Era navidad.
Y en cuestión de minutos. Adrien -más bien Chat Noir- se vería con su Lady.
Se transformó y al instante una sonrisa de completa alegría cruzo por su rostro. Para luego al dirigir sus ojos al gorro rojo -estilo navideño- que se encontraba en su cama reemplazarse por una traviesa.
Después de todo, no era un simple gorro este contenía unido una rama de muérdago. Lo que significaba que definitivamente su Lady tenía que besarlo cuando lo encuentre.
Es la tradición.
Se lo puso y partió hacia donde estaría su bichito.
Al momento de verla. Chat Noir se puso a centímetros de su rostro, esbozando una gran sonrisa.
—¡Feliz navidad! —espetó. Ella dio un respingo por la sorpresa, no lo había oído llegar.
—¡Feliz navidad, gatito!
Entretanto ponía su dedo índice en su nariz para apartarlo de su espacio personal.
Él se alejó un poco y ella bajo su brazo que lo separaba.
—¿No lo has notado? —preguntó el ante la evasiva dirigiendo su vista hasta arriba.
Ella arqueó la ceja y lo acompaño en el gesto. Notando la planta debajo de sus narices.
—Muérdago —menciono Chat— Me tienes que dar un beso.
Ladybug se sonrojo para luego fruncir el entrecejo por la vil artimaña.
Suspiró.
—Es una tradición, My Lady —hizo una mueca con sus labios— ¿Es que no tienes espíritu navideño? ¡Es navidad!¿No puedes regalarle a este gatito, un besito?
Volvió a suspirar. Frunció los labios sintiendo como la duda invadía su cuerpo mientras miraba su boca.
Era navidad.
El gato seguro que lo haría cerró los ojos y estiro sus labios.
Ladybug se sintió nerviosa y luego de unos segundos de vacilación, se acercó hacia Chat Noir y pintándose de carmín sus mejillas, le dio un rápido beso en sus labios, el cual fue suficiente para que el mínimo y efímero contacto le quedara impregnado en su memoria y lo meta en un estado de pura emoción.
Sus muñecas juntas, sus ojos brillantes y haciendo caso omiso a su alrededor. Sin notar como la heroína se marchaba. Luego de darle su regalo navideño, el mismo que se recostaba en el tejado y comenzaba a hacer un ángel de nieve ahí.
Efectivamente, su compañero no tenía arreglo.
...
—¡Me beso! ¡Ladybug me beso!
Seguía repitiendo Adrien hacia Plagg que débilmente le prestaba atención.
—Todo por la tradición del muérdago —comentó con efusividad— ¡Ladybug me beso y lo recuerdo! ¡Jamás lo olvidare! ¡Es increíble el muérdago!
Plagg le daba toda la razón.
—El muérdago es asombroso —comentó el Kwami mientras levantaba esa planta y la colocaba entre medio de él y el camembert.
No solo lo besaría, lo devoraría con sus labios.
Cuando lo hizo y ya no había ningún queso por "besar" flotó en dirección a Adrien, quien se encontraba en el mismo estado embobado mirando la nevada que se producía detrás de la ventana.
—Hey, chico ¿Me das más camemb...
Sin embargo, se detuvo y el portador no sabía porque. Únicamente había girado su cuello y...
Ahora lo sabía. El gorro no se lo había quitado.
Los dos individuos levantaron ligeramente la vista divisando la planta que estaba arriba de ellos. Para luego posarlo en el aludido de adelante.
Las mejillas del par se sonrojaron levemente: Es una tradición besar bajo el muérdago.
Ellos estaban debajo.
