Yamamoto estaba con Hibari, era un hecho. Gokudera podía escabullirse entre los pasillos y la gente mientras le seguía, confirmando sus sospechas; Un Yamamoto entrando todos los días y a la misma hora en la oficina del comité estudiantil.
Gokudera estaba celoso, también era un hecho. Secretamente, silencioso, discreto, a la distancia, y con su particular manera de poner una pared, amaba a Yamamoto. Lo amaba a su manera.
Describirlo era algo que Gokudera podia hacer al revez y al derecho, que fuera ruidoso y explosivo no significa que no era atento, sabia muchas mañas e incluso cosas del mismo beisbolista. Gokudera era inteligente, así que se las arreglaba para espiarle.
Y ahí, un día cualquiera lo descubrió, la amabilidad y la atención que Yamamoto le entregaba a Hibari, le erizo cual gato que le echan agua.
Desde ese día Gokudera hizo un análisis, y tomo una sedición: No le espiaría más, no le seguiría más. Si Yamamoto tenía a alguien a quien querer, y aquel se atrevía a demostrarle el cariño que el mismo italiano no pudo, pues bien.
"Vive y deja vivir" Fue su conclusión, cerrando su 3º cuaderno. Gokudera tenia 3 de los mismos en donde anotaba todo sobre Yamamoto y sus observaciones.
El comienzo de todo esto fue cuando Gokudera se dio cuenta que solo iba a clases por Tsuna. Aquella escuela no era ningún reto para él, no aprendía nada, y todos los maestros sabían que hasta el mismo italiano podia incluso tener más conocimientos que ellos. Y entonces pasó.
Gokudera se dedico a ver más a Tsuna, quería investigar sobre él, pero cuando comenzó a darse cuenta a la semana, ya lo sabia todo. Era su décimo después de todo.
Y entonces se fijo en el aquel friki del beísbol. Más que nada había empezado con las intenciones de vigilarlo; como mano derecha del décimo, debía estar bien al tanto de los demás guardianes, y de hecho, Hayato, tenía intenciones de seguir investigando a los demás guardianes.
Pero al parecer se quedo estancado en Yamamoto.
Su mano acarició el cuaderno, y su espalda se fue hacia atrás, apoyandose en la cama, sentado en el suelo. Un suspiro se escapó de su nariz cuando se quito los lentes y acariciaba sus ojos; Quería recordar como termino, después de investigar sobre el guardián de la lluvia, enamorándose.
Yamamoto poseía la misma virtud que Tsuna: era muy noble.
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Ese día Gokudera quedo completamente deprimido y decepcionado. Esperaba gustarle ahora que sabia que Yamamoto tenia esa clase de "tendencias" pero que haya escogido a Hibari no lo espero, una persona como el presidente del comité era apropiado tal vez para Cavallone, e incluso comenzó a pensar cosas de ello, reflexionar, tomar conclusiones... Pero nada era como quería, Yamamoto no se fijo en él, y era su conclusión final.
Suspiro con pesar, cuando y salio a comprar cigarros con la cena de hoy, al negocio de siempre. Su cara estaba decaida al igual que su cuerpo, aun no se lo creía del todo. De saber que investigando se enamoraría y encima tendría una descepción con ello, lo hizo entristecer.
Salió de la tienda arrastrando los pies, y sacando un cigarro inmediatemente para sentirse más tranquilo. La luz del encendedor lo hizo ver una cabellera rubia a lo lejos, que se acercó saludándole... ¿Dino?
El rubio levanto una mano de lo más feliz, a quien estaba ahora frente a si. Hayato gruño sin más, contestando un "piérdete", mal momento para pillarle, ahora no quería ver a nadie ni quería nada.
El medio italiano continuó su paso, pero Dino lo sostuvo del hombro preguntandole por Tsuna, y ates de que Hayato explotara al preguntarle por SU décimo, Dino le miro de una forma que no supo reconocer..
-¿Estás bien? -Escuchó de la boca del otro, con tono.. ¿preocupado? ¿compasivo? Era un sentimiento extraño, y es que había sido el único que le había descubierto.
-E dicho que te pierdas ¿qué parte no entiendes, tarado? -Hayato le dio la espalda, no mostrandole más sus ojos que podían delatarle y tal vez hacerle caer.
-Tú cara no se ve bien, ¿estás herido? -Dino fruncio con más preocupación, y es que era mecánico en él, noble y amigo de sus ¿amigos?. Sus ojos avellana se fueron a la bolsa del otro, reconociendo los recipientes japoneces de comida instantánea; dibujo una sonrisa despeinando al más bajo.
Ciertamente Gokudera odiaba a las personas mayores y las muestras de afecto de a quien no se lo permitia, pero eso fue lo más parecido a un abrazo, asi que le reconforto en cierta forma. No obstante su mano mecánicamente se fue a quitar las contraria, rápidamente y voltearse a encararlo
- Oi oi, ¿quién mierda te crees? ¡No me toques y dejame ya! -Gruño encarandolo, y Dino se rio palemandole el hombro.
-Te invito a comer -Dijo suavemente y conservado su semblante tranquilo y sonriente. Averiguaría que le pasa al peliplateado.- Esa comida no es muy sana, por eso estas tan delgado, ¿vamos?
Gokudera hizo una mueca de sorpresa. ¿Le estaba invitando? Ni hablar. Dio un paso hacia atrás, negándose.
- No te lo pregunte -Dijo Dino sonriéndole más que malicioso y cada vez más curioso de que tenia, tomándolo del brazo y arrastradolo a una tienda de comida japonesa. Pensó que tal podía involucrar a Tsuna lo que al otro lo tenía así, y eso le encendió más preocupación. No a su hermano pequeño.
Finalmente Gokudera cedió recalcando el "si le dices a alguien esto, te arranco las pelotas", no tocando la comida que ya estaba servida.
-Puedes contarmelo -Dijo Dino con la comida desparramada y la boca sucia, pero con una mirada sincera.
-¿De qué estás hablando? -Gokudera alzó una ceja con la sensación de que Cavallone le había descubierto. No podia ser tan obvio si siempre era un gruñón.
Dino rió tras una pausa. No podía obligarlo, pero quería hacerle sentir mejor.
-¿Sabes? Eres un libro abierto.. si hay algo que te tiene asi, puedes contármelo y podríamos solucionarlo.. -Dino empujó con los dedos el plato de Gokudera más hacia si, para que comiera algo, y el aludido desvió la mirada sin intenciones de recibir su consuelo. Si no lo necesito por años, esta no era la ocasión.
Dino sonrió suavemente, acomodándose en el acolchado del asiento
-¿Es Tsuna? ¿O eres tú? -Preguntó cada vez más curioso.
Hayato guardo silencio, frunciendo el ceño. Que el bombardearan con preguntas le tenia muy intimidado, y más la mirada compasiva del rubio.
-¿Qué demonios quieres? No sé a que te refieres con.. -Hayato parpadeo sorprendido cuando Dino le metió comida a la boca cuando hablaba, sintiendo algo extraño en el abdomen
-Quiero que comas, y puedas desacerté de eso que te tiene así -Dino siguió con esa mirada de compasión, definitivamente ya metido en aquello que al otro le molestaba. Si no era la gente ¿qué era? Gokudera era una persona tan interesante que parecía rogar ayuda ahora mismo.
En ese momento Hayato fruncio tragando la comida, y suspiro tomándose la cara, y comenzando a comer. No le diría nada, pero buscaría una forma de sacarle la mierda por hacer esto que definitivamente no le estaba agradando.
