Buenas xD umm pues la verdad no se de donde salio este fic... simplemente se me ocurrio. Esta es la primera ves que trato de hacer un log fic ya que mis trabajos han sido puros one shots (si quieren se pasan por mi perfil y los lee^^) igual todavia no estoy segura de si lo voy a seguir todo depende de sus comentarios, asi que porfa me dejan un lindo RW para ver que les parece el fic :)
Espero que se tomen el tiempo para leerlo y que lo disfruten : D nos leemos abajo!
Edward POV.
Un fuerte suspiro se escapo de mis labios. Todavía me quedaba una conexión más para llegar a mi destino, Phoenix. Tal vez el vuelo no fuera tan tedioso si me encontrara en la cabina de primera clase, que es realmente donde debería estar. Pero ¡vamos!, que otra cosa podía hacer cuando veía al otro lado de la estancia de espera, a una pobre muchacha sufriendo con un par de bebes gemelos y un pequeñín con carita de demonio. Además de que se advertía que no eran de una familia para nada acomodada. Y bueno, respondiendo a como fui criado, me vi en la obligación de cederle a esa muchacha mi acogedor y gran asiendo en la primera clase.
Mis padres Carlisle y Esme Cullen, fueron los que me criaron de esta manera. Y, ¿cómo no? Si mi familia era la dueña de una de las más grandes empresas benefactoras del mundo. Precisamente este era el motivo de mi viaje. Iría a Phoenix para encargarme de hacer la conexión con una nueva sede.
Al fin había arribado en el aeropuerto de Phoenix. Me dirigí –luego de buscar mis maletas- rápidamente a encontrar un taxi. En el cielo se podía ver el crepúsculo. Estaba agotado, solo quería llegar a mi hotel lo más rápido posible a descansar; mañana tendría que ir a la sede –que en este caso vendría siendo un hogar de chicos huérfanos- para conocer sus condiciones.
Mientras me dirigía a entrar a la recepción escuche unos gritos detrás de mí. -¡Agárrenlo!-. Me voltee rápido para ver como una masa chocaba conmigo y casi consigue tirarme. Levante mi mirada para encontrarme con un rostro un tanto sucio pero que tenía un par de ojos con un hermoso color chocolate. Su mirada se encontró con la mía por lo que debieron ser milésimas de segundo, aunque a mí me parecieran un poco más.
-¡Detenlo! ¡Es un ladrón!- seguían los gritos del hombre que corría para acercarse hasta nosotros. Antes de que pudiera reaccionar me empujo con increíble fuerza hacia el piso, y siguió corriendo calle abajo como alma que lleva el diablo. El nombre se acerco hasta mí y se apoyo en sus rodillas tratando de recobrar el aliento.
-¿Se en-encuentra b-bien?- me pregunto tendiéndome la mato.
-Si- respondí. – ¿Usted?
-¡Para nada!- ahora su semblante se tornó molesto. – ¡Ese maldito rufián consiguió robarme mi cartera, me ha dejado sin nada!
-¿Rufián? –Hice memoria; el muchacho tenía puesta una andrajosa gorra de beisbol, en la que parecía tener recogido su cabello. Efectivamente sería más conveniente llamarlo muchacha. Además basándome en sus facciones que –a pesar de estar manchadas- eran demasiado finas para ser de un varón.
Antes de poder aclararle esto al hombre, me dio la espalda y se fue nuevamente corriendo hasta donde había llegado un policía.
Me encogí de hombros. Que tipo más extraño, pensé.
Ya me encontraba alojado en mi habitación de hotel. Cuando me fui a dormir todavía me atormentaba un poco el robo propinado a aquel hombre; pero lo que más me perseguía, eran ese par de orbes achocolatados.
Sentía pena… pena por esa pobre muchacha que no tendría más de unos veinte años; y sin embargo, ya se encontraba por las calles robando en esas fachas haraposas. Después de darle muchas vueltas al asunto, me convencí de que estaba siendo muy absurdo y que lo mejor era tratar de conseguir el sueño pronto.
Esa noche tuve una pesadilla. Me encontraba en medio de una calle desierta, podía notar que era muy entrada la noche. Había luna nueva y no se veía ni una sola estrella. Escuche una especie de ruido o sollozo, lo que me hizo dirigir mi mirada hacia su lugar de procedencia.
Mis ojos se ampliaron cuando vi la figura agachada de la muchacha ratera. Estaba llorando abrazada a sus piernas y con su cara entre ellas, por lo que no podía verle la cara. Trate de avanzar hacia ella; sentía algo dentro de mí, era como una fuerza que me empujaba y me hacia ansiar enormemente el verle el rostro. Pero me detuve abruptamente cuando vi unas sombras atrás de ella. La más grande se fue acercando hasta arrodillarse a su espalda y colocar sus manos sobre cada uno de los hombros de la chica. Inclino su cabeza y pareció susurrarle algo. Ella se levanto y al fin pude ver su sucio y lindo rostro; me miro de una manera my extraña que no supe interpretar y luego me dio la espalda mientras se adentraba en la oscuridad respaldada por las sombras. Trate de alcanzarla pero no podía mover mis pies, era como si estuvieran pegados en la tierra. Luche y luche tratando de avanzar hacia ella mientras esta, se iba desvaneciendo más cada vez. Era tanta la desesperación de no poder moverme, que termine despertándome pegando un fuerte grito y empapado en sudor.
Pase la mayoría de la mañana dando una conferencia en la sede principal de Phoenix. Ahora me encontraba nuevamente en mi habitación de hotel arreglándome para bajar a comer y luego ir a visitar el "Hogar de niños huérfanos".
Conseguí alquilar un automóvil; un bonito volvo plateado. Mientras iba por las calles y me detenía en un semáforo en rojo, vi en la acera a un muchacho de tez morena y muy musculoso. No supe porque pero me llamo un poco la atención. Me encogí de hombros y seguí mi camino.
Toque un par de veces el timbre de la descuidada fachada de la mansión. Estaba ubicada en una área verde; rodeada de arboles en la parte trasera y un prado extenso pero descuidado en las demás direcciones. A simple vista podría parecer un colegio. Había otras tantas edificaciones en los alrededores, pero no exactamente muy cercanas.
-¿Sr. Cullen?- uh, no me fije que ya habían abierto. Asentí con una pequeña sonrisa. –Oh, pase adelante por favor. Lo esperábamos.- Me guio por un pequeño pasillo y luego hasta una oficina.
-Tome asiento Sr. Cullen - Me dijo con una sonrisa. –Mi nombre es Marta Cope. Es un gusto conocerlo al fin.
-El gusto es mío Sr. Cope –estreche su mano-, pero por favor, llámeme Edward.
Era una mujer muy agradable, además de que parecía querer mucho lo que hacía y eso era muy importante. Estuvimos platicando un buen rato acerca de todo el papeleo. Se supone que la Corp. Cullen Charity "adoptaría" el hogar para convertirlo en una de sus sedes.
-Me gustaría mostrarle algunas áreas del hogar, así podrá hacerse una idea de cómo viven los jóvenes aquí.- Asentí.
Me fue mostrando poco a poco las instalaciones más importantes. -¿Qué edades tienen exactamente? –pregunte cuando vi pasar corriendo a unos niños de alrededor de diez o doce años.
-Nos encargamos principalmente de jóvenes, van desde los diez a los diecisiete años.- Escuchamos unas risas fuertes al final del pasillo. La Sr. Cope sonrió enormemente y me hizo una seña para que la siguiera.
Caminamos hasta donde se terminaba el pasillo en un gran arco. El paisaje denotaba que era la parte trasera del edificio, pues se encontraban los arboles al frente. Sin embargo, antes de estos se podía apreciar un prado mucho más cuidado que el de los alrededores, incluso poseía unas lindas flores y un pequeño parque a la izquierda. En el lado contrario se encontraban un grupo grande de chicos de diferentes edades, pero que concordaban con lo dicho por la señora cope. Todos ellos llevaban harapos por ropas, pero aun así lucían felices jugando a perseguirse unos a otros.
Uno de los niños más pequeños –de unos diez años- se percato de nuestra presencia. -¡Sr. Cope!- grito mientras corría en nuestra dirección; pero se tropezó con una piedra lo que hizo que callera al suelo de cara.
-¡Seth!- otra muchacha corrió a ayudarlo y me quede helado. ¡Era ella!... la ratera.
Se agacho mientras el niño sollozaba y le sobaba la espalda tratando de calmarlo. Sonrió hermosamente cuando se dio cuenta que no era nada grave. Se veía diferente… en ese segundo me di cuenta que traía el cabello suelto, en vez de con esa andrajosa gorra. Y valla que tenía un cabello hermoso.
La Sr. Cope se acerco hasta ellos, conmigo siguiéndole los talones. –Seth, ¿estás bien?
-S-si- sollozo el chico frotándose los ojos.
-No fue nada grave- dijo la chica mientras levantaba la vista hacia la Sr. Cope. Luego su mirada se encontró con la mía. Abrió los ojos de par en par, incluso se puso más pálida de lo que ya era. Por mi expresión estaba seguro de que se dio cuenta que la recordaba.
-Tu… -susurro casi inaudiblemente.
Bueno eso fuee jejej el primer capi..! espero que les haya gustado y porfaaa dejemn su RW pork sino hay si no se si el fic es totalment puajj o si tiene salvación xp. AHH muy importante tambn esk me dijan si tiene algun error en algun lado o algo para corregirlo x.x
GRACIAS : -)
