Muchas gracias por leer mi primer fanfic. Llevo mucho tiempo sin escribir y nunca había tenido las agallas de mostrar al mundo mi poco sentido común hasta ahora. :v
Antes que nada, debo ofrecer mis sinceras disculpas para Yessi Sánchez y Araceli Belén Maturana Martínez de grupo "Amamos el OkiKagu/We love Okikagu. A Yessi por la tardanza de su regalo (que debí entregar desde el 25 de diciembre del 2018, y pero que por razones personales no pude completar a tiempo su primera parte), que se ha convertido de un one-shot a una historia más compleja. Gracias por tu paciencia (^_^). Y mis disculpas para Araceli Belén por no comentar en el hermoso regalo que me dio para esa misma fecha. No había tenido valor de mirarlo hasta completar una parte de esta historia y debo decir que lo adoro. Lo atesoraré por siempre por la ternura y alegría que refleja. Muchas gracias por tu obra (^_^)
Esta historia está dedicada a Yessi Sánchez: gracias por dejar volar tus alas y permitirnos entrar en los recónditos laberintos de tu mente. Gracias por tus narraciones e historias: hacen mi vida más llevadera.
Debajo de cada capítulo hay un glosario de algunas palabras japonesas y espero les guste.
Gracias (^_^)
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"Akatsukiko"
"Moonshine"
Ella había tenido ese sueño otra vez…
Podía hibernar hasta medio día sin ningún problema dentro del closet que ella consideraba su habitación, pero soñar no era lo suyo (o no para la gran mayoría de los Yato). Para ellos, soñar era una cosa rara, porque el dormir era reparador y pesado. Si soñaban, era un regalo extra que pasaba tan raras veces, que hasta podían contarlos con los dedos de las manos y les sobraban.
Ah, pero si soñaban dos o más veces con lo mismo, la cosa cambiaba…
Kagura parpadeó varias veces, ajustando sus azulados ojos a la oscuridad del pequeño rincón en el que dormía. Intentaba recordar ese extraño sueño que se le estaba haciendo una ocurrencia. Se quedó pensando en que simbolizaba todo eso, mientras seguía tumbada, con los cabellos revueltos en la almohada, un hombro asomándose por su desabotonado pijama y los orbes fijos en el techo del closet.
"… ¿Qué hora es, aru?" Se preguntó, mientras se frotaba los ojos con el puño de su pijama, intentando distraer un poco sus pensamientos. Miró hacia un lado, en dirección hacia la puerta del armario y sopesando un poco si debía levantarse o no, deslizó suavemente la puerta corrediza del closet para dejar ver la luz natural afuera, y se sorprendió al darse cuenta que no había amanecido. Sin dudarlo mucho, se incorporó y se puso unas pantuflas de conejito que Otae-san le había regalado para su cumpleaños, mientras se arreglaba el pijama. Caminó lenta, pero cuidadosamente para no despertar a su padre postizo en su habitación y a su mascota inugami en el pasillo. La luz que irradiaba la luna era fuerte y continua, por lo que no se le hizo difícil caminar sin tropezar por el lugar. El trayecto fue corto, pero una vez llegó al genkan de su hogar, abrió el shouji lentamente.
Kagura cerró los ojos momentáneamente, mientras el frio de la noche le rozaba sus mejillas y contrastaba con el calor dentro del Yorozuya Gin-chan. La sensación, a pesar de hacerla temblar un poco, le pareció placentera. Al abrirlos, notó el brillo de la luna alumbrando suavemente cada rincón que podía ver desde la barandilla. Las casas, los techos, la calle… sus ojos podían alcanzar a ver pequeños detalles en la oscuridad que le parecieron mágicos por un momento. A lo lejos, podía distinguir los colores de Yoshiwara y otras edificaciones modernas y distantes, pero su hogar y los lugares colindantes eran un espectáculo para los ojos de la Yato.
Miró hacia arriba y logró contemplar en toda su gloria una enorme y brillante, casi luna llena en un cielo estrellado. Ella no comprendía porque, pero mirarla le hacía tener una mezcla de sentimientos… añoranza, inquietud, preocupación, esperanza…
". . . Que linda es, aru. . ."
Apoyó el codo en la barandilla, y con la palma se sostuvo el mentón sin dejar de mirar el hermoso satélite, dejando que el viento jugara con su pelo.
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Sougo se incorporó de golpe, rápidamente tomando su katana y tomando una rápida pose de defensa. Le tomó algunos segundos comprender que ya no estaba en el mundo de los sueños sino en la realidad de su habitación. Jadeaba como si hubiera corrido una maratón y el sudor le caía por las sienes, las gotas que no se le quedaron pegadas en el pelo marrón claro le fueron resbalando por sus mejillas y cayendo sobre su ropa de dormir. Le empezaba a doler la cabeza y por más que intentaba recordar aquello que lo había asustado, no lograba visualizar lo que en sus más oscuros pensamientos se había proyectado. .
Respiró profundamente varias veces, hasta que comprendió que no había razón para seguir en pose defensiva, por lo que bajó su arma. Cuando logró respirar nuevamente con calma, se apresuró a encender una lámpara antigua que iluminaba con una tenue luz su habitación, y regresó a sentarse sobre su futón. Notó que se le estaba haciendo penosamente una costumbre dormir con su katana pegada a su lado, como si tuviera miedo de males que no comprendía ni quería comprender…
Se estaba tumbando nuevamente a contemplar el techo de su habitación, cuando logró escuchar que deslizaban el shōji frente a él.
"¿Estás bien?" Vio asomarse al adicto de la mayonesa, vestido con ropa de dormir y con unas curiosas ojeras debajo de los ojos que a Okita le parecieron graciosamente convenientes para la ocasión
"Te ves horrible, Hijibaka-san." Sougo se reincorporó, sentándose sobre el futón.
"No tanto como tú, Sougo." Replicó Hijikata, apoyándose en el marco del shōji suavemente mientras intentaba encender un cigarrillo con su encendedor mayonesa. "Tenías varios días sin despertarte haciendo escándalo; pero por lo visto, el problema ha regresado… ¿Nó?"
Sougo replicó con un chasquido de lengua y mirando hacia otra dirección. Hijikata ya empezaba a sonar como un molesto y petulante hermano mayor otra vez.
"Está bien. No pienso meterme en tus asuntos… Pero sería bueno que buscaras ayuda o algo por el estilo." Hijikata aspiró una bocanada de su cigarrillo y expulsó el humo mientras esperaba una respuesta. Como Sougo seguía sin mirarle, habló en voz alta "Ya ha pasado un año desde la última lucha que hemos tenido y nuestro trabajo ahora es menos violento y ocasional. Deberías tomarte un descanso y buscar la raíz de tus problemas"
"¿Qué haces despierto a estas horas, Hijikata-san?" Sougo preguntó, intentando cambiar el tema y mirando de reojo la mala cara del vice-comandante.
"No mucho, se me han acumulado reportes de casos no tan interesantes, pero el papeleo sigue siendo igual de molesto…"
Hijikata hizo a despedirse con la mano que no tenía el cigarrillo y se dispuso a regresar a su habitación.
"La noche está bonita, deberías caminar un poco bajo la luna. No es que vayan a hacerte daño siendo el mejor espadachín del Shinsengumi." Hijikata caminó en dirección a sus aposentos, dejando el shōji entreabierto.
Sougo miró la oscuridad afuera de su habitación una vez el vice-comandante se marchó. Luego, se tapó la nariz y boca con una mano.
"Maldito Hijibaka. Ahora esto apesta a humo y mayonesa".
Se levantó y deslizó el shōji hasta abrirlo completamente, no tanto por el consejo de Hijikata, sino por la necesaria ventilación que necesitaba su habitación con una ligera esencia de nicotina.
Afuera el aire era frio, pero podía notar que la luna iluminaba cada rincón posible con una tenue luz. Los cuarteles habían sido remodelados hacía unos meses y Sougo podía disfrutar de una hermosa vista frente a su habitación: un pequeño estanque que había sido uno de los tantos regalos que Soyo-san dio en agradecimiento al Shinsengumi una vez la última disputa se había dado.
Se quedó pensativo por unos instantes. Regresó a su habitación después de meditarlo y se vistió con su ropa tradicional de días libres.
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Para cuando Sougo se dio cuenta, había caminado lo suficiente como para reconocer que estaba muy cerca de la Yorozuya sin siquiera proponérselo.
Se quedó contemplando primero el Bar de Otose por un rato. A pesar de que las luces del distrito estaban casi todas apagadas, podía ver claramente el pequeño edificio de dos plantas por el brillo de la luna. Su mente comenzó a divagar… Aunque no quisiera admitirlo, no había podido ver a la Yorozuya como le hubiera gustado: después de los destrozos ocasionados por la batalla y una vez reunificado el Shinsengumi, el tiempo valioso a su alcance fue específicamente para reparar y construir lo que la guerra había traído abajo.
Recuerdó que varias veces se había cruzado con cierta adicta al sukonbu y en raras ocasiones había podido disfrutar de apañarse a puñetazo limpio con la china en cuestión. Pero eran tan escasas las ocasiones que le sobraron dedos de las manos.
Se sintió entre oxidado y malhumorado por esa revelación.
Sougo se disponía a irse cuando levantó la mirada: justo arriba, contemplando la luna, estaba la desgraciada China que curiosamente no estaba sacándose los mocos o vociferando profanaciones. Ella contemplaba la luna sin siquiera darse cuenta que el roba impuestos estaba mirándole.
"Chin…" Sougo se detuvo y pensó que quizás no era el momento para armar un alboroto. La madrugada no era precisamente idónea para una confrontación.
Se quedó mirándola por unos instantes, dejando que el viento también jugara con su cabello marrón claro. Sin pensar en nada, más que en contemplarla bajo la luz de la luna.
Sougo dejó de mirarle cuando sintió que ya no la estaba observando, si no espiando sin ninguna comprensión o sentido lógico, y decidió regresar al cuartel.
"Mañana sería otro día…" pensó.
Y Kagura seguía mirando a la luna, hipnotizada…
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Mini Glosario
Shouji o shōji: un tipo de puerta tradicional en la arquitectura japonesa. Funciona como divisor de habitaciones y según otras fuentes, también lo usan para describir una entrada principal.
Genkan: el área de entrada a una casa o un departamento según la Wikipedia :v La función primaria del genkan es para quitarse los zapatos antes de entrar a la parte principal de la casa.
Inugami: En la mitología japonesa, es una forma de utilizar un Espíritu Animal, comúnmente un perro, para llevar a cabo una venganza o, en el caso de Sadaharu, ser guardianes de sus dueños.
Yoshiwara: el distrito rojo por excelencia en Edo.
No sé ni para que escribo el glosario, si ya muchos lo deben de saber mejor que yo, pero eh… ¡macarena! \ :v /
Si ven algo mal escrito, sin sentido o de plano no les gusta, no duden en comentar. El conocimiento que tienen ustedes se aprecia.
Hasta la próxima~~ (^_^)/
