Levi sintió frío.

Acomodó las mantas y cerró los ojos nuevamente, intentando retomar el sueño. No pudo. Dio vuelta la almohada, cambió de posición y estiró las sábanas.

Nada. Miró el lado vacío de la cama, ese lado en el que el maldito mocoso solía dormir, que estaba siempre calientito, a su disposición. Se corrió y se colocó en ese lado, esperando que al menos así pudiera dormir unas míseras horas. Cerró los ojos y los mantuvo así cinco minutos.

Abrió los ojos y gruñó, completamente enfadado. Pateó las sábanas, se levantó y fue a buscar un vaso de agua a la cocina. Volvió a la habitación y se acostó de nuevo.

Si el maldito mocoso de Eren estuviera aquí, yo no estaría pasando por esta mierda, pensó Levi.

El maldito mocoso lo tendría abrazado de esa forma que siempre lo hacía, con las manos en su cintura, pegadito a él y haciendo que sintiera su respiración en la nuca. O tal vez lo tendría de cara a su pecho, firmemente abrazado, con las piernas juntas…

Ya estoy pensando mariconadas, pensó frustrado pasándose una mano por el pelo. Esto es culpa de Eren.

Tal vez y hasta habrían tenido sexo. Sexo candente, duro, apasionado. O suave y lleno de cursilerías. Levi tenía que admitir que los dos tipos le gustaban. Especialmente porque en cada ocasión Eren le repetía entre mordidas, besos y embestidas que lo amaba con toda su alma. Que no lo dejaría solo.

Eso se sentía bien.

Al principio era raro. No estaba acostumbrado a que le dijeran ese tipo de cosas. Con el tiempo ya era habitual, pero, aun así, nunca le respondió.

Si Eren y yo estuviéramos teniendo sexo ahora mismo tal vez podría responder a sus "te amo".

Si Eren estuviera aquí yo estaría abrazado a él, sin pasar frío y sin dejarlo ir…

Si Eren estuviera aqu-

¡Ya llegué!

La puerta se abrió dejando pasar al muchacho alto y moreno. Eren le sonrió tierno a un Levi que fingía estar dormido (aunque Eren no sabía que fingía, por supuesto), y se sacó la ropa. Levantó las sábanas y se acostó. Abrazó a su pequeño Levi y se durmió respirando en su nuca.

Cuando Levi se dio cuenta que el mocoso estaba dormido, sonrió (una sonrisa pequeña, muy leve, casi inexistente porque él no sonreía abiertamente) y se dio la vuelta, abrazando también a Eren.

Al fin estaba calientito.