Pokémon Prisma:
Campeonato Continental
¡Hello! Aquí llega LycanrocMoon con un nuevo fic, que actualizaré mucho menos a menudo que mis otros proyectos. Probablemente no me conocerán, pero soy un gran fan de esta franquicia, pero nunca me consideré lo suficientemente bueno como para escribir un fic sobre ella, hasta ahora. Vamos a experimentar a ver qué sale XD. La historia tomará lugar en las últimas rondas de la Liga Alola, donde se verá cómo nuestro querido protagonista, Ash Ketchum, obtendrá otra amarga derrota (sabemos que sucederá lo mismo en el canon), pero posteriormente ocurrirán acontecimientos algo predecibles, que iniciarán un nuevo camino en la vida del joven.
Sin más, dejo de parlotear y los dejo con el capítulo.
Que lo disfruten.
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Chapter 1: La Liga Alola.
—¡Pikachu, no retrocedas y usa Cola Férrea!
—¡Cola Dragón, Turtonator, YA!
Los dos combatientes impactaron nuevamente con gran fuerza, generando una pequeña onda expansiva que sacudió ligeramente la arena bajo sus pies. Ambos Pokémon estuvieron forcejeando breves segundos, antes de que aquel terrible Pokémon conocido como Turtonator fuera el primero en ceder.
Una vez tuvo la oportunidad, el roedor eléctrico no iba a dejarla escapar.
—¡Rayo!
—¡CHUUUUU!
La descarga eléctrica que irradió aquel pequeño Pokémon amarillo atravesó violentamente el cuerpo de Turtonator, quien rugió del dolor antes de que el movimiento de Pikachu terminara por detonar sobre él. El Pokémon Tipo Fuego y Dragón salió despedido hacia atrás con gran fuerza, algo chamuscado, pero logró acomodarse en el aire y aterrizar de pie, y con una expresión furiosa.
—Je. No esperaba menos de ti, Ash. —Dijo Kiawe, con una sonrisa, mientras Turtonator rugía con emoción.
—¿Verdad? ¡Y eso que apenas calentamos! —Aseguró el joven de 16 años, de cabello azabache, ojos marrones y unas curiosas "z" marcadas en sus mejillas. Su sonrisa parecía desbordar de la emoción, mientras el combate que se libraba en aquel enorme estadio no había hecho más que iniciar.
Allí mismo, se estaba llevando a cabo la Liga Alola, que, por primera vez inaugurada, le daba paso a una competencia sin par en la que los entrenadores que hayan superado el Recorrido Insular tendrían la oportunidad de participar.
Ash y Kiawe eran dos de ellos, que, luego de vencer a varios entrenadores e ir superando cada ronda de la competición, era el momento de que luchara el uno contra el otro.
Solo cuatro entrenadores lograron llegar hasta allí, Ash, Kiawe, Tilo y Gladion, estos dos últimos enfrentándose entre sí en una futura batalla. Pero ahora mismo, era el turno del joven de Kanto y el originario del archipiélago.
El entrenador de Pueblo Paleta lucía una gran sonrisa, como si realmente estuviera disfrutando el combate, a pesar de entender lo importante que era. No podía permitirse perder, pero no por ello iba a dejar de divertirse, y sus Pokémon estaban de acuerdo con él.
Kiawe parecía tomarse la pelea más en serio, pero también sonreía con emoción e interés. Quería saber qué tan fuerte era en realidad, y esta batalla era la oportunidad perfecta para descubrirlo, probando toda la experiencia que había obtenido en su vida en la Isla Akala y la escuela Pokémon.
Luego de casi un mes entrenando en solitario en el volcán de Akala con sus Pokémon para perfeccionar su equipo, estuvo listo para la Liga Alola, donde arrasó con todos sus oponentes sin piedad, hasta llegar aquí… Y no iba a dejar que todos sus esfuerzos fueran en vano.
Él iba a convertirse en el Campeón de Alola, de una forma u otra.
La confrontación era una batalla completa, seis contra seis y, por ahora, solo iniciaba, pues Pikachu y Turtonator habían sido los primeros en salir. Ambos Pokémon se lanzaban miradas desafiantes, mientras aguardaban su siguiente comando.
—¡Pikachu, usa Electrotela!
—¡Lanzallamas!
La red eléctrica que Pikachu expulsó fue atravesada sin problemas por el abrasador aliento de fuego de la tortuga-dragón, quien no titubeó en seguir exhalando aquel torrente flameante para atrapar con él a su rival, quien se desvaneció sin previo aviso en un destello de velocidad.
—¡Con todo, Pikachu! ¡Ataque Rápido!
—¡Coraza Trampa, ahora! —Se apresuró a ordenar Kiawe.
Segundos antes de que aquel destello de luz blanco que era Pikachu chocara contra Turtonator, éste se escondió en su caparazón, esperando el impacto del roedor amarillo, quien, sin poder frenar o cambiar de dirección, tacleó directamente al Pokémon contrario, cuyo caparazón detonó con la fuerza de una granada.
—¡Pikachu! —Exclamó Ash, preocupado, mientras veía a Pikachu salir disparado hacia lo alto debido a la potencia de la explosión.
—Es nuestra hora. ¡Cola Dragón! —Vociferó el joven de piel oscura, cuya orden fue obedecida sin rechistar.
El Pokémon de Kiawe apareció de pronto en el aire, encima de Pikachu, y de un brutal coletazo envuelto de energía verde, disparó a su enemigo contra el suelo con una fuerza infernal. El suelo retumbó del impacto, mientras Ash ensanchaba los ojos con incredulidad y angustia.
—¡Pikachu! —Gritó, observando el cráter donde se encontraba su Pokémon inicial, quien intentaba ponerse de pie con todas sus fuerzas, pero sus heridas se lo dificultaban bastante. —¿Puedes continuar?
Las mejillas del roedor se electrizaron al instante, y se puso de pie con firmeza, mientras el público aullaba de emoción. El combate no había acabado aún.
—Vaya, Pikachu lo está haciendo muy bien. —Dijo Mallow desde las gradas, sentada junto a Lana, Sophocles y Lillie, quienes observaban expectantes la batalla. —No piensa rendirse.
—En eso, Pikachu y Ash se parecen. —Razonó Sophocles con una sonrisa. —¡Vamos, Ash! ¡No se den por vencidos!
—¡Kiawe, tú también lo dalo todo! —Le animó Lillie a su otro compañero. —¡Ambos, luchen con todas sus fuerzas!
Sintiendo los ánimos de sus compañeros, tanto Ash como Kiawe sonrieron, determinándose aún más en ganar esta batalla, al igual que sus Pokémon.
—Bien, Kiawe. ¿Qué tal si le damos al público lo que quiere?
—Como gustes. ¡Turtonator, Lanzallamas!
—¡Ataque Rápido!
Las mejillas de Pikachu se electrificaron, mientras se desvanecía en un destello de luz y embestía con rapidez a su enemigo en un costado, sin que este pudiera siquiera atacar. La arremetida surgió más efecto del provisto, y Turtonator se vi obligado a retroceder bastante, dándole a Pikachu el tiempo justo para volver a agredir.
—¡Cola Férrea!
El ratón eléctrico dio una voltereta en el aire, para aterrizar con su cola endurecida como el acero en la cabeza de su rival, fracturando el suelo debajo ambos. No obstante, Turtonator resistió sorprendentemente bien aquel movimiento, y no tardó en contraatacar con su Cola Dragón, lanzando a Pikachu algunos metros lejos de él.
El roedor eléctrico dio un giro en el aire para aterrizar de pie, y contraatacar inmediatamente con su Cola Férrea, que fue bloqueada por la Cola Dragón de Tortunator. Y así, ambos combatientes chocaron sus colas una y otra vez, incrementando la potencia en cada golpe. Un último azote de parte de Turtonator fue el que concluyó aquella constante colisión de ataques, empujando a Pikachu hacia atrás con facilidad debido a su pequeño tamaño.
Al ver esto, Kiawe no tardó en dar su orden.
—¡Lanzallamas, ahora!
—¡Pikachu, como lo practicamos! —Indicó Ash, serio. —¡Rayo con toda la potencia!
El ratón amarillo asintió a las palabras de su entrenador, almacenando una gran cantidad de voltios en su pequeño cuerpo mientras una exhalación ardiente se acercaba peligrosamente hacia él, intentando consumirlo. Pero no iba a conseguirlo.
—¡Ahora!
—¡Pika… CHUUUUU! —Pikachu liberó toda la electricidad concentrada como un torbellino de relámpagos que bailaban a su alrededor.
Las violentas chispas eléctricas deshicieron las flamas que se abalanzaban contra Pikachu, mientras el remolino alrededor del mismo se expandía con alarmante velocidad, abarcando todo el campo de batalla en segundos.
—¡Tortunator! —Exclamó Kiawe, al ver como su Pokémon se veía consumido por tanta electricidad.
—¡Bien, Pikachu, acabemos con esto! —Rugió Ash, emocionado. Extendió su puño cerrado hacia el aire, y ordenó con todas sus fuerzas su siguiente indicación. —¡Electrotela y Cola Férrea!
La electricidad que inundaba la arena se esfumó con la misma velocidad que apareció, liberando a un paralizado Turtonator, quien, demasiado herido para moverse, gruñía furiosamente. Sin embargo, abrió los ojos con desesperación al percatarse de lo que su oponente trataba de hacer.
Gracias a su cola, Pikachu logró reunir de nuevo toda la energía que había expulsado de su cuerpo, almacenándola en una esfera de luz amarilla que crecía rápidamente encima de él. Dirigiéndola con su cola, Pikachu arrojó la poderosa Electrotela como una brutal plataforma eléctrica que viajaba violentamente hacia su objetivo.
Turtonator intentó esconderse en su caparazón, pero sus extremidades se encontraban demasiado entumecidas para moverse con libertad. No tuvo el tiempo necesario para refugiarse. La red atrapó por completo a Tortunator, castigándolo con toda una tormenta eléctrica estallando furiosamente en el interior de su cuerpo… El Pokémon Tipo Fuego y Dragón rugió de dolor, pero no podía darse por vencido… Aún no.
Intentó liberarse, romper sus ataduras con todas las fuerzas que todavía le quedaban, pero ni siquiera tuvo la oportunidad de tratar…
Pikachu había aparecido sobre su cabeza en un destello eléctrico, y blandiendo su cola como una espada, la estrelló con la fuerza de una bomba atómica sobre su cabeza, haciendo retumbar el cuerpo entero de Tortunator, al igual que todo el campo de batalla, que explotó debido a la increíble potencia del golpe…
El estallido provocó que varios fragmentos del campo de batalla volaran por doquier, obligando a algunos miembros del público a cubrirse, mientras otros gritaban de emoción ante el espectacular enfrentamiento.
El polvo fue dispersándose poco a poco, mientras el cansado Pikachu esperaba ansioso el resultado. Ash y Kiawe también se notaban nerviosos, anhelando descubrir el estado actual de Turtonator. La balanza podría inclinarse a cualquiera de los dos dependiendo del resultado de este combate…
Cuando finalmente pudo verse aquel gigantesco cráter que había provocado el ataque anterior, muchos quedaron asombrados con lo que observaban…
Turtonator seguía de pie, con una expresión furiosa, y sus ojos clavados directamente hacia Pikachu. Sin embargo, las terribles heridas en su cuerpo delataban el dolor que debía estar sufriendo, el cual ignoraba gracias a su orgullo de Pokémon. No iba a retroceder.
Pikachu ya esperaba la siguiente orden de Ash cuando Turtonator se abalanzó contra él con su Cola Dragón, pero la voz de su entrenador le hizo detenerse.
—Turtonator, descansa por ahora. —Dictó, extendiendo una Poké Ball hacia su Pokémon principal. Este gruñó, convirtiéndose a regañadientes en una energía roja que fue absorbida por la esfera. —No te preocupes, compañero. Prometo volver a utilizarte pronto, pero no podemos arriesgarnos a que Pikachu te venza.
Ash frunció el ceño, pues presentía que Kiawe tenía algo bajo la manga. Nunca imaginó la desventaja en la que se encontraba, pues su rival conocía perfectamente a la mayoría de sus Pokémon, mientras que él solo estaba al tanto de Marowak y Turtonator en el equipo de su oponente. Kiawe debía tener lista una estrategia a usar contra cada uno de sus Pokémon, y solo esperaba el momento justo para llevarla a cabo. Quizás también tuviera a su Charizard ahí junto a él, pero las otras tres Poké Ball que exhibía en su cinturón eran un completo misterio para Ash.
Pero estaba deseoso de averiguarlo.
—¡Marowak, yo te elijo! —Era de esperarse.
El Pokémon Tipo Fuego y Fantasma se materializó a unos metros de Pikachu, blandiendo hábilmente aquel hueso cuyos extremos estaban encendidos en fantasmales llamas verdes. Pikachu encorvó su cuerpo, preparándose para el siguiente combate…
—¡Hueso Sombrío!
—¡Cola Férrea!
El impacto entre los dos Pokémon sacudió el lugar, mientras los dos se lanzaban miradas decididas, sin retroceder. Pero, sin previo aviso, las flamas que envolvían al hueso de Marowak atraparon a Pikachu, dañándolo y obligándolo a ceder. El Pokémon de Kiawe atacó reiteradamente, lanzando su arma como si de un bumerang se tratase para golpear a Pikachu en dos ocasiones consecutivas.
El adolorido ratón eléctrico se tambaleó unos segundos, intentando rehacerse, pero Marowak no iba a permitírselo. Se acercó velozmente como una bestia enfurecida, y golpeó a Pikachu directamente con su hueso rodeado de energía oscura, con una fuerza que podría compararse a la del choque de un vehículo a toda velocidad.
La visión de Pikachu se nubló por unos momentos mientras sentía cómo era impulsado contra una pared. Sin embargo, logró recomponerse segundos antes de chocar, y aterrizando con sus pies sobre el muro que daba por terminado la plataforma de combate, se impulsó como un resorte con Ataque Rápido hacia Marowak, quien ya lo esperaba.
Pikachu usó la inercia su propulsión para propinar una potentísima Cola Férrea, que su enemigo bloqueó con algo de dificultad usando Hueso Sombrío y la tierra se destrozaba bajo sus pies.
Ash y Pikachu sonrieron mientras su enemigo seguía conteniendo su movimiento, y tanto Kiawe como su Pokémon presintieron que algo no iba bien. El entrenador fue el primero en percatarse de lo que sus enemigos estaban por hacer.
—¡Marowak, aléjate…!
—¡Rayo!
—¡CHUUUUUU!
La descarga eléctrica barrió el cuerpo de Marowak como una brisa, y éste retrocedió tambaleante ante toda la electricidad que lo recorrió en un segundo. Pikachu no se quedó atrás, volviendo al ataque con un golpe elevado de Cola Férrea, directamente en la quijada de su rival, quien salió expulsado por los cielos.
—¡Marowak! —Bramó Kiawe con preocupación. Las cosas se estaban saliendo de control.
—Es hora de terminar con esto, compañero. ¡Pikachu, Electrotela! —Ordenó Ash con euforia señalando hacia arriba.
Pikachu gritó furiosamente, mientras expulsaba de su cuerpo una enorme red de electricidad que terminaba por atrapar a Marowak, torturándolo con una poderosa descarga eléctrica. El Pokémon Tipo Fuego y Fantasma empezó a precipitarse hacia el suelo, apenas consciente.
—¡Acércate con Ataque Rápido y acaba con Cola Férrea! —Siguiendo las órdenes de su entrenador, Pikachu volvió a desvanecerse en un segundo, levantando el polvo del punto donde se encontraba mientras viajaba a la velocidad del trueno hacia la zona en la que su oponente iba a estrellarse, para interceptarlo con el golpe de gracia.
Sin embargo, Kiawe tenía otros planes, y no iba a permitirlo.
—¡Es hora de nuestra carta de triunfo! —Vociferó el experto en Pokémon Tipo Fuego, cerrando su puño. —¡Envite Ígneo!
Los ojos de Ash se ensancharon con incredulidad, al igual que los de Pikachu, en el instante en el que los ojos de Marowak se abrieron de golpe, con la determinación de vencer ardiendo en ellos.
Antes de que lo supieran, su enemigo había incinerado la red que lo atrapaba a segundos de golpearse contra el suelo. Aterrizó firmemente en el terreno, rodeado por un divino fuego rojo vivo, y salió disparado contra su rival, quien no había logrado salir de su asombro.
—¡Pikachu, reacciona! —Le pidió Ash alarmado, pero era demasiado tarde.
El embate golpeó a Pikachu directamente con la fuerza de un meteorito, arrancando en el proceso el suelo debajo del ratón eléctrico, quien chilló de agonía cuando su piel terminó dolorosamente quemada. Ash quedó sin aliento, y se vio tentado a gritar de desesperación al ver cómo Marowak remataba estallando su alrededor en una enorme bola de fuego carmesí, que engulló a Pikachu en un atronador segundo y sin piedad…
La explosión final fue tan grande, que nuevamente muchos llegaron a cubrirse para evitar las secuelas del estallido, del cual Pikachu salió expulsado a gran velocidad contra su entrenador, quien lo recibió directo en el abdomen, tirándolo hacia atrás junto a su Pokémon, demasiado debilitado para preocuparse por el estado de Ash al atraparlo de tal manera.
El moreno lo rodeó con sus brazos, e ignorando su propio dolor, se puso de pie. Pikachu abrió los ojos por un momento, sufriendo al más leve movimiento. La batalla contra Tortunator lo había agotado demasiado para seguir luchando, y Ash lo comprendía mejor que nadie. Le sonrió a su mejor amigo, acariciándole la cabeza con delicadeza.
—No te preocupes, amigo. —Le susurró con confianza. —Nosotros podremos con esto. No vamos a darnos por vencidos ahora, ya no, ¿de acuerdo? Tú sólo descansa…
Pikachu negó rápidamente con la cabeza, e intentó saltar de los brazos de su entrenador para volver al combate, pero Ash se lo evitó. En ese mismo instante, el entrenador de Pueblo Paleta vio los ojos de Pikachu, y vio sus enormes deseos por continuar peleando. Hizo una mueca, y le susurró unas palabras a su Pokémon que parecieron calmarlo.
—¿Pikachu todavía puede continuar? —Preguntó el árbitro, impaciente por proseguir el combate.
—Sí. —Contestó Ash. —Pero descansará por ahora. Usaré a otro Pokémon.
—Como gustes. —Repuso el árbitro, y dio por reanudada la confrontación.
—Muy bien, Kiawe. Sí que te has vuelto muy fuerte, lo admito. Jamás pensé que Marowak pudiera dar tal insistencia a Pikachu.
—No por nada entrenamos tanto. —El aludido sonrió con suficiencia, orgulloso por su propia mejora como entrenador. —Hemos usado todo nuestro esfuerzo por mejorar y llegar a ser dignos de reinarnos como Campeones de Alola, y nada va a evitarlo.
—¡Eso mismo decimos nosotros! —Profirió Ash con emoción, y Pikachu, en su hombro, lo corroboró con un "¡Pika, pika!". —Ahora, ¡continuemos! ¡Rowlet, yo te elijo!
Kiawe encarnó sus cejas al ver salir de la mochila de su rival a uno de los Iniciales de Alola. ¿Un Pokémon Tipo Planta contra sus Tipo Fuego? Al principio, creyó que Ash lo subestimaba, pero al ver la completa seguridad y decisión en los ojos del mismo, supo que estaba ciegamente confiado en la fuerza de sus Pokémon.
Sonrió, consciente de que su amigo no cambiaría, pero iba a enseñarle a tener más cuidado con él y sus Pokémon luego de tanto entrenamiento. Pero ahora mismo, no estaba de humor para gastar energías de más con un Pokémon tan insignifi…
—¡Picotazo!
En un instante, el perezoso Pokémon pájaro apareció frente a un sorprendido Marowak, impactando su pico energizado por una luz amarilla en el pecho del mismo, quien cerró los ojos, resintiendo el ataque. No obstante, aunque le causó un notable daño, no fue suficiente ni siquiera para moverlo de su sitio.
—¡Hueso Sombrío! —Refutó Kiawe, recuperándose de la sorpresa anterior.
Su Pokémon no tardó en blandir su arma contra Rowlet, quien ágilmente voló hacia arriba, escurriéndose entre los ataques de su rival, y ya en el aire, lo bombardeó con una ráfaga de hojas brillantes, sin causarle demasiado daño.
—Ash, creo que debo mencionarte que los movimientos de Tipo Planta no van a dañar a ninguno de mis Pokémon. —Declaró Kiawe, algo molesto porque su rival lo subestimara hasta tal punto. —Creí que te tomarías nuestra batalla más enserio.
—Y yo creí que tú ya me conocías, a mí y a mis Pokémon. —Replicó Ash con un centelleo en los ojos. —Nunca nos damos por vencidos. ¡Hoja Afilada!
—Hueso Bumerang.
El aluvión de hojas filosas como navajas fue repelido por el hueso de Marowak, que, viajando con maestría por el aire cual bumerang, estaba por golpear a Rowlet, si éste no se mueve con una velocidad monstruosa, reapareciendo después detrás de su rival con un brillo siniestro en sus ojos.
—¡Picotazo, ahora!
Nuevamente, el sólido pico de Rowlet propinó una dolorosa punzada en el cuerpo de su rival, quien cayó de rodillas por la sorprendente potencia del golpe. Iba a contraatacar, si no escucha a Ash indicando otro movimiento, que le hizo ensanchar los ojos tanto a él como a su entrenador.
—¡Hora de nuestra carta maestra! ¡Impresionar!
Rowlet graznó con furia, y se desvaneció en un instante, reapareciendo en un costado de Marowak para golpearlo súbitamente con sus garras potenciadas por una energía oscura y azulada, que chisporroteó al colisionar contra su objetivo.
—¡Sorprendente! —Exclamó Lillie, fascinada. —¡Rowlet sabe usar Impresionar!
—Ash debió enseñárselo especialmente para luchar contra Marowak. —Puntualizó Sophocles, sonriendo. —Incluso con desventaja, Ash sabe cómo confrontar cada batalla.
—¡Bien chicos! ¡No retrocedan! —Gritó Mallow, animada.
Marowak logró incorporarse después de girar un poco por el suelo debido al doloroso ataque. Iracundo, golpeó el suelo con la punta llameante de su hueso, dando a entender que ya se le había agotado la paciencia. Miró a Kiawe con el rabillo del ojo, quien tenía la misma idea en la cabeza que su Pokémon.
Ya no podían seguir jugando y perdiendo el tiempo.
—Esto ya ha durado demasiado. ¡Envite Ígneo!
—No voy a caer en ese truco de nuevo. ¡Rowlet, elévate!
Y así lo hizo el Inicial de Planta, perdiéndose por un momento de la visión de todos debido a su grandiosa velocidad, hasta reaparecer varios metros por encima del estadio, creyendo así que iba a estar a salvo de su adversario…
Pero no.
Marowak, todavía rodeado de hambrientas llamaradas rojizas, logró divisarlo en lo alto del estadio, y no tardó en catapultarse hacia allá como un meteoro, dejando detrás de sí una estela ardiente. Rowlet se sobresaltó al ver a aquel proyectil de fuego acercarse a él para chamuscarlo por completo, así que maniobró en el aire para evadir a la mortífera estrella que iba aproximándose, pero no se percató de cómo ésta viró en el aire para redirigir su curso directamente hacia su distraído oponente…
—¡Rowlet! —Bramó Ash con alarma, pero fue muy tarde.
Cuando Rowlet atisbó a su rival, éste ya estaba sobre él, impactándolo de lleno con el vigor del sol, quemándolo gravemente y provocándole graznidos de dolor, que fueron heraldos de lo peor… una infernal explosión de fuego que se extendió abrumadoramente rápido y detonó con la potencia de una bomba, consumiendo a Rowlet, e iluminando el cielo como un segundo sol…
Silencio… Un sepulcral silencio que fue haciéndose cada vez más eterno, a medida de que el humo de la explosión se espesaba, y un jadeante Marowak se dejaba caer hacia el suelo luego de acabar con su oponente…
O eso creían todos.
—Lo admito, Ash: jamás pensé que Rowlet podría darme problemas. —Consintió Kiawe con una sonrisa. —Pero este resultado era de esperarse. Los Pokémon Tipo Planta no pueden contra ninguno de mis Pokémon.
—Quizás eso sea cierto… —No obstante, la confianza de Kiawe se esfumó de golpe cuando vio a Ash sonreír y acomodarse la gorra. —Pero Rowlet no cederá con tanta facilidad. ¡Ahora!
—¡ROOOOOW! —Graznó la terca lechuza, deshaciendo el humo que lo envolvía de un poderoso aletazo. Se veía seriamente dañado, pero no estaba acabado. Aún no.
Rowlet descendió rápidamente como un proyectil contra el atónito Marowak, interceptándolo en el aire con un sólido Picotazo que le arrebató la respiración, seguido de un ataque Impresionar en el rostro que lo impulsó con gran fuerza contra el suelo, incrustándolo en el campo de batalla con un sonoro estruendo y un levantamiento de tierra.
Todos seguían sin dar crédito a sus ojos, observando petrificados al aturdido Pokémon Tipo Planta y Volador que se balanceaba ligeramente en el aire, mareado y apenas consciente, pero algo le hizo despabilar. Una potente aura verdosa que resultaba al movimiento de las hojas de los árboles ante el viento engulló el cuerpo de Rowlet, dándole una energía que jamás podría tener en ese estado. Abrió sus ojos, iluminados por la nueva fuerza que lo recorría, y graznó con ímpetu, dejando su poder fluir alrededor de su cuerpo.
—¡Es Espesura! —Expuso Mallow con emoción. —¡Eso es! ¡Rowlet todavía no se dará por vencido!
—Vaya. Me asusté por un momento. —Admitió Lana con un suspiro de alivio. —¡Vamos, Rowlet! ¡Sigue adelante!
—Sí que sus Pokémon son fuertes. —Dijo la Profesora Burnet, sentada al fondo de las gradas junto al Profesor Kukui. —Incluso Rowlet está dispuesto a darlo todo por conseguir esta victoria.
—Eso lo aprendió de Ash. —Respondió Kukui, cruzándose de brazos con una sonrisa orgullosa, mirando fijamente con sus ojos oscuros al joven de cabello azabache a través de sus lentes oscuros, que se acomodó. —No van a rendirse hasta lograr lo que se proponen.
—¡Bien hecho, Rowlet! —Le gritó Ash a su Pokémon, que asintió, contento. —¡No retrocedamos y sigamos ganando terreno! ¡Follaje con todas tus fuerzas!
—¡Marowak, usa Hueso Bumerang! —Ordenó Kiawe de inmediato, consciente de que la potencia de los ataques Tipo Planta de Rowlet se habían intensificado vertiginosamente.
El torbellino de hojas de luz de Rowlet descendió como lluvia sobre Marowak, quien giró rápidamente su hueso con sus dedos para destruirlas con las llamas en los extremos de su arma. Cuando ya no hubo más proyectiles luminosos de los cuales preocuparse, el Pokémon de Kiawe no tardó en acatar la orden de su entrenador, aventando su hueso contra Rowlet cual bumerang.
—¡Esquívalo y usa Picotazo!
—¡Evítalo!
Moviéndose escurridizo como una sombra, Rowlet eludió los dos ataques del hueso volador que iba y venía para golpearlo, y acto seguido acometió contra su oponente como un misil teledirigido hacia su objetivo.
No obstante, segundos antes de ser golpeado nuevamente por el pico de aquella lechuza, Marowak se echó a un lado, dejando pasar a su enemigo frente a él. Los ojos de Rowlet se ensancharon, y apenas alcanzó a mirar de soslayo a su oponente, quien, con un centelleo despiadado en su mirada, atrapó en el aire su hueso, que regresó a él luego del anterior ataque, y lo encendió con una gran cantidad de energía oscura…
Lo siguiente que supo, es que estaba clavado en la tierra con un infernal dolor en su cabeza. No pudo ni siquiera intentar levantar la vista, porque un nuevo Hueso Sombrío de Marowak lo bateó cual pelota de béisbol contra la pared del campo de batalla, fracturándola ligeramente por la fuerza del impacto.
El cerebro de Rowlet rebotó dentro de su cabeza varias veces antes de volver a su sitio, pero permaneció por unos segundos completamente desorientado.
Ash apretó la mandíbula, enfurecido e impotente. Rowlet estaba demasiado débil para continuar esto por mucho más, y Marowak se veía decidido a volver a atacar. Debía pensar rápidamente alguna forma de contrarrestar los brutales movimientos de Marowak y propinarle el mayor daño posible para que otro de sus Pokémon lo venciera. Rowlet no iba a soportar mucho más…
—¡No te rindas, amigo! —Le gritó a su Pokémon, cuyos ojos fuertemente cerrados para soportar el dolor se abrieron de golpe, sorprendidos. —¡No permitas que nos venzan, Rowlet! ¡Recuerda nuestra promesa: todos nosotros triunfaríamos juntos! ¡No te dejes ganar! ¡Sigue luchando!
—Terminemos con esto, Marowak. —Dijo Kiawe, a lo cual su Pokémon asintió, firme. —¡Hueso Bumerang!
El hueso de Marowak voló a través del aire a gran velocidad, girando rápidamente mientras se acercaba más y más a su objetivo, todavía inmóvil y atascado, al tiempo que Ash seguía animándolo.
—¡Nunca te des por vencido, Rowlet! ¡No permitas que te subestimen! ¡No permitas que tus esfuerzos sean en vano! ¡Demuéstrales a todos la fuerza que recorre su interior! ¡Déjala salir, compañero! ¡VAMOS! —Gritaba Ash, justo cuando el hueso de Marowak estaba por azotar a Rowlet con la fuerza de un torpedo.
El búho se encontraba con los ojos fuertemente cerrados, escuchando con atención las palabras de su entrenador, sintiendo su interior gritar con cada una de ellas, exigiéndole que no decepcionara al único humano que realmente apreciaba…
Sus ojos volvieron a abrirse, al instante en el que un aura verdosa fluyó a través de su cuerpo en un segundo, en el que desapareció de la pared segundos antes de que ésta fuera destrozada por el impacto del Hueso Bumerang de Marowak…
Muchos pensaron que ese era el fin de la participación del Inicial de Planta, y muchos comentaban tristemente que había dado lo mejor, teniendo en cuenta su gran desventaja… Pues, con no poca sorpresa, todos alzaron la mirada al vislumbrar surcando los cielos al pequeño Rowlet, ascendiendo cual sombra hasta lo más alto que sus circunstancias se lo permitieran, con su Espesura dándole las fuerzas necesarias para seguir consciente.
—Veo que Rowlet es mucho más fuerte de lo que pudimos haber imaginado. Muy buen trabajo entrenándolo, Ash. —Halagó Kiawe a su rival, quien sonrió con confianza. —Pero también debes saber que nosotros no seguiremos alargando innecesariamente este combate. ¡Marowak, Hueso Sombrío!
—¡Marowak! —Rugió el Pokémon, catapultándose con la ayuda de su hueso como un proyectil en dirección al ascendente Rowlet, quien deteniéndose en un punto en específico en lo alto del cielo, cerró los ojos…
Marowak ya se aproximaba para dar el golpe final de una vez por todas, pero a él no le importaba. Ahora mismo, se concentraba para dar fin a todo esto, y para que su entrenador pudiera decir sinceramente lo orgulloso que estaba de él.
No iba a seguir siendo el Rowlet perezoso que todos conocían, al menos, ahora no.
Ahora, todos iban a conocerlo como uno de los Pokémon que coronó campeón a su entrenador, y nada ni nadie iba a evitarlo…
Marowak finalmente estuvo lo suficientemente cerca de Rowlet como para golpearlo con su hueso energizado por un brillo siniestro, blandiéndolo con todas sus fuerzas hacia abajo para eyectar a su rival de regreso al campo de batalla y terminar con esto de una vez por todas… y lo hubiera hecho, si Rowlet no vuelve a desvanecerse con la misma facilidad con la que lo había hecho anteriormente…
—¡Muy bien, Rowlet! —Bramó Ash con todas sus fuerzas para que lograra escucharse allá arriba. —¡Ahora amigo, démoslo todo! ¡IMPRESIONAR!
Rowlet se materializó como un relámpago detrás de su rival, con sus garras emanando aquella sombría energía oscura y azulada, lista para dar el golpe que daría el giro crucial a todo el combate…
—¡Cabeza de Hierro! —Casi.
Todo el clímax del momento se extinguió. La expectación se convirtió en decepción. Rowlet no logró el objetivo al que tanto se había determinado.
Esta vez, no pudo tomar por sorpresa a Marowak. Con solo girar su cuerpo en el aire y metalizar su cráneo, bloqueó con su Cabeza de Hierro el ataque de un anonadado Rowlet, quien no se creía haber fallado…
El cabezazo fue brutal. El aire a su alrededor explotó en una onda expansiva, y fue violentamente obligado a descender de nuevo hacia el campo de batalla, colisionando con el mismo con gran fuerza, hasta el punto de crear un pequeño cráter en su zona de aterrizaje…
Todo quedó en silencio nuevamente, pero uno mucho más triste que el anterior…
Ash estaba completamente estático, sin dar crédito a lo que veía, mientras Marowak, tambaleante, aterrizaba con mareos frente a su entrenador, usando su hueso para permanecer en pie y que todo dejara de darle vueltas. Había usado demasiada fuerza en ese último ataque, pero había valido la pena, con tal de acabar con esta batalla de una vez.
Y efectivamente, el golpe había sido definitivo, Rowlet estaba completamente inconsciente, y seguramente, cuando despertara, se lamentaría mucho por no haber podido hacer más por su entrenador… quien se dirigió lentamente hacia él, cargándolo en sus brazos.
—Eso fue asombroso, amigo… —Le susurró a su Pokémon con ternura, regresándolo su Poké Ball. —Hiciste un magnífico trabajo, Rowlet. Ahora descansa, te lo mereces.
—Rowlet nos dio más complicaciones de las que tenía planeadas… —Le susurró Kiawe a su Pokémon, quien había logrado, luego de un respiro, incorporarse enérgicamente y volver a tomar postura de combate. —Supongo que no quieres descansar. —Añadió con una sonrisa, que se agrandó un poco más al ver a su Pokémon negar repetidamente con la cabeza. —Bien, compañero, ¡pues sigamos con el espectáculo! —Volvió sus ojos oscuros hacia su rival, quien volvía a su puesto con una mirada pensativa. —¡Hey, Ash! No te decaigas por esto, el combate apenas comienza, y no quiero que pierdas tus ánimos ahora.
—Lo sé. —Asintió Ash, alzándose la gorra para revelar su sonrisa de siempre. —Nunca perdería los ánimos en una batalla así, Kiawe. ¡Además, sólo estoy iniciando! —El azabache cogió una Poké Ball de su cinturón, agrandándola antes de lanzarla. —¡Ahora, Torracat, dalo todo!
De un haz de luz azulado, el felino rojo y azabache se materializó en el ya destruido campo de batalla, maullando amenazadoramente a su oponente mientras encorvaba ligeramente su cuerpo, deseoso por empezar a luchar.
—¿Batalla de Pokémon Tipo Fuego? —Kiawe sonrió de lado. —Apuesto a que será interesante.
—¡Eso no lo dudes! Torracat se ha vuelto mucho más fuerte de lo que puedes imaginar, y no lograrás derrotarnos tan fácilmente. —Aseguró Ash con confianza, a lo que Torracat lo apoyó con un gruñido altanero. Kiawe frunció ligeramente el ceño.
—Entonces, dejémonos de juegos. ¡Hueso Bumerang!
—¡Nitrocarga!
La embestida ardiente del felino logró desviar eficazmente el movimiento de Tierra de su rival, engulléndolo con las llamas de su ataque al taclearlo con fuerza. No obstante, Marowak apenas y se vio afectado, y luego de recuperar su arma, acometió con Cabeza de Hierro para conectar un sólido impacto frontalmente a su rival, si éste no lo detiene con la brutal fuerza de sus patas delanteras.
—¡Vaya! ¡Torracat es sorprendente! —Exclamó Lillie, asombrada.
—Sí, parece tener mucha energía. —Añadió Lana, y Sophocles soltó un silbido al ver cómo el felino ejecutaba un perfecto Colmillo Ígneo contra Marowak, impulsándolo lejos de sí por la potencia de su ataque. —Es bueno de Ash no se haya dejado llevar al ver perder a Rowlet de esa forma.
—Sí, espero que Rowlet tampoco se sienta decepcionado de sí mismo. Lo hizo bastante bien. —Contestó Mallow, preocupada por el estado del Pokémon de su amigo…
—¡Venga, chicos! ¡Sigan dándolo todo! —Les animó enérgicamente Sophocles, con Togedemaru, Popplio, Tsareena y Níveo vitoreando junto a ellos.
Lillie sonrió, y fijó nuevamente sus ojos en el entrenador de Kanto que los había acompañado en todas sus clases en la escuela Pokémon, pensando en algo…
—Muy bien, Torracat. ¡Usa Colmillo Ígneo una vez más! —Dirigió Ash con coraje, a la vez que su Pokémon creaba frente a sus propios colmillos unas enormes mandíbulas de fuego, que cerraba sobre el hueso que su adversario le había arrojado, atrapándolo entre sus fauces. —Ahora, ¡Nitrocarga!
Maullando con furia, Torracat incendió su cuerpo por completo, energizando sus movimientos a medida que avanzaba como un misil hacia Marowak con el hueso del mismo entre sus colmillos.
—¡Marowak, Hueso Sombrío! —Ash se confundió ante la orden de Kiawe, al igual que muchos entre el público, pero entendieron súbitamente al ver cómo, segundos antes de que Torracat llegara a embestirlo, atrapó el hueso que su rival contenía en su boca con sus manos, quemándose por atravesar directamente el fuego que rodeaba al felino Tipo Fuego, pero una vez tuvo su arma en sus manos, la encendió con una descarga de energía oscura, causándole a Torracat un gañido de dolor, y obligándolo a alejarse antes de que su oponente atacara otra vez.
Desagradado, Marowak observó los dados en sus manos en las que sostenía su arma, gruñendo de la ira, al igual que Torracat, quien flexionó sus poderosas patas y se preparó para volver a acometer.
—¡Colmillo Ígneo!
—¡Cabeza de Hierro!
Los dos Pokémon Tipo Fuego colisionaron entre sí con la fuerza de una bomba, destrozando el terreno a su alrededor con la potencia del choque entre los colmillos de Torracat y el cráneo de Marowak, intercambiándose miradas desafiantes. Pero cuando un destello siniestro centelleó en los ojos de Marowak, Torracat no tuvo la oportunidad de apartarse a tiempo…
—¡Torracat! —Gritó Ash cuando su Pokémon fue brutalmente golpeado por el hueso de Marowak, levantándolo un poco del suelo con la fuerza del golpe, para seguidamente ser rematado con un poderoso Hueso Sombrío. —¡Recupérate y usa Desquite!
Esta vez fue el turno de Kiawe en confundirse por tal orden, pues los movimientos Tipo Lucha no tendrían ningún efecto en su Pokémon. Pues también comprendió y se alteró al ver cómo Torracat daba una voltereta en el aire para aterrizar con sus patas bañadas de unos chisporroteante resplandores anaranjados, impulsándose con toda la fuerza de contraataque que le produjo su enemigo para acercarse de golpe, a una velocidad tan grande que destrozaba el terreno por el que viajaba como un relámpago de fuego, cuyos colmillos sobresalieron como pinzas a punto de cerrarse sobre el sorprendido Marowak, quien solo atinó a cubrirse con su hueso…
Que fue destrozado por la vigorosa mordida del felino, ante los ojos incrédulos de todos los presentes…
El Colmillo Ígneo golpeó directamente a Marowak, con una fuerza que le obligó a retroceder bastante, mientras Torracat aterrizaba con un porte desafiante y soberbio, sonriendo con suficiencia al observar los restos del arma de Marowak todavía en las manos de éste, quien, con un bramido enfurecido, los tiró al suelo. Tenían arreglo, pero eso sería ya después de la batalla, en la que ahora se encontraba en una brutal desventaja sin su hueso a mano…
Tendría que arreglarse con los movimientos que no incluyeran a su arma, aunque producir fuego sin ella iba a ser todo un desafío.
—Esta vez sí te pasaste, Ash. —Masculló Kiawe con una mirada siniestra y enfurecida que le dio escalofríos al entrenador de Kanto. —¡Envite Ígneo!
—¡ROWAAAK! —Rugió Marowak, encendiendo su cuerpo de un magnífico fuego carmesí, con una potencia tan grande que provocó una notable onda expansiva de calor. Torracat la soportó, sin alterarse.
—¡Nitrocarga!
Con una sonrisa altanera, igualó el poder de su rival al cubrirse también de poderosas llamas, volviendo sus movimientos todavía más rápidos, a tal punto que se desvanecía de la vista de los espectadores al acercarse a Marowak como una estrella fugaz. El Pokémon Tipo Fuego y Fantasma también cargó contra su enemigo, y el impacto entre ambos hizo estallar el campo de batalla en una explosión infernal.
En el instante en el que ambos Pokémon estaban tan cerca, Marowak miró con enojo a Torracat, quien seguía sonriendo confiado. Sin su hueso, su adversario no tenía la misma fuerza en sus ataques de Fuego.
Volvieron a chocar entre sí una y otra vez, transportándose a lo largo del campo de batalla, y generando explosiones de aire comprimido con cada impacto entre ellos. A la vista del público, solo podían verse dos destellos de fuego, viajando de un lado al otro mientras chocaban con cada vez más fuerza, produciendo estrepitosas explosiones.
Luego de varios encontronazos, Torracat aumentó de golpe su poder, obligando a Marowak a ceder por un segundo; tiempo más que suficiente para Torracat, que con su nueva velocidad, se desvaneció para situarse detrás de su amedrentado rival, impactándole en la columna con su más poderosa Nitrocarga hasta ahora, que expulsó múltiples llamas hacia todas las direcciones, incinerando todo a su paso, como una nova de fuego que iba expandiéndose y debilitándose hasta convertirse en no más que una brisa caliente…
Cuando el humo se deshizo finalmente, lo único que pudo verse fue una gran porción de tierra desintegrada donde el orgulloso Torracat se alzaba con soberbia ante la debilitada figura de Marowak, sosteniéndose con sus brazos en el suelo para evitar desplomarse…
Kiawe sintió una punzada al ver a su Pokémon en ese lamentable estado, lleno de heridas y quemaduras, con sus extremidades temblando del dolor, enfurecido consigo mismo por no haber sido lo suficientemente fuerte…
Torracat se acercó a él con la misma sonrisa, con un paso elegante y tranquilo, hasta llegar enfrente de su rival, quien alzó ligeramente los ojos con resignación. El felino murmuró varias cosas en su idioma, que solo Marowak logró a captar con algo de asombro:
—Este era el resultado más predecible. —Aseguró el Inicial de Fuego, cerrando los ojos sin dejar de sonreír. —Era claro que todo iba a terminar así, por supuesto. Así que no te culpes. Que perdieras no es tu culpa… es simplemente… —De un poderoso pisotón de su pata izquierda sobre la cabeza de Marowak, terminó por azotar el cráneo de su rival contra el suelo, destruyéndolo aún más. —Que soy muy superior.
Silencio nuevamente.
Muchos de los presentes intercambiaron miradas asombradas y algo temerosas al poderoso felino, que, como si nada, se alejaba del cuerpo inconsciente de Marowak para colocarse junto a su entrenador, con su porte refinado y arrogante. Ash le acarició nerviosamente la cabeza, riendo quedadamente. Desde que, durante sus últimos entrenamientos, Torracat logró vencer al Incineroar del Royale Enmascarado, se había comportado mucho más orgulloso y altanero de lo acostumbrado, pero supuso que ya se había pasado de la raya. Se aseguraría de conversar eso con su Pokémon después, pero ahora, estaban en plena batalla.
Ash se puso serio y se acomodó la gorra, al tiempo que Kiawe regresaba al derrotado Marowak a su Poké Ball, agradeciéndole por su trabajo. Sin embargo, al ver la expresión decaída de Kiawe, y cómo sujetaba con frustración la Poké Ball de su compañero, se preocupó.
—Kiawe, ¿sucede algo?
—Nada, es solo… Creí que solo Lycanroc y Pikachu serían verdaderos obstáculos. —Kiawe sonrió de lado, haciendo una mueca. —Pero no era necesario destrozar el hueso y el orgullo de Marowak, ¿sabes?
—Sí, pero creo que a Torracat el daba igual. —Se disculpó Ash con una risita, a lo cual su Pokémon le abofeteó el rostro con su cola, profiriendo un bufido de enojo. —¡Auch! ¡Eso dolió!
Kiawe soltó una risotada, al igual que los compañeros del joven de Pueblo Paleta, y alguno que otro entrenador entre el público, y recuperó su ánimo de siempre. Con una determinación ardiente brillando en sus ojos oscuros, tomó otra Poké Ball de su cinturón.
—Este combate ha sido estupendo, Ash, pero… me temo que ya se acabaron los juegos. No me permitiré perder.
—¡Nosotros tampoco! —Vociferó Ash con una sonrisa, alzando su puño al aire, a lo cual su Pokémon rugió con energías, demostrando que solamente estaba comenzando y podía dar mucha más pelea.
—Entonces… continuemos con nuestra batalla… —Musitó Kiawe con una sonrisa confiada. —¡Charizard, adelante!
El dragón de fuego apareció volando en por encima del destruido campo de batalla, a lo cual Ash frunció el ceño, y Torracat soltó una risita emocionada, preparado para enfrentar al Pokémon de Kiawe que muy pocas veces había visto luchar.
Tanto Ash como Kiawe, ansiosos por proseguir el combate, sonrieron de oreja a oreja, lanzándose miradas desafiantes, cada uno absorto en quién daría la primera orden para iniciar esta ronda…
—Ash es sorprendente, ¿no es así? —Gladion, que observaba la batalla de Ash entre la oscuridad de la entrada a las gradas del estadio, volteó la mirada hacia quien le hablaba. No se sorprendió al descubrir que era su futuro contrincante: Tilo, quien le sonreía alegremente. —¿No tienes impaciencia por luchar contra él por el campeonato? ¡Porque yo sí!
—¿No deberías estar preparándote para nuestro combate? —Replicó el rubio platino, girando los ojos con fastidio. —Mira que no tendré ninguna piedad alguno.
—Ni yo contigo. —Tilo dio un paso al frente, con un brillo emocionado en sus ojos. —¡Te apuesto a que podré vencerte!
—¿Viniste sólo para decirme eso? —Bufó Gladion, caminando hacia la oscuridad del pasillo, hasta que Tilo respondió, haciendo que se detuviera de golpe.
—Nop, solo quería conocer a mi futuro rival. —El joven de piel oscura sonrió confiado. —Solo espera, y te aseguro a que te sorprenderás.
—… —Gladion suspiró y, guardando sus manos en sus bolsillos, siguió caminando. —Suerte con eso.
Tilo lo observó desaparecer en el túnel con una sonrisa, que seguidamente se tornó más preocupada. Quería fingir seguridad, pero él sabía muy bien la fuerza que tenía ese entrenador, y los Pokémon tan peligrosos que llevaba en su cinturón…
Levantó una Poké Ball en su mano, mirándola fijamente por unos momentos, y cuando volteó hacia el campo de batalla, donde el combate se había reanudado, no pudo evitar sonreír al ver a Ash lanzar animadamente sus órdenes, realmente disfrutando la batalla.
—No debo preocuparme por perder o ganar… solo debo disfrutar de la experiencia de luchar contra alguien como Gladion. —Tilo guardó nuevamente su Poké Ball, y sonrió con despreocupación, pero también con decisión. —Pero eso no significa que voy a dejarme ganar.
Y sin más, también desapareció de las gradas para alistarse para su futura batalla contra uno de los entrenadores más poderosos de la Región Alola…
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¿Y bien? ¿Qué tal les pareció? Admito que me entretuvo bastante *-* pero bueno, a mí me gusta cómo quedó. Aclarando, este fic se centrará principalmente en batallas más que en cualquier otra cosa (además del regreso de todos los compañeros de Ash y varias cosillas interesantes por ahí), y por supuesto, me aseguraré de que la trama sea lo más emocionante posible: Ash y los demás estarán al borde de la muerte en cada capítulo, así que no diría que resultará muy aburrido. Ustedes me dirán.
¡Por favor, dejen sus Review opinando qué tal les pareció! Se los agradecería mucho.
Sin más, me despido, y espero que pasen un buen día.
Cuídense y nos leemos.
