Crossover con Death Sentence, no tienen que haber visto la peli para entender el fic XP yo tampoco la vi jajaaj.
Jack no muere!!! Pero algo sucede mientras es llevado al hospital en una ambulancia, un accidente, la ambulancia choca, un escape hace que explote, sin embargo Jack ha tenido suerte nuevamente y se salva, un desconocido le ayuda, pero olvida todo. Este desconocido tiene más de un esqueleto en el closet ¿Qué sucederá cuando los hermanos Mercer se enteren de que la ambulancia que transportaba a su hermanito ha chocado? Y lo peor, que no hay sobrevivientes dentro de ella. Jack continúa con su nueva vida como Jack Darley ¿Podrá recuperar la memoria? ¿Descubrirán los Mercer que su hermano está vivo? ¿Cómo se gana la vida el buen Jack? Todo esto y mucho más a continuación :P
Comienza cuando Jack es disparado. No desarrollé tanto la parte que creo que ya conocen por que se haría muy denso leer la película ¬¬
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-Jack –dijo Bobby al ver que no estaba -¡JACK! –salió corriendo mientras tomaba su escopeta.
Salió afuera y lo vio de rodillas, un hombre con una máscara de hockey frente a él, apuntándole con un arma.
-¡JACK! –volvió a gritar saliendo y apuntando su escopeta al extraño, no con su hermanito, no con Jack. Descargó un disparo y el hombre calló, pero en ese momento una camioneta negra se frenó cerca de ellos, de ella bajaron unos hombres armados. Vio que Jack se levantaba para ponerse a cubierto, tapándose la herida con una mano, esquivando los disparos por poco.
Maldición, maldición, tenía que sacarlo de allí. Escuchó sus gritos, le habían disparado en las piernas, aquello lo enfureció terriblemente. Descargó varios disparos contra los hombres, pero no les quedó otra alternativa que ponerse a cubierto dentro de la casa.
Escuchó a Sophie llamar una ambulancia antes de que los disparos de las ametralladoras sobrepasaran cualquier ruido. Se detuvieron.
-¡Bobby! –escuchó que Jack gritaba.
-¡Jack!
-¡Bobby! –fue en ese momento cuando sintió que una furia terrible se apoderaba de él, sacaría a Jack de allí, lo salvaría aún que tuviera que acabar con cada uno de aquellos bastardos por su solo, no le quitarían a su hermano menor.
Se asomó en la ventana y comenzó a disparar. Vio que Angel se sumaba, pero ellos tenían ametralladoras, no prestaba atención a cuantos caían, lo importante era que cayeran todos, en su mente sólo resonaban los gritos de Jack.
-¡Bobby!
-¡Jack, aguarda! -le gritó, otro disparo, otro que caía, pero Jack seguía en peligro, estaba herido, y si no hacían algo lo perderían. Los disparos continuaron, la pared detrás de la que estaba escondido comenzó a agujerearse, hubo un chillido de Sophie.
-¡Jeremiah! ¿Dónde vas?
No importaba, Jerry estaba bien, Jack no. Desde arriba Angel acabó con uno quedaba sólo uno con chaqueta marrón, o al menos eso era lo que veía. Entonces descubrió que no tenía más balas, no era posible, sólo una necesitaba.
-Oh… mierda –masculló furioso. Por un agujero en la pared vio que el hombre estaba por cargar su arma, era ahora o nunca. Agarró un ladrillo roto y salió lanzándoselo en la cabeza, justo en la cara, eso había sido buena puntería. Lo tiró al suelo y comenzó a pegarle, furioso.
Sin que Bobby lo viera, uno de los que estaban en el suelo agarró su ametralladora, apenas vivo. Angel bajó por el techo y corrió hacia él, quitándosela de una patada, pero eso no era todo, la camioneta había arrancado y se dirigía a Bobby, demasiado ocupado descargando su ira como para notarlo.
-¡Bobby! ¡BOBBY! –intentó moverlo.
En ese momento el volvo de Jerry embistió a la furgoneta de lado, quitándola del camino. Bobby no perdió tiempo y corrió hacia Jack, mientras la ambulancia aparecía en la esquina, seguida de un coche de policía.
-¡Jack! ¡Jack! –Gritó, corriendo hacia su hermano –Jack, mírame –le tomó el rostro, el muchacho lo miró, no parecía tan grabe… se salvaría, tenía que salvarse.
A toda velocidad la puerta trasera de la ambulancia se abrió y bajaron dos paramédicos con una camilla.
-¡Muévanse! –Gritó uno de ellos llegando junto a ellos –Muy bien. Uno, dos, tres –contaron con su compañero y alzaron a Jack al mismo tiempo, acostándolo en la camilla -¿Qué le sucedió? –preguntó rápidamente a Bobby mientras lo transportaban a la ambulancia.
-Le dispararon en el pecho, creo… creo que también en la pierna… -estaba algo desorientado, le había impresionado ver a su hermano herido, tanta sangre… nunca le había afectado la sangre, pero esa era de Jack, no era cualquier líquido rojo.
Subieron a Jack a la ambulancia, quiso subir tras ellos, pero el policía lo detuvo.
-Señor, debemos hacerle unas preguntas.
-¿Qué?
-No puede irse señor.
-¡¿Estás bromeando?! ¡Debo ir con mi hermano! –gritó.
Jerry lo sostuvo -Vamos Bobby, tranquilízate, Jack estará bien.
Asintió con la mirada perdida y se dejó caer en la nieve. Si, Jack estaría bien, los habían matado a todos, ahora estaría bien, no podía hacer más por él, tenía que creer eso si no quería lanzarse sobre el policía.
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Jack abrió los ojos. Sentía frío, mucho frío, y un dolor algo dormido en su hombro derecho casi en el pecho, tenía la cara y la mayoría del cuerpo entumecido, la pierna le dolía terriblemente. Entrecerró los ojos para habituarse al reflejo de algo… nieve, pero también fuego. ¿Dónde estaba? ¿Estaba en el infierno? Se preguntó por las llamas… que idiotez.
Hizo un esfuerzo terrible para moverse, sentía que la pierna y el hombro se le desgarraban al hacerlo. Miró atrás y había una ambulancia estrellada y estaba en llamas, ¿Qué demonios hacía en una ambulancia? Intentó recordar, pero sólo le llegaba a la mente dolor, mucho dolor.
Vio que algo de gasolina se derramaba en el suelo… ¿Por qué…?
-¡Maldición! –gritó apresurándose, no importaba cuanto doliera, estaba mejor que carbonizado. Llegó a un callejón y se refugió tras la pared, entonces escuchó una terrible explosión, sintió los pedazos de la ambulancia golpear los edificios alrededor. Siguió avanzando, buscando un refugio del frío. Su mirada comenzaba a nublarse, pero continuó marchando por el oscuro callejón.
Creyó seguir caminando en la noche un largo tiempo, su cuerpo sólo se movía hacia adelante, con la firme voluntad de vivir. No supo por cuantas callejas se metió, cuantas cuadras transitó hasta que la fatiga comenzó a apoderarse de su cuerpo. Un paso, las piernas le flaquearon, otro paso, la respiración se le volvió pesada, otro paso… calló de rodillas y luego de cara al piso. Rodó sobre si quedando de espaldas a la helada nieve que quemaba como fuego.
Lo último que vio fue el rostro con anteojos de un hombre con cara de bulldog, o a lo mejor era ida suya.
-Linda tunda te han dado –escuchó la voz del hombre, intentó decir algo, pero sólo un gemido se escapó de sus labios –calma muchacho, pronto estarás como nuevo –confiando en las palabras del hombre, o tal vez sólo entregándose al cansancio, cerró los ojos, sumiéndose en las tinieblas.
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Bobby, Angel, Sophie, Jerry y Camille esperaban en el hospital, habían dejado a las niñas en casa de unos amigos. Bobby estaba loco, histérico de que se hubieran retrasado tanto por llegar al hospital y furioso de que no le dijeran nada acerca de su hermano ¡No era posible que se hubiera perdido un paciente, tenía que estar en algún lugar del hospital!
Un doctor se acercó a ellos, gafas de montura cuadrada y el cabello prolijamente peinado hacia atrás, sus ojos brillaban con una serenidad contagiosa, estaba claro que estaba acostumbrado a lidiar con la gente, pero ni siquiera él podría con Bobby. Todos lo abordaron inmediatamente.
-Ustedes deben ser los Mercer –dijo con calma, pero había algo extraño en sus ojos.
-¿Dónde está nuestro hermano? –le cortó Bobby conteniendo a duras penas su furia.
El doctor suspiró y lo miró a los ojos.
-¡¿Dónde está nuestro hermano?! –gritó Bobby haciendo que todos en la sala de espera lo miraran, no le importó, no le agradaba la expresión de circunstancias del médico, quería a Jack, sano y salvo y tendría a Jack sano y salvo, no importaba que demoliera todo el edificio en proceso, tal como había acabado con los hombres de Sweet acabaría con los doctores si no le daban a su hermano.
-Hemos recibido noticias de la ambulancia en la que viajaba su hermano…
-¿Qué quiere decir con que recibimos noticias? –esta vez fue Angel el que habló, casi tan amenazante como Bobby.
-Se suponía que ya estaba aquí –agregó Jerry abrazando a su esposa.
-Eso creímos…
-¡Me importa un carajo lo que crean!
Nadie le dijo nada, todos estaban igual de furiosos que él. El médico se acomodó los anteojos con paciencia, cosa que no hizo más que, molestar al más explosivo de los Mercer.
-¡¿Dónde está Jack?! –volvió a reclamar, la furia centellando en sus ojos.
-La ambulancia que transportaba a su hermano tuvo un accidente… chocó… hubo un escape y explotó… no hubo sobrevivientes.
La fuerza salvaje que se había hecho cargo de Bobby lo abandonó inmediatamente, sin un previo aviso, sus piernas le fallaron y calló de rodillas, le pareció escuchar algo, tal vez un sollozo, un gemido, o alguna palabra de dolor, pero él no hizo nada, se quedó con la vista clavada en una baldosa blanca del piso, sin mirar, sin escuchar, no existían sentimientos… aquello ni siquiera parecía real. Él los había matado a todos, Jack estaba bien… sintió que era su culpa, debía haber ido en la ambulancia con él… debería haber estado… soltó un quejido y hundió la cabeza en las manos. Le había fallado, le había fallado a su hermano, a su madre… jamás se lo perdonaría.
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Jack abrió los ojos nuevamente, pero ningún reflejo cegador atacó sus ojos. El dolor en su brazo y su pierna parecían haber disminuido, y no sentía frío, estaba abrigado y caliente, tapado con unas pesadas mantas. Se incorporó levemente, pero se dejó caer cuando una punzada le advirtió que aún no estaba listo.
-Sabía que eras de los fuertes –rió un hombre al verlo despierto y se sentó en una silla, junto a la cama en la que él estaba.
Antes de buscar su voz, el muchacho miró la habitación. Estaba en penumbras, algo desordenada, muchas cajas, se asombró al descubrir armas, pero por alguna extraña razón ese no lo asustó. De paredes oscuras, repleto de objetos que no se molestó en identificar, cables, cosas de metal, no había puerta, sólo una entrada en la pared a unos pasos de la punta de la cama que daba a lo que parecía ser un taller, y otra a la izquierda que conectaba con una pequeña y oscura cocina.
-¿Qué sucedió? –preguntó llevándose una mano a la cabeza, tenía una venda y…
Abrió los ojos como platos al descubrir que una zona de su cabeza no tenía cabello.
-Esperaba que me lo dijeras tú, te apareciste frente a mi galpón, herido de bala, quien sabe cuanto has caminado –soltó una risa algo pícara –Te he tenido que rapar una zona de la cabeza para curar esa herida fea que te hiciste.
Asintió pausadamente, no podía quejarse, al menos estaba vivo, el problema era que no sabía de que… sólo la explosión. Forzó su mente hasta que sintió que el dolor le cegaba los ojos.
-No recuerdo… nada… -dijo casi sin comprender él mismo las palabras.
-¿Nada de nada?
Negó con la cabeza
-Pues hay cosas que es mejor olvidar, chico. Supongo que te llamas Jack.
-¿Y por qué eso?
-Señaló uno de los muchos collares que colgaban de su cuello.
-Por que allí lo dice –Se puso de pie pesadamente –supongo que tu cabeza quedará mejor completamente rapada que con una zona sin cabello.
-Supongo… -se volvió a tocar el pozo entre el espeso cabello –Sin duda –dijo sintiendo raro aquello.
Así que se llamaba Jack… le gustaba ese nombre, aún que parecía faltarle algo, quizá un apellido o algo. Pero seguía existiendo un problema… un nombre no hacía mucho, seguía sin saber quien era, donde vivía…
-¿Qué voy a hacer? –se preguntó en voz alta.
-Pues si yo hubiera llegado en tus condiciones no me preocuparía tanto en volver a dónde fuera que estabas antes, los disparos no llegan de la nada, alguien te quería muerto –dijo el hombre desde la pequeña cocina mientras ponía una vieja pava al fuego.
Jack lo examinó, era un hombre de unos cincuenta años, cabello marrón y enrulado, con una prominente barriga y unas mejillas algo caídas que avejentaban su rostro. Tenía tatuajes en los brazos, miró los suyos, él también los tenía. Se había quitado los anteojos encintados y los había dejado sobre una mesita cargada de cosas, tenía la camisa a cuadros arremangada y un aspecto de haber sido un tipo duro en sus tiempos.
Se asomó en la habitación.
-Mi nombre es Bones, por cierto, Bones Darley.
-Aún que quisiera volver no sabría como, pero creo que tienes razón, no creo que vuelva a tener la misma suerte. Quizás sea una nueva oportunidad para comenzar de nuevo, quien sabe…
-No creo que esta sea tu mejor opción muchacho, pero si quieres puedes quedarte aquí, puedo enseñarte una cosa o dos, pareces capaz. Podría conseguirte trabajo.
-¿Enseñarme qué?
Bones rió.
-Ya verás Jack, ya verás, tu vida se pondrá muy movida.
Jack se sintió agradecido de poder encontrar una solución tan pronto, no tenía deseos de regresar a ningún lado. Le hecho una vista a una ametralladora sobre un estante ¿Por qué le atraían tanto las armas? Decidió que en ese momento le convenía descansar, ya se haría cargo luego de la vida.
