Mientras unos son felices con sus vidas, hay otros que esperan por un milagro; mientras unos tienen una vida fácil, otros la tienen complicada; mientras unos están con los ángeles, otros con los demonios. Tal y como decía Heinz G. Konsalik, un escritor alemán: siempre me ha parecido que a un ser humano sólo le puede salvar otro ser humano. Eso es lo que ahora mismo estoy esperando.

K.

Prólogo: el salvador, prometido del demonio.

Siempre me ha parecido que a un ser humano sólo le puede salvar otro ser humano.

Heinz G. Konsalik (Escritor alemán).

Escuchó los pasos de nuevo. Alguien que no era el Demonio estaba bajando por las escaleras. Hablaba extraño para sí mismo mientras bajaba inseguro por las escaleras. Ella, aunque llevara algún que otro año allí, no lo había visto nunca. El hombre, prendió la luz del centro de la sala mientras cubría su boca y su nariz con las manos. Dio una vuelta sobre sí mismo y puso sus ojos oscuros encima de ella. Su mirada parecía preocupada, pero a ella eso no le interesaba para nada. En el momento en el que él intentó acercarse, ella abrió la boca para gritar mientras se apartaba un poco abrazando a la pequeña que había entre sus brazos. El grito, con su boca reseca, pareció más bien el gruñido de un gato, pero valió para que el hombre se detuviera. Ella mantenía abrazada a la pequeña que hacía poco había dejado de temblar, mientras ella seguía haciéndolo. En ese lugar, a falta de la luz del sol, hacía frío, pero si su pequeña compañera había dejado de temblar, significaba que estarían mejor, ¿verdad? El hombre se arrodilló al suelo y habló con esa lengua extraña que ella no entendía. Ella solo podía mirarlo con desconfianza, intentando proteger con toda su fuerza a esa pequeña bolita que tenía los labios morados y se quejaba de hambre y sed. Los ojos azules de ella empezaban a apagarse, así que ella probó suerte de nuevo.

Se puso de pie cogiendo a la pequeña en brazos y pasó por su lado corriendo hacia las escaleras de arriba, pero ese demonio de boca pequeña, colmillos feroces y ojos encendidos de ira estaba allí de nuevo. Le gritó 'qué ingenua' y cerró la portilla del sótano una vez más. Ella se fue detrás de las escaleras y observó lentamente como el hombre las miraba entre sorprendido y asustado. El hombre se sacó el teléfono móvil de su bolsillo, del cual desprendía un poco de luz y llamó hablando extraño de nuevo. La luz se apagó de nuevo dejándolos a oscuras. Ella abrazó a su amiga con fuerza mientras intentaba que sus ojos se acostumbraran de nuevo a la oscuridad. Si ese hombre se acercaba a ellas, ¿qué haría? No tenía fuerza para protegerlas a las dos y la pequeña que estaba entre sus brazos ni siquiera se mantenía en pie. Escuchó pasos a su izquierda y ella se fue por la derecha. No, no iba a dejar que las golpearan de nuevo. Volvió corriendo hacia el colchón y lo empujó hacia el otro lado. Puso a la pequeña encima de él y ella la abrazó mientras se cubría de nuevo con la manta, así no la verían, ¿verdad? Jugar al escondite con su madre siempre había sido su punto fuerte. Hacía tanto frío allí, que tampoco le importaba cubrirse hasta la cabeza. De repente escuchó sirenas a lo lejos. Hacía un buen rato que no escuchaba ni veía al hombre. ¿A dónde había ido? Cuando se dio cuenta, lo vio al otro lado de dónde ella estaba mirando, haciendo que se asustara. Pero ahora ya estaba dejando de temblar ella, también, aunque siguiera teniendo pequeños escalofríos. ¿Por qué no temblaba si seguía haciendo frío?

El Demonio abrió la pequeña trampilla del techo y bajó con pasos rápidos después de cerrarla de nuevo, pero asegurándose de que el pestillo interior quedaba echado. Ella se levantó haciendo su último esfuerzo y protegiendo a la pequeña. El Demonio estaba enojado. ¿Qué había sucedido para que estuviera así? El Demonio levantó su mano de nuevo, dispuesta a golpearla y ella volvió a gruñir como un gato con la boca bien abierta, recibiendo el golpe de lleno. Su fuerza era inmensa, haciendo que esa pequeña niña de… ¿cuántos años tenía ella ya? Ni siquiera ella misma podía recordarlo. Se levantó del suelo en dónde el Demonio la había lanzado y empujó con todas sus fuerzas a ese cuerpo cubierto de harapos antiguos, tan preciosos y caros como la belleza que el Demonio desprendía. Esta vez no se quedaría quieta y callada como siempre. Tenía que salir de allí como fuera, y no perdería la oportunidad. Notó que su mano dolía por el frío, pero a ella eso no le importaba. El Demonio se tambaleó levemente y ella aprovechó para golpearlo con el pie en las rodillas. El Demonio cayó golpeándose con la pared. Ella notó su pie también dolorido, pero no le importó. Volvió al colchón, metiéndose debajo de la sábana gruesa y abrazando a su pequeño tesoro. Como ese Demonio, ya no se movía. Pero sí, ese Demonio se levantó aún más enojado. ¿Por qué? Ella no había hecho nada esta vez, ¿verdad? ¿Por qué estaba tan enojado?

Cuando iba a salirse de debajo de la sábana de nuevo, el hombre se puso al medio, golpeando al Demonio con toda su fuerza, mientras gritaba a las voces que se escuchaban por encima de sus cabezas. Ella observó con miedo, como el Demonio caía al suelo y no se movía. Ese hombre podía dar más miedo que el inconsciente Demonio. Cubrió con la manta a la pequeña, deseando que nadie la viera, mientras intentaba calmar sus pequeños susurros de auxilio dándole golpecitos en la cabeza. Las luces volvieron a prenderse, mientras mucha gente bajaba por las escaleras. ¿Qué era aquello? ¿Iban vestidos de azul? Ella reconocía esos trajes. Un hombre se acercó al primer hombre que habló con ellos nervioso, señalando al Demonio y hacia ellas. Ella se quedó sentada cubriendo con la manta a la pequeña, intentando que no la vieran. Tenía tanto frío y estaba tan cansada. El hombre se acercó a ellas y ella se apartó asustada. Ella no conocía a ese hombre, pero abrió la boca para intentar decir algo. Su voz ya no salía. El hombre alargó la mano hacia ella con una sonrisa perfecta y hablándole en esa lengua que ella solo entendía un poco. Ella se apartó igualmente. Si ese Demonio les había hecho tanto daño a ellas, y esos hombres podían hacerle tanto daño a un monstruo como ese, significaba que eran mucho más aterradores, así que no podía confiar en ellos. El hombre siguió hablándole pero ella siguió apartándose de él hasta que se cayó de espaldas del colchón. Se giró por el suelo para verlos, pero sentía que ya no podía levantarse. Dos hombres vestidos con colores fluorescentes bajaron con camillas por las escaleras, pero ella ni siquiera sabía lo que era eso. Siguiéndolos, una mujer. Era hermosa, debía de reconocerlo y quizás tanto como su madre, a la que hacía ya tanto que no veía. Esa hermosa mujer se acercó rápidamente a ella y ella de nuevo se echó para atrás, mientras tiraba de la pequeña con ella. La mujer tiró del colchón y lo apartó, poniéndose a un lado.

— ¿Estás bien, pequeña?

— ¿Ma… ma? —preguntó ella intentando sonar convincente.

— No, no soy tu mamá, pequeña… —respondió la mujer hermosa haciendo su mejor sonrisa—. Me llamo Kumamori Wendy. ¿Y tú? —ella negó con la cabeza. Los gritos de ese Demonio no tardaron en hacerse escuchar. Ella tapó las orejas de la pequeña, por encima de la manta que la cubría, intentando no escuchar lo que decía. Wendy habló en otro idioma con los hombres y hubo alguien que le cubrió la boca—. Pequeña ¿te encuentras bien? —ella afirmó con la cabeza—. ¿Y quién es esa niña que te acompaña? ¿Es tu amiga? —ella se asustó. ¿La habían visto? ¿Cómo? Se apartó lentamente hasta chocar contra la pared—. ¿Entiendes lo que te estoy preguntando? —ella afirmó con la cabeza, claro que la entendía. Era la única en ese lugar, aparte de ese demonio que hablaba como ellas—. Oye, tengo aquí un zumo muy bueno, ¿quieres probar?

— ¿Zu… mo? —su garganta estaba tan reseca que ni siquiera le salían las palabras enteras.

— ¿Quieres? —Wendy bebió un poco de la pajita que había en el cartón del zumo y puso una cara sonriente mientras decía 'rico'. Lo acercó un poco hacia ella, sin moverse de dónde estaba, para no asustarla más—. Realmente está muy rico.

— ¿Có… mo… ma… ma? —preguntó ella intentando recordar cómo eran los sabores de la última comida que ella le había dado.

— Oh, creo que sí —Wendy hizo su mejor sonrisa—. Pruébalo, ya verás —Wendy movió el zumo un poco para llamar más su atención. Ella dejó a su compañera en el suelo, asegurándose de que quedaba cubierta con las mantas y se acercó arrastrándose por el suelo lentamente, debido a su cansancio y al dolor en su pie. Observaba a todos los que la miraban, para que no se acercaran a su pequeña amiga. Cuando llegó cerca a Wendy, uno de los hombres se movió para acercarse a la pequeña, pero ella gruñó de nuevo hacia él y se echó para atrás. Wendy habló con los hombres de nuevo en ese idioma que ella no entendía y luego volvió la vista hacia ella—. Venga pequeña, bebe un poco. Te sentirás mucho mejor, ya lo verás.

— ¿Ve-veneno? —preguntó ella asegurándose.

— ¿Veneno? —Wendy se sorprendió—. ¿Cómo que veneno? ¿Te crees que me bebería esto si fuera veneno? —ella se encogió de hombros—. El veneno es malo, pequeña, así que no me bebería el zumo si lo fuera.

— Vene… no… duer… me… —dijo ella afirmando con la cabeza levemente.

— Sí, el veneno te duerme —Wendy hizo una sonrisa triste mientras se preguntaba de dónde había sacado eso—. Vamos bebe. Es como el zumo de tu mamá.

— Ma… ma… —ella se acercó de nuevo, con lentitud mientras observaba a todos los hombres que allí había.

— No te preocupes por ellos, porque ellos te van a ayudar, ¿vale? —Wendy sonrió—. Confía en mí. Esos hombres de azul son policías y esos dos de aquí con este color amarillo son médicos.

— ¿Wendy? —preguntó ella mientras estiraba un poco su cabeza para llegar a la pajita sin cogerla con las manos.

— Wendy es una traductora. ¿Sabes lo que es eso? —preguntó la mujer. Ella negó con la cabeza mientras bebía desesperada—. Tienes que beber lento o te vas a atragantar —susurró Wendy. Como si lo hubiera anunciado, un ataque de tos le vino a ella—. ¿Lo ves? Tienes que beber lento, ¿vale? Un traductor es alguien que sabe muchos idiomas. Yo, soy de la embajada japonesa y conozco el japonés, el inglés, el francés, el chino y un poco de coreano.

Ella ya no dijo nada más. Dio un par de sorbos más y luego cogió zumo con su boca. Se arrastró de nuevo hacia el lado de su amiga y le puso el zumo dentro de la boca, ante la sorpresa de todos. La pequeña se removió incómoda echando todo en un pequeño ataque de tos. Ella tan solo le acarició la cabeza lentamente para tranquilizarla.

— Mama… —susurró la más pequeña.

— Mamá está bien —ella sonrió—. Porque mamá lo dijo, ¿vale? —después de beber sentía mejor su garganta. Aunque, ¿por qué se cerraban sus ojos? Miró hacia Wendy y los demás hombres. Parecían esperar algo. ¿Se estaba durmiendo? ¿Veneno? Pero Wendy le había dicho que no—. ¿Veneno?

— No, pequeña no tiene veneno el zumo —Wendy insistió—. ¿Te encuentras bien?

Ella se frotó los ojos intentando despertarse, pero no. No podía dormirse ahora. En un último intento de despertarse, se tumbó encima de su pequeña amiga para protegerla. Esa gente era tan mala como ese Demonio, ¿verdad?

.

La voz llorona de esa pequeña le hizo abrir los ojos. Había tanta luz, que ni siquiera podía mantener los ojos abiertos. Ella tocó a su lado derecho, de dónde escuchaba la voz de su amiga, pero se encontró con el final del colchón y algo duro. Se giró de lado incorporándose y forzando a su vista a ver lo que allí había. Estaba todo tan blanco. La voz de Wendy se le hizo presente, con palabras que intentaban tranquilizar a su amiga. Con enfado ella saltó del colchón, sin darse cuenta de que era más alto que de costumbre y golpeándose con el pie dolorido. Corrió hacia el otro lado de la cama en dónde su pequeña seguía llorando y la abrazó con fuerza mientras miraba con odio a Wendy.

— ¿Estás bien, pequeña? —Wendy la miró preocupada—. Tu pie tiene que doler.

— No duele. Vete —dijo ella.

— No puedo irme, porque tengo que cuidar de vosotras dos —sonrió Wendy.

— No cuidar. Vete —dijo de nuevo ella.

— No me iré, pequeña —Wendy sonrió—. Porque esto es un hospital y no hay nadie que hable tu idioma.

— ¿Dioma? —preguntó su pequeña amiga girándose para mirar a Wendy—. ¿Quién ser?

— Me llamo Kumamori Wendy —sonrió—. ¿Y tú?

— No tiene nombre. Vete —dijo ella de nuevo con odio—. Baja de aquí o mamá se enfadará —susurró tirando de la pequeña.

— Sí…

— ¿Mamá se enfadará? —preguntó Wendy—. ¿Por qué?

— Porque solo podemos estar en nuestro colchón, no en su cama —respondió ella.

— Oh, dime, pequeña, ¿y tú papá? —Wendy hizo su mejor sonrisa.

Ella miró a su pequeña amiga y negó con la cabeza.

— ¿No tienes papá? —preguntó Wendy—. ¿De dónde eres?

— De casa —respondió ella.

— ¿Y cuántos años tenéis? —preguntó de nuevo Wendy.

— 6 años —dijo ella sonriendo al recordarlo.

— ¿Y tu amiguita? —preguntó Wendy—. ¿Por qué ella es tu amiga, verdad?

— 0 años —respondió ella después de afirmar con la cabeza.

— Vaya, entonces está muy grande para tener 0 años —Wendy sonrió—. ¿Sabes? Tu mamá ya no te hará más daño, ¿vale? Así que puedes decirme tu nombre y dejar a tu amiga sentada en la cama, para que descanse un poco.

— ¿Daño? Mamá no hace daño —dijo ella.

— ¿No os pegaba, mamá? —preguntó Wendy.

— Mamá aquí sí —ella miró alrededor para ver si esa mujer estaba cerca—. Mamá allá no.

— ¿Tienes dos mamás? —Wendy frunció el ceño.

Ella dejó a su pequeña amiga al suelo y se acercó a la mujer para hacerle señales para que acercara su oído.

— En realidad ese Demonio no es mi mamá, pero si no le decimos ella nos golpea —susurró ella.

— ¿Cómo se llama tu verdadera mamá? —preguntó Wendy.

— Mamá —ella sonrió satisfecha.

— Hace demasiado tiempo que estás fuera de casa, así que seguro no te ibas a acordar —Wendy suspiró—. Está bien, no importa pero, ¿puedes decirme tu nombre y el de tu amiga al menos?

— ¿Ka-ki?


Bien! Aquí vuelvo con la última temporada de Por los Años! Sé aue me vaks a matar y sé que habrá cosas que no ente deréis, pero esta vez intentaré publicar de lunes a viernes ;)

Den un poquito de quesito a este ratoncito: reviews please!

Próximo capítulo: 'cinco años más tarde'.

Acerca de la imagen, por el momento pondré una de las anteriores y cuando la tenga lista ya la pondré.

Gracias a todos por vuestro apoyo y deseo que les gusten los últimos capítulos.