Holis

Este es un one que hice de un reto de Dark Cherry. Ella me pidió: comedia, romance, tragedia y drama, ¡espero cumplir con todo!


Chapter 1

Un trabajo engañoso


—Hmp —fue el sonido de molestia que salió de la boca del chico, parado en frente de las puertas del instituto Konoha, con sus grandes iniciales en amarillo y verde. Técnicamente debería estar en esos momentos en clase, pero qué más daba, sabía que al cruzar esas puertas se iba a encontrar con muchos problemas y cosas que no quería enfrentar.

Aunque, lamentablemente ya era muy tarde para volver sobre sus pasos, más, teniendo en cuenta que varios de los alumnos lo habían visto llegar y sus padres sabían que hoy había asistido a clase.

Sonó el timbre y soltando un suspiro se decidió al fin por ingresar al edificio.

Adentro, recibió al instante murmullos a su alrededor seguidos por miradas para nada disimuladas que le mandaban las chicas del lugar. Sí, por si aún tenían dudas: esa era la primera razón por la cual no quería entrar.

Las mujeres son una molestia... Pensó, sorprendiéndose al instante de lo parecido del comentario con el Nara de su clase de historia.

Suspiró de nuevo, a este ritmo quedaría desinflado. Comenzó a caminar por los largos pasillos del lugar mientras acomodaba un poco las mangas de su camisa blanca, parte del reglamentario uniforme. Al acomodarse el cabello, pudo oír otra serie de gritos y chillidos molestos en grandes cantidades.

—Tsk —chasqueó su lengua y miró al suelo con rabia. El problema número uno de su lista siempre era una molestia.

Oh, ya era la segunda vez que usaba ese adjetivo.

—¡Hey idiota! —Y señoras y señores, ahí estaba el tercer problema de su lista, claro, luego de las clases de anatomía con Orochimaru. Esas eran muy escalofriantes.

Aunque volviendo al tema, ya admitía que se preguntaba cuándo iba a aparecer ese problema en su día.

Sin dejar de caminar ignoró el llamado, que seguido de insultos y gritos se acercó corriendo a él.

—¡Detente! Por dios, ¿es que la edad ya te afecta tanto, ancianito? —le preguntó molesta y plantando se en frente de él.

Él la vio molesto antes de chasquear la lengua.

—¿Tan temprano y molestando? —preguntó con ladilla. Bajó un poco la mirada y la vio postrada con los brazos en su cintura y un ceño fruncido en su rosto. Con su suéter negro y el cabello rosado se le hacía inconfundible de cualquiera.

Sakura gruñó y oyó entre dientes un mierda.

Lo miró. A él siempre le sorprendía lo verde de sus ojos. Eran hermosos y le calmaba verlos de frente. Tal vez por eso siempre se tomaba la molestia de verla a la cara cuando hablaban.

—Escúchame bien Uchiha, —le dijo, ignorando de los pensamientos que él tenía sobre sus ojos—. El trabajo de biología es para mañana y no voy a reprobar por culpa tuya, me vale mierda que no hagas tu parte pero por lo mínimo dame un sitio con internet donde investigar los puntos que en mi casa no hay nada de calma —alegó frunciendo cada vez más el ceño a cada palabra.

Sasuke volvió a suspirar, ¿cuántos iban? ¿Tres, cuatro?

Sakura zapateó el suelo cuando no le contestó y Sasuke bufó por lo ruidosa que era.

Esa chica lo mofaba a niveles inalcanzables.

—A las tres en mi casa. —Sin esperar respuesta siguió caminando dejándola con la boca abierta en medio del pasillo. Mentalmente y entre muecas-sonrisas contó por la explosión.

3, 2, 1...

—¿¡Quién te dio el derecho de mandarme!?

Una media sonrisa se formó en su rostro. Había que ver cuánto deseaba tener el derecho de mandarle para que le hiciese caso, tal vez no siempre, porque si no perdería el interés. Al fin de cuentas, de todo su círculo de conocidos ella era la única que se atrevía a contradecirlo y sacarle enojo, y aunque no lo demostrase, agradecía internamente esa pequeña molestia en su vida a diario.

Llegó al salón de clase justo a tiempo para que el maestro de historia comenzara a dar el tema. Otro suspiro más, justamente hoy le tocaba las clases más tediosas y aburridas una detrás de la otra. Vio la hora: 7:20 am, tenía la sensación de que ese día iba ser muyyyyyy largo...

§§§

Faltaba poco.

Al fin era la hora del almuerzo, eso sólo significaba que le quedaba una clase más y era libre de la tan tediosa cárcel.

Desenrolló los auriculares de su bolsillo y —¿cómo era que siempre lograban enredarse solos?— los conectó a su teléfono, uno se lo puso en su oído derecho y el otro lo dejó guindando cerca de su alcance.

—¡Teme! —le llamaron, volteando un poco la cabeza pudo ver a su amigo de la infancia el cual venía del brazo de su refinada novia.

Ella era tan amable y elegante, tranquila, dócil, inteligente, digna de un buen nombre y con una postura nada comparable a la de Sak...-Oh mierda, la molestia venía detrás de ellos y lo fuerte de sus pisadas demostraban su mal humor.

Dato interesante que había aprendido un año anterior: más fuertes eran las pisadas de Sakura, mayor era la fuerza con la que lo insultaba luego. Algo muy práctico que le había prevenido de muchas confrontaciones diarias.

—Hola Naruto, ¿cómo andas? —preguntó cuando este se detuvo frente suyo.

—¿Cómo pudiste dejarme hablando sola? —le interrumpió Sakura a Naruto, él sonrió nervioso—. Y no me digas que tenías que ir a clase porque sé perfectamente que eso a ti no te importa un comino —replicó molesta. Naruto e Hinata se miraron nerviosos y ambos comenzaron a alejarse sin ser notados.

—¿Problemas de parejas?

—Sí —le susurró divertido su novia a lo que esta rió.

—En realidad, —dijo Sasuke—. Iba a decir que tu voz era muy chillona y me estabas dejando sordo con tu gritadera. Además, tu cabello me da náuseas. —Con la mirada buscó a su mejor amigo, pero muy tarde se dio cuenta que habían escapado.

Por un instante se arrepintió de no haberlo hecho también.

—¿¡A QUIÉN LE DICES CHILLONA!? —gritó como confirmando las palabras del azabache. Lo miró molesta—. Escúchame bien travesti que usa demasiado gel. ¡No tienes el derecho de decirme nada porque tener tres palabras en tu dialecto no te hacen un buen hablante! ¡Y para tu información! —se detuvo mirando a los lados buscando un insulto para gritarle—. ¡Tienes el pelo de un gallo transexual!

Dispuesta a irse se dio media vuelta y caminó unos pasos, pero Sasuke le habló con un tono hasta demasiado divertido segundos después.

—Di lo que quieras, marimacho chillón —sonrió— pero al menos yo no sigo siendo virgen —dijo, Sakura tensó hombros antes de mirarlo sobre su hombro.

Por alguna razón, Sasuke sintió que se había pasado de la línea al ver la traición y dolor en los ojos de ella. Se preguntó por qué el tema le afectaría tanto.

—Espero que te ahogues con tu propia saliva para así poder bailar en tu funeral, imbécil y asqueroso maricón.

Esta siguió su camino como si nada, pero apenas cruzó en una esquina comenzó a correr hasta los baños, en donde se instaló en un cubículo justo antes que pequeños hipeos salieran sin control de su cuerpo.

Golpeó con el puño la compuerta cuando vio que casi y no llegaba a los baños.

—Maldito Uchiha —murmuró en voz ahogada.

Ella ya estaba acostumbrada a recibir insultos por parte del chico, pero esta vez le había dolido, y de verdad. Miró al techo blanco manchado de sustancias no identificables y suspiró.

—No sabes nada —dijo en voz ahogada. Le dio un último golpe sin fuerza a la puerta y se dejó caer contra la pared sentada. Ella sí era virgen, pero no por no tener propuestas, uff si de esas le sobraban, de tanto hombres como mujeres. Pero ella (como típico cliché de un fanfic romántico) le guardaba su primera vez a su amor de niña, con el que soñaba siempre y deseaba que fuese más que un conocido: Uchiha Sasuke.

Ella no lo odiaba... Bueno, sólo un poco. Y todo era porque aunque el chico no la recordase, ella sí lo hacía, cuando de pequeños sus padres eran amigos no tan cercanos y de vez en cuando los harían juntarse en fiestas y cumpleaños, serían cercanos, más de una vez él la protegería del acoso que le hacían por su gran frente en la escuela y ella lo consolaría en sus noches deprimidas cuando su padre no hiciera más que compararlo con su hermano mayor. Lo amaba, de verdad. Por su forma de ser, por todo lo que sabía y le faltaba por saber de él. Pero sino le insultase, sino le gritara, sino le hiciera recordar su existencia a cada día, cada hora y cada lugar, sabía que se convertiría en "una más del montón" y eso dolería más que cualquier insulto que le pudiera decir a diario.

Uchiha tenía que ser... Pensó deprimida.

Oyó el timbre de entrada y se limpió todo rastro de tristeza con sus manos, salió del cubículo lista. Y mirando al espejo se acomodó un cabello suelto detrás de su oreja y asintió.

La campana se detuvo.

—Maldita tu memoria de pez, Uchiha —gruñó, por costumbre, antes de salir del baño.

§§§

—¡Oh! Sakura, cuánto tiempo, por favor: pasa, siéntete en casa.

Sakura hizo una pequeña reverencia antes de pasar por la puerta del apartamento. Dejó los zapatos en la entrada mientras sacaba unas cuantas cosas de su mochila.

—Creo que mi Ototo está en su cuarto —pensó en voz alta, la miró—, déjame que lo busque y le diga que estás aquí —dijo Itachi antes de regalarle una de esas sonrisas que le sacaban las bragas a las chicas de golpe y un guiño coqueto que fácilmente podría derretir los polos.

Se dio media vuelta y se perdió por uno de los pasillos dejándola sola en la entrada.

Sakura sonrió viendo por dónde se iba, nunca le dejaría de sorprender la gran diferencia entre ambos hermanos Uchiha. Ambos inteligentes, ambos morenos, uno un genio y otro un prodigio, uno educado y el otro mal hablante.

Ambos Uchihas, pero ninguno con la norma carisma.

Uno grosero y otro con un léxico impresionante. Agregó para sus adentros. Y yo tuve que enamorarme del grosero, pensó Sakura molesta consigo misma mientras fruncía el ceño.

Gruñó en voz alta y miró al suelo.

Ese mal nacido, pensó con rabia. Llevaba una hora (¡una puta hora!) esperando ahí afuera y si fuera por él algo le decía que podría haber estado otra más sin problemas. Debí haberle roto del timbre, pensó, más sabía que no hubiera podido, porque la señora Mikoto era tan amable que no creía poder hacerle algo tan cruel por culpa de su hij-...

—¿Lista?

Casi su alma salió de su cuerpo al oír la voz de Sasuke detrás de ella. Tan concentrada estaba pensando que no le había escuchado llegar. Mientras, él alzó una ceja al ver a la chica llevarse una mano al corazón y aspirar grandes bocanadas de aire.

—Maldito —dijo sin voz—. Para la próxima avisa ¿ok? —le pidió "amablemente" con la mirada.

Él la miró divertido.

—No sé en qué mundo vives, —dijo—. Pero en el mío la gente está pendiente de sus alrededores, más si está en casa ajena.

Los ojos de ella volvieron a brillar de rabia y por cuarta vez en el día Sasuke no pudo evitar admirarlos embelesado.

Sakura gruñó y sujetando sus cuadernos contra su pecho le pasó de largo.

—Jódete —murmuró.

—Jódeme —le respondió con una media sonrisa y disfrutando las blasfemias de ella por su contesta.

Al entrar en su cuarto Sakura se sentó en la cama sin preguntar, mientras que Sasuke se conformó con el escritorio donde estaba su computadora. De reojo, vio la habitación y no se sorprendió de ver que todas las paredes eran de azul oscuro mientras que los muebles eran de madera negra.

Tan predecible, pensó abriendo sus notas.

—Bueno, —suspiró—. El tema es sobre...

Cuando no siguió hablando Sasuke levantó la mirada de la pantalla y vio a Sakura sonrojada y con los ojos ligeramente abiertos. Alzó una ceja extrañado, no era común ver esa expresión en el rostro de su compañera.

—¿Y...? —preguntó impaciente de su silencio. Le agradaba más habladora y de lengua floja, le hacía pensar en algo y complementaba su poco hablar.

Incómoda, Sakura carraspeó un poco.

—Bueno, el tema, que mandó el maestro, que estoy segura que fue él, y que no entiendo lo que tiene que ver con lo que vemos en clase: es sobre las formas de tener actos sexuales —dijo hablando más de la cuenta y sintiendo su cara arder de la vergüenza.

Sasuke frunció el ceño. Sabía lo pervertido que podía llegar a ser el profesor de biología, ¡pero eso era ridículo! Caminó hasta la chica donde le arrancó la hoja de las manos sin decir palabras, mientras que esta seguía muy avergonzada como para criticarle su comportamiento.

Leyó las instrucciones y al instante reconoció la letra de su tío.

Bueno... Para el equipo de Uchiha Sasuke y Haruno Sakura habrá un trabajo sobre: las formas de tener actos sexuales. ¿Comprendieron? Cómo tener sexo, sus formas, los puntos G y herramientas para hacerlo más duradero.

Y no, no quiero algo copiado de internet, quiero las mejores posiciones y formas que se les ocurran para tener más placer en el acto. ¿Quién sabe? Tal vez algún día les hagan falta.

Deben ser desde el punto de vista del hombre y la mujer, ¡claro!, doy puntos sumatorios si ponen también "extras".

Mínima extensión: 6 hojas.

Profesor de biología de 6 año, Kakashi Hatake.

En esos momentos a Sasuke le provocó agarrar la hoja y romperla en cientos de diminutos pedacitos, crear una bola con ella y luego lanzársela a la cara de su profesor. El idiota de su tío lo había hecho apropósito, lo sabía, aún aquí se podía imaginar la sonrisa que tenía en su rostro mientras escribía la nota. El bastardo se las pagaría caro luego...

Miró a Sakura y sintió... ¿Lástima? ¿Compasión? ¿La necesidad de tomar una foto por lo ridícula que se veía?

Encogiéndose de hombros soltó la nota y volvió a sentarse en frente de su computadora. Sintió la mirada de ella en todo momento sobre él y sonrió teniendo una extraña sensación de ego y arrogancia por tener su atención completa.

—Molestia —la llamó girando su rostro hacia ella, rió por dentro al verla tan roja y fuera de lugar—. A mal tiempo hay que darle prisa —recitó antes de ir al historia de búsqueda de su computadora y comenzar a revisar las "educativas" páginas ocultas para su "educativo" trabajo escolar.

Sakura en cambio respiró como pudo mientras buscaba y abría su laptod desde su bolso. Al teclear escribió como tres veces mal las palabras y gruñendo se dio cuenta que sus dedos temblaban de los nervios.

Calma Sakura, calma. Terminemos este trabajo rápido así podremos llegar a casa a gritarle a la almohada, tal vez un chocolate antes de dormir y una manta para llorar en silencio... Sí, se decidió, eso suena bien.

Y así pasaron las horas. Cada uno haciendo su propia parte del trabajo la cual consistía que buscaran las mejores posiciones, puntos, sitios y juegos del sexo al que pertenecían.

Sasuke se cruzó de piernas por segunda vez y abrió otra página de las tantas que tenía abiertas. Estaba calentándose, lo sabía, y mucho, leer las recomendaciones de expertos para sentir más placer, las formas de agarrar mejor el trasero del acompañante, lo excitante que pueden a llegar a ser las preliminares si se daban bien...

Kuso. Gruñó al sentir como la sangre bajaba hasta un sitio no incómodo, más si innecesario para lo que estaba haciendo en ese momento. Por su mente flashes de las clases deportivas con la molestia pasaron por su cabeza y sediento recordó las gotas de sudor que bajaban desde el cuello, pasando por la espalda y llegando al trasero de su compañera. Era grande, y recordaba a los demás hombres viéndolo con las bocas abiertas y las lenguas afuera.

Sus senos pequeños, su cintura diminuta... Esos labios que pedían a gritos ser besados...

Desde su sitio des cruzó las piernas y fingió ver a la pantalla con atención.

Shanaro, gimió Sakura al sentirse húmeda e incómoda. Sin saberlo, compartía los mismos sentimientos que el Uchiha, estando mojada, acalorada y deseosa. No era inexperta, pero el detalle de algunas páginas le daba una curiosidad que llevaba a los límites su imaginación para nada aburrida. Ya gritarle a la almohada no sonaba tan atractivo como antes, ahora quería gritar otras cosas a otras personas.

Tal vez ellos eran más parecidos de lo que se daban cuenta en primer lugar.

¿Y si finjo enfermedad? Pregutó Sakura como si eso fuese un hecho en verdad factible. Subió la mirada al sentirse observada por un instante, y sin querer jadeó y se mordió los labios al chocar con la mirada hambrienta y acalorada del Uchiha.

Se sintió poderosa.

—Sasuke —murmuró.

Todo después de ahí fue muy confuso, tanto así que ninguno de los dos recuerda el orden exacto de las sucesos. Antes de darse cuenta Sasuke había tumbado las cosas al piso y había atrapado a Sakura debajo de él, contra la cama. Antes de poder pensar en nada sus manos se perdían en la piel del otro, explorando sitios nunca antes vistos por ellos, excitándose a cada roce y gimiendo sus nombres por mera desesperación. Antes de haber dicho algo, sus lenguas se encontraban en un juego que nadie quería perder, mordisqueando los labios del otro, rasguñando y mordiendo los cuellos ajenos.

Pararon de repente.

Y mirándose los ojos de cada uno, en silencio se preguntaron si eso es lo que de verdad querían, si no estaban cometiendo un error. La mirada dulce de él y la sonrisa feliz de ella causó una leve risa de ellos, burbujeante y repentina. Ambos sabían que dejarían las dudas de después para los problemas de después. Se deseaban ahora, y se conocían demasiado bien como para intentar demostrar lo contrario.

Antes de darse cuenta... Habían hecho cada una de las posiciones del trabajo.

—¡Sasuke! —gritó con sus ojos empañados de placer. Su manos sujetaron las sabanas y con sus uñas buscó más apoyo de la misma.

Sasuke en respuesta la sujetó más fuertes sus caderas, seguro que dejaría moretones luego ahí, mientras la penetraba desde atrás como si no hubiese fin. Sakura ya mareada de tanto apoyó la frente contra la almohada y siguió gimiendo entre respiraciones murmurando el nombre de él. Ya para esta entonces, no podían reconocer de quién eran los gemidos de quién, perlados de sudor como estaban y sin pena frente al otro de probar cosas nuevas.

—Sakura —susurró sin voz acabando dentro. Apoyó su cuerpo en la espada de ella, pero harta de tanta quietud ya minutos después Sakura lo empujó a lo que él sonriente la volteó y (luego de haber cambiado el preservativo) siguió penetrándola sólo que ahora con ambas piernas en sus hombros.

... Y eso que sólo llevaban tres hojas del proyecto.

§§§

—¿Y bien? —Al oír la pregunta una sonrisa tiró de sus labios. Hizo una seña para que el otro pasase por la entrada y el hombre al hacerlo lo siguió por los pasillos del apartamento deteniéndose en frente a una puerta en específico.

Señalando presentó la puerta a su invitado con una sonrisa.

—Oye por ti mismo —dijo. El peli plateado apoyó la oreja en la puerta y el sonido de una cama sacudirse y gritos descontrolados le llegó. Giró la cabeza a su acompañante, y con una sonrisa siguió al Uchiha hasta la sala de su casa.

—Te dije que nunca fallaba —dijo con una risa de humor saliendo de su boca, se dejó caer en el sofá detrás de él y miró s su alumno más leal.

—Tenía razón sensei, —admitió Itachi. No queriendo saber cuándo había probado su teoría su sensei antes—. Mi Ototo no se resistiría a la primera oportunidad de follársela duro. —Con aparente desánimo este sacó de su billetera un billete de alta categoría y se lo tendió—. Sigue siendo el maestro, Kakashi-sensei.

Gustoso Kakashi aceptó el dinero y lo guardó en su billetera con una sonrisa.

—Ah, vamos, no estés tan triste —dijo divertido. Él lo miró curioso—. Mira que Jiraiya dijo que del trabajo que me entreguen mañana él iba a sacar un libro en el cual tendremos un 20%.

¿20%? Pensó con los ojos abiertos.

—¿En serio? —preguntó sorprendido. Kakashi asintió e Itachi se pasó una mano por el cabello impactado—. Pues entonces mejor —dijo a lo que él lo vio confundido.

Sonrió.

—Así podré ver la cara de mi Ototo al verse de protagonista principal en uno de los Icha-Icha —dijo feliz. Asintiendo, de quién sabe dónde Kakashi sacó un tomo de Icha-Icha a lo que Itachi sacó el propio.

—Por los grandes planes —dijo Kakashi.

—Por los grandes planes y, por el ninfómana de mi hermano —añadió Itachi, ambos chocaron sus Icha-Icha al mismo tiempo que se oyó un sonido gutural venir desde alguna parte de la casa, al instante ambos hombres se vieron a los ojos pensando de quién había sido eso.

—No sé tú —dijo Kakashi con seriedad—. Pero al menos yo voy a tomarme un día libre para leer ese trabajo, al fin de cuentas, les dije que valía el 50% de la nota. —Una pequeña sonrisa que delataba la mentira de sus palabras adornó al final.

—Maldito sensei —Itachi soltó una carcajada limpia y no pudo evitar limpiarse una lagrimita de su ojo.

Joder a su Ototo no tenía precio, y más si tenías a alguien para ayudarte.

Por supuesto, pensó riendo a rienda suelta con su tío político y antiguo maestro, aún más si ganó dinero en el proceso.


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Bye...