Ya se que han de pensar que estoy loca por empezar otra fanfic, pero cuando te dan ganas de escribir, tienes que hacerlo. Como sea, planeo que esta sea mas corta. Disfruten y pasen a dejar un review :)


Cuando a Rukia le dijeron que la iban a cambiar de escuela no hubo reacción alguna de parte de ella. Asintió y siguió el día como si nada nuevo hubiera pasado.

Ella sabía que muy pronto pasaría, que su hermano se daría cuenta de lo que sufría y de que harían algo al respecto. Rukia, en cambio, no le importaba si hacían algo o no, ella no le interesaba ser la burla de su escuela. Escuela privada, gente adinerada gracias a su sangre.

¿Pero Rukia? Rukia no tenia esa sangre, ella fue una niña de la calle, rescatada y puesta en un orfanato junto con su hermana mayor. Su hermana salió de este y no le permitieron llevarse a Rukia hasta estar estabilizada, lo cual tardó unos 5 meses. A principios del sexto mes su hermana llegó tomada de la mano de un joven, alto y apuesto hombre. Y con la vida de su hermana hecha y resuelta, Rukia se fue a vivir con ella y con su novio. El muchacho venía de una familia adinerada, muy adinerada, familia a la que le pertenecía una de las empresas mas grandes del mundo. Con el cambio drástico de vida Rukia no se podía sentir mas afortunada. Los tres vivían en una enorme casa junto con todo lo que pudieran necesitar o querer.

Un año después, su hermana Hisana y su novio Byakuya se casaron. 2 años y medio mas pasaron y su hermana murió.

"Cuida de ella…" Le dijo a Byakuya en el lecho de su muerta. "..protege a mi hermana, por favor… mi amor, no dejes que le suceda nada malo." Rukia jamás vio a Byakuya llorar, ni una sola vez.

Tiempo después, la adoptó como su hermana y Rukia lo empezó a llamar hermano, como le era correspondido. Pero el nunca la ha llamado hermana, ni una sola vez. Educada como alguien con el apellido Kuchiki, Rukia fue enseñada a no mostrar ni una muestra de debilidad, a no derramar ni una sola lagrima, a no mostrar sentimientos y a tratar a su superiores como se debe.

Cuando entró a la escuela, a la mas apta para 'alguien como ella', rápidamente su historia se esparció por toda ella:

Rukia Kuchiki, ojos morados, cabello negro, estatura baja y físico pequeño, hermana adoptada de Byakuya Kuchiki.

Comenzaron con pequeños comentarios y bromas, a los que ella ignoraba o fingía reír junto con los demás. Luego las burlas se le fueron uniendo, y Rukia no tenía amigos, después las agresiones, y Rukia era la niña que nunca sonreía, y luego los golpes, Rukia no hablaba con nadie.

Así pasó primaria y secundaria, y el primer año de preparatoria, y si fuera por ella el resto de el bachillerato. Pero su hermano por alguna razón que Rukia desconocía se enteró. Si no fueron por los moretones en sus piernas y brazos –que ella decían que eran por educación física– o por los rasguños y una que otra herida que de vez en cuando traía en su cara –que ella decía que era por el club de artes marciales–, entonces Rukia no sabía por que se había dado cuenta. Al fin y al cabo, toda su vida escolar había llegado a casa con esas heridas y el nunca había notado nada.

"Mañana mismo" Le aclaró su hermano. "Tu nuevo uniforme y todos los útiles necesarios ya los tienes, despídete de quien desees y a partir de mañana iras a una escuela publica" Terminó sin dejar de apartar sus ojos de su periódico

"Si, hermano" Dijo y después de una reverencia salió y se encaminó a la escuela.

Esa noche preparó todas sus cosas y se fue a acostar temprano como siempre. Con su nuevo uniforme sobre la mesa y el antiguo en el closet.


"¡ICHIGOOOO!"

Con una patada en la cara, Ichigo saludó a su amigo Keigo.

"Buenos Días" Dijo viendo a su amigo caer al suelo.

Entró al salón y dejó sus cosas, luego se sentó y antes de que pudiera acomodarse bien Orihime Inoue se acercó a su lugar.

"¡Buenos Días, Kurosaki-kun!" Dijo con su dulce y cálida voz.

Ichigo le sonrió "Buenos Días, Inoue" La saludó.

"¿Has escuchado? Habrá un alumno nuevo" Dijo acercándose un poco mas a el.

"¿Eh? Pero si estamos a mediados de bimestre" Dijo Ichigo extrañado pero con una cara de indiferencia.

"¡Lo se!" Exclamó. "Eso lo hace raro ¿no crees Kurosaki-kun?"

Antes de que Ichigo pudiera contestar la maestra entró al salón y todos se fueron a sus lugares. El representante de la clase ordenó a todos pararse y saludar y cuando terminaron se sentaron. La maestra se aclaró la garganta y acomodó los lentes.

"Antes que nada, como ya algunos sabrán, tenemos una estudiante de nuevo ingreso" Dijo. Orihime que estaba a un par de sillas frente a Ichigo volteó y lo que el le entendió al leer sus labios fue que dijo "Es 'Una'". Ichigo le sonrió de nuevo y asintió, después volvió su atención hacia enfrente.

"Por favor, pasa" Y con esto la puerta se abrió y una pequeña chica entró. Venía mirando hacia el suelo pero apenas se paró al lado de la maestra sus ojos se abrieron y miraron firmemente hacia el frente.

Violeta. Pensó Ichigo.

"Mi nombre es Kuchiki Rukia, un gustó" Dijo y se reverenció.

"Muy bien, muy bien, bienvenida Kuchiki-san, por favor toma asiento en…" Recorrió la mirada por el salón. "Junto a Kurosaki-san" Lo señaló. Ichigo alzó las cejas y luego volvió a su ceño fruncido y mirada de indiferencia de siempre. Rukia caminó hacia el y sin mirar a nadie a los ojos se sentó a su lado. Ichigo la miró de reojo y de solo verla le molestaba. Rukia llevaba consigo un aura de frialdad e indiferencia, y además de eso, era muy pequeña, y el hecho de que o fuera y de que tuviera esa aura a Ichigo le molestaba.

"Kurosaki-san, dejo a Rukia en tus manos hoy" Dijo la maestra dándoles la espalda y comenzando a escribir algo en el pizarrón.

"¡Maestra, yo no–¡"

"¡Abran todos sus libros en la página 147!" Lo interrumpió. Ichigo bufó y abrió su libro. Rukia, que lo estaba mirando de reojo suspiró y abrió igualmente su libro.


Las primeras clases pasaron y el timbre sonó. El salón se vació rápidamente e Ichigo estaba por irse cuando la escuchó hablar por segunda vez en el día.

"Kurosaki" Le llamó, con expresión seria y sin interés. "Si no es mucha molestia ¿podrías ayudarme a encontrar mi casillero?"

Ichigo la miró y antes de que pudiera contestar Keigo llegó como bala y se le puso enfrente a Ichigo.

"¡Ahh~!" Suspiró Keigo. "La hermosa estudiante nueva, ¡Kuchiki-san!, yo con mucho gusto te muestro donde está tu casillero"

Rukia parpadeó un par de veces confundida, pero luego habló:

"Muchas gracias" Dijo, siguiendo a Keigo fuera del salón.

Ichigo subió y bajó sus hombros y con las manos en los bolsillos subió al tejado de la escuela, donde siempre comía con sus amigos.

Minutos mas tarde, Keigo apareció por la puerta.

"¡He vuelto!" Dijo y se hizo a un lado, mostrando a Rukia parada detrás de el. "Acompañado de la bellísima Kuchiki-san~" La tomó de la muñeca y la jaló hacia donde le dijo que se sentara, Rukia, algo molesta por su repentino tacto, le dio las gracias y se sentó. Vio caras nuevas y se aclaró la garganta.

"Me llamo Kuchiki Rukia, gracias por invitarme a desayunar con ustedes" Dijo. Ichigo rodó los ojos.

Nosotros no te invitamos, fue Keigo. Pensó.

"Eres bienvenida cuando quieras Kuchiki-san" Le dijo Mizuiro con una sonrisa.

Todos se presentaron y le regalaron una sonrisa. Todos excepto Ichigo.

"¿Ichigo, no te vas a presentar?" Le preguntó Mizuiro.

"Ya nos presentaron, ella va en mi salón" Dijo tomando un audible sorbo de su caja de jugo.

"¡Ichigo tienes que–!"

"Esta bien, ¿tu nombre es Ichigo, no? Era lo único que me faltaba saber, tu nombre" Le interrumpió Rukia. Ichigo se sorprendió un poco y la miró. Ella, increíblemente, le regaló una muy pequeña y suave sonrisa. Ichigo parpadeo varias veces y luego miró hacia el suelo.

"Si, me llamo Ichigo" Respondió.


Sonó la campana del final de el día y todos salieron disparados hacia la salida. Rukia estaba guardando sus cosas cuando sintió su celular vibrar en su bolsillo. Lo sacó y leyó un mensaje que recién le había llegado de su hermano, diciéndole que estaban afuera esperando a por ella.

Rukia se apresuró y cuando terminó salió corriendo a la salida. Antes de llegar a la puerta de entrada se acomodó la falda, cabello y blusa. Luego tomó aire y salió caminando normalmente del edificio. Caminó una cuadra y al doblar la esquina, como ella esperaba, la limusina de siempre ya estaba ahí esperandola. Le había insistido a su hermano que ella quería caminar a casa, pero su hermano no se lo permitió, así que al menos le pidió recogerla donde no pudieran verla. Caminó hacia ella y entró al auto. Dentro estaba su hermano terminando una llamada por teléfono. El coche arrancó y Rukia esperó pacientemente a que Byakuya terminara su conversación. Minutos después colgó y guardo su teléfono en su bolsillo. Rukia se aclaró la garganta y dio una pequeña reverencia con la cabeza.

"Hermano, buenas tardes" Dijo. Alzó su cabeza. "¿Cómo te fue en el trabajo?"

"Excelente, gracias" Le respondió sin voltearla a ver. "¿Cómo te fue a ti en la escuela, mejor?"

"Me ha ido bien, me invitaron a desayunar unos compañeros y las clases están sencillas."

Byakuya miro por la ventana. "Me alegra oírlo" Dijo aun que no pareciera.

La conversación se dio por acabada y Rukia igualmente se asomó por la ventana. Todo eran arboles y compañeros de su escuela cuando reconoció una cabellera naranja. Pasaron rápidamente junto a Ichigo y Rukia no pudo ignorarlo, sus ojos lo siguieron hasta que no lo pudo ver mas.

"Ese muchacho…" Habló su hermano haciendo que Rukia se sorprendiera y volteara rápidamente a verlo. "Por el color de su cabello puedo decir que es un delincuente."

Rukia no sabía que decir, así que permaneció callada.

"No creo que sea correcto que te juntes con el" Le dijo pero sonó mas como una orden. "Evítalo lo mas que se pueda"

Hesitó un poco y no sabia por qué, tal vez por que no conocía para nada a este chico y su hermano podría estar haciendo un prejuicio. Pero también podía estar en lo correcto y lo mejor sería evitarlo. Rukia volvió su mirada a la ventana.

"Si, hermano" Decidió seguir las ordenes.