño, debería de preocuparse, pero eso era tan normal en su vida que realmente ya no le preocupaba, llegaría a la noche siguiente o la siguiente semana, en ocasiones no lo veía durante semanas, al principio se preocupaba, pero ya no, hasta ese punto había llegado su relación, podrían desaparecer de la vida del otro y ni siquiera se notarían.

Todo estaba oscuro, no había nada que hacer, no había más en que poder distraerse y no podía salir de su casa por miedo a que la vieran como estaba, que todos se dieran cuenta de que realmente era demasiado débil para poder defenderse, negó con la cabeza, no era debilidad no querer lastimar a los demás, no lo era, no podía desearle el mal a nadie, no estaba en su naturaleza, no sabía ser de esa manera. Idiota. Le reprocho su mente.

Y una vez más solo la luna era su compañera de habitación, tal vez eso era mejor. Sus memorias se amotinaban en su cabeza, luchando por salir, y ella luchaba contra ellas por no recordarlas más. Se fuerte, se repitió todo será mejor al despertar.


hola como estan, bueno este es un nuevo proyecto, la verdad no se como me salga, e la primera vez que escribo algo de ese tipo, por favor dejen sus opiniones para saber si continuar o no...

ultimamente ando un poco deprimida, como dice una imagen, perder un amor duele, pero perder a un amigo mata, hace poco perdi a una amiga, por una tonteria y eso me tiene triste, pero ya no confio en ella,y si no hay confianza no hay nada.

bueno me desvio, por favor haganme sabes sus opiniones. los quiero y saludo a todos