Disclaimer: Yo no inventé el mundo de Harry Potter y derivados, si lo hubiera hecho, nunca hubiera puesto a Ginny con Harry. Es obvio que nada de esto me pertenece.
Capítulo 1
"Después de todo"
Solo había pasado un mes desde que por fin era libre. Solo, contados 30 días desde que se llevó a cabo la última batalla entre él y Voldemort. Había sufrido más muertes de las que hubiera imaginado y eso lo no le agradaba. Esperaba terminar con su mayor enemigo sin tener que pasar de nuevo ese trago amargo. Pero no, siempre, para una victoria hay que hacer un sacrificio.
Lamentaba tanto perder a quienes lo apoyaron todo el camino, que se sacrificaron para que él pudiera vivir lo que sería una nueva época de paz. Todos los que cayeron peleando, más que por derrotar a Voldemort lo habían hecho para que él pudiera tener una vida tranquila y duradera después de todo lo que había pasado. Se lo merecía. Pero aún sin el mago tenebroso acechando su espalda, las desgracias siguieron.
Bastante mal se sentía porque ahora no quedaba nada de los famosos merodeadores, quienes siempre le daban de que hablar a todo Hogwarts. Todos estaban muertos a estas alturas, ni siquiera el traidor seguía respirando. Remus había sido el último en acompañarlo, en llegar lo suficientemente lejos para verlo enfrentar su destino, lamentablemente también se había quedado en el camino de ver la anhelada paz que la mayoría soñó.
Todos los merodeadores una vez lo apoyaron, incluido Peter aunque no le gustara aceptarlo. Todos murieron como lo había hecho su padre alguna vez, y eso lo dejaba un tanto vacío. No tenía muchos con quienes compartir su nueva vida.
También llegó a pensar en Tonks, quien se casó con Remus. Esa pareja no cumplió siquiera un año de casados cuando murieron. Aunque esos pocos meses que tuvieron los aprovecharon al máximo. Claro que sí, ¿o como sería hoy el padrino de Teddy?
Agitó la cabeza para volver a la realidad. Estaba en un funeral. El primero que presenciaba después de tantas muertes, nunca había tenido la oportunidad de acompañar a los demás en su dolor. Pero ahora entendía que en los funerales siempre se encontraba a los verdaderos amigos.
Andrómeda Tonks, la madre de Nymphadora había muerto. Aquella mujer se había quedado sola después de la muerte de su esposo, aunque Harry se preocupaba por frecuentarla casi todos los días y ayudarle con su nieto. Él siempre se encontraba algo atareado con tantas personas siguiéndole, incluso sin Voldemort su fama iba en aumento, algo que detestaba.
Estaban en un gran cementerio, el que estaba ubicado en el valle de Godric. El nuevo ministro de magia se encontraba presente, lo que quedaba de la orden del fénix y unos cuantos estudiantes de Hogwarts. Andrómeda ya no tenía familiares, por lo menos alguno que se interesara lo suficientemente en ella como para preparar su despedida.
Harry consiguió hablar con Kingsley. Convenció al ministro de que dejara salir a Narcissa Malfoy de su arresto domiciliario. Si bien ya había intercedido antes por ella ante la corte de Wizengamoth, no la mandaron a Azkaban junto con su esposo. Consiguió que siguiera libre, en las cuatro paredes de su mansión. La mitad de la fortuna de la familia había sido donaba a la caridad, no dejándolos en la calle, pero dejando de ser una familia adinerada. Claro que desde que se supo que Lucius Malfoy era mortífago, también dejaron de ser influyentes.
En fin, Narcissa se había encargado de preparar el funeral de su hermana. Esta vez se veía sincera y arrepentida de cómo la había tratado todos estos años. Draco acompañaba a su madre y difunta tía, intentaba verse indiferente pero no podía. Todos los asistentes se miraban tristes por esa noticia y llegaron a contagiarlo.
Harry observaba todo desde la sombra de un gran árbol. En sus brazos tenía al pequeño Teddy, porque ahora se había quedado solo. No le iban a dar lo custodia legal a los Malfoy, eso era seguro. Además, Kingsley había arreglado más rápido de lo que quisiera los papeles de su apadrinamiento y nueva custodia, así que estaban ellos dos solos.
Miró como ya ponían tierra sobre el ataúd, y como verdaderamente, Narcissa estaba llorando al despedir a su hermana. Los presentes comenzaron a retirarse poco a poco, ninguno se acercó a la señora de Malfoy, su rencor podía más en esos momentos. Porque la mayoría solo iba a despedir a Andrómeda y no a darle el pésame a su hermana. El ministro se retiró dejando órdenes a los 4 aurores que vigilaban a la familia Malfoy, que en cuanto fuera prudente regresaran a la mansión.
Minutos después ya todo estaba casi solo. Los últimos en irse fueron los Weasley, acompañados de Hermione. Se dirigieron a donde estaba Harry, porque les extrañaba que durante toda la ceremonia se hubiera quedado ahí. Molly fue la primera que habló al respecto:
-Harry...cariño ¿nos vamos?-preguntó. Para ella ya no había motivo por el cual estar presente en el funeral. Pero el muchacho tenía unas cosas pendientes todavía.
-yo los alcanzo después señora Weasley-le contestó algo pensativo. Tantas cosas se le venían a la cabeza que era un milagro que hubiera oído la pregunta de la madre de Ron.
También comprendía que para ella era difícil convivir o estar cerca de la sangre Malfoy. Después de todo, la hermana de Narcissa, Bellatrix, había matado a uno de sus hijos hacía poco tiempo. Era demasiado pronto para recuperarse de algo así. La madriguera no era el mismo lugar que antes, sabía que con el tiempo regresaría ese cálido hogar que siempre lo recibía con los brazos abiertos pero hoy no era el día. El lugar siempre parecía otro entierro. Caras largas y tristes que aparentaban estar felices o mejor, después de apenas unos meses, pero era algo inútil. Lo que había sido antes la gran familia Weasley, se veía disminuida por la falta de un miembro.
Se retiraron sin decir más, porque no pensaban pasar otro minuto ahí.
Narcissa aún no comprendía cuándo había dejado de querer a su propia sangre, a su hermana. Desde pequeñas habían sido algo unidas, pero con el paso de tiempo, ella y Bella se distanciaron de Andrómeda, y todo por causa de Voldemort.
Admitía que ahora que el mago oscuro no se encontraba más en el mundo, se sentía mejor. Se sentía libre, aunque tuviera que pasar el resto de su vida dentro de su casa. Lamentaba no haber visto antes que las cosa s que hacía estaban erradas y que había perdido el camino. Incluso había arriesgado a su hijo y empujado a hacer cosas que no quería por miedo a que lo mataran, pero hoy podía respirar tranquila. Así le fuera lo que restaba de su vida, limpiaría su apellido.
Deseaba quedarse a lado de la tumba de su hermana todo el día. No quería dejarla sola. Pero una voz gruesa detrás de ella le impidió el pensamiento.
-tenemos que irnos-dijo un auror alto, de cabello negro y lacio hasta los hombros. Los otros tres aurores se encontraban un poco más lejos. Observando con atención cada movimiento de los Malfoy.
-¿no podemos quedarnos unos minutos más?-preguntó tristemente Narcissa, su hijo se sorprendió de tal declaración.
-me temo que no señora, andando-ordenó bruscamente el hombre, pero antes de que pudiera tomar el brazo de la mujer, se dio otra orden.
-claro que se pueden unos minutos más-declaró Harry. Los cuatro aurores se voltearon de inmediato al lugar de donde provenía la voz. Dudaron por unos momentos -¿o acaso tienen otras cosas más importantes que hacer?-el muchacho conocía muy bien y sabía de antemano la actitud de esos cuatro aurores, los recordaba haber visto en el ministerio, transportando reos de Azkaban. Eran rudos y sin sentimientos.
Los dos Malfoy asintieron agradecidos por la ayuda de Harry, Narcissa más que su hijo. El auror se hizo hacia atrás para regresar con sus demás compañeros. Dejando solo a aquellos 4, contando al bebé.
Narcissa miró unos momentos al pequeño que Harry tenía en sus brazos. Se miraba tan lindo dormido, era el nieto de su hermana. Eso la hacía a ella como la tía abuela del niño, aunque aceptaba más el título de abuela. No merecía llamarse tía cuando ni siquiera había querido como debía a su hermana. Pero le llamaba la atención el pequeño Teddy.
Harry se dio cuenta de cómo la mujer veía con ternura a su ahijado. Estaba agradecido con ella por haberlo ayudado contra Voldemort, así que no tenía ningún problema de cumplir ese capricho. Movió delicadamente sus brazos para poder tomar al bebé y entregarlo unos momentos a Narcissa, cuya mirada se iluminó cuando Harry le pasaba al pequeño. La mujer lo tomó delicadamente y lo abrazó. Hacía tanto que no tenía contacto con un ser tan pequeñito como un bebé.
-gracias-susurró y regresó su mirada a Teddy, que a pesar de ser tan pequeño era muy lindo. Su cabello en esos momentos era color negro. Harry sabía de antemano que era metamorfa-mago pero aún así le resultaba increíble verlo siempre de todos colores.
La señora Malfoy estaba encantada con el pequeño, pero lamentablemente su condición de arresto domiciliario la tenía imposibilitada. Le devolvió el niño a Harry.
-tienes que cuidarlo bien-le dijo ella limpiándose una lagrima
-por eso no tiene que preocuparse-le devolvió
Los aurores se volvieron a acercar para cumplir esta vez con su trabajo. Fue entonces cuando Harry se alejó un poco para darles espacio a esos mastodontes. Se despidió con un asentimiento de cabeza de los dos Malfoy, incluso Draco devolvió el gesto amablemente. Vio como los aurores daban unos pasos con la familia entre ellos, para poder desaparecer.
Se quedaron ahora sí completamente solos en aquel lugar. Pero Harry tenía en mente otras tumbas que visitar.
Caminó, no mucho, pues no era un gran cementerio. Sabía de memoria donde encontrar lo que buscaba porque a pesar de que la última vez que estuvo ahí fue algo de improvisto, nunca podría olvidar la primera vez que visitó a sus padres.
Y ahí estaban las dos tumbas, una a lado de la otra como siempre había sido en vida. Sin mencionar que al otro lado de la de su padre se encontraba Sirius. Su padrino. También al otro lado de su madre se encontraba Remus y por coincidente Tonks. Todos estaban ahí reunidos, como siempre quisieron estar. Seguro estaban en un lugar mejor pero nunca podría dejarlos de extrañar.
-aquí están tus padres Teddy-le susurró Harry al pequeño –y también los míos-sonrió melancólicamente y apareció flores para cada una de las tumbas. Su labor estaba hecha en ese lugar.
Dos años después…
Harry Potter nunca había sido un muchacho organizado, pero el bien de todos ahora tenía que serlo. Había aprendido de la manera más difícil y eso era cuidando de su ahijado. Un bebé normal era difícil de cuidar, ahora un hijo de merodeador sería peor. Pero Teddy era tranquilo, en veces y eso le hacía más fácil la vida a su padrino.
Teddy tenía ya dos años y era tan listo como su padre y su madre. Y le perseguían los problemas como a su padrino.
El día de hoy era especial, regresaría a Londres. Decidió separarse de todo por unos años para poder descansar y para que Teddy no creciera con el ambiente de reporteros zumbando siempre alrededor de él. Tenía suficientemente dinero como para no trabajar en lo que restaba de su vida, pero él no era de ese tipo. Ron le decía que para qué entraría a la escuela de aurores si tenía dinero como para darse una vida de gran lujo sin mover un dedo, recordaba que ese día lo había hechizado para que no siguiera diciendo cosas de ese tipo.
Él y su mejor amigo entrarían a la academia de Aurores, Ron solo porque Harry estaría con él, si no, no pasarían cosas interesantes ese año. Pero la forma de enseñar de la academia era un tanto distinta desde hacía un año. Cuando Voldemort había vuelto al poder hacía unos años, todos se dieron cuenta de que los aurores de entonces no estaban preparados para enfrentarlo. El ministro de hoy, Kingsley, basado en su experiencia como miembro de la orden del fénix, se las arregló para cambiar la enseñanza de los aurores de Londres. Incluso le había insistido a Harry que fuera uno de los nuevos maestros, pero el muchacho había desistido. No quería marcar otro record nunca antes visto por ser auror tan joven.
Como sea, hoy sería el primer día de él y Ron en la academia, obviamente las cosas no serían igual que en Hogwarts, porque según el manual que les habían enviado con la carta de aceptación, las clases serían solamente de una hora todos los días. No quería ni imaginar lo que harían solamente durante 60 minutos diarios, conociendo a Kingsley…mejor no.
Hacía dos años que no se topaba con nadie de Londres, Rusia había sido una buena elección para pasar un tiempo aislado. El paisaje era tan relajante. Se comunicaba con todos por medio de cartas, ellos le enviaban fotografías y el también, pasaba mucho tiempo con Teddy y el pequeño parecía nunca enfadarse de él. Hermione le escribió que lo consentiría mucho, pero él sabía que no lo hacía.
Pero volviendo a la realidad, escuchó unos pasitos y balbuceos.
-uy, quidado-
Por más que Harry trataba de enseñar a Teddy decir "cuidado" no lo lograba. El niño podía decir otras cosas de más dificultad, pero esa palabra en especial no le salía. Y eso de "uy, quidado" le decía que venía bajando las escaleras.
Se paró de la mesa de la cocina y caminó hasta el pie de las escaleras donde lo veía a medio camino y aferrado con todas sus fuerzas al barandal. Bajaba paso a pasito cada escalón, pero cuando Harry decidió ir por él o llegaría hasta la hora de comida, Teddy se enojó:
-¡No, yo!-quería continuar bajando solo, sería la primera vez que lo haría. Entonces su padrino se quedó esperándolo abajo con toda la paciencia del mundo.
Cuando al fin pudo llegar al último escalón, Teddy se sentó y empezó a reír y aplaudir para él mismo. Harry negó con la cabeza divertido mientras se sentaba en el mismo escalón que Teddy.
-¿no tienes hambre?-le preguntó al pequeño, pero antes de que pudiera mirarlo, el niño arrancó a la cocina y Harry detrás de él. Ahí es cuando le salía lo merodeador.
Se recargó en el marco de la puerta cuando vio que su ahijado ahora se trepaba a la sillita alta donde acostumbraba sentarlo. Parecía que lo tenía hechizado para que hiciera eso. Rió para el mismo cuando notó que la pijama azul del pequeño se había abierto de la parte de atrás. Como Teddy ya se creía "niño grande" y quería ir al baño solo, tenía que comprarle una pijama que por las noches le facilitara ir a hacer sus necesidades.
Con un movimiento de mano, hizo a su ahijado levitar un poquito sin que se diera cuenta. El bebé logró subirse satisfactoriamente a la silla, pero una vez ahí no se veía tan feliz. Teddy buscó en las manos de su padrino algo y Harry se las mostró para que viera con más facilidad que no tenía nada en ellas. Cuando no encontró la varita en ellas, el niño comenzó a reír. Harry volvió a negar con la cabeza, por eso había tenido que aprender a hacer magia sin varita, a su ahijado no le gustaba que le ayudaran.
-entonces, ¿Qué vamos a desayunar?-le preguntó. Teddy dirigió su mirada a la alacena. Harry se paró extrañado por saber qué era lo que había ahí para que su ahijado quisiera comer. La abrió y encontró un cereal de hojuelas con chocolate. Cerró de inmediato la alacena.
El niño quería empezar a llorar.
-oh Ted, eso no es saludable-intentó convencerlo pero en cuanto a testarudez, parecía hijo de Sirius y no de Remus –te daré otra cosa-
Se dirigió al refrigerador y sacó una manzana y una pera. Las partió en cuadritos rápidamente antes de que empezara a llorar. Las puso en un pequeño plato y a lo último sacó jarabe de chocolate. Con eso siempre lograba engañarlo.
El desayuno pasó sin más incidentes que un Teddy de chocolate porque Harry no se dio cuenta donde había dejado la botella de jarabe. Ahora ya estaban los dos limpios después de un baño y alistándose para el viaje.
Harry ya estaba vestido con una túnica color verde oscuro, y ya se ponía los zapatos. Le faltaba cambiar a Teddy. Cuando de nuevo lo escuchó venir. Apareció en la puerta de su habitación con los zapatos que se quería poner. Unas lindas botitas negras.
-está bien, está bien- acompañó a su ahijado a su cuarto porque allá tenía toda su ropa. Abrieron el armario y Ted se moría también por escoger su ropa solo.
Lo levantó en sus brazos. De toda la ropa que tenía, solo le encantaba un cambio, y era uno que Hermione había mandado en Navidad.
-bueno, se alegrará al ver que su regalo te gustó-le sonrió Harry.
Sentó a Ted en la cama y le quitó la batita de baño para empezar a ponerle una mini versión del uniforme de quiditch de los jugadores de Bulgaria. A Ron le daría un ataque cuando lo viera, pero en fin, Harry podía culpar a Teddy y a Hermione. El primero por decidir ponerse esa ropa ese día, y a la segunda por regalárselo.
Corrían entre la multitud de personas en el aeropuerto y a Teddy parecía encantarle que su padrino lo cargara y lo moviera para todos lados. Harry por su parte no sabía por qué estaba tan lleno el lugar si no era una fecha especial. De algo si estaba seguro:
-no me volveré a detener a comprarte dulces-le susurró a su ahijado cuando por fin llegaron a la fila donde se abordaba el avión a Londres. Su ahijado alegremente chupaba su paleta del tamaño de una recordadora.
La encargada tomó sus boletos y checó que todo estuviera bien para dejarlos pasar, no sin antes dirigir una mirada extraña a la ropa de esos dos viajeros; el niño se veía adorable pero el muchacho que lo llevaba era algo extraño. Harry desvió la mirada como si no hubiera notado esa mirada de extrañeza.
Abordó con los demás pasajeros el avión y buscó el número de sus asientos. Por fortuna iban solos, o muchos se quedarían sorprendidos de ver un bebé cuyo cabello cambiaba de color cada vez que llegaba a una nueva capa de la paleta.
Harry suspiró y se relajó en su asiento. El pequeño lo miró extrañado y le ofreció de su caramelo.
-No Ted, gracias-
Durante el tiempo que duró el vuelo, Teddy se había dormido por una hora. No hubo nada anormal en el resto, solo que la aeromosa veía a Harry de manera extraña, el ojiverde debería recordar el no volver a salir con túnica en un lugar muggle, pero con Teddy, todo se le podía dos horas y tal y como Harry tenía planeado, el avión ya aterrizaba. Por el altavoz se escuchó la voz del capitán:
-Gracias por haber viajado en Aerolíneas Aviones, bienvenidos a Eslovaquia-
Teddy despertó. Aerolíneas aviones ¿Qué clase de nombre era ese? Bueno, con que llegara a Eslovaquia era suficiente. ¡Momento! ¡¿Eslovaquia?! Pasó por encima de su ahijado para ver por la ventana del avión, ¡ese no era el paisaje de Londres! Se llevó ambas manos a la cara:
-no puede ser-susurró incrédulo, Teddy lo miraba con atención
-do pede ser-lo imitó e hizo a su padrino sonreír.
-creo será el plan B-le contó Harry pícaramente al niño con una gran sonrisa y le desabrochó el cinturón. Lo tomó en sus brazos y tomó una pequeña maleta que tenían. No quería aparecerse pero no le dejaban otra opción.
Para aparecerse en la ciudad de Londres se tenía que pasar por control mágico de apariciones extranjeras. Y ahí justamente empezaría el espectáculo. Un hombre estaba tomando los nombres y datos de todos los que llegaban, la fila no era larga, pero delante de Harry había tres personas más.
-nombre-pedía el hombre –apellido, edad-
Llenaba una hoja con esos datos. Luego revisaba la identificación del mago. No era nada de otro mundo, pero Harry estaba seguro de que con él, tardarían más. Pronto llegó al último de la fila, no habían más personas detrás de él.
-nombre-pidió de nuevo, el joven dudó.
-eh… ¿Harry Potter?-contestó y el encargado de inmediato levantó la mirada abriendo los ojos a más no poder
-¡Harry Potter!-gritó sorprendido, algunas personas que pasaban por ahí giraron su vista por la mención de ese nombre.
-esto nos pasa por correr en el aeropuerto-le susurró a su ahijado quien rió feliz. Todos se quedaron parados en sus lugares, dejando lo que tenían que hacer para mirar al joven que estaba parado en Control de Apariciones. Parecía que no tenían nada más importante que hacer.
-yo me encargo de él-susurró una risueña voz conocida para el joven de ojos verdes.
-¡Luna!-exclamó aliviado. Ella lo rescataría de tantas miradas.
-ven, será mejor perdernos por ahí-le indicó ella
Empezaron a caminar por los pasillos más desiertos del ministerio pero aún así se topaban con gente. Luna cargaba a Teddy y jugaba con él mientras seguían caminando.
-tendré que cancelar mi colecta de firmas-susurró Luna todavía risueña, no había cambiado y hacía solo un año que había dejado Hogwarts.
-¿colecta, que colecta?-preguntó Harry, su amiga siempre andaba metida en todo típo de cosas raras.
-pues mira, se dijeron muchas cosas de tu repentina desaparición. Y como hace dos años que los medios no te encuentran, se dijo que el fantasma de Voldemort había vuelto del más allá para vengarse de ti-
-¿!Qué!?-preguntó escandalizado
-si, se dijo que estabas muerto. Y estábamos recolectando firmas para hacer un monumento a tu memoria-ella sonrió como si nada.
Harry se llevó una mano a la cara.
-do pede ser-dijo Teddy imitándolo
-así es-le respondió Harry negando con la cabeza.
Todavía no salía del ministerio, ya llevaba una nueva noticia.
Buenas a todos:
Soy Valquiria Potter, publicando este fic el cual tenía en la cabeza desde hace tiempo. Me encantaría saber que les pareció y si quieren que lo siga. El primer fic de mi cuenta !que emoción!
Sus comentarios son recibidos con los brazos abiertos.
El primer capítulo, de muchos más. O eso espero.
Val
