[Reedición 2015]

Aclaraciones: -Man y sus personajes son propiedad de Katsura Hoshino. Ésta historia se realiza sin fines lucrativos. Gracias!


El país de las pesadillas

Gracias a Lavi había conocido el mundo de la literatura. Sin imaginárselo terminó amando las novelas de romance, las que involucraban a apuestos príncipes y encantadoras damiselas en apuros. Lamentablemente era poco el tiempo que dedicaba a leer, el trabajo de Exorcista siempre era demandante.

Sin embargo, sus contados ratos libres los dedicaba a estar en la biblioteca con el pelirrojo.

Avergonzada recordó como una vez, escondida en la biblioteca por las atrocidades de Leverrier, Lavi se hincó junto a ella, mostrándole una novela: Romeo and Juliette. A pesar de ser una historia trágica llegó a conmoverla tanto hasta el punto de nuevas lágrimas.

Luego sonrió al recordar otro día, el pelirrojo se le había acercado, entregándole un libro viejo.

—Toma, Lenalee.

— ¿Qué es eso, Lavi?

— ¿No es obvio? Es un libro —rió, provocando que Lenalee frunciera el entrecejo—. Perdón, perdón. Quiero decir, encontré esto en uno de los estantes. Pensé que te gustaría leerlo.

Alice in Wonderland —la pelinegra leyó el título. Apenas leer un poco la introducción cayó en cuenta de qué era—, ¿es un libro infantil?

—Sí —Lavi sonrió apenado—, me imaginé que podría gustarte.

—Gracias, Lavi —sonrió. Luego cambió su expresión por una de confusión—. ¿Te encuentras bien? Tu rostro está todo rojo…

— ¡S-sí! ¡No te preocupes, Lena! —balbuceó—, s-será mejor que regrese a la biblioteca o el Panda se enojará conmigo.

Lenalee rió bajito, provocando que Lavi también riera. Finalmente comenzó a leer, quedando inmersa en la historia. Era realmente entretenido leer cada cosa por la que pasaba la protagonista, desde encogerse hasta agigantarse. Colocó un separador tras cinco capítulos y cerró.

—"Sería divertido… estar en un mundo así" —meditó con tristeza.

Sería realmente agradable, un mundo sin Akumas, sin la familia Noah, sin el Conde del Milenio, sin Exorcistas; vivir en un mundo de fantasía, y no envueltos en una guerra sin aparente final. Rió quedamente al imaginarse a ella misma como Alice, una niña que comenzó llorando por no saber dónde estaba, pero que decidió seguir adelante.

—"¿Será que soy… una Alice atrapada en otro mundo?" —se cuestionó—, una Alice que es la muñeca de Dios… —susurró.

Por unos momentos quedó pensativa, imaginando a sus compañeros como personajes del cuento. Lavi bien podría ser el conejo, después de todo él la había introducido a la lectura. Eso sin contar que Kanda también…

— ¡Estúpido conejo, vuelve aquí! —el moreno gruñó pasando a gran velocidad por su lado—, ¡te rebanaré con mi Mugen!

Eso sin contar que Kanda también lo llamaba conejo.

Más de la mitad de los presentes en el comedor huyeron al ver al demonio Kanda Yuu, correteando y destruyendo todo en su afán de alcanzar al Bookman. Los dos finalmente se detuvieron al recibir un carpetazo de la chica y un sermón de parte de Allen quien recién ingresaba al comedor.

—Tsk, fue culpa del estúpido conejo —se defendió Kanda, mirando a otro lado.

— ¡¿Mi culpa?!

—Dejen de pelear y arreglen esto antes de que Komui-san se entere —intervino el albino, mirando con malos ojos a los causantes de que su almuerzo se pospusiera.

—Oblígame, Moyashi.

— ¡Mi nombre es Allen, Bakanda!

Lenalee suspiró con cansancio, ésos tres eran todo un caso. Habría continuado divagando en las mil peleas de sus compañeros, de no ser porque una explosión en el Departamento Científico los alarmó.

— ¡Supervisor Komui, vuelva acá! —se escuchó gritar a Reever.

Sin previo aviso un Komurin destruyó la puerta del comedor. A ésas alturas Jerry ya estaba inconsciente en el suelo de la cocina por tal impresión.

— ¡No quiero firmar papeles! —gritó. Después observó a los más jóvenes que lo veían con incredulidad—, ¡Aw, Lenalee-chan! —sonrió bobamente lanzándose a abrazar a su hermana.

Lenalee simplemente lo reprendió a patadas.

—Nii-san… —suspiró resignada. Komui se aferraba a sus piernas mientras lloraba dramáticamente—, Reever-san —después lo llamó.

—Será todo un placer —sonrió el aludido siniestramente.

En pocos segundos el Supervisor estaba siendo arrastrado de vuelta a su oficina, enlazado como una res.

—No cabe duda que Komui es un Sombrerero Loco —se rió el pelirrojo.

— ¿De qué hablas, Lavi?

—De nada, Moyashi-chan.

— ¡Es Allen, Lavi idiota!

ɞ

— ¡Lenalee! ¡Atrás de ti! —alcanzó a escuchar antes de que el frío metal la atravesara.

—La pequeña Exorcista fue derrotada —celebró el Conde—, ahora veamos si su Inocencia es el Corazón…

— ¡Detente! —Allen intervino en su camino, bloqueando el paso con su espada.

— ¿Por qué siempre es Allen Walker quien se interpone? —el Conde lloriqueó—. No, mejor dicho, ¿por qué siempre es el 14th?

— ¡Lavi, cuida de Lenalee!

— ¡S-sí! —Lavi extendió su Martillo, llegando rápidamente con la pelinegra—, ¡L-Lenalee, resiste, no podemos perderte ahora!

—La… vi —susurró—, ¿q-qué pasó… cómo están… los demás?

— ¡Idiota, no es tiempo para pensar en los demás, piensa más en ti! —gritó al borde de las lágrimas. Lenalee en cambio comenzó a llorar.

—Lavi… no quiero… no quiero morir —lloró respirando con dificultad.

Tras unos segundos, sus ojos violetas perdieron el brillo. Poco a poco, el calor que quedaba en su cuerpo se desvanecía. Lenalee Lee había muerto.

— ¿Lenalee? ¡Lenalee!

ɞ

Despertó súbitamente, con la garganta seca, llorando sin poder controlarse. La puerta de su habitación se abrió de golpe, revelando el rostro preocupado de su hermano y sus amigos detrás de él.

— ¡¿Qué sucede, Lenalee?! —Komui se apresuró a llegar a su lado. La pelinegra se abrazó a él con fuerza.

— ¿Habrá sido una pesadilla? —murmuró Allen a los demás.

—Es lo más probable —respondió Kanda, el más acostumbrado a las pesadillas de Lenalee.

—Más que soñarla, creo que… ella siente que ésta vida es una pesadilla —corrigió Lavi.

Komui intentaba tranquilizarla, recostándola en la cama y cubriéndola con las cobijas. Allen entró a paso lento en la habitación, sentándose en una orilla de la cama. Los hermanos lo miraron con desconcierto.

—Lenalee —habló suavemente—, te aseguro que ésta pesadilla pronto terminará. Derrotaré al Conde del Milenio, lo prometo —sonrió.

— ¿Allen-kun?

—Así que por ésta noche… duerme tranquila, todo irá bien.

En el mundo de las pesadillas, ¿todo iría bien?.