Adictos al sexo

Perversos y extraños

Ciudad de Tokio, Japón.

Un edificio gris con algunas grietas se erigía imponentemente en una de las calles principales de la gran ciudad. Parecía un edificio común. Con cientos de oficinas repletas de trabajadores malhumorados. Un edificio común en Japón poseedor de 27 pisos.

Miles de personas pasaban frente a él sin saber si quiera lo que se escondía en el piso 26. Nadie lo sabía a excepción de los que tenían graves, muy graves problemas.

Un automóvil rojo se detuvo frente a él justo a las 8:48 de la noche. Del auto descendió una mujer rubia. Sin duda una de las más bellas que hubiera entrado a ese viejo edificio. La mujer de 28 años miró con asco antes de entrar.

El edificio estaba vacío, no se oía nada. Era muy tétrico. Sólo había luces iluminando los pasillos.

Abrió su fina cartera y sacó una tarjeta.

-Piso veintiséis. –Leyó.

¿Cómo demonios iba a subir hasta el piso veintiséis?

Miró alrededor y se encontró con un viejo elevador junto a las escaleras.

Sin pensarlo dos veces subió al elevador rezando por un poco de valor. Lo que más necesitaba en ese momento era eso: valor.

El elevador se detuvo sacudiéndose bruscamente, haciendo que Anna Kyouyama saliera de su pequeño trance.

Las puertas se abrieron dejando ver una puerta color rojo demasiado llamativa.

"Pintura barata".-Pensó Anna

Había, junto a la escandalosa puerta, un timbre pintado del mismo color que la puerta.

Anna tocó y cerró los ojos temerosa.

-Bienvenida, me imagino que sabes a qué vienes ¿no?

-Sí, lo sé.

-Bien. –Dijo un apuesto muchacho.

El pequeño departamento estaba lleno de personas raras. Todas. Todos hablaban animadamente y tomaban vino y soda. Parecía una fiesta de amigos. Pero no lo era. Realmente, nadie ahí se conocía.

-Bueno, queridos compañeros, espero que se la estén pasando de maravilla tanto como yo. –Dijo el mismo muchacho que le había abierto la puerta a Anna.- Antes que nada, yo me llamo Yoh, Yoh Asakura y me gustaría que cada uno de ustedes subiera a este pequeño estrado y se presentara.

Yo sé que todos nosotros estamos aquí por una misma razón, -continúo el castaño- así que desde hoy, todos seremos como una gran familia que se apoya. -Yoh sonrío abiertamente contagiando su risa a todos menos a Anna.

Cada uno siguió las instrucciones de Yoh. Todos subieron al pequeño estrado diciendo su nombre y su problema. Era como un grupo de alcohólicos anónimos. Todos miraban atentamente a cada una de las personas que se presentaba, mientras que Kyouyama fingía hablar por teléfono en un rincón del cuarto.

Cuando se dio cuenta de que era realmente tonto ese truco, se propuso poner atención sin que sus ojos se cerraran del sueño. Eso le recordaba a la preparatoria y a las malditas y aburridas clases.

Eran muchas personas, y poner atención a cada una era una tarea casi imposible, así que decidió sólo oír a los que le parecieran interesantes. Así se enteró de que el tal Yoh tenía un hermano gemelo llamado Hao y que ellos dos habían abierto ese grupo con el único propósito de ayudar.

Después de Hao, subió al estrado un pequeño ser de unos 130 centímetros. Se hacía llamar Manta Oyamada, y según él, no tenía ningún problema, sólo estaba apoyando a sus amigos (Yoh y Hao) en la organización del grupo.

Había también un inglés de cabello verde que no dominaba bien el idioma. Hablaba inglés, un poco de francés, y muy poco japonés. A pesar de que casi nadie le entendía nada, dijo que era investigador y que por su trabajo, no podía seguir siendo como era. Comentó que necesitaba ayuda urgente antes de volverse loco. Anna pensó que ya no le faltaba mucho, pues tener el cabello verde y hablar como si todos le entendieran no es algo muy normal.

Pero se equivoco. Lyzerg Diethel no era el más raro de ahí.

Después, y con mucho alboroto, se presentó un tipo más raro que Diethel que veía a todas las mujeres presentes con muy malas intenciones. Se llamaba Ryu. Llevaba puesto un traje muy parecido al de Elvis Presley y un peinado que hacía ver a su cabeza como a un gran martillo. Él era el único que no escondía su naturaleza. Gritó a los cuatro vientos que le gustaban hombres y mujeres y que no tendría ningún problema en salir de vez en cuando con ese tal inglés.

Anna pudo observar las lágrimas de miedo corriendo por el rostro del peliverde.

Luego, y para sorpresa de Anna, pasó adelante Tao Ren. Ella lo conocía. Era un famoso abogado de la empresa en la que ella trabajaba. ¿Quién iba a imaginarlo? Una persona tan seria en un sitio como ese. Ren dijo a todos que no estaba ahí por gusto, su novia lo había obligado a ir.

La rubia río discretamente.

Después pasó un tal Horo-Horo. Él dijo algo de una tribu de hojas y una hermana y en resumidas cuentas, tardó unos cuarenta minutos relatando su infancia, adolescencia y lo poco que llevaba de adulto.

Cuando por fin Yoh pudo cortar la larga conversación de Horo con la pared (era la única que le hacía caso) pasó una pareja de esposos. Fausto y Eliza.

A consideración de Anna, ellos no tenían ningún problema, se veían normales. Sin contar que iban vestidos completamente de negro y que se daban muestras de cariño muuy afectuosas en publico.

Después de ellos, pasó una mujer llamada Jeane y un muchacho norteamericano que contaba muy malos chistes. Se llamaba Chocolove.

Ya no faltaba nadie, solo Anna.

Con todo y su vergüenza, pasó alfrente y dijo:

-Me llamo Anna Kyouyama, trabajo en una editorial y al igual que todos ustedes yo…-Hizo una pausa y suspiró.- Soy adicta al sexo.

Dicho esto, Yoh sonrió y aplaudió efusivamente haciendo que los demás lo imitaran y que Anna se sonrojara notablemente.

Al final, no le quedó más que sonreír tímidamente.

Si esto no la ayudaba a luchar contra su adicción, nada más lo haría.

Fin del capítulo 1.

Mmm bueno no sé cómo se me ocurrió pero me gustó mucho la idea, ojala que a ustedes también. Si les gusta, déjenme un review y si no, también jajajaja.

Cuídense

Cya!

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Hola.

Bueno le hice algunas correcciones a este capítulo porque había algunas incongurencias con el segundo.

Cuídense y se notan algún otro error, háganmelo saber por medio de sus reviews por favor.

Cya!