Capítulo 1: Su vuelta.

En una casa vieja y sucia se podía ver una figura de cabello negro brillante hasta la mitad de la espalda, ojos marrones y piel morena vestida con un pantalón vaquero, una camiseta verde oscura, unas botas negras y una capa del mismo color que las botas.

Esa figura era una mujer conocida como Cristina Jackson para los muggles pero su verdadero nombre era Cristina Potter, hermana menor de James Potter.

Se sentó en un viejo sillón aun leyendo la carta que le había llegado ayer, razón por la que se había puesto su antigua capa.

"Querida Cristina:

Espero te acuerdes de tú viejo director querida. Si exactamente soy yo, Albus Dumbledore.

Te estarás preguntando por que te escribo después de tantos años y aun encima, con lo que paso. Pues es fácil Cristina.

Tú sobrino, Harry Potter, va a cursar su sexto año en Hogwarts y con las locuras que le han pasado ya, creo que se merece saber que no está solo, ¿no crees?

Te pido que vuelvas a Howgarts, ya te reserve el puesto de profesora de Defensa Contra Las Artes Oscuras.

Saludos,

Albus Dumbledore."

Cristina suspiró y dejando la carta a un lado se puso de pié y cogió su varita que no usaba desde hace quince años. La guardó en un bolsillo del pantalón.

Se acercó a la chimenea y cogió unos polbos, se metió dentro y gritó al mismo tiempo que tiraba los polvos.

-¡Hogsmeade!-gritó.

De repente salió de otra chimenea y puedo ver que se encontraba en el local "Las Tres Escobas". Eso la hizo sonreír un segundo recordando su pasado antes de volver a su expresión fría de siempre y salir de ahí ante las vista atónica de los clientes y los camareros.

Anduvo hasta llegar a Howgarts, llamó a la gigante puerta y en en unos minutos ya se encontraba caminando hacia el despacho del director.

-Contraseña.-dijo la vieja gárgola mirándola fijamente.

-Caramelos de limón.-dijo sin dudar, se acordaba de los gustos del viejo.

La gárgola le dejo pasar y ella lo hizo y anduvo hasta estar delante del escritorio de del despacho. Levantó la vista y pudo ver, sentado en la silla del frente, a su antiguo director sonriéndole.

-Me alegra verte Cristina.-dijo el anciano amablemente.

-Y yo a usted.-dijo aun seria mientras se sentaba.

-Por favor querida, creo que ya me puedes llamar Albus, al fin y al cabo vamos a trabajar juntos.-dijo aun sonriente a pesar de la actitud de la mujer.

La pelinegra solo asintió.

-Bien voy a contarte todos lo que ha pasado en estos últimos años.-y así el viejo director le contó todo a su antigua alumna.

Al acabar de contar la historia Cristina seguía igual aunque se sentía orgullosa de su sobrino por haber sido capaz de soportar tantos males.

Y un poco triste al enterarse de que el "pulgoso"(Sirius) había muerto el año pasado.

Sin darse cuenta dirigió su mirada a su brazo izquierdo donde, ahora oculta, estaba la marca tenebrosa.

Ahora que se acordaba hacía casi dos años que le había vuelto a doler.

Recordó aquella horrible noche en la que su hermano y Lily habían muerto, jamás se lo perdonaría.

-No tienes la culpa de lo que le paso a James y a Lily, Cristina.-dijo Albus serio.

-Eso no es verdad.-dijo pero decidió cambiar de tema.-Estaré encantada de trabajar aquí Albus.-dijo volviendo a su pose seria

El director recuperó la sonrisa.

-Y nosotros de tenerte aquí. A parte creo que no solo Harry tendrá sorpresas este año.-dijo ampliando su sonrisa.

La mujer levantó una ceja sin entender pero enseguida volvió a ser la de siempre.

-¿Puedo ir ya a mí habitación?-preguntó.

-Claro, deja que te acompañe.-dijo levantándose al mismo tiempo que la mujer.

Ambos salieron del despacho y se dirigieron a la habitación de la pelinegra.

Continuara...
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¡Espero os gustará!

¡Besos!