Hola queridos lectores de fanfiction hace un siglo que no publico nada; debido a muchos royos con la escuela y la familia, pero ya estoy de vuelta y esta vez con un fanfic lleno de amor, drama, demonios guapos, ángeles hermosos y un mundo de Ooo completamente distintos; las parejas principales de mi historia serán Bonnie x Marceline (yaaaaihh viva el bubbline) marshy x fionnita :3 además habrá unas que otras parejas que también tanto aman, como el Finn x flame, y una que me ha encantado últimamente; gumball/ lumpy space si lo sé es extraña pero toda esta historia lo es; aunque ustedes han entrado bajo su propio riesgo; bueno vasta de intro, aquí les dejo el bello fic de "Dulce Infierno". Algo más, he puesto muy Oc algunos porque necesitaba más villanos o que se vieran como verdaderos diablos :D.
Disclaimer: hora de aventura no me pertenece, es creada por Pendletow Ward.
Capítulo 1.- La pequeña monstruo de papa.
La nocheosfera no es nada cálida, parecerá un lugar lúgubre, lleno de llamas y cráneos de almas desdichadas, demonios, trolls, mutantes y seres de inframundo viven en este terrible y desdichado lugar, todos ellos hundidos en la agonía; sus gritos de desesperación son escuchados en cada esquina de esa dimensión sombría, el rey...ese hombre de traje y porte gallarda no es más que un patán; de ojos color sangre y dientes astillados por devorar carnes crudas; tratando como viles escorias y mundanas pestes los mira con desprecio a esos demonios y seres que él...considera inferiores; su nombre hace temblar a cada ser de aquella tierra inhóspita, "Hudson Abadeer" se susurra en las prisiones de diablos; y hoy en un día tan especial el silencio de aquellas celdas es atroz; el rey se encuentra dando vueltas fuera de la habitación de una fortaleza echa de los huesos de aquellos que han muerto por desafiarlo; tiemblen...tiemblen ante mi... Piensa para sí, el hombre con una sonrisa diabólica que haría calar los huesos de cualquiera; pronto la puerta de la habitación se abre y un hombre de apariencia muy humana; con el cabello azabache y los ojos grises; camina en dirección al rey, parecía nervioso y tenía las manos con sangre; él hombre se arrodillaba ante Hudson.
-Mi señor.-habla en un tono sombrío -él bebe...como está el.- cuestiono Hudson; habla con aquella imponente mirada que hizo temblar al hombre arrodillado. Que carraspeaba y lo miraba -señor soy un vil gusano, un gusano y nada más merezco ser aplastado...él bebe...ha sido. Una niña, lo lamento puedo matarle sí..-apenas pudo terminar las manos en forma de garras del rey se encontraban en el cuello del señor. -Matarle! Que osadía dices! Es mi sangre! Te matare a ti desgraciado insecto ha sido tu culpa, si la tocas te romperé el cráneo!.- los gritos eran casi guturales sus ojos estaban amarillos y similares a los de una víbora, el hombre tartamudeo y Hudson lo levanto del suelo y con la otra mano desenfundo un cuchillo; pero justo antes de enterrarlo en los intestinos de aquel desdichado unos pasos que se acercaban; y con velocidad clamo con un grito.
-Padre! Deja a Chrono!.- El hijo mayor de Abadeer había aparecido en el mejor momento sin antes pensarlo en cuanto vio la escena quizo evitar presenciar la muerte de su fiel amigo el doctor Chrono.
Abadeer, dudo un momento y luego lo dejo caer al piso como un viejo trapo; las marcas de las garras del rey seguían impresas en el cuello de Chrono que buscaba el aire pues le era difícil respirar después de aquella presión.
-OHH! Vaya, el rebelde joven heredero de mi reino se dignó aparecer!.- su tono era santurrón y el muchacho de a lo mucho 6 años se sintió irritado como siempre frente a su padre. -Si le pones una mano encima a mi lacayo yo te pondré en tu lugar padre.- intento sonar lo más amenazador posible pero aquel chico...era más bien...lo que se dice...ridículo en el aspecto de parecer aterrador como su padre y esa misma razón era por la cual el rey lo marginaba.
-Tu...ponerme en mi lugar.- una sonrisa que mostraba sus temibles dientes se dibujó en su rostro -pero si tú eres un debilucho...por eso esperaba el nacimiento de tu hermano, ah...lástima que ha sido una hembra; solo servirá para gritar por todas partes como tu estérica madre.- dicho esto la furia invadió al joven que escuchaba completamente asqueado, como era posible que aquel hombre de corazón de piedra fuera su padre; quien lo había maldito con tal sangre...su madre...como podía vivir al lado de ese ser sin alma...sin corazón; era incapaz de amar...incapaz de sentir...pero...no podía hacer nada más que aceptar todo, todas las palabras y los desprecios puesto que algún día llegados sus 19 años él se volvería el gobernante de aquella tierra; y estaba seguro el primero que sufriría seria su padre. Chrono que seguía tendido en el piso se levantó y corrió tras las piernas del chico. -Amo perdóneme...enserio...pero...la señora Abadeer...ah...ah...-su voz temblaba...por un momento el chico presintió las palabras que estaba por pronunciar deseaba estar equivocado...pero no, no lo estaba...el rostro de su padre dejo ver un poco de temor...
Solo un poco pero el joven lo noto...Abadeer Hudson nunca más volvió a ser el mismo después de las palabras de Chrono...-La señora Abadeer ha muerto tras dar vida a la pequeña.- el silencio de la habitación se convirtió en un grito desgarrador que hizo temblar la dimensión...un pedazo de Hudson y de Marshall...murió ese día.
Hace 5 años que había sucedido aquella tragedia...por más que Marshall trato de evitarlo Chrono fue culpado y Abadeer ordeno su encierro eterno...muchas cosas cambiaron ese día, los esbirros fueron torturados durante horas, el rey no encontraba como desahogarse.
Marshall recordaba bien...claramente...su padre y el entrando en la habitación mirando el cuerpo sin vida de la mujer que ambos amaban tanto; y una pequeña en los brazos de esta...la bebe con un semblante tan tranquilo, su padre la había tomado en brazos, nunca antes vio alguna expresión en el rostro de su padre que no fuera ira o altanería, pero en ese instante el hombre lloro. Como nunca, miraba a la pequeña y la abrazaba contra si...entonces de su quebrada voz Marshall pudo entender...el nombre que le causo cierto dolor...
-Marceline Abadeer...como mami, mi pequeña Marcy.- por un instante Marshall sintió una punzada de celos, su padre jamás había demostrado ni un poco de cariño hacia el pero a esa bebe...le había parecido doloroso ver que la trataba con tanto cariño y sintió vergüenza de si por aquellos pensamientos tan egoístas, tuvo pesadillas por casi un mes, se veía a si mismo lanzando a esa pequeña por la fisura, era un lugar prohibido se decía que dirigía a un lugar terrible con seres aún más atroces, su padre mismo lo había afirmado. pero el hoy... todo era diferente el a sus ahora 12 años era más respetado en las calles, solía ser más serio y su mirada había adquirido un color esmeralda enigmático, pero en su brillo se miraba el deseo de sangre, por eso había adquirido respeto entre los esbirros de su padre, su hermana también había crecido; de hecho, ese mismo día era su cumpleaños número 6 y desde hacía tiempo que los cumpleaños de la princesa no eran exclusiva celebración de la familia, se cumplía lo que ella dijera y Hudson solía hacer un desfile donde ella podía ser admirada y envidiada por todos, y es que Marceline era tan bella como su madre, su pelo azabache y su piel nívea que parecía tan suave, los rojos ojos de su padre eran más sutiles con destellos violetas, sus miradas no emitían miedo si no...Eran ojos que no podían dejar de ser vistos, hipnotizaban y sus labios suaves y delgados la hacían parecer una dulce muñequita, a pesar de ser tan joven era muy capaz e inteligente, además de compasiva, nadie juzgaba que en algún futuro ella podría bien ser incluso mejor gobernante que Hudson o Marshall pero claro esos eran susurros de prisioneros, pues de decir aquellos comentarios serian condenados a muerte. Hoy la monstruo de papi, se encontraba en su alcoba probándose bellos y variados vestidos para su fiesta, estaba feliz, era inocente, su larga cabellera negra era peinada por una mucama de apariencia entre humana y orejas gatunas, de cabello rubio con mechones marrones y ojos negros, sonreía mientras veía a la niña encantada con los peinados y vestidos que le ponía.
-Cake, no son hermosos!- decía con ilusión la pequeña -Lo son querida niña, lo son y tu también por eso se ven bien en ti.- dijo la mujer con una sonrisa sincera -cake...tienes unas bellas orejas tu también eres hermosa.- el comentario de la pequeña era inocente no sabía el dolor que causaban en la mujer que pronto tuvo que soportar ponerse a llorar desconsolada -son las orejas de un mutante, no soy más que un horror de la naturaleza mi pequeña...los defectos no son hermosos.- quiso no sonar triste pero su voz era casi como un sollozo. La pequeña la miro confundida, ella no entendía que sobre Cake pesaba una maldición; por eso su felina forma y aquel destierro a la nocheosfera.
-Marceline, es hora de irnos.- una voz cálida irrumpió en la habitación. Era su hermano mayor Marshall sonreía y le ofrecía la mano, la pequeña corrió emocionada a sus brazos. –Marshy!.- el la tomo en brazos y la cargo. –que bien se ve la pequeña, gracias cake.- dijo el joven en un tono tranquilo, la mujer sin embargo lo miro con melancolía, abrió los labios y dudo un poco en decir algo, pero después decidida cuestionó –Joven amo, sabe usted algo de Chrono…-su voz que en un principio sonó decidida…vaciló segundos después. Marshall la miro triste bajo a su hermana y le señalo que se adelantara, dando media vuelta se dirigió a la mujer frente a él.
-Cake, sabes que para la fiesta de Marcie son liberados todos los prisioneros, deben asistir obligatoriamente a su desfile y alabarla….yo...- titubeaba –Cake solo tienen una oportunidad, he dejado una arpía para que les guie a la zanja del mundo de Ooo, escapen, sean libres llévate a tu bebe y a él lejos de aquí.-
Cake asintió tomo la mano de Marshall y la beso, en sus ojos al borde de lágrimas Marshall leyó un…"gracias". –deben un huir cuanto antes ve, el seguramente ya está en la plaza encuéntralo.- susurro Marshall –Gracias, serás un gran rey algún día, cuida de tu hermana, cuídala mucho.-
Marshall asintió y dándose media vuelta se despidió con un leve gesto de la mano, Marceline lo esperaba en la puerta, le tomo la mano y ambos extendieron sus alas negras, como hijos del rey demonio habían adquirido algunos poderes de su padre, las alas de Marshall eran negras pero su pelaje asimilaba a las de un murciélago, las de Marceline en cambio eran ciertamente extrañas, pequeñas alas cubiertas de plumas de ganso, color azabache, una rareza que daba escalofríos al joven….de no ser por ese color negro, aseguraría que Marceline era un ….un…"Serafín".
Volar en la nocheosfera era como volar contra nieve…claro aunque ellos nunca antes la hubieran visto sus libros acerca de otros mundos describían ese tipo de cosas. Marceline y Marshall solían pasar horas juntos leyendo acerca de la tierra detrás del portal que limitaba la nocheosfera….la tierra de Ooo, ninguno había visto un humano o un Ángel antes, pero en esa tierra se decía habitaban ambos…aunque su padre, les había dicho que cualquiera que intentase cruzar no volvería nunca jamás, seria desterrado.
Al llegar a la plaza central, su padre recibió con gran cariño a su pequeña tomándola en brazos y sonriendo ampliamente, mientras que al joven solo le dio una ligera palmada en el hombro. –Veo que la cuidaste bien.- dijo Hudson con una malévola sonrisa en su rostro, una sonrisa que provoco un escalofrió era como una advertencia de algo, pero lo paso por alto, su padre siempre le parecía amenazante. –Es mi hermanita, siempre la cuidare.- susurro…Hudson no lo escucho pero Marceline si, miro a Marshall y le sonrió tiernamente.
De esos recuerdos…solo hay pedazos rotos ahora que ya han pasado 10 años…
Marceline camina por el techo de las dañadas casas de los seres del submundo, mirando el rojo cielo que hay en su tierra. –Mis ojos…capturan el color de este cielo…cielo de sangre, soy la hija de la muerte…por qué me aterra tanto la sangre…después de todo soy….un demonio, sin alma…padre…por qué tuviste que abandonarme…- susurro para si, pero una voz llego a su oído.
-El rey nunca se ha ido, Marcy linda, porque hablas sola?- cuestiono Simone, una mujer de cabellera blanca y piel azulada, era una hechicera poderosa y se había vuelto la maestra de Marceline, que ahora se sentía más irritada que nada. –Sabes a qué me refiero Simone…él ha cambiado…desde que…- le costaba trabajo continuar, aquel nombre le dolía tanto –él lo prometió…siempre estaría aquí para cuidarme y ahora...el…el…nos traiciono.- la joven extendió sus alas y voló lo más alto que pudo surcando el cielo en esa tierra interminable…en ese infierno sin escape.
espero que les haya gustado, por favor dejen reviews; subiré la segunda parte pronto.
