Perdida en Lakewood
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Cuantos no nos perdimos alguna vez en esa vieja novela, o en esa maravillosa historia que vimos alguna vez por televisión. Añoramos, entrar en ese mundo mágico y distinto, donde los personajes se hacían ideales. Pero… si tuviésemos la oportunidad de que eso ocurriera, si la magia realmente existiera y de pronto nos viéramos sumergidos en la realidad de ese mundo soñado, ¿estarían dispuestos a sacrificarlo todo, con tal de continuar viviendo en la fantasía que tanto ansiaron?
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Emilia era una chica soñadora, vivía imaginando lo lindo que sería de pronto encontrarse inmersa en esos mundos ficticios, llenos de buenas maneras y costumbres. Historias de antaño, de aquellas épocas donde el cortejo hacia mujeres inteligentes, con voz, y capaces de hacer mucho más de lo que la sociedad dictaba era el centro de la narrativa. Siempre por supuesto, cortejadas y deseadas por grandes hombres, no solo por su poder, sino mas bien, por su corazón, eran ideales, de esos que en estos años son más que nada un tesoro anhelado, casi una fantasía.
Con sus 27 a cuestas, soltería, y poca gracia. Emilia vivía siempre soñando en esos mundos donde incluso la familia, tenía un real significado. Para ella, el significado de esa palabra distaba mucho de lo que ella conocía como tal. Era profesional sí, con su título de Médico Veterinario, amaba a los animales mucho más que a muchos humanos.
- ¿Por qué la gente ha cambiado tanto? Se preguntaba con resignación, luego de leer por enésima vez, la historieta de época que tanto amaba. Si bien hay gente mala, las acciones, eran tan diferentes.
- Si tan solo, existiera en esta época una Candice y un Albert, todo sería tan diferente… pensaba mientras daba un suspiro.
El bocinazo y frenado en seco de un auto, sacó a Emilia de sus pensamientos. Su cuerpo dolorido y en el suelo, ahora veía cómo un montón de rostros la rodeaban.
- ¿Está viva?- escuchó a alguien preguntar. - Pues claro que estoy viva, estoy bien no se preocupen, fue solo un golpe por la caída y un gran susto, nada más, insistía. Entre los murmullos de los espectadores, una voz resaltó.
- No sé de dónde salió, cruzó de repente, afirmaba un hombre de no muy buena apariencia
- ¡Imbécil! Cruzaba con luz verde, troglodita, debías tú fijarte por dónde manejas ¡idiota! ¿Dónde te regalaron el permiso de conducir? ¡Eres un estúpido! Sentenció la chica, furibunda por la acción de esa persona. Levantándose con dificultad por el golpe, se fue llena de rabia hacia su casa. - En Lakewood, eso no ocurriría, dijo convencida.
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Ya en su casa al fin, al entrar notó que no había nadie. - Qué raro, nadie me avisó que saldría - pensó sin dar mayor importancia. -¡Hola Gordito! Saludó cariñosamente a su gato, un gordo viejo y adorable, que para ella era como un hijo. El felino dormía plácidamente como cada tarde, en su rincón favorito de la casa, parecía no notar nada, cuando se encontraba en aquella plácida tarea. -que envidia me das, gordo- dijo resignada.
-Creo que es una maravillosa idea, dormir, estoy tan cansada, y ¡mi cuerpo duele! Malditos estúpidos que andan por ahí quitando vidas y haciendo de las calles un festival de accidentes. ¡Irresponsables! Gritó en la soledad de su hogar, para luego dejarse caer en su cama. Agotada, comenzó a pensar en aquel capítulo en que Stear se presenta ante Candy… -Ni Stear y sus fracasados inventos, eran tan peligrosos como los tipos que hay al volante hoy en día, reflexionó antes de cerrar sus ojos y entregarse al mundo de los sueños...
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Bueno chicas! acá les dejo el inicio de lo que será mi nueva historia. Inspirada en la idea de "Lost In Austen", serie de televisión, que cuenta lo que sucede cuando una chica de esta época, cambia de lugares con la protagonista de su novela favorita de tiempos pasados, "Orgullo y Prejuicio". Esta, no será una adaptación de aquella serie, si no que solo tomé la idea de lo que pasaría si nos introducimos de un momento a otro, en un mundo de fantasía, añorado y desconocido.
Espero les haya gustado esta pequeña intro, aunque aun no aparezcan esos personajes que sé que todas ansían leer en nuevas aventuras :)
Un abrazo, Dulce Ardley.
