Holass!. Bueno, aquí estoy dando inicio a otro Fic. Esta vez es un Hitsugaya x Karin el cual nunca me hubiera imaginado hacer si no me lo hubieran pedido. Por ello, puede que la trama tenga un poco de OC o las personalidades de los protagonistas sean un poco diferente a lo usual, ya que como dije, no me esperaba algo así y nunca le preste real atención a esta pareja, siendo sincera. Lamento los cambios y esas cosas pero he hecho este Fic de manera espontanea y no me he metido mucho en sus personalidades. Nuevamente pido disculpas.

Pero de todas maneras. ¡He cumplido con mi palabra! Y eso es algo de que alegrarse! xD.

Este Fic es dedicado a Hitsu-Sasuke, que sin ella, esto no existiría ni por asomo.

Disclamer: Bleach no es mío, sino de Tite Kubo.


Cap. 1

Matsumoto dió grandes zancadas hasta perderse entre las callejuelas cerca del mercado de la cuidad. Con el aliento mucho más rápido de lo normal, miraba de vez en cuando hacia atrás, tratando de divisar que sus perseguidores no estuvieran lo suficientemente cerca de ella.

Si, entendía. Sabía que salir con ese escote a comprar al mercado era algo loco y tonto como le decía Toushiro.

¿Pero qué le iba a hacer?, le gustaba verse así.

El de sirviente erótica le parecía una vestimenta bastante encantadora.

Y al parecer a los tres tipejos que doblaban en la esquina que previamente había doblado ella, y que venían siguiéndola hace varias cuadras atrás, insinuó que también podría gustarles.

Frunció los labios cuando en una vuelta notó que una pared se extendía grande frente a ella y sin ningún lugar por donde escalar o cruzar. Suspiró harta y dejó a un lado las bolsas de frutas y verduras que había comprado antes y se giró para enfrentar a los idiotas babosos que la seguían.

Toushiro si que se enojaría.


Frunció el ceño mientras conducía por la carretera y murmuraba por lo bajo maldiciones, pero nunca perdiendo ese aire frío e intelectual.

Él no debería de estar haciendo esto.

Y ahora que se lo preguntaba nuevamente y ya llegando a ser reiterativo, ¿Cómo demonios había llegado a ese punto?. ¿Había herido tanto el orgullo de Ichigo con su ultima apuesta?. Realmente no era su culpa que el chico fuera tan idiota con un simple juego de cartas, aunque no podía ser tan malo con Ichigo, ya que al fin y al cabo, estaba jugando con él.

Con Hitsugaya Toushiro.

Era simple, fácil si se veía de una manera objetiva. Jugaban al póker y quien ganaba podía, aparte de reclamarse vencedor y reírse del otro, poner un castigo.

Un desafío.

Y después de haberle ganado onceava veces consecutivas y todas con sus respectivas apuestas, Ichigo había logrado arrebatarle un triunfo. Aunque estaba seguro que Renji le había ayudado de alguna manera.

Frunció nuevamente el ceño mientras cerraba el baúl del auto después de haber sacado los papeles que necesitaba. Comenzó a caminar a paso lento y adentrarse al enorme establecimiento sin gana alguna.

Y su desafío constaba en tomar el trabajo que Ichigo no había querido hacer. El de profesor en la Universidad Rukongai. Esto no sería mayor problema ya que con su intelecto superior, su madurez y su experiencia enseñando a los demás podía hacer que esto fuera un juego de niños. Y ahí estaba el problema.

Niños.

Desgastante, molestoso, grotesco y fastidioso al punto de odiar.

Él, Hitsugaya Toushiro, un joven de 22 años y proclamado niño genio, tenía que hacer de niñera de otros adultos jóvenes que sólo pensaban en sexo, drogas y alcohol.

"La juventud de hoy en día…"

¿Y qué podría hacer él?. Debía cumplir con la apuesta quisiera o no. Era un hombre de palabra y no se iba a rebajar a tal grado para asustarse de unos estudiantes incompetentes que sabía que le esperaban ansiosos para faltarle el respeto.

Él era demasiado maduro para lidiar con estos problemas tan infantiles. Sin relevancia en su vida.

Abrió la puerta de su clase y la cerró con un portazo, acabando de inmediato con todo el bullicio de la enorme aula. Caminó con mirada afilada directo hacia su escritorio y dejó caer pesadamente todas las carpetas y archivos que llevaba en mano y serían su material para la enseñanza.

Sintió como todo el mundo lo miraba perplejo. Y era obvio, muchos de ellos tenían más o menos su edad y seguramente ya lo habrían titulado del nuevo estudiante o algo así. Y su ropa casual pero sin llegar a ser informal; Un sweater de color gris oscuro que cubría la camisa de color azul que mantenía desabrochada en el cuello, más unos pantalones negros al igual que sus zapatos. Y que decir del tinte blanquecino de su cabello. La sorpresa se veía reflejada en cada una de las caras presentes mientras volvían a mirarlo de pies a cabeza.

Era una imagen simplemente intimidatoria.

— Soy Hitsugaya Toushiro, nuevo profesor de Anatomía. No me gustan los gritos, no me gustan las faltas de respeto y—La puerta se abrió con rapidez y con su cara malhumorada, Karin Kurosaki se adentró en el salón con la ropa un poco sucia y sudorosa. Miró de reojo a Hitsugaya y comenzó a caminar hacia los puestos libres sin tomarlo mucho en cuenta.— No me gusta la gente que llega atrasada a mi clase.—Karin se sentó y soltó un suspiro agotador mientras devolvía la mirada cansada hacia Toushiro. — ¿Tu nombre?.—

— Kurosaki Karin.—Dijo entre gemidos. Toushiro enarcó una ceja.

Y vaciló.

¿Acaso Ichigo quería que le hiciera clases a su hermana menor?. Y ahora que lo mencionaba, ¿Ichigo tenía una hermana?. La miró de reojo mientras mantenía el suspenso.

Realmente no se parecían en nada, o bueno, la mala costumbre de llegar tarde.

Una pequeña sonrisa satisfactoria se esbozó en su rostro impertérrito e intimidante.

Esto cambiaba las cosas.

"Si quieres jugar, jugaremos Kurosaki".

Carraspeó un momento y volvió a su cara esa afilada mirada del principio.

— Como sea, salga del aula.—Karin abrió los ojos y se levantó de un salto en su lugar.

— ¿Y por qué?.—Toushiro dió un suspiro totalmente sarcástico a lo cual Karin lo miró indignada.

Segunda regla que rompía.

—¿No es obvio? Ha llegado tarde y además de todo, me esta quitando tiempo para hacer mi clase.—

— He llegado tarde porque me ha cerrado la puerta en la cara.—

Toushiro frunció el ceño.

"Tal vez si se parecen un poco".

— Cuando yo entre es cuando la clase empieza. Por lo tanto, te has quedado afuera.—Karin soltó unas maldiciones con total descaro hacia su persona. Abrió los ojos y golpeó la mesa levemente.

— Que niñata más desubicada. Haga el favor de retirarse.—

Karin lo miró de lo alto en su asiento. Frunció los labios y escuchó claramente a su hermana susurrando detrás de ella que dejara el asunto como estaba.

¿Pero quién se creía este cerebrito?. Llegando de manera sarcástica e implacable. Ordenando a que todos les prestaran atención.

Apretó aun más los labios.

Ella nunca se dejó mandar por nadie. Ni por su padre, ni siquiera su hermano que era al que le tenía un poco más de respeto que al último.

Además de todo, había tenido una mañana bastante agitada. Realmente no tenía ni una pizca de paciencia para soportar a algún idiota.

Y viene este imbécil con aires de grandeza…

Caminó lento hacia la puerta devolviéndole a cada instante la mirada de repulsión hacia él. Se detuvo justo antes de cerrar la puerta y Hitsugaya la miró con extraña curiosidad.

—¡Amargado!.—


—¡Karin-chan!.—Gritó Yuzu mientras la afirmaba del brazo y tiraba de el logrando que Karin suspirara cansada mientras bebía de su jugo. El campus estaba lleno de chicos jóvenes en grupos bastantes grandes mientras parecían comer todos juntos y hablar entre ellos. Gracias a dios las clases habían terminado pronto. —¿Cómo se te ocurre decirle algo así al profesor nuevo?.—Karin frunció el ceño mientras se acomodaba mejor en el árbol en el cual apoyaba la espalda. Se cruzó de brazos en pose enojada.

—¿Profesor nuevo?, ¡Bah! Es sólo un chico con problemas mentales graves.—

—¡Aun así! ¡Lo que le dijiste al final fue tan guay!.—Jinta alzó el puño sintiéndose orgulloso y sonreía a la par con Karin. —¡Si no dejaba ya el temita, juro que hubiera bajado y le hubiera volado las pelotas de una patada!.—

—¡Jinta-kun! ¡Ya te dije que dejaras las palabras feas!.—El pelirrojo suspiró resignado mientras bajaba la vista derrotado. Nunca podría negarle nada a su novia. Karin rió a carcajada limpia mientras levantaba la vista.

A pesar de que ya tenían 20 años cada uno, aun seguían siendo los mismos amigos de infancia. Con sus mismos problemas y juegos de niños. El único cambio en el grupo fue que al final Jinta se declaró a Yuzu y empezaron a salir hacía bastante poco tiempo. Incluso muchas veces, molestándolos a ambos, dijo que no durarían mucho, pero podía ver que los dos se querían demasiado para una relación tan pasable como las de muchos otros.

Suspiró resignada y con el tema rondándole en la cabeza, arrugó el ceño.

— No te sientas mal, Karin-chan. Algún día tendrás un novio.—La miró de reojo.

— Eso no te incumbe, Yuzu. Y ni siquiera estaba pensando en eso.— Yuzu sonrió amablemente mientras se estiraba cerca de ella para tomar un poco de sombra bajo el sol brillante de la tarde. La conocía tan bien. No por nada eran gemelas y realmente le daba miedo esa telepatía que tenía con ella de vez en cuando, mayormente cuando algo le molestaba. Suspiró agobiada.

Algún día, tendré que salir con chicos y besarlos y--

— Eso sucederá sólo si consigue a alguien que la soporte.—Karin se levantó y de un golpe lo dejó fuera de combate. Yuzu asintió aprobando la reacción de su hermana y comenzó a sermonearlo en el suelo.

Karin los miró con melancolía.

Aunque no quisiera aceptarlo, ella era una chica. Deseaba con todas sus fuerzas haber nacido hombre para no tener estos problemas tan triviales y comunes que a pesar de ser así, no podía con ellos y le sacaban de quicio. El ser una chica un poco ahombrada le propinaba una reputación bastante pobre en lo que se refería al amor entre los chicos de la Universidad y mucho más entre todos los que conocía.

Su carácter fuerte y decidido era inquebrantable por ello le era muy difícil acercársele a los chicos con intenciones diferentes a pedir jugar con ellos futbol o baloncesto. Nunca le habían pedido una cita y a pesar de que lo había pensado, tampoco ella a otra persona. Muy diferente a Yuzu, quien con su personalidad adorable y tan femenina atraía a cualquiera como abejas a la miel. Aunque tuviera a Jinta y ella para protegerla, hubiera querido alguna vez algo así.

Estaba ligeramente celosa de su hermana.

Se sobresaltó al oír sonar y vibrar su teléfono móvil en sus vaqueros algo desgastados y lo tomó precipitadamente mientras veía que Yuzu y Jinta todavía peleaban en el pasto, bajo la sombra del árbol en donde pensaba tomar la siesta de la tarde. Contesto rápidamente.

—¿Diga?.— Una voz melodiosa se escuchó cantarina a través del aparato.

¡Hola!. Me preguntaba si querías venir a mi casa a comer algo, en modo de gratitud.—Dió algunos pasos alejándose de Yuzu y Jinta. Se giró para mirarlos de reojo.

— No se haga problema. No es necesario.—

¡Moo!, y yo que he preparado tantos pastelillos… ¡No podré comerlos nunca!...— Karin suspiró.

— Está bien. Iré ahora. Tengo tiempo libre después de esta clase. Nos vemos.—


Dió un mordisco rudo y contrajo todos los músculos de la mandíbula haciendo crujir los dientes, enojado.

"Amargado".

Frunció el ceño mientras volvía a meterse a la boca de manera glotona un pedazo de su hamburguesa.

Que estupidez.

¡El ni siquiera comía hamburguesa porque era comida basura!. Sólo hacía estas vulgaridades cuando estaba muy enojado y algo le estaba molestando de sobremanera.

"Amargado".

— Niña estúpida.—Agregó en tono casi venenoso y sorbeteó su bebida.

Su primer día en la Universidad había sido un total desastre por la Kurosaki. Después de haberla echado del aula, todo el mundo comenzó a susurrar y dejaron en claro que estaban completamente de acuerdo con ella. Eso resto muchos puntos de respeto a su persona. Seguramente ahora ya tenía algún apodo extraño y denigrante.

"El señor amargado".

Ah diablos. Como haría sufrir a esa niñata en su clase. Sea como sea, haría reprobarla en su materia, aunque fuese muy poco ético de su parte. Le importaba una verdadera mierda que dijesen los demás de él, pero esa niña, la pagaría con creces.

Abrumado en su propio enojo, se levantó del comedor exclusivo de profesores en la Universidad y con sus documentos en mano, se apresuró a salir. Ya no tenía más clases y aunque las tuviera, lo dejaría en manos de los demás. Estaba harto de ese día.

Apresuró aun más el paso y en minutos ya estaba en el aparcamiento terminando su bebida. Abrió la puerta rápidamente y metió todo desordenadamente en los asientos de atrás. Dió media vuelta y en menos de un segundo, manejaba estresado por las calles de Karakura.

Acariciándose las sienes y queriendo acostarse ya en su cama con una buena taza de café humeante, llego frenético a su "pequeña" casa.

Rebuscó las llaves en la guantera del auto y caminó todo el recorrido de arbustos y florecitas que les gustaban tanto a Matsumoto y se empeñaba en cuidarlas casi como a joyas. Y casi al instante sintió como su ceño fruncido comenzaba a relajarse.

Que bueno era estar en casa.

Y aunque le costara admitirlo, también le alegraba ver el semblante entusiasta de Matsumoto, pero era algo que no le diría nunca.

Giró la llave y al segundo Matsumoto estaba con su sonrisa de siempre y su nuevo afán de vestirse como sirvienta. La miró con fingida irritación.

— Vestirse así es vulgar.—Matsumoto rió por lo bajo y le mostró la lengua juguetonamente.

— Lo sé, pero me gusta.—Toushiro suspiró mientras se sacaba los zapatos y los dejaba en la entrada. Le pasó los documentos a ella. —¿Y cómo te fue en tu nuevo trabajo?.—

— Pésimo.—

— Lo supuse.—Caminó junto a él hasta el gran pasillo de la gigante mansión. Ambos llegaron a la cocina y como ya tenía previsto, la taza de café humeaba en la mesa. No pudo evitar la sonrisa. —¿Entonces nada nuevo hoy?.—

— No, nada nuevo, y tampoco bueno.—Se sentó y olfateó con gusto la amargura que expedían los granos de café recién machacados.

— Bueno, pues a mi me ha pasado algo.—Dió un sorbo corto y la miró indicando a que siguiera con su relato.—Unos idiotas babosos del mercado han querido propasarse conmigo.—

—¿Y eso es nuevo?, ¿O al menos, bueno?.—Matsumoto lo miró y suspiró con cansancio.

—¡Déjame terminar, Shirou-chan!.— Una venita se precipitó en su sien mientras seguía bebiendo café.—Es nuevo porque alguien me rescato.—

— Mm.—

Toushiro asintió sin prestar mayor atención mientras seguía sentado disfrutando de su paz al ver que Matsumoto desaparecía tras de él y escuchaba cerrarse la puerta de la cocina. Ruidosos pasos le alertaron y cuando levantó la mirada, la vió.

"Hola, señor amargado".

Fin Cap. 1


Millones de gracias a la gente que leyó el Fic y ahora lee esto!.

Criticas, tomatazos, atentados…. No duden en enviarlo.

Reviews~!

Atte. –Ryu-