Disclaimer: Los personajes de esta historia pertenecen al escritor de Fairy Tail, Hiro Mashima. La idea me pertenece.
Capítulo 1
Amistad
Especialista en aguantar el dolor, Juvia se consideraba con un doctorado en soportar aberrantes desilusiones amorosas. Recordaba perfectamente el haberse jurado a ella misma no querer a nadie más, después de su última práctica en los confines del sentimentalismo. Prometió solemnemente todo su afecto a una persona; quién no supo valorarlo y la dejó sintiéndose vacía al aceptar su abandono.
Tanto por dar y nadie a quién poder convertir en merecedero de aquel sentimiento tan puro y sincero, como es el amor. Caminaba las calles en silencio, mientras recordaba palabras, momentos. Se convencía de que aquello no había sido su culpa, aunque así lo habían querido demostrar. El arrepentimiento es un arma de doble filo, la cual sirve de igual manera para sanar, como para terminar de demoler un alma rota.
No podía sacar de su mente aquella manera en la que ellos dos, parecían encajar completamente; jamás había conocido a alguien como él, y eso la mortificaba de igual manera que satisfacía. Sus días habían tenido sentido por un corto tiempo en el cual encontró, al que idealizó como alma gemela, pero al que poco tiempo después perdió. Las cosas no terminaron como ella lo deseó. No hubiesen terminado, si de ella hubiese dependido. Pero las segundas partes siempre tienen una opinión muy diferente a la de uno mismo, que no podemos evitar notar y sería completamente intolerable, no saberlo respetar.
Lo extrañaba y soñaba con poder volver a acariciar aquellos cabellos oscuros, a los que en su momento, tantos besos brindó. Sin embargo, bramaba de ira al apretar sus puños con fuerza y recordar toda aquella indiferencia que no se mereció, después de haber ofrecido su corazón tan abierto y transparente, como si jamás la hubiesen lastimado antes, a una persona que no valoraba el afecto de sus pares. ¡Maldito el día que lo cruzó en su camino! Maldito aquel día en que dejó que las ilusiones y esperanzas se apoderaran de su débil corazón por sobre su mente. Mente que ahora no podía olvidar, pero que si así fuera, no lo querría jamás. Porque hay personas que para bien, con su amor, te marcan y para mal, convierten aquel sentimiento en un especie de iceberg abstracto e inerte, que es incapaz de volver hacia atrás.
Ya era tarde para volver a empezar, no había nadie más. Y aunque así lo hubiese, no importaba, si era él a quién quería. ¿Cómo pudo haberle hecho algo así? ¿No pensó acaso en la manera en la que un corazón se podría romper justo frente a él, al decir tan despectivamente que ya no estaba dispuesto a seguir su camino junto a ella? Él no era consciente de la rapidez en la que podía romper en pedazos a alguien que lo amaba tanto.
Recordaría aquel invierno como el más frío que había pasado jamás. A pesar de siempre haberlo adorado, los inviernos, después de aquel tan devastador, ahora se presentaban con una nostalgia insostenible, casi dolorosa. Como esa piedra diminuta pero puntiaguda que descubrís dentro del zapato cuando ya caminaste hasta salir de tu casa y no hay vuelta para poder sacarla de ahí, así que tenes que seguir caminando con la esperanza de llegar a algún lugar donde nadie esté viendo para parar y arrojarla a un lado al descalzarte. Con la diferencia de que Juvia ya no esperaba llegar a ningún lado, sólo le quedaba caminar aquel invierno congelado, sin compañía, sin calor, sin un mínimo de comprensión y con aquella piedra clavandosele en la planta del pie.
Sintió como una congelada gota caía sobre su cabeza, para rodar por sus largos cabellos azulados. La lluvia amenazaba desde hacía días, pero parecía no atreverse a caer hasta el momento justo; y ese era. El momento justo en el que Juvia, después de tanto tiempo, volvía a recordar cada palabra, cada mirada, cada abrazo. Volvía a añorarlo, volvía a querer sentirlo cerca. Sintió cómo su pecho se estrujaba poco a poco, sus manos transpiraban un sudor frío mientras podía sentir adentro suyo cómo el corazón le latía con fuerza e impotencia. Las ganas de gritar se le trabaron en un nudo que quedó atorado en su garganta y un gemido seco se emitió al exterior desde sus labios paspados por el frío mientras las gotas que caían de su rostro se mezclaban con las gotas provenientes de la lluvia, que caía libre al asfalto. Lagrimas y gotas se fundían en una sola, pero Juvia no paraba de caminar y ya no lo haría por nadie más. Demasiado tiempo había estado parada en blanco, como para que un poco de dolor le impidiera el paso.
Llegó a destino pasadas unas seis cuadras caminando bajo la frialdad de la temprana noche que no paraba de gotear. El color rojizo que había tomado su nariz, resaltaba en su rostro pálido cuando aquellos faroles azules se abrían enormemente. Ni hablar de los labios rosados y resquebrajados que parecían romperse un poco con cada amague de sonrisa. A su alrededor, la tristeza que emanaba dejaba a todos con un aura que no podían levantar de ninguna manera, ni aunque en ello se pasaran la vida. Juvia lo sabía y no quería dar esa impresión, por lo que prefería pasar la mayor parte del tiempo a solas; aunque ésta vez, no había podido negarse. Tenía que enfrentar a aquello por lo que alguna vez sufrió tanto, aunque le costara horrores y el miedo infundado se presentara de manera tan fuerte.
—¡Si serás payasa! —Erza cerró la puerta tras de sí después de haber hecho entrar a la casa a una empapada Juvia, que lloraba a moco tendido y tiritaba de frío—, ¡Ni siquiera llegaste y ya estabas llorando!
—No la molestes, Erza —Lucy se acercó con un paquete de pañuelos descartables a la peliazul y con una sonrisa se los extendió—. ¡Aunque sea esta vez llegó hasta aquí! —Juvia tomó el paquete y lo abrió sonriendo en una mueca casi ininteligible—. Recuerdo esa vez que la vimos salir de su casa, y volver corriendo al cabo de haber hecho.. ¿cuánto? ¿Dos cuadras?
—Sólo una —corrigió Levy con una sonrisa desde el fondo, en el living. Alzó una mano al cruzar miradas con Juvia en signo de saludo y recibió un leve asentimiento de cabeza—. Si no te cambias esa ropa mojada seguramente te vas a refriar, Juvi, ¿no trajiste nada para cambiarte?
—No llovía cuando salí de casa —respondió vagamente luego de sonarse la nariz y acercarse hasta el living, en el que vio aparecer desde una de las habitaciones a Mirajane, con una tanda de ropa en mano.
—Ya estaba preparando la ropa por si llegabas justo con la lluvia.. —entregándole unos jeans, una remera y un suéter, le guiñó el ojo—, como siempre.
Juvia largó en llanto nuevamente y todas corrieron a agruparse a su alrededor. Ella se limitó al abrazo cálido que Mira no le negó a pesar de estar completamente mojada. Se sentaron en el sillón junto a Levy, frente a ella, Erza se agachó y Lucy que trató de correrle a Juvia, los pelos enmarañados del rostro pálido y paspado, en lo que convirtió una suave caricia.
Sus amigas sabían perfectamente la causa de sus lagrimas y aunque creían que el tiempo por el que había estado llorando por el resultado fallido de un amor que dio resultados desastrosos, se había prolongado de sobre manera, la entendían y respetaban. No se cansaban de intentar sacarle sonrisas forzadas, de inventar chistes malos, de perder la vergüenza y hacer tonterías frente a ella para tratar de traer de regreso a aquella joven tan llena de vida y alegría, que vivía con locas ganas, todos los días.
—Hoy vamos a salir —dijo Erza con tono firme, mientras apoyaba una mano sobre la pierna de Juvia y la obligaba a verla—, ¡esta casa nos deprime!
—Lamento no haber podido limpiar, es que no tuve mucho tiempo entre ayer y hoy —se disculpó Mirajane inocentemente.
—No se refería a eso, Mira —le sonrió Levy y apoyando su cabeza sobre el hombro de Juvia que no se inmutó al sentirla cerca, agregó—, me parece buena idea que salgamos. Hace mucho no tenemos una noche de amigas fuera de alguna casa.. ya nos estamos volviendo viejas.
—Aunque la noche no lo amerite demasiado.. —Lucy miró de reojo la ventana que daba a la calle y vio cómo parecía que el cielo se caía a pedazos, pero lo ignoró completamente con una sonrisa— ¡Salgamos!
Entre las cuatro, ayudaron a que Juvia se metiera en un apretado vestido azul que Mira encontró en su placard, junto con unos zapatos negros y recojieron su pelo en una coleta que le llegaba hasta los hombros. Pintaron sus ojos azules con sombras oscuras, que le dieron a su mirada un aire de misterio y dejaron sus labios tan rojos que hasta parecían un poco más gruesos de lo que en realidad eran.
Al mirarse al espejo, aquella noche lluviosa, se encontró rodeada de cuatro personas honestas que la apreciaban verdaderamente. Derramó unas últimas lágrimas de agradecimiento, al poder abrazar a las que ahora, consideraba hermanas de toda su vida. Sonrió honestamente por primera vez en tantos meses, lo que recibió abrazos y felicitaciones a gritos de parte de sus amigas, que felices por haber logrado su prometido, ahora se encontraban totalmente relajadas.
Habían puesto música y bailaban tontamente mientras elegían qué ropa ponerse. Mirajane las había autorizado a sacar de su ropero la ropa que les pareciera, por lo que en la habitación, la cama, el escritorio, las sillas y el perchero, estaban llenos de remeras, pantalones, vestidos y hasta ropa interior, en todo tipo de orden.
—¿Me quedará mejor con botas o zapatos altos? —preguntaba Erza, que se había puesto un vestido negro al cuerpo con un pronunciado escote y la espalda descubierta. El negro, resaltaba su larga cabellera rojiza, que dejó suelta luego de cepillarla un poco.
—Las botas te quedan muy bien —contestó Mira, que se había puesto unos pantalones negros engomados y un top de color rosa viejo con breteles blancos—, la comodidad es siempre lo primero.
—Para mí, lo primero es verse bien —Lucy se miraba al espejo desde todos los ángulos posibles. Se había puesto una mini falda de volados color bordo y un top negro que le dejaba los hombros descubiertos—, Levy, ¿me arreglas la parte de atrás del top?
—Sí, sí.. —Levy se acercó a la rubia para esconder bajo el top las finas tiras de su corpiño color crema. Ella se había puesto un vestido suelto de color naranja y unos tacos altos, para compensar la baja estatura, ya que era la más baja del grupo y por considerados centímetros.
—Escuché que abrieron un bar cerca de aquí —habló Juvia y todas voltearon a verla sorprendidas. La peliazul sonrió divertida al notar la sorpresa a su alrededor—, ¡¿Pero qué?! ¡Se piensan que vivo en una burbuja!
—Simplemente no me lo veía venir —rió Erza mientras se paraba de la cama para ir a buscar su abrigo al living.
—Por ser la primera vez que salimos junto a Juvia después de tantos meses, opto por que vayamos a donde ella quiera —dijo Mirajane dulcemente al compartir con la peliazul una mirada de complicidad.
—Y, ¿cuál es ese bar, Juvi? —Preguntó Levy.
—Se llama Fairy Tail.
—¡Bien! —Festejó Lucy sin darles tiempo a ninguna—, ¡Hay que ir!
Sin chistar y a las carcajadas, las cinco tomaron valor al ver que la lluvia no cesaba y sin achicarse ante la noche sin estrellas, se pusieron sus abrigos y salieron de la casa.
Fairy Tail se encontraba en el centro de la ciudad, por lo que tuvieron que caminar largas cuadras desde la casa de Mirajane. Bajo la lluvia, se la pasaron riendo al verse saltando charcos con sus altos zapatos puestos y corriendo para poder pasar el mayor tiempo posible bajo los techos de quioscos o negocios, que a esas horas de la noche, obviamente estaban cerrados. Sus comentarios chillones se escuchaban con eco por el alrededor de cada calle que cruzaban, pero no les importó en lo absoluto el estar haciendo tanto alboroto. Las cinco amigas, estaban completamente felices.
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Notas de la autora: Voy a admitir, que aunque me costó mucho decidirme a escribir sobre una pareja principal tan controvercial como lo va a ser JuviaxLyon (pequeñísimo spoiler que no va a tardar mucho en darse a conocer), igual me animo a escribirlo, porque me la re aguanto y porque aunque amo a Gray, Lyon es un bombón y se merece altos fics. No suelo dejar mensajitos terminado el capítulo y supongo que lo voy a hacer lo menos posible para no cortar la atmósfera de la historia(?), pero espero que sinceramente les guste. Es de lo primero que escribo que realmente sale de la manera que quiero. Si dejan reviews, contesto o devuelvo; y si me recomiendan fics lindos, los voy a leer gustosa. (Pff, Gray, con vos ya empezamos mal) ¡Disfruten!
