Antes que nada, quiero aclarar que esta historia es un AU, completamente independiente de Yellow Serendipity (para los que leen aquella). Hice un cierto adelanto del tiempo, por lo que asumamos que los personajes ya han terminado la universidad o están a punto de terminarla. Además, algunos incluso están casados y eso.
Debo aclarar que NO TODOS LOS OC's APARECIDOS AQUÍ ME PERTENECEN. Solamente Shibata Kai y Lilian Natalias son de mi pertenencia, los demás los tomé prestados con el debido permiso de sus autoras.
Sin más, les recomiendo que busquen una caja de pañuelos y si les gusta el hurt/comfort, disfruten.
Disclaimer: ni KnB ni sus personajes me pertenecen. Sólo escribo de ellos por diversión~
¿Recuerdas el día que te pedí que dejaras de modelar? Creí que te negarías. Pero no lo hiciste.
¿Recuerdas el día en la que fui coqueta con otros hombres sólo para darte celos? De verdad te pusiste celoso. Creí que harías lo mismo con tus fans, pero no lo hiciste.
¿Recuerdas el día que no fui a tu partido más importante de la temporada porque lo olvidé? Creí que me dejarías. Pero no lo hiciste.
¿Recuerdas el día que te pedí que volvieras a casa porque te extrañaba? Creí que te enojarías. Pero no lo hiciste.
Había tantas cosas que quería contarte.
Tanto que decirte y agradecer cuando volvieras a casa.
Pero no lo hiciste…
Era un día oscuro. Nublado, esos en los que la luz del sol en lugar de calentar enfría, nostálgico, triste. La mayoría de las personas amaban los días así.
Ella no era parte de esa mayoría.
— Vuelve a casa pronto, ¿sí? Te extraño.
— Mañana mismo volveré.
¿Por qué?
¿Era su culpa acaso? ¿Culpa de él? ¿Del piloto tal vez? Quién sabe.
De todos los presentes ahí, ella fue la única que no lloró. La única que se mantenía con la mirada fija en ese lugar, que se llenaba de flores, y un pensamiento fugaz acudió a su cabeza: tantas flores se marchitarían pronto. Y después de eso, ¿volverían tantas personas a dejar más flores? ¿Lo olvidarían? ¿Se convertiría en nada más que un recuerdo lejano y ahogado en las mentes de todos?
Probablemente; pensó, sí.
No era justo…
Con el mismo gesto ido, ensimismado, se acercó también, dejando una última flor sobre la cantidad exorbitante de flores de colores: un tulipán amarillo, fresco y brillante.
Sintió las manos de muchas personas palmear su espalda. Una por una, mientras se iban, algunas le acariciaban un poco, otras le daban apretones en los hombros. Algunos cuantos le dieron abrazos, los cuales ni siquiera correspondía, ella simplemente estaba ahí, como en un mundo distinto, la vista fija en el epitafio tallado en letras pequeñas, que apenas se entreveía detrás de todas las flores.
Era como si una burbuja la rodeaba. Y no sabía si era bueno o malo, si la protegía o la aislaba, tampoco pensaba averiguarlo; esa burbuja estaba ahí y no se iría. Tampoco quería explotarla. Así se sentía bien por ahora.
A penas y sí notó cuando se quedó sola en ese sitio, y ni siquiera así se molestó en moverse o mirar a otro lado. Un destello plateado le llamó la atención, cosa extraña porque según recordaba, Lilian y Akashi se habían ido rato atrás. Fue eso lo único que le hizo voltear la mirada, lo único que le hizo salir de su burbuja:
Una persona que juraba haber visto antes en su vida, probablemente años atrás, sólo que en ese entonces el cabello plateado era oscuro, peinado en trenzas, pero definitivamente reconocería esa cara, y en su mente lo único que pudo llegar a procesar fue que estaba ahí, y que se veía distinto.
¿Qué hacía ahí?
— Era un verdadero dolor de cabeza, ¿verdad?— no sabía si definir eso como burla, sarcasmo o sinceridad—. Es una pena.
Quizá Haizaki Shogo esperaba que respondiera algo. Quizá. Sin embargo, no dijo nada, se le quedó mirando fijamente, sin expresión en el rostro, y el hombre de cabello plateado detalló de vuelta sus grandes ojos oscuros, más oscuros que de costumbre, con ojeras y caídos. De cierta forma estaban entrecerrados, como si estuviera lo suficientemente cansada o como si fuera lo suficientemente floja como para ni siquiera hacer el esfuerzo de intentar abrirlos por completo.
Pero no había rastros e indicios de lágrimas.
He aquí una persona que es verdaderamente fuerte, o verdaderamente buena actriz, o que verdaderamente entiende el sentido de la vida y la muerte. O tal vez sólo alguien que aún está en shock.
Esos ojos lo miraban como si lo estuvieran interrogando; no obstante, Kai parpadeó una vez y volvió la vista al lugar repleto de flores frente a ella.
Esperaría ahí, justo como lo había hecho durante horas, a que Shogo se cansara y se fuera del lugar.
Pero Shogo nunca se fue.
