Advertencia: Yaoi, Shota (supongo) y proximamente gore.

Personajes de Matt Stone y Trey Parker, historia Mia.


Mi Amigo Imaginario

Capitulo 1

"mi único amigo es él. Me entiende, me consuela, y dice que quiere ayudarme. Él no es malo… No es como ellos… No es humano."

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— ¡Esto es para que aprendas, francesito de mierda, que nadie nunca te va a querer!

Ugh. Odiaba que lo llamaran francés. El era inglés.

El grupo de chicos algo mayores que él se alejaron después de ver como habían dejado al rubio de tan solo once años de edad. Un feo moratón en cada uno de sus ojos, la cara roja e hinchada, incluso sangraba por la nariz. Su cuerpo, sucio y malherido, dolía a horrores, víctima de las patadas y puños de aquel grupo de pre-adolescentes.

El pequeño no sintió la lágrima deslizándose por su mejilla. Ya se había preguntado muchas veces el por qué de todo esto. Él solo había querido ser caballeroso con aquella niña, ni siquiera sabía que era la novia de Trent. De todas formas, con o sin excusa, ese chico siempre terminaba golpeándolo, humillándolo. Y nadie, absolutamente nadie lo ayudaba. Todos lo odiaban, o tal vez, simplemente, a nadie le importaba.

Difícilmente se levantó del duro asfalto, sintiendo las rodillas arder por el esfuerzo, recordó que al caer producto de un fuerte empujón se había raspado. Podía sentir el líquido caliente acumulado, deslizándose lentamente por sus piernas, pero no le dio importancia. Emprendió su marcha a casa.

Phillip Pirrup era huérfano. Vivía con su tía, una anciana amargada que no le importaba en lo más mínimo lo que pasara con el chiquillo, tampoco tenía hermanos, amigos, o novia. Por eso todos decían que nadie lo quería.

Sin embargo, mientras las lágrimas escurrían por el rostro del niño, y sus piernas cojeaban a cada paso que daban, una débil sonrisa se dibujó en sus labios. Porque Phillip sabía que ellos se equivocaban. Había alguien en el mundo que si lo apreciaba. Había un ser –porque no se le podía llamar persona– que lo quería, que se preocupaba por él. Su nombre era Damien…

Su amigo imaginario.

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La casa de su tía era grande, imponente y un poco aterradora. Las paredes que posiblemente habían sido blancas años atrás, ahora eran grises, y con capas de musgo pegadas en ellas. La vieja que allí habitaba salía muy pocas veces, y no le importaba cuidar de otra cosa que no fuera ella misma.

El inglés abrió la puerta causando un insoportable chirrido. Se adentró en la casa silenciosamente, caminando por el pasillo. Escuchó desde allí el sonido de la televisión, además de las luces que provenían de este desde la sala. La casa estaba a oscuras, ventanas y cortinas cerradas, como siempre. Al adentrarse en la sala, pudo ver a su tía recostada en el sofá, roncando. Seguramente se había vuelto a quedar dormida mientras veía alguna telenovela.

Se acercó a ella, notando que estaba a medio cubrir con una manta. Tomó la manta y la terminó cobijar. Debía admitir que la mujer no era muy buena con él, y solía maltratarlo… pero vamos, ella lo había acogido tras la muerte de sus padres, y estaba lejos de odiarla.

De todos modos, no es como si en el corazón de Phillip pudiese existir un sentimiento como el odio. Apagó la televisión y siguió caminando, soltando leves quejidos de vez en cuando por el dolor que sentía en sus costillas y casi todo su cuerpo. Comenzó a subir las escaleras que llevaban a su habitación. Al llegar a la puerta de su cuarto, la abrió y se acercó a la cama. Sentándose en ella, abrió sus labios para llamarlo.

—Damien. Amigo, regresé de la escuela.

De repente, en el suelo, un círculo en rojo se dibujó, convirtiéndose después en llamas, las cuales iluminaban la habitación, creando figuras deformes en las paredes por las sombras de los objetos que rodeaban el cuarto. Del interior del círculo, carcajadas malévolas se escuchaban, risas de una voz gruesa pero joven, sonaban tan malvadas que igualaban a las de los villanos de las caricaturas. Entonces un ser comenzó a surgir, mostrándose ante los ojos claros del rubio quién ya estaba acostumbrado a este tipo de entrada.

Cuando las llamas desaparecieron, frente a Pirrup se encontraba un niño tal vez un año mayor que él, de cabello negro oscuro y ojos de un aterrador tono rojizo brillante, en el que parecían resplandecer las llamas del infierno.

Claro que para el inglés, esos eran los ojos más hermosos y fascinantes del mundo. Unos ojos que brillaban a pesar de la oscuridad de la habitación.

—Pip —habló el niño con una sonrisa—que bueno que volvist…

El azabache dejó de hablar al ver el rostro demacrado del inglés. Su ceño se frunció con fuerza, se acercó al pequeño y exclamó:

—¿de nuevo? ¡No me jodas! ¡¿Hasta cuándo aguantaras esto Pip?!

—Damien, por favor… Sabes que no tengo opción. Y, no me regañes ahora ¿sí? Ya me siento muy mal, no quiero pelear contigo.

Damien, al ver los ojitos del niño comenzando a brillar por culpa de lágrimas contenidas, decidió callarse. Se sentó al lado de Pip, pasando un brazo sobre sus hombros, consiguiendo que una sonrisa de felicidad iluminara su rostro.

—Gracias.

—es lo menos que puedo hacer. Pip… ¿por qué no me haces caso? ¿Por qué no me dejas solucionar tus problemas? Sabes que yo podría…

—No puedes. Eres solo parte de mi imaginación. —El pelinegro chistó por aquella respuesta —pero gracias Damien… estoy tan feliz de que seas mi amigo. Eres lo más valioso para mí.

Su amigo no le respondió, pero eso a él no le importó.

De pronto, en la otra mano de Damien, una pequeña llama apareció, iluminando sus rostros cuando él la acerco a ellos.

—¡Wow! —El rubio soltó una risita maravillada— ¡amo tus trucos, Damien!

—Sabes que puedo hacer mas —sonrió orgulloso el otro, haciendo que esa llama comenzara a flotar y se dividiera en mas, las cuales comenzaron a bailar por los aires iluminando mejor la habitación—. ¿Quieres un espectáculo de fuego hoy?

—Gracias amigo mío, pero ahora tengo mucho sueño. Mi cuerpo me duele muchísimo, solo tengo ganas de descansar.

El oji-rojo frunció el ceño recordando el por qué de las heridas de Pip.

—Bien, pero mañana no olvides curarte con el botiquín.

El oji-azul asintió, dejándose caer en la cama. Inmediatamente después, sus ojos se cerraron y cayó en brazos de Morfeo.

Mientras tanto, su amigo imaginario se lo quedó observando un rato. Una sonrisa maliciosa se dibujó en sus labios, antes de volver a desaparecer.

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"Él es bueno, nunca me haría daño. Es mi único amigo, solo quiere lo mejor para mí."


O.O

Bueno, como empiezo...

Esta es la primera vez que escribo un fanfic con una tematica oscura, en la que haré sufrir a muchas personas y-

En fin, aun no he actualizado mi historia Creek, pero es que esto se me ocurrio y no pude contenerme. Me inspiré de un songfic que lei hace poco, con una situacion similar, inspirado en una cancion rap "Voces en mi Interior". Realmente me dejo con algo dando vueltas en mi cabeza, y luego esta mañana BOOM! esta idea salio. Tendra pocos capitulos, que se volveran un poco mas fuertes a medida que el fic avanza.

Espero que les haya gustado!

Saludos!

Valen^^