El vecino.
Los personajes no son de mi creación, sino de la mágica mente de JK.
La pose era incómoda. Sutil, atrayente, pero irreversiblemente incómoda, puesto que éramos casi, unos completos desconocidos.
Este escrito está dedicado a la dulce y cambiante de nick's, Jul. Felicitaciones en tu primer aniversario en Twitter (?)
Estudiar medicina fue siempre uno de mis mayores sueños.
Siempre quise ayudar a la gente, salvar sus vidas, mejorar la calidad de sus existencias, darles una sonrisa y ofrecerles mi mano en caso de que el camino que deba de recorrer el paciente, no sea el siempre deseado.
Me esforcé muchísimo en mis años de secundaria para lograr mi objetivo. Nunca diré que mi camino fue fácil, sin ataduras o caídas que me hicieron dudar en algunas decisiones, pero jamás lograron hacer que desistiese de las ganas de ayudar al que lo necesita.
El tiempo avanza y mi sueño cada día deja de ser eso y se convierte en una realidad palpable y existente.
Estoy feliz de ser una estudiante de segundo año en la universidad, aunque ahora me encuentre aburridísima leyendo el resumen que tuve que confeccionar para el examen del lunes.
Aburrida, porque este sería mi dulce panorama para las próximas setenta y dos horas.
Toda la tarde del viernes, el sábado y domingo dedicado exclusivamente a las hojas que resumían en unas setenta páginas, el contenido del semestre.
— ¡Rose! El baño está listo —escuché que gritaban desde la primera habitación de mi hogar.
—Ya bajo, mamá —respondí, buscando mis zapatillas que estaban esparcidas en el cuarto. Tomé la ropa que había seleccionado previamente y bajé al baño.
Mi madre me regaloneaba todo lo posible. Los días que permanecía más tiempo en mi casa, ella cocinaba y preparaba mis comidas favoritas, aunque no le quedaban tan bien como a la abuelita Molly, se agradecía enormemente su dedicación. Todo esto acontecía por culpa de los estudios, casi —por no decir efectivamente— no tenía vida social. Ni siquiera conocía a los vecinos que vivían a mí alrededor. Perdía diariamente en el transporte público cuarenta y cinco minutos, eso era una hora y media a lo largo del día.
Apenas podía ver a mi padre. Sus horas en el trabajo siempre coincidían con mis horas de sueño. Ahora se encontraba de viaje, llegaría a la noche y podríamos ir a ver una película al cine. Hacía meses que lo habíamos planeado, pero el inteligente de Hugo se intoxicó con la comida de Lu, uno de nuestros perros. ¿A qué chico se le ocurre participar en una competencia de quién come más comida canina? A mi hermano, por supuesto.
—Pasa algo, ¿mami? —le pregunté, al verla mirando con recelo hacia el patio de nuestra casa, por medio de la ventanita del servicio higiénico.
—Nada cariño, sólo quiero cerciorarme de que te bañes tranquilamente —comentó regalándome una sonrisa, cerrando la ventana —tu padre acaba de llamar, y me dijo que ya está en camino para la casa.
—Maravilloso… cuida la boca, las manos y pies de Hugo. No quiero que nos arruine el panorama.
—Lo haré. Tú dedícate a relajarte un poco, Rose. Está bien que estudies tanto, pero todos los excesos son negativos.
—¡Mira tú! La excelente alumna Hermione Granger, le dice a su hija que no se dedique tanto a sus labores estudiantiles —mi madre me besó en la frente y sonrió orgullosa. Cerró la puerta del baño, tarareando una canción.
Solté mi cabello que estaba atado en una asimétrica coleta. Me fui deshaciendo de la ropa y prontamente entré en calor con el agua que caía en una templanza deliciosa. Me jaboné y el aroma del shampoo recorrió todo mi cuerpo. Un baño era lo mejor para relajarse.
El baño me repuso y me dio fuerzas nuevas para seguir leyendo el contenido para el examen.
Hugo jugaba al PlayStation junto a Albus, nuestro primo que estaba de visita. El ruido que emitía la televisión no me permitía concentrarme como era debido, por lo que ofuscada, me tomé la cabeza con ambas manos y me provoqué algunos masajes en mis sienes.
Abrí mis ojos y creí haberme mareado, puesto que vi las cosas que estaban a mí alrededor moverse con cierta lentitud. El vaso que había tenido jugo horas anteriores se cayó del mesón del escritorio, entonces comprendí que no era un mareo, sino, un pequeño sismo.
Bueno, pequeño no era.
— ¡Mamá, mamá! —gritaba frenético Hugo. Cuando no estaba mi padre en la casa, se suponía que él era el hombre del hogar, mira nada más qué ejemplo estaba dando, al gritar como nena y abrazarse de Albus, otro cobarde más.
Como el movimiento de las placas tectónicas parecía no tener intención de parar, me puse de pie y comencé a caminar hacia el primer piso.
—Hay que bajar, Hugo, Albus —les pedí. Cada uno se agarró de mis brazos —a pesar de ser más altos que yo— y nos fuimos moviendo con rapidez, pero cautela. El ruido del fondo de la tierra fue interpretado por un rugido, era como si cientos de leones estuvieran atacando alguna presa, o una podadora hubiese aumentado su nivel de ruido en unos cientos de decibeles.
—Con cuidado, niños —nos pedía mi madre, que ya estaba a media escalera—, salgan de inmediato a las afueras de la casa, aguárdense en el portal —nos mandaba con autoridad.
Acompañando a los ruidos terrestres, se sumaron las repisas cayéndose y estrechándose con el piso. Los vasos se rompían con facilidad, el televisor también se unió al piso. Los gritos de nuestros vecinos y Hugo provocaban más histeria de la posible.
Ya no podíamos mantenernos en pie. Esto era una mala señal. Estábamos experimentando un terremoto y lo primero que tendríamos que hacer, sería salir de donde nos encontrábamos. Todos nosotros vivíamos a las faldas de unas colinas que fácilmente nos podrían inundar en una avalancha de tierra y rocas.
—¡Papá aún no llega! —gimoteaba Hugo.
—¡Quiero a mi mami! —secundaba Albus.
Otro rugido y la carretera que estaba a ubicada en la otra esquina de nuestra casa se abrió, desnivelando el piso. El movimiento fue descendiendo, hasta convertirse en imperceptible para nosotros.
—¿Puedes comunicarte con papá? —le preguntaba a mi madre, mientras tratábamos de ponernos de pie nuevamente. Hugo no dejaba de abrazar a mi madre. Albus me agarraba a mí.
—No puedo —murmuró con cierto miedo— el celular se quedó en la cocina —miramos al interior de la casa. Era imposible pasar hasta ese lugar. Todos los muebles se habían encargado de impedirnos el paso hasta allá— ¿ninguno de ustedes anda con sus móviles? —preguntó, mientras le secaba las lágrimas a mi hermano. Todos negamos con nuestras cabezas.
—Tengo mi celular en mi pieza. Iré a buscarlo.
—No Rose, es peligroso, puede ocurrir otra réplica, y deberíamos de comenzar a evacuar ahora mismo.
—Pero necesitamos comunicarnos con papá. Debe de estar preocupadísimo.
—En ese caso iré yo. Por ningún motivo permitiré que arriesgues tu vida.
—No seas exagerada, mamá —le indiqué, sonriendo— no me tardo —antes de que me impidiera subir al segundo piso, corrí hasta él.
Mala idea.
Si bien era cierto, la escalera estaba despejada, la puerta del dormitorio de Albus estaba a la mitad del camino, junto al mueble de libros de mi madre, decorando el suelo, en toda la pasada para mi pieza. Traté de aferrarme a lo que encontraba para saltarme todo ese tumulto.
— ¡Mi pieza! —suspiré resignada. La semana pasada la había limpiado y ordenado, y ahora lo único que estaba en su lugar, era el escritorio y mi cama. Tuve que empezar a palpar el piso para encontrar mi móvil. Todo estaba revuelto, y como no, si habíamos acabado de experimentar unos de los movimientos más horribles de la tierra en nuestra ciudad.
El presagio de mi madre se cumplió, y una réplica con los mismos movimientos fuertes y ruidosos me desestabilizó.
— ¡Rose, Rose! —escuchaba a mi madre gritarme. De seguro que quería venir a rescatarme, pero Albus y Hugo le debían de estar impidiendo hacerlo.
— ¡Tranquila, estoy bien! —trataba de contestarle. La verdad es que no se veía para nada de bien el panorama. Quise salir sin obtener el celular, y la puerta que estaba interrumpiendo mi acceso, se corrió producto del nuevo movimiento, impidiéndome ahora sí, salir de mi cuarto.
La réplica cesó, y pude entonces, tratar de pedir ayuda. No estaba asustada, sabía mantener la calma en este tipo de sucesos, y aunque nunca los había experimentado, me felicitaba por actuar en paz. Debería de asustarme, no podía salir.
—Se le pide a las personas que huyan al exterior de la ciudad, alerta de derrumbe. Repito, alerta de derrumbe —la sirena de los bomberos era acompañada con la recta voz del sujeto que estaba de turno para informarnos acerca de nuestro posible deceso. Ok, un ligero pánico recorrió mi espalda.
— ¡Mamá! No puedo salir, la puerta está no sé como… y no puedo… sacarla —hablaba fuerte.
— ¡Hermana!
— ¡Prima!
—Por favor, necesito ayuda —la voz de mi madre se escuchaba angustiada y desesperada. De seguro que se estaba sintiendo mal por no haberme impedido subir.
La tercera réplica apareció y entonces, traté de pensar en qué podría hacer. El movimiento corrió unas hojas esparcidas en el piso, que me dejaron ver el celular. Algo bueno que tuviese el nuevo temblor. Este fue de menor intensidad que los otros. Sólo cuando acabó, me pude percatar que había ruidos al otro lado de donde me encontraba. Era como si alguien estuviese tratando de llegar hasta mí.
— ¿Mamá? ¿Hugo? ¿James? —preguntaba. El miedo ahora estaba en mi pecho, a alguno de ellos le podría pasar algo y sería por mi testarudez heredada de mi padre.
— ¿Estás bien? —recibí como respuesta. La voz era masculina, y nunca la había escuchado.
—Sí, no puedo salir, pero estoy bien —respondía.
—Tranquila Rose, te ayudaré a salir — ¿quién sería? Él conocía mi nombre. Escuchaba como pateaba todas las cosas que interponían la pasada, la puerta también fue pateada, pero no conseguía nada.
— ¿Quién eres? —pregunté, mientras trataba de despejar mi sector.
— ¿No sabes quién soy? Llevo siendo tu vecino hace más de tres años —contestó algo ofendido.
—Lo siento, pero muchas gracias por ayudarme —no logró nunca derribar la puerta, pero sí hacerle un orificio al medio. Pude entonces ver su rostro.
Sus cabellos eran del dorado platinado más extraño que había conocido en mi vida, y sus orbes tenían un misticismo que me dejó desconcertante por varios segundos.
—Apártate de ahí, trataré de abrir un poco más el espacio para que puedas salir —me pedía del otro lado. Asentí, aunque él no lo vio, y empezó a patear con más fuerza. De la nada otro ruido en la tierra me tiró de inmediato al piso. De seguro que este era el terremoto, y todos los otros movimientos anteriores fuertes advertencias—. No tenemos tiempo, tendrás que tratar de salir por aquí —me informaba, estirando su mano a través del agujero.
—No podré salir por ahí. Será mejor que te marches —dije.
—Claro que sí. Vamos, apresúrate —caminé como pude hasta él, adentré mi cabeza y una de mis manos. Él me fue tirando de a poco hacia su cuerpo. Puso sus manos debajo de mis senos para sacarme más rápidamente de ahí. Logré salir y caí encima de su cuerpo. Mi nariz quedó a escasos centímetros de la suya, y los dos respirábamos de forma agitada. No me di cuenta, pero rápidamente me colocó debajo de su cuerpo. No era momento de sentir este tipo de adrenalina ahora, pero vaya que la sentí. Me aferró con fuerza, y solo entonces caí en la cuenta de su acción. El tubo fluorescente del techo se cayó encima de su cuerpo.
— ¡Hey, extraño! ¿Estás bien? —preguntaba asustada.
—Sí, lo estoy —confirmó con risa— me llamo Scorpius.
— ¿Scorpius?
—Sí, Scorpius, tu vecino —ya habría tiempo de seguir charlando, ahora había que evacuar rápidamente la casa y nuestra población. Scorpius se puso de pie y me atrajo nuevamente a su cuerpo. Chocamos de forma sugerente y un pequeño escalofrío me recorrió.
.
.
Nota de la autora:
Primer Shot que escribo de esta pareja.
En un principio sería un One shot, pero como me tardé en actualizar, (debido a unas cuantas problemáticas internas, y luego, por la porfiadera (?) de Fanfiction), he decidido enmendar mi error con un segundo y capítulo final.
La historia en sí es un tanto bizarra (?) pero necesitaba un ambiente así, para que se desarrollen otras situaciones que serán expuestas en el próximo capítulo.
Está demás decir que este 3-Shot está dedicado a Jul. Por su enorme ayuda, amistad y boludez en el Twitter :3 gracias por permitir conocerte y compartir de incoherencias. Espero que te guste la idea, y que desees conocer el desenlace xD
