Esta es una serie de cartas que James escribió antes de morir, cuando Harry era un bebé. De alguna forma sabía que moriría antes de ver a su hijo crecer y quiso darle los consejos que necesitaría a lo largo de su vida antes de que fuera tarde.
3 de Enero de 1980
Querido Harry,
quisiera decirte tantas cosas, pero hoy me dedicaré a darte un simple y práctico consejo: Sonríe.
A veces la historia te marca como bueno o malo, la realidad es que no podemos etiquetar a alguien por una sola acción aunque así es como sucede la mayoría de las veces.
Hace no mucho tiempo, faltando dos años para nuestra graduación mis padres murieron. Fue un balde de agua fría pues siempre estuve consentido, nunca me faltó nada, al contrario, hoy puedo decir que tenía más de lo que merecía. No entendía por qué no podía tener algo y me esforzaba para que por las buenas o malas, siempre me saliera con la mía.
Para entonces, justo antes de que ellos fallecieran, yo molestaba mucho a tu madre, intenté de todo, ser bueno, malo, arrogante, tierno, nada funcionaba, hasta parecía que todos mis esfuerzos se iban a la basura pues ella me ignoraba. Debes saber también que tu madre era la mejor amiga de mi peor enemigo, pero no lo quise así desde el principio.
Flash back
Muchos alumnos, algunos con ropa muggle, túnicas de viaje y otros ya con uniforme abordaban rápidamente para poder despedirse desde las ventanas de sus padres. Dos chicos peleaban, ambos de cabello oscuro y su madre, una señora algo ya grande los regañaba.
-No quiero que te juntes con... - Daba las últimas recomendaciones pero el niño más pequeño la ignoraba totalmente esperando el momento de correr al tren - Sirius, hazme caso de una buena vez...
-Regulus, préstame tu varita - El pequeño insistía.
-Ya estate quieto, hazle caso a mamá. - El hermano mayor se veía tranquilo y estresado al mismo tiempo.
-Pero es que tu si puedes convertir a mi lechuza en un gato, yo quería un gato, no esta ave tan...
-Ya quédate quieto, escucha lo que mamá quiere decirte, es importante. - Dándole un zape en la cabeza a su hermano menor.
-Sirius, no te juntes con los sangre sucia, tampoco con traidores a la sangre y cuando llegues a Slytherin...
-Maaa que aburrido, si todos vamos a la misma casa me vigilarán todo el tiempo
-Ya sube o perderás el tren, tu hermano ya ha subido. - A lo lejos, Regulus Black se perdía entre la multitud sin despedirse de su madre y sin tener en cuenta a su hermano menor. - Vete ya... - La señora parecía molesta.
El pequeño miró con enojo a su madre, él quería irse con su hermano pero ella lo había distraído. Por otra parte, de reojo veía como una pareja ya algo grande despedía a lo que parecía su único hijo y quiso que su madre por lo menos le besara la cabeza y le dijera que lo iba a extrañar. Saltó al tren en cuanto pudo mientras su madre se alejaba sin voltear atrás.
Al mismo tiempo, justo al lado de ellos una pareja de edad considerable despedía a su hijo como si se fuera por miles de años.
-Y se amable con todos... - El señor acomodó la bufanda del chico.
-Sí papá - El niño esbozó una sonrisa.
-No seas travieso, no querrás que tu casa se quede sin puntos. - La señora re-acomodó la bufanda.
-Sí mamá - Le dedicó una mirada tranquilizadora a su madre.
-Cuando estés en tu habitación nos envías una lechuza, ya sabes que si quedas en Gryffindor estaremos muy orgullosos pero hay parientes en las demás casas...
-Sí papá - El niño veía hacia el tren vigilando que no se le fuera a ir.
-No lo presiones, James, querido, no importa en qué casa estés mientras estés feliz y aproveches mucho tu estancia ahí.
-No se preocupen, les escribiré llegando. - Le dio un abrazo a su madre que le devolvió con energía para luego besarlo en la frente, después a su padre a quien le susurró - Espero quedar en Gryffindor - antes de irse.
Ninguno tenía túnica de viaje salvo una pequeña de cabello rojo. Se notaba visiblemente nerviosa pero a su vez emocionada. Su madre la miraba como si no fuera a volver y su padre le dio unas palmaditas, empujando su baúl y avanzando junto a ella. Su hermana, visiblemente molesta veía con odio todo aunque se podía ver un dejo de maravilla por todo lo que pasaba alrededor.
-Pórtate bien Lily - La madre rompió el silencio abrazando a su hija menor. En cuanto puedas, escribe a tu tía y ella nos hará llegar tu carta.
-¿Seguro la tía Ann les enviará mis cartas?
-Claro que sí, lo hará gustosa, eres la primera bruja después de muchas generaciones, le agrada tener algo de compañía - Le sonrió su padre y la abrazó.
Los tres quedaron viendo a la hermana mayor expectantes a su despedida. Como no hizo nada su madre habló.
-Petunia, despídete de tu hermana, no la vas a ver en mucho tiempo - La niña le hizo un gesto de despedida con la mano hasta que su madre las juntó obligándolas a abrazarse. - Son hermanas, actúen como tal.
Lily se veía asustada pero pronto pasó a una leve tristeza mientras que Petunia estaba realmente molesta. Finalmente subió al tren y su familia se alejó para despedirla desde el andén.
Un señor regordete y una señora delgada en extremo despedían a toda prisa a su hijo.
-¿Olvidaste algo más? - La señora revisó rápidamente el equipaje del niño.
-No madre... - Algo fastidiado y apenado
-Recuerda, tu madre fue Hufflepuff y yo Ravenclaw, puedes estar en cualquiera de esas casas...
-Pero el abuelo era de Slytherin - Viendo a su padre suplicante
-Y mi padre fue Gryffindor - Agregó la señora
-Lo que caiga está bien... procura no estar con los Slytherin, son peligrosos - El señor susurraba y veía a los alrededores.
-¿Y si me regresan? - El chico hizo una mueca confundido. No era inteligente, ni astuto, ni bondadoso y mucho menos valiente.
-No creo que pase eso Peter, tranquilo, el sombrero nunca se equivoca.
Ambos padres lo ayudaron a subir al tren pues aún era muy bajo para subir solo.
-Recuerda, se tu mismo hijo.
Al otro extremo del andén, un chico algo alto para su edad, pero con mirada triste a diferencia de los demás, empujaba solo su baúl. Veía a las familias despedirse de sus hijos que alegres saltaban y se replegaban contra las ventanas para decir adiós. Sonrió con tristeza y acomodó él mismo su baúl junto a los otros.
-Papá... - Tocó con su mano la cicatriz de su cara, en la mejilla derecha. Con amargura vio el tren, no tenía ganas de subir pero no tenía opción. Recién había perdido a su padre, su madre murió cuando él era un bebé tratando de protegerlo de un hombre lobo. Sentía culpa de seguir con vida, no recordaba la muerte de su padre a pesar de haber estado ahí. Era una gama de emociones muy fuertes para tan sólo un niño.
Pensó que Dumbledore era muy amable por admitirlo aún bajo su condición y cuando su padre y él fueron atacados, fue el mismísimo director quien veló por su seguridad. Pasaría todo el año escolar en Hogwarts, durante el verano, viviría en Valle Godric en la vieja casa del profesor atendido por una vieja amiga. Aún así no quería ser una molestia, bastante hacía ya con tenerlo bajo su custodia y proveerlo de alimento y techo. Prácticamente no tenía nada. Suspiró y trepó al tren quedando en el primer vagón vacío que encontró.
Pensando en que la gente se daría cuenta de que era un hombre lobo, miraba a los niños felices y escondiéndose del resto. Tal vez él mismo los repelía con su horrible condición.
-¿Está ocupado? - Sirius se asomó al vagón sin encontrar respuesta. - ¡Cielos, me asustaste! Mucho gusto, mi nombre es Sirius Black. - Le tendió la mano al chico que aún a estas alturas no había emitido ni un sonido.
-Remus Lupin, encantado - Contestó educadamente.
-¡Que genial cicatriz! ¿Cómo te la hiciste? -El chico enrojeció y dudó en contestar. Para su suerte fue interrumpido.
-¿Hay espacio? - James se asomaba por la puerta. - ¡Hey! ¡Yo te conozco!- Apuntando a Sirius - Eres el de la tienda de mascotas.- Sirius lo miró confundido - Sí, el que quería un gato, ¿te compraron una lechuza verdad?
-Si, fue tan triste. Mi madre es una señora muy gruñona y no le gustan los gatos, Sirius Black, mucho gusto - Se dieron un apretón de manos.
-Igualmente, James Potter. ¿Puedo sentarme aquí? - Viendo a Remus acorralado en la esquina del vagón.
-¡Uh! Cierto, Potter, él es Remus Lupin. - Estaban por darse la mano cuando un ruido a las afueras los hizo asomarse a ver qué pasaba.
Un chico regordete y rubio era pateado por un par de niños de tercer año (o eso parecía).
-Hey tú, ¿te crees muy grandote y valiente? - James enfureció al instante y les fue a plantar cara.
-Y tú muy grande como para ponértenos al tiro ¿no? - El chico rubio y de ojos verdes se le acercó haciéndole ver la gran diferencia de alturas. James sólo tragó saliva.
-No muy grande, pero si somos 4 contra dos - Sirius se unió a la no tan agradable conversación - ¿Verdad Lupin?
Remus, que estaba de observador asintió con la cabeza y pensando en que muchas veces a él le había tocado estar en el suelo pidiendo auxilio se paró junto a sus dos nuevos amigos.
-Yo sólo veo tres de ustedes - El otro chico era moreno, un poco bajo pero con espalda ancha.
James le lanzó una mirada al chico rubio del suelo para que se levantara y se pusiera junto a ellos, éste de inmediato corrió hacia sus protectores escondiéndose detrás de ellos.
-¿Así piensas ganarnos? ¿Con ese circo de fenómenos deformes? - El chico moreno no terminó de insultarlos pues un par de prefectos estaban por llegar con ellos -
-Se salvaron por ahora... - El rubio les dio la espalda seguido por su compinche.
Cuando se alejaron lo suficiente, los cuatro entraron a la sección que tenían apartada del vagón.
-Cielos, todavía no llego a la escuela y ya me estoy metiendo en problemas. - James se dejó caer en el sofá.
-Em... - El niño gordito por fin hizo un sonido - gracias - Los tres le sonrieron.
-No es nada, soy James Potter, él es Sirius Black y Remus Lupin.
-Me llamo Peter Pettigrew
-¿Peter Pettigrew? ¿Tu papá se llama así también? - El chico asintió con la cabeza - Mi mamá trabajaba con el tuyo en el departamento de control de criaturas mágicas.- James parecía que siempre conocía a alguien.
Del otro lado del tren, Lily y Severus apenas habían alcanzado un lugar para sentarse. Él la había buscado como loco, no podía perder a su única amiga en el mundo si ella se encontraba con alguien más, pero antes fue a cambiarse. Detestaba su ropa, prefería mil veces usar el gastado uniforme de segunda mano que las largas batas que le obligaban a portar.
-¿Y se ve el cielo? - Ella realmente estaba emocionada y quería saberlo todo.
-Si, pero sólo es un encantamiento... - Severus se sonrojaba con facilidad cuando ella hablaba.
-¿Y los fantasmas son reales o también son encantamientos? - Lily miraba expectante a su amigo.
-Em... - A veces no podía hablar de lo nervioso que se ponía, nunca nadie quería hablar con él hasta que ella llegó a su vida - Pues hasta donde sé, son fantasmas.
-¿Y no te dan miedo? -
-Este... no, ¿por qué deberían de asustarme? - Trataba de mostrarse interesante.
-Ahora dime todo lo que sepas de las casas...
-¿Son de primero? - Sirius se acercó a la puerta. Al instante, Severus le lanzó una mirada de "no molestes" pero Lily se había adelantado a contestar.
-¡Si! - Con una sonrisa de oreja a oreja, la pequeña se había olvidado ya de todo el drama de su hermana.
-Excelente, nosotros también. - Atrás de él, Remus y Peter asomaban sus cabezas. - ¡Potter, aquí hay más de primero! - Gritó.
James se abrió paso, habían salido a buscar más chicos para conocer a los que serían sus compañeros. Al entrar los cuatro notaron que no eran bienvenidos sin embargo, la chica los invitaba a sentarse.
-Mucho gusto, mi nombre es Lily Evans, él es mi amigo Severus Snape
-¡Genial! Mira, ellos son James Potter, Peter... ¿cómo era? Pettigrew? - El gordito asintió - y Remus Lupin. Yo soy Sirius Black.
-Mucho gusto - se apresuró a decir James y ella le sonrió. - No te preocupes por ellos dos - Lily veía confundida a Peter y a Remus que estaban como idos - No hablan mucho pero son buenos chicos. - El cabello de esa chica hacía que quisiera tocarlo pero recordó las palabras de su padre sobre ser amable y mejor no hizo nada, aunque estaba muy tentado.
Por otra parte, Severus no dijo nada y los veía con desdén. Conocía a Sirius Black, era descendiente de sangres pura, la supremacía de la sangre estaba en sus venas y era algo que él deseaba, ser puro, así tal vez no repelería a la gente como la peste al acercarse a él. Aún no habían interactuado y ya le odiaba pero lo que estaba por pasar lo heriría aún más. Un chico de gafas y pelo despeinado le había sonreído a su amiga y ésta le había dedicado una encantadora sonrisa como las que se supone que sólo le daba a él. Recordaba su apellido, Potter, bien visto en clase alta de magos, pero nunca fueron muy ostentosos a pesar de tener una riqueza inmensa en Gringotts. En el fondo, envidiaba a ambos, no les conocía pero tenían dos cosas que él deseaba: fama y sangre pura. Todo ese rato tuvo una cara de pocos amigos y por supuesto Lily lo notó, sintiéndose incómoda.
-Em... ¿y en qué casa creen que van a quedar? - Peter habló. Su pregunta era tímida y apenas audible, pero James aprovechó para romper el silencio.
-¡En Gryffindor! Como los valientes - James fingió que desenvainaba una espada y los demás rieron.
-Yo en Slytherin - Dijo Severus por fin, con un aire de superioridad. - Ahí van los que son astutos, los mejores magos han estado ahí... - James y Severus se miraron fijamente, era una declaración obvia de guerra.
-¿No puedes elegir? - Preguntó Lily tratando de distraer la vibra tan extraña.
-Según algunas personas, le han pedido al sombrero estar e si tienes suerte, te pondrá en donde quieres.- Remus siempre sabía respuesta a todo, la mirada matona de Severus le tocó a él esta vez, se supone que el único que puede impresionar a Lily es él. Remus ignoró por completo la mirada y le preguntó a Lily - ¿Dónde te gustaría estar?
-En Slytherin por supuesto - Severus se apresuró a contestar.
-Oye, deja que la señorita responda - Dijo James con aire de galán, no por engreído, sino porque así era con las niñas y la mirada de fuego apareció en los dos otra vez.
-Calma Jamie - Sirius le puso la mano en el hombro - ¿En dónde ha quedado tu familia Evans?
- ¿Jamie? Mi madre me dice así - Renegó James con voz baja y Lily sonrió.
-La verdad creo que mi tía estaba en... con un tejón...
-¿Hufflepuff? - Remus completó la frase - ¿O sea que tus padres no son magos?
-No, soy la primera de muchas generaciones - Dijo Lily con orgullo.
-No tienes que darles explicaciones Lily, algunos de ellos son de la supremacía de la sangre... - Sirius se sintió ofendido, sabía que se refería a él, lo que no tenía idea ese niño era que estaba dispuesto a ser todo lo opuesto a su familia.
Lily los miró confundidos, no entendía qué quería decir eso, había un mundo entero de lo que no sabía nada pero sentía que no debía indagar en ello. Remus se arrepintió de la pregunta. Por su parte Sirius atravesaba internamente un conflicto emocional que James logró descifrar con sólo ver su cara.
-Vámonos chicos, este grasiento no tiene nada que ver con nosotros. Espero no nos toque en su casa. - James hizo paso a Remus, Sirius que iba con la mirada triste y a Peter. - ¿Vienes linda? - Otra vez el coqueteo involuntario hizo que Severus se pusiera rojo de la ira - o te vas a quedar con ese pelele.
Lily que también era de armas tomar, respondió en un tono agresivo y a la defensiva.
-Resulta que el pelele es mi mejor amigo, así que puedes irte con tus amiguitos a jugar por ahí.
-Como quieras... - y los cuatro desaparecieron de la vista.
Regresaron a su puesto inicial en el vagón. En silencio se cambiaron de ropa y nuevamente Peter sacaba el tema a flote.
-¿En qué casa querrían quedar? - Mientras se abotonaba la camisa que le quedaba un poco apretada, en su voz se notaba un dejo de preocupación.
-En Gryffindor, es la mejor - James parecía haber olvidado el incidente y sonreía de nuevo.
-Espero quedar en Ravenclaw, no soy muy valiente que digamos. - Remus contestó mientras remendaba su túnica que se había descocido mientras intentaba ponérsela.
-Yo a donde sea, con tal de que no sea Slytherin... toda mi familia está ahí, no me gustaría encontrarme a mi prima, está completamente loca. Y mi hermano... Él me ignora, no me agrada. ¿Y tu Peter?
-No soy valiente como para Gryffindor y Ravenclaw... No soy muy brillante. Lo mejor que puedo esperar es Hufflepuff, no puedo quedar en Slytherin o mi papá me matará.
-Tranquilo, quedarás conmigo, es destino que yo te cuide. - James le puso la mano en el hombro.
-Gracias, creo...
-No entiendo porqué fuiste tan grosero - Lily regresaba de cambiarse y ahora tenía su uniforme. - Ya sé que te habló muy feo Potter pero...
-No conoces a ese tipo de gente - La interrumpió - cuando se enteren de que eres hija de muggles van a burlarse de ti...
-Pero ya les dije y no se burlaron.
-Dales tiempo, conozco a ese tipo de gente - "Que te quiere alejar de mi" pensó - no son buena compañía. Entre más te alejes de ellos mejor.- Lily se veía algo molesta aún - ¿Si quieres quedar en Slytherin, verdad? - Entonces Lily volteó sonriente a él.
-No lo sé, que el sombrero me ponga donde quiera, demostraré que puedo ser una gran bruja.
-LOS DE PRIMERO - un grito atrajo su atención, era un hombre alto, muy alto y barbón.
-¿Ser hija de muggles es malo? - Lily preguntó a Snape mientras caminaban hacia el sujeto que los llamaba pero él no contestó.
Fin del Flash back
Como puedes ver, las cosas no salen como quieres Harry, yo no quería hacerme de un enemigo el primer día. No juzgues tan rápido mi querido hijo, nunca sabes quién será el que te va a defender o quien te traicionará al final. Sólo te puedo decir que seas cuidadoso y amable con todos y cuando llegue el primer día de clases, el primer día de trabajo, el día en que conozcas a la familia de tu novia, sonríe y trata de ser tu mismo porque tal vez esa primera opinión que tengan de ti sea la única que les quedará.
Te quiere, tu padre.
James
Hacía como dos años que no escribía nada. Desde entonces, me gradué, conseguí trabajo y no tengo gran cosa que hacer mientras pasa la temporada de inducción, así que para no dormirme me puse a escribir.
Si a alguien le gusta, me haría muy feliz saberlo para poder continuar.
Saludos n_n
