Hola, hola, hola. Pues bien, soy nueva por esta sección. Sí, mi primer fic de Cazador X. En realidad, no hace poco reviví esta bellísima serie que me rememoró a mi infancia y, luego de vagar por sitios web para avivar la llama de Hunter X Hunter, leí un post que eclipsó mi pensamiento. En el foro se lanzaba la pregunta: De casarse (enamorarse) Illumi ¿Cúal sería su tipo de mujer? ¡Arg! Entonces la pregunta sirvió de premisa para echar andar a la musa y escribir referente a este tema. Más que nada, quiero darles las gracias por tomarse el tiempo a leer. Soy una novata, por tanto tendré mis errores (que con el tiempo los puliré hasta eliminarlos). Como es de ley aclarar, lo que es de césar a césar, los personajes son obra y creación de su respectivo autor. Yo sólo soy una simple mortal que hace uso de ellos para elaborar divertidas historias.


0.- Mamá sufre

Eran tiempos prósperos, de aplastante armonía y serenidad en la mansión Zoldyck.

Kikyo observaba la caída del atardecer en su habitación de pie frente a una ventana cuyas colosales dimensiones le ofrecían una vista maravillosa de su extenso jardín siendo bañado por la puesta del sol. Muy pocas veces Kikyo tenía la oportunidad de disfrutar las fases del día. Esta vez, por raro que le parezca moverse a sus anchas, se sentía sin ataduras. Su corazón ya no estaba aquejado por la actitud rebelde de Killua, pese el gran abismo que existía entre ambos luego de una definitiva separación, servía de alivio saber que el heredero de la familia había evolucionado a un nivel extraordinario de modo que su determinación a cumplir ciertos objetivos hacía de su voluntad una fortaleza inquebrantable. De poder llorar a mares sin el yugo opresor del orgullo, su habitación ya estuviera inundada; aún así detrás de su visor se deslizaba un pequeño reguero de lágrimas, insignificante en la superficie pero que, tomadas enserio, era síntoma de que pernicioso halo emocional había alterado su fibras sensibles.

Un aire de nostalgia embargó el cuerpo de Kikyo, su mente ensambló viejos recuerdos y la trasladó al pasado, de cuando se supo embarazada por primera vez y cómo con el venir de los años un simple retoño se multiplicó a cuatro magníficas rosas, Alluka era una excepción a su sentir materno dado el perfil demoniaco que encubría aquel angelical rostro. No cabía duda de que, aunque diferentes cada una de sus criaturas, la empresa familiar iba viento en popa porque sus hijos sabían explotar a su ritmo sus capacidades. Su pecho hervía de gozo. Estaba feliz, tanto que no pudo contener las ganas de gritar. Su grito revolucionó la atmósfera taciturna de la mansión, revoloteó en todo rincón encendiendo sin querer las alarmas de Mr. Silva. El portentoso Zoldyck se desocupó de su meditación para ir hacia donde su esposa era presa de un estado catártico sin precedentes. La descubrió apoyada en el marco de la ventana, sus menudas manos prensadas al vestido temblaban y en su rostro demudado traslucía la humedad del llanto.

—¿Se puede saber a qué vino tal escándalo?—preguntó Mr. Silva con el ceño un tanto tenso. Se acercó a su mujer y posó sus gruesos dedos en el hombro de ella en un intento por consolarla.

El tacto de su marido fue la gota que colmó el vaso. Kikyo se descompuso frente a Silva, estaba por completo fuera de su centro de gravedad, se echó de rodillas al suelo y como pudo empezó hablar:

—Estoy seguro que tú también alguna vez lo has sentido, papá—.El punto rojo sobre su visor comenzó a parpadear—El nido cada vez más está vacío. La ausencia de Killua en la mansión desborda un aura de soledad por las paredes. Illumi, ¿Qué te puedo decir de ese engreído que busca la manera de no poner un pie en casa? Siempre ocupado…Y Kalluto, mi hermoso colibrí, ha puesto en el olvido a su madre.

Mr. Silva abrió un poco los ojos impresionado por los estertores de su mujer.

—Bueno, Kikyo—.Suavizó su ceño, ciertamente enternecido—Tenemos a Milluki. (Rió por lo bajo habiendo tenido una imagen mental de su gordo hijo siendo sepultado por una pirámide de cajas de pizza)

—¿QUÉ? Esa mantecada buena para nada tiene su nariz metida en la computadora y si no es la tecnología, son esas horribles muñecas las que consumen su tiempo.

El llanto volvió emerger, esta vez con más fuerza.

Kikyo se sentía herida en las profundidades más remotas de su árido corazón y su esposo era una monumental estatua cruzada de brazos que sólo se limitaba a observarla con una dura mirada crítica.

—Ya, ya, cálmate… querida—consoló Mr. Silva en tono áspero—. Sugiero vayas temprano a la cama y descanses lo suficiente.-

Siguiendo el consejo de su marido, Kikyo se fue a la cama luego de haber bebido un té relajante. Rápido se acopló al sueño, fue devorada de inmediato por Morfeo apenas tocó la almohada. No obstante, veloz el efecto, no pasaban las doce de la noche cuando Kikyo despertó de golpe; una idea punzó su cerebro. El círculo rojo de su visor se expandió como plato echando entrecortadas chispas.

(La esposa de Mr. Zoldyck se sonrió con malicia)

Mr. Silva citó a su padre a una reunión de emergencia. La tertulia se llevó a cabo en las entrañas de un salón subterráneo. La apariencia de Mr. Silva no era la mejor, debajo de sus afilados ojos grises descollaban unas enormes bolsas negras, consecuencia del sueño interrumpido. El padre de Mr. Silva, el viejo Zenon, conservaba esa postura de angostura propia de los años que acarrean una elevada sabiduría. Su gesto era neutral, no había rasgos de preocupación como tampoco de mortificación, estaba cómodamente sentado en el sofá y sobre la dilatada abertura de sus hombros se volcaba un mensaje claro: "Estoy aquí para escuchar, no hablar". A Mr. Silva no le tomó mucho tiempo identificarse con la posición de su padre y tomar el timón de la plática.

—Es Kikyo, ha perdido la cabeza. Hace poco despertó y desde entonces no ha parado de reír.

—Hmmn.

—¡Quiere que Illumi se case y ya tengo hijos!


¿Y bien? ¿Qué les pareció? Lo que sigue es pasarle el comunicado a Illumi (Mi husbando de ficción).