La guerra de Hao
Capítulo I: aquel día
Ese era un bello día en la casona de los azakura, el atardecer caía con calma y lentitud.
En ese lugar parecía llevarse a cabo una especie de reunión, en ella se encontraban varios de los shamanes que habían participado en el último torneo de los shamanes, todos ellos eran amigos y familiares de el descendiente de los azakura, Yoh Azakura.
La celebración se debía a el cumpleaños número 16 de la futura esposa de Yoh, Anna Kyoyama, una muchacha con una acostumbrada mirada fría y sin sentimientos, pero no ese día, mientras bailaba junto a su prometido en un enorme salón de la casona de los azakura, su mirada era la viva expresión de la felicidad y la juventud, sus ojos se centraban en los de su acompañante, las palabras no eran necesaria para explicarse sus sentimientos.
Si, en efecto ese era un día perfecto para todos los presentes, quienes reían y disfrutaban de la celebración, todo era felicidad hasta que…
Una enorme explosión proveniente de la entrada de la casona acabo con la calma de ellos, quienes salieron apresurados del salón para observar lo sucedido.
En las llamas formadas por la explosión, la silueta de una persona se hacía más visible a cada paso que este daba
-HA…HAO- pronuncio Yohmei, al ver más de cerca el cuerpo de aquel sujeto
-que bueno verte, abuelo-le dijo con calma pero con una mirada siniestra
-C…como…pero…¡no es posible…!-exclamo Kino-Yoh se encargo de destruirte
-Cuanto lamento decirles, que su querido nieto favorito no acabo con migo-bajo la vista y rio siniestramente un poco-…no al menos con mi alma-
Levanto su mirada llena de furia y extendió ambas manos de las que salieron dos enormes bolas de fuego que golpearon directamente a los ancianos estallando al contacto, y esto provoco que el resto de los ahí presentes volaran varios metros atrás estrellándose con una de las tantas construcciones que también ardió en llamas
El castaño de largo cabello se acerco con paso lento pero firme
-¡Miserable te are pagar!-grito un hombre alto de extravagante peinado saltando para atacarlo-¡sentirás la furia de la espada de madera de Ryu!- y aquel hombre trato de golpear al joven que solo rio y alzó una mano provocando otra explosión justo enfrente de Ryu
-Que lastima resultaste ser solo una cucaracha-dijo exhalando y bajo la mano
-Eres un maldito-le dijo un joven de cabello negro y ojos amarillos
-Que te parece si acabamos de una vez por todas con el Len-le dijo un chico de pelo azul sosteniendo una tabla para la nieve con su mano
-Odio estar de acuerdo contigo HoroHoro, pero esta vez are una excepción-y juntos se lanzaron al ataque pero aquel castaño volvió a sonreír como acostumbraba y unas intensas llamas invadieron todo a su alrededor, y los dos chicos quedaron inertes y tirados en el suelo
-solo quedas tu…hermanito-dirigió su mirada a su gemelo Yoh, y del fuego se alzo un hombre rubio con una guadaña en la mano, pero el resultado fue el mismo y aquel hombre callo como los demás
-¡Fausto!-le grito Yoh, pero no hubo respuesta alguna
-pobres infelices, pero es tu turno-de las palmas de el chico salió nuevamente una gran bola de fuego que el chico trato de detener blandiendo su espada, pero no le fue posible y voló al interior de una habitación en llamas.
El joven se acerco hasta quedar frente a el
-Gane Yoh, si tu desapareces, ya no habrá quien me detenga-
Detrás de ellos se encontraba una chica de cabellera rubia observando lo sucedido, pero apenas manteniéndose en pie, luego del ataque con el que acabo con la vida de Yohmei y kino, ella también había sido mandada a estrellarse contra aquella construcción en llamas, se había golpeado fuertemente casi todo el cuerpo con la madera de la que estaba hecha, e incluso una de estas se encontraba incrustada en su hombro provocando una severa hemorragia, la chica callo rendida y perdió el conocimiento por escasos segundos, logro abrir los ojos solo para ver el cuerpo de Yoh por ultima ves
-Se acabo, y yo gano-pronuncio el chico de larga cabellera, y nuevamente una explosión surgió destruyendo todo frente a él…
Y entonces Anna despertó de golpe y respiro hondo, solo había sido un sueño, una pesadilla…un recuerdo.
Se encontraba en una habitación muy bien decorada, con finas y blancas cortinas en las ventanas de esta, con un enorme ropero de madera recargado en una de las paredes de la habitación, había algunos sillones repartidos por el lugar, ya que era de gran tamaño, todo el piso se encontraba cubierto por una alfombra de terciopelo rojo, la cama era de gran tamaño cubierta por finas sabanas blancas, una habitación digna de una reina, pero no para ella, para ella era la prisión en la que se encontraba encerrada desde ya casi 2 años.
La chica giro su cuerpo y observo detenidamente un reloj que se encontraba sobre un pequeño buro junto a su cama, aun faltaba una hora para que la alarma que había programado el día anterior sonara indicándole que era hora de despertar, pero aun así, la rubia decidió que era momento de levantarse y eso mismo hizo, con pesar se sentó en la cama luego se dirigió al baño para lavarse la cara. Ya ahí, se paro frente a un espejo de cuerpo completo y se miro detenidamente con su yukata puesta, los años le avían favorecido, su cuerpo ya no era tan delgado como antes, y sus atributos se habían desarrollado satisfactoriamente, su cabello había crecido hasta llegarle a media espalda, todo eso en conjunto la hacía verse mucho más atractiva que antes, pero eso no le llamo mucho la atención. Se acercó más al espejo y descubrió su hombro derecho para ver algo
-m…ya casi no se nota nada-susurro mirando una pequeña marca en su hombro donde antes había estado una profunda herida sangrante que casi la mata.
-En ocasiones…me hubiera gustado que fuera así-mascullo la chica y una lagrima resbalo por su mejilla y la chica rápidamente la seco, no le gustaba llorar, ni siquiera si nadie la veía, y en especial, no le gustaba llorar después de aquel día, pues solo le traía el recuerdo de aquellos días en su infancia, cuando un pequeño castaño le hacía travesuras que terminaban por hacerla llorar, y luego solo le sonreía para calmar su llanto
-Cuanta falta me hace tu sonrisa Yoh…-pensó la chica y salió del baño
Se acerco al buro junto a su cama y saco el primer cajón, en el se encontraban un rosario de color azul roto, un pañuelo rojo, y unos audífonos. Ella recordó que aquel día en su cumpleaños, había forzado al chico a quitárselos y dárselos a ella. En su rostro apareció una pequeña sonrisa, saco todo de ahí, y luego levanto una delgada tabla que servía de fondo falso, y de debajo de esta saco una vieja fotografía, un poco quemada. En la fotografía se encontraba ella, con un vestido blanco sin mangas y escotado, su mirada reflejaba felicidad y sus mejillas se encontraban levemente rojas, abrazándola se encontraba un muchacho castaño, usando un traje pero todo desarreglado, mostrando su típica sonrisa como siempre, del lado derecho, había un pequeñín de gran cabeza y sonriente, detrás del un hombre alto con smoking blanco y largo cabello negro y peinado de una forma extraña, tenía una sonrisa de oreja a oreja y el pulgar en alto, a su lado izquierdo un hombre rubio con una bata y con una sonrisa algo melancólica en el rostro, después del había un chico y una chica, la chica de larga cabellera azul y el chico con cabello negro y ojos amarillos, ambos estabas sonrojados y mirándose fijamente, al lado del chico, estaba un joven de pelo azul con una mano puesta en el hombro de este, y con la otra abrazando la espalda de una chica de pelo rosado que estaba completamente roja, y por último, se encontraba una mujer de cabellera color verde y un vestido negro haciendo una seña con la mano en forma de saludo.
-Como los extraño-dijo la rubia aun sujetando la foto, centro su vista en la sonrisa del castaño que la abrazaba y de nuevo las lagrimas brotaron-cuanto te necesito…Yoh- y dejo caer sobre la cama la fotografía y luego se tiro al piso a llorar sin consuelo alguno…
Continuara…..
Waw...WAW...escribi un fic, no crei que me inspirara tan rapido, pero la historia salio casi sola
Dejen reviws porfa
los dejo
jaja
