Stranger Things pertenece a The Duffer Brothers y Netflix. No gano dinero con esto.

La imagen de la historia pertenece al gran artista Jose Ramos. Siganlo en su Instagram joseramos1972.

OoOoOoOoOoO

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TOMA MI MANO

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Diciembre 20, 1996.

Es increíble como podía hacerla sonreír aun antes de estar despierta por completo.

Once sentía los labios de Mike repartir pequeños y suaves besitos por su nuca, el hueco de su cuello y su hombro mientras sus brazos se cerraban mas fuerte alrededor de su cuerpo, y ella comenzaba a responder, acariciando con sus piernas las de Mike entrelazadas y acariciando también sus brazos mientras sentía su sonrisa contra su piel, dándose cuenta que ella estaba ya despierta.

- Buenos días, preciosa. – susurro Mike con la voz ronca remanente del sueño y quizás por algo mas.

Ce sintió la desnudez de sus cuerpos bajo los cobertores, sonriendo ahora y mordiendo sus labios ante los besos que estaba dándole a su cuello que se ponían cada vez mas intensos y por el deseo que comenzaba a escalar, recordando también la noche anterior cuando se amaron tres veces; una en la ducha y dos veces mas en la cama.

- Buen día, mi amor. – susurro la joven y giro su rostro, envolviendo su brazo en el cuello de su esposo para atraerlo a sus labios y gimió cuando conectaron sus lenguas casi de inmediato, reacomodándose en la cama.

Podía sentir el deseo de su esposo presionar contra su estomago mientras se decidían quien iba arriba pero Mike dejo en claro que quería ser él quien se encargue de su placer, comenzando a bajar a los besos mientras Ce permanecía acostada en la cama y él comenzaba a dejar un camino de mimos hacia el sur.

Once rió. – Cariño, ¿como es que tienes tanta energía?

El joven miro con una sonrisa mientras jugaba mordiendo suavemente su estomago plano y depositando besitos en su ombligo.

- ¿Como no tener ganas si eres tu quien se caso conmigo? – dijo coquetamente.

La joven retozo, sabiendo que le esperaban largos minutos de increíble placer.

- Dios santo, no sabes cuanto te amo. – jadeo Ce en cuanto uno de los dedos de su esposo comenzaba un recorrido no apto para menores de edad. El fuego quemaba por dentro.

- Pues relájate, mi amor porque voy a enseñarte de nuevo cuando te amo yo. – susurro Mike y, por un rato, no dijo nada mas.

x

Si Once pensaba que se había despertado con una sonrisa en el rostro, entonces la que llevaba en ese momento mientras se estaba duchando le llegaba a cada una de sus orejas.

Luego de dos increíbles despertares esa misma mañana donde Mike le hizo ver las estrellas de nuevo, decidieron levantarse porque si seguían en la cama no solo romperían su propio record sino que, además, no llegarían a su vuelo; razón principal por la cual su esposo no estaba haciéndole compañía en la ducha porque sabían que volverían a ponerse juguetones. Así que mientras Mike se encargaba del desayuno y de empacar algunos waffles para el viaje, Once estaba terminando de ducharse, recorriendo las caricias y los besos que él repartió por todo su cuerpo.

Cuando salio de la ducha y mientras se vestía, Ce empaco unas últimas cosas en la maleta de mano y reviso que tengan todo listo para tomar su avión, dentro de dos horas. Eran las 8:30 am y aun estaban dentro del horario, y si bien a ella no le gustaba tanto levantarse temprano si no debía ir al trabajo – mucho menos en sus vacaciones – sabia que Mike quería llegar con tiempo para poder ir al banco con su padre una vez llegaran a Hawkins para hacer la transferencia lo antes posible.

El abuelo de Mike que vivía allí a pocas cuadras de ellos en Massachusetts, aquel que Mike adoraba ya que había impulsado y alimentado el interés por la ciencia de su único nieto varón, había fallecido un poco antes de haberlo visto lograr su maestría el pasado mes de mayo, y solo un mes atrás su abuela había también partido con su esposo lo cual había sido un golpe durísimo para el joven. Ce los conoció por primera vez en una de las visitas por el día de Acción de Gracias cuando él aun estaba en la universidad y ella viajaba ese fin de semana largo para estar con él, ya que solo podían verse en las vacaciones de verano y de Navidad, y fue en una de esas visitas que Ce conoció a los padres de Karen. Ambos tan acogedores, tan listos, tan encantadores y orgullosos de su nieto por asistir a la misma universidad que el hombre había ido. Lo habían apoyado en todo, incluso hasta le compraron el auto con el que Mike viajo 15 horas el primer receso de Navidad para sorprenderla el día de su quinto aniversario junto a su amigo y compañero de cuarto – y actual pareja de Will – Florian, quienes también vivían a muy pocas calles del departamento actual y aun mas cerca de la casa a la que se mudarían una vez volviesen de festejar las fiestas con sus familias en Hawkins, Indiana.

Los abuelos de Mike habían dejado en su testamento que querían dividir sus bienes y el dinero que tenían entre sus tres nietos y su única hija, Karen, pero aparte de eso su abogado había pedido hablar con Mike a solas y le dijo que sus abuelos además de dejarle una parte, también le dejaron otros bonos que tenían y la casa en la que vivían, para que pronto su nieto querido comience a formar su propia familia con Janey, como ellos llamaban a Once.

Había sido un gesto hermoso, en especial teniendo en cuenta ahora lo mucho que a ellos les habría gustado consentir a un bisnieto de parte de Mike; no era que no quisieran a la hija de Nancy, Jill, pero era sabido y aceptado que el muchacho siempre había sido su pequeño favorito. Once y Mike fueron a visitar la casa de sus abuelos una vez supieron que había quedado para ellos y, por mucho que les gustara y por grande y espaciosa que fuera, él joven sentía una enorme presión en el pecho al estar ahí y lo mucho que le dolía extrañar tanto a sus abuelos así que cuando Once le dijo que lo comprendía y que quizás podrían vender la casa para comprar otra y poner la diferencia en una cuenta de ahorro, esa pareció ser la mejor solución. Ya habían visto la casa nueva, ya la habían señado y faltaba enviar el pago final de los papeles de sucesión, lo cual Mike haría junto a Ted que sabia muy bien del tema en cuando llegaran a la casa de sus padres.

Ce sonrió, esperaba que Albert y Theresa pronto puedan ver desde el cielo a su nieto adorado trayendo a la casa que consiguieron gracias a ellos, el bisnieto al que tanto habrían consentido. Esperaba que así fuera, esperaba que todos esos hermosos y apasionados encuentros que venían teniendo pronto traiga el bebe que tanto estaban buscando y que de momento aun no había rastros.

Pero ahora, Once frunció el ceño y dejo el cepillo de cabello sobre el mueble mientras escuchó a Mike, ¿discutiendo? Él difícilmente peleaba con alguien y mucho menos cuando estaban por salir a sus vacaciones de Navidad que era su época favorita del año y menos aun a esa hora de la mañana, así que ella se calzo sus pantalones favoritos y el sweater que había apartado y, en calcetines, salio por el pasillo del apartamento a la sala para encontrarse a Mike discutiendo con un enorme sujeto sobre…

- ¿Por que hay un sillón NARANJA en mi sala? – preguntó Once automáticamente posando sus ojos en el mueble de un brillante y escandaloso color naranja envuelto en plástico transparente.

Mike se volteo a verla. – Amor, lo siento. Eso estoy intentando saber.

- ¿Ella es la señora Wheezer? – pregunto el hombre de casi la misma altura que Hopper y un poco mas robusto, apuntando a la joven con una libreta. Detrás de él otro hombre de gran tamaño aunque este no hablaba con su esposo.

- Wheeler. – corrigieron ambos Mike y Ce con poco y nada de amabilidad.

- Bien, necesito que me firme aquí, señor o señora Wheeker.

Ambos jóvenes de nuevo fruncieron el ceño y Mike negó, empujando la libreta con caballerosidad pero sin ningún tipo de simpatía y Ce hablo, sin entender que era lo que estaba sucediendo.

- ¿Que esta pasando aquí y por que hay un sillón naranja en mi sala? Nosotros no pedimos un sillón de ese color.

Mike adhirió su voz. – Eso es lo que estado explicándole, mi amor, estaba terminando el desayuno y este caballero toca el timbre y automáticamente abro para ver quien es, entran con el sillón a la casa. – le explico el joven a Ce pero el empleado de Sweet Environments lo interrumpió.

- Pero aquí tenemos hecho un pedido de un sofá pagado hace una semana para los señores Whimper y esta marcado el pedido en color naranja. – dijo el sujeto, apuntando a una hoja con los datos que acababa de decir. – Y con esta dirección y este apartamento.

Mike tomo la panilla que el hombre con tanta insistencia le hacia ver y Ce también se puso a leer los datos. No solo su nombre estaba ilegiblemente escrito sino que, además, habían confundido todos los datos. Efectivamente Mike y Once habían ido a la tienda de muebles la semana anterior a ver un sofá para la nueva casa y habían llenado los datos con la dirección de la misma y el día de la entrega que debía tener lugar recién dentro de tres semanas, cuando ellos volviesen de visitar a sus padres. En los colores disponibles para el sillón, estaban color uva de cuero falso y color naranja en tela y Ce había marcado con una X la opción uva. Luego de eso los datos de ambos, dirección actual y la tarjeta de crédito pero el pedido era claro.

- Pero aquí mismo mi esposa marco que el sillón que queríamos era de otro color y otro material, ¿lo ve? – apunto Mike dándole la hoja al sujeto. – Y aquí esta la dirección y la fecha de entrega, que no es ni aquí ni hoy.

El hombre tomo la hoja de nuevo. – Si, creo que eso fue un error. – concordó con respecto al destino al que debían haber llevado el sillón. – Pero la señora apunto con una X y nosotros lo leemos como que la opción en blanco es la elegida, ¿no le explicaron eso en la tienda?

Ambos quedaron en silencio, sin poder creer la estupidez con la que se manejaban en ese lugar.

- Bueno, puede ir a quejarse hoy, señores Miller pero solo tienen hasta el lunes para cambiar el mueble, sino no le harán la devolución ni el cambio.

Mike jadeo. – ¡No podemos ir hoy, estamos por irnos de vacaciones en menos de dos horas! ¡Usted debe llevarse este sillón, fueron ustedes quienes lo entregaron en el lugar y el día equivocados!

Once y Mike no podían creer lo que veían cuando el sujeto comenzó a reír tan fuerte que hasta el ayudante en la puerta le acompaño.

- No amigo, este es su problema ahora. Vaya a quejarse en la tienda, a mi me pagan por llevarlo y lo hice. Buenos días. – dijo finalmente y simplemente salio del apartamento entre risas socarronas y burlonas, con la planilla sin firmar y dejando a ambos jóvenes completamente absortos.

Se miraron con los ojos ampliamente abiertos y la mandíbula colgando.

- ¿Puedes creerlo? – pregunto Mike apuntando a la puerta con una mano y tomando el recibo del mueble pegado en el plástico.

Once negó. – ¡Maldita sea, un sillón naranja, naranja! Yo odio este color Mike. – se quejo Ce mirando el mueble frente a ella con la nariz arrugada.

El joven estaba tomando el teléfono de pared con el recibo en la mano mientras marcaba el número con hastío.

- Lo se, preciosa. Ya mismo llamare a este lugar y pediré hablar con el gerente por semejante atropello. Además se ríen de nosotros, ¿puedes creerlo?

Ce se detuvo junto a Mike, poniendo la mano en el teléfono y colgando antes que alguien atendiera y su otra mano en el rostro del joven que era su todo. Él no odiaba el color naranja, le daba igual, pero que se enoje así por lo que sabia que ella le molestaba causaba que quiera sonreír.

Tan tierno, tan dulce.

- Cariño, no te molestes. Tenemos cosas que hacer hoy; aun debemos desayunar, aun debes ir a ducharte y cambiarte y tenemos que tomar un avión. Te tendrán en el teléfono demasiado tiempo para no darte ninguna solución y solo conseguirás un dolor de cabeza. – le explico Once y, la verdad, tenia razón. – Cuando volvamos iremos a la tienda y allí en casa hablaremos con Lucas si hay alguna norma a nuestro favor que de seguro la hay; sino simplemente lo enviamos a tapizar de otro color.

Mike pensó en lo que la joven le dijo y termino asintiendo. Al fin y al cabo solo era un sillón y si ella podía soportar el color hasta retapizarlo, estaba bien. De todas formas el trato y la repetitiva e intencional forma en la que pronunciaban mal su nombre, en que se rieron de ellos y como el sujeto miro a Ce (con lujuria, aunque ella no lo haya notado), hacían que quiera arrancarles la cabeza pero aun así, ella tenia razón. Además Lucas seguramente sabría que recomendarles ya que no por nada es un abogado muy solicitado.

Suspiro. – Tienes razón, amor. No dejare que esto amargue nuestras vacaciones. – dijo el joven y sonrió, inclinándose a darle un dulce beso en los labios y sonriendo mas ampliamente sobre los labios de su esposa. Ella siempre devolviéndole la tranquilidad y mostrándole su centro, su bienestar. – Ya están los waffles en el recipiente en mi bolso de mano y el desayuno listo. Me daré un baño rápido.

Once sonrió también, feliz de haberlo tranquilizado y devolviendo a su mañana perfecta la sonrisa en el rostro de ambos.

- Bien, pero te duchas luego. Primero desayunamos juntos. – ordeno Once con una sonrisa y llevo a su esposo a la banca junto al desayunador donde estaban sus platos, sus tazas, sus waffles, huevos y jarabe. Ce tomo la jarra de café. – ¿Quiere café, señor Whimper?

Mike rió ante la broma de Once y sintió el peso de aquel amargo momento volverse mucho mas ligero gracias a la dulzura de la hermosa mujer con quien se caso. Levanto su taza, siguiéndole el juego.

- Gracias, señora Wheezer.

Y ambos rieron de nuevo, desayunando tranquilos hasta que siguieron con su rutina y Mike fue darse un baño y luego partir al aeropuerto para volver a visitar a sus familias.

xx

- ¡Hey aquí!

Por las 11 am Mike y Once acababan de recoger sus maletas luego de bajar del avión y el joven iba llevándolas en un carrito cuando miraron a Hopper levantar un brazo desde unos cuantos metros con su uniforme de policía y una enorme sonrisa. Hacia poco le salieron un par de canas en las patillas y en su bigote pero aun así parecía igual de intimidatorio que antes y aun le tomaba a Mike acostumbrarse que ahora él ya no pudiera decirle nada si iba abrazado de Ce porque ya era su esposa.

- ¡Papá! – dijo la joven en un grito y salio corriendo los pocos metros que lo separaban, su coleta de caballo ondeando en el aire mientras saltaba al abrazo de su padre y él con su gran tamaño en contraste al pequeño y delicado de su hija, la abrazaba fuerte levantándola en el aire.

Hopper tenía una gran sonrisa. – ¡Hola pequeña! ¡Este viejo tonto como a extrañado a su niña, maldición!

Once rió en el abrazo de Hopper y en el aire, aun teniendo 25 años de edad la seguía tratando como una niña y en el fondo siempre lo seria.

- Hola Jefe. – saludo Mike también con una sonrisa cuando Hopper bajo a su esposa y el mayor extendió su mano al muchacho en un amistoso y calido apretón y luego palmeando su espalda, siempre acompañado de la felicidad de verlos de nuevo.

Aunque hablaban seguido por teléfono y hacia tres años que los chicos se habían casado, (se casaron jóvenes, en su opinión pero no por eso era un error), al Jefe de Policía se le hacia eterno el tiempo que pasaba sin ver a la joven pareja, muchacho incluido. Recordaba todavía la emoción con la que Once había llegado una mañana a desayunar junto con Mike luego de haber pasado la noche en su cita y como el anillo de compromiso de su pequeña había captado de inmediato su atención, dejándolo a él y a Joyce mudos hasta que su esposa comenzó a los gritar de la emoción. Y si bien fue un compromiso muy corto y él apenas si pudo hacerse la idea que su pequeñita iba a casarse, el día de la boda había llegado y Ce se mudo a Massachusetts con su flamante nuevo esposo en lo que para Jim Hopper había sido solo un parpadeo.

Pero bueno, ahora estaban en el pueblo y los tendría consigo durante dos semanas y media. Ya habían organizado una cena con Karen y Ted esa misma noche en la casa Wheeler siendo que los jóvenes se quedarían una semana en cada casa para contentar a ambas familias y él había ganado en 'piedras, papel o tijeras' contra Karen para ver quien los recogía en el aeropuerto, aunque jamás lo admitiría.

- ¿Como fue el viaje, chicos? – pregunto mientras iba manejando del aeropuerto de Indianápolis a Hawkins de nuevo; Ce estaba junto a él en el asiento de copiloto y Mike detrás de ellos semi-oculto por el enrejado de la camioneta, junto a las maletas.

- Bien Jefe aunque en un principio creímos que perderíamos el vuelo. – dijo Mike desde la parte de atrás, revisando su reloj. Por suerte, estaba con buen tiempo.

Ce noto que su esposo estaba nervioso y sonrió, volteándose un poco. – Cariño, tranquilo. Tu padre ya debe tener todo listo, faltan aun más de tres horas para que cierre el banco.

- Lo se, amor pero no se cuanto tiempo mi madre querrá secuestrarme porque no nos vemos desde…

Mike quedo en silencio y Once lo comprendió. No veía a su madre desque que murió su abuela y ella sabia bien, todos sabían, cuanto Mike quería a sus abuelos. Once deseo que no haya enrejado que los separe para así poder tomar su mano.

Hopper decidió hablar en ese momento. – Lamentamos no poder haber ido, Mike. – se disculpo el hombre mirando a su yerno por el espejo retrovisor, con sinceridad y arrepentimiento. – Y lamento tu perdida. Todos sabemos cuanto los querías y es obvio cuanto ellos te querían a ti. De seguro están orgullosos, todos lo estamos.

Las palabras de su suegro tomaron al joven por sorpresa. Si bien ellos se llevaban bien y aquello que flotaba en el aire creando momentos de tensión cuando él y Ce eran adolescentes ya se había desvanecido, quedando solo un poco de la tensión normal que puede haber entre un padre y el esposo de su hija, Hopper rara vez se mostraba mas afectuoso que lo necesario con Mike. Sus muestras de cariño se basaban en chistes incómodos y comentarios sarcásticos sin malicia… Bueno, quizá un poco.

Aun así Mike asintió y aprecio las palabras.

- Descuide Jefe, lo entiendo. Gracias, de verdad gracias.

Ambos hombres intercambiaron una sonrisa por el espejo retrovisor del auto y Hopper solo asintió en respuesta mientras Once miraba a ambos con lágrimas en los ojos. No entendía bien por que las lagrimas, si bien sabia que Mike extrañaba a Albert y a Theresa y aunque le había conmovido la forma tan simple y a la vez tan dulce en que su padre le había hablado; no sabia por que tenia ganas de llorar como si hubiese visto algo mucho mas grande. Como si la situación hubiese sido el doble de fuerte, triste o bella. Quizás era que estaban entrando al pueblo y se sentía el aroma de los árboles y los colores de las calles que tanto conocía y eso la afectaba.

Quizás se sentía un poco nostálgica de volver a su primera casa.

- Así que me dijo Ce que ya tienen señada una casa nueva. – comento el Jefe notando que además el ambiente se había puesto mas triste de lo que él había querido.

Ambos jóvenes apreciaron internamente que se desviara el tema: además estaban de vuelta para disfrutar y compartir tiempo con sus amigos y familia, no para llorar ni para estar tristes. Esta era una ocasión de felicidad donde debía reinar la alegría.

- Si, es a tres calles del apartamento que estamos ahora y a solo dos calles de Will y Florian. – comento Mike, sintiéndose mucho mas feliz de hablar de los proyectos que se venían con una vida junto a la mujer de sus sueños.

Once asintió. – Es muy linda, papá. Tiene un jardín delantero y otro trasero con mucho espacio verde.

- ¡Perfecto, el próximo verano iremos a verlos entonces y haremos una gran parrillada! – comento y luego se dirigió al muchacho. – Y a ti del trabajo Mike, ¿como te queda? ¿O se turnaran con el auto?

- No no Jefe, Ce seguirá con el Corsa y yo tengo la bicicleta para ir al laboratorio. Son solo cinco calles y suelo ir caminando, solo voy en bicicleta de vez en cuando para no perder la costumbre. Ya sabe, viejos hábitos.

- ¡Mike! Olvide dejarles las llaves del auto a los vecinos. – Ce se volteo de pronto con una cara de susto que casi hizo a su padre arroyar uno de los adornos del jardín de la casa Wheeler mientras doblaba hacia la entrada.

Hopper resoplo, creyendo que había sido algo grave. – Rayos, casi me matas del susto, niña.

Ce resoplo una risita heredada de él mismo y Mike le tranquilizo.

- Descuida amor, yo le deje las llaves a los gemelos. Me juraron que no usarían el auto e incluso que lo lavarían antes que lleguemos. ¿Que te parece?

- Uff, menos mal, cariño. – suspiro Ce en respuesta, sintiendo el alma volverle al cuerpo. ¿Que le pasaba? ¿Por que estaba tan exaltada por cosas tan simples?

- ¿Que gemelos? – pregunto Hopper saliendo del auto y yendo a ayudar a Mike a cargar con las maletas mientras iban a la entrada de la casa de los padres del muchacho.

- Ah, en el apartamento de junto vive una mujer que se divorcio hace poco y hay dos adolescentes de 14 años que son muy dulces. Siempre se ofrecen a hacer mandados o cuidar niños de algún vecino o cosas así, para ayudar a su madre con los gastos. Son tan dulces. – explico Ce con una sonrisa, a ella siempre la trataban muy bien.

- Si, muy educados, muy correctos. Y como estaban teniendo problemas con matemáticas y no podían pagar un tutor hasta que puedan tomar ritmo con la materia, yo les dije que les podía enseñar cuando volviese del trabajo sin cargo.

Hopper asintió. – Eso es muy amable, niño.

No importaba que Mike sea ingeniero en… Ingeniero – nunca recordaba bien la especialidad del joven –, para él siempre seria 'niño'.

- Y para agradecer la ayuda se ofrecieron a cuidar el auto y el apartamento hasta que volvamos. – comento Ce, caminando junto a su esposo y su padre quienes no le dejaban que cargue ninguna maleta hasta que Karen se asomo por la puerta seguramente reconociendo sus voces y comenzando a gritar y chillar y llorar de alegría y de emoción de tener a su bebe en casa de vuelta.

Cinco minutos después, Karen aun tenia a Mike tomado del rostro y besándole toda la cara de la forma mas embarazosa que existía, dejándole besos de brillo labial por absolutamente todos lados, parando por momentos solo para decir una y otra vez cuanto había echado de menos a su bebé.

Hopper y Ce estaban rojos de la risa y Mike intentaba a todo momento no solo liberarse del agarre desquiciado de su madre, sino que quería ver la hora en su reloj lo cual le era prácticamente imposible con la cabeza de Karen en el medio.

- Ya mama, por favor. – chillo el joven queriendo ir al baño a lavarse la cara con urgencia. – Ni que hiciera un año que no nos vemos.

Karen detuvo un segundo sus besos para acunar el rostro de su hijo, ya mucho mas alto que ella y acaricio con sus pulgares en su rostro estrellado con esa sonrisa que le daba cuando era niño y se caía lastimándose las rodillas.

- Lo se pero la ultima vez…

La última vez que se vieron fue en el funeral de Theresa. Mike suspiro y le dio una sonrisa más comprensiva a su madre y ella le dio otro beso antes de girarse a Ce para abrazarla también aunque a ella no la lleno de tantos besos… bueno, si.

- Que gusto poder verlos de nuevo, chicos, Gracias a Dios llegaron sanos y salvos.

Los cuatro entraron a la casa luego que Ce también sea torturada con exageradas muestras de afecto de parte de su suegra y dejaron las maletas en la sala por el momento, ya que primero que nada Mike tenia cosas que hacer y se quedaría muchísimo mas tranquilo una vez estuviesen hechas.

- ¿Y crees que eso ha sido mucho? No se imaginan cuando Joyce los vea, los dejara cubiertos de saliva. – bromeo Hopper junto a la puerta, con un cigarrillo entre los labios.

Mike y Ce hicieron un gesto pero enseguida volvió Karen con una jarra de limonada y galletas.

Ce sintió su estomago chillar de gusto; aunque había desayunado solo un par de horas antes sentía que tenia mucha hambre pero no le pareció raro porque no había nada como las galletas de la mamá de Mike.

- Oh mamá, yo no puedo quedarme mucho ahora, necesito ir al banco con papá. – dijo el joven yendo al lavabo de la cocina y lavándose los besos de su cara. No le parecía muy serio ir a terminar un trámite tan importante con besos color cereza sobre su frente y mejillas. – ¿Tienes los papeles firmados?

La mujer asintió con una sonrisa. – Descuida cariño, se los llevo tu padre consigo y ya te esta esperando en la oficina.

Ted era contador en el banco de Hawkins y trabajaba en conjunto con otro abogado amigo, llevando las cuentas de hipotecas, pagos en general, sucesiones como las que ellos tuvieron que hacer para que la casa de los padres de Karen se traspase de la heredera directa que es ella a su hijo y allí mismo Mike firmaría el cheque con el pago restante de la casa por la venta de la que sus abuelos dejaron.

- Gracias mamá, de verdad te lo agradezco.

Karen hizo solo un gesto con la mano, indicándole que no era nada. La verdad es que así era. Ella no necesitaba reclamar la casa de sus padres, era muy lejos y si ellos además decidieron que sea Mike quien la herede y haga con ella lo que le parezca, entonces no tenia nada que discutir, solo aceptar la ultima voluntad de sus amados padres.

- ¿Quieres que te lleve, niño? Voy para la estación de todos modos.

El joven asintió, realmente agradecido. Si bien el tramite estaba casi completo y el cheque muy seguro en su billetera, no sentía que este del todo apto para conducir el auto de su madre, demasiado ansioso y nervioso por completar la compra de la casa en la que formaría su vida junto a la mujer que ama.

- Gracias Jefe. – respondió Mike y dio a su madre un ultimo abrazo de agradecimiento y se agacho a Once que estaba ya sentada en el sillón con un vaso de limonada en la mano. Le beso suave pero dulcemente en los labios. – Enseguida vuelvo, preciosa; por favor si mi madre quiere planear algo por mi cumpleaños, intenta evitarlo.

Once rió y le dio otro beso, mirándolo con la adoración pintada en el rostro. – Cuídate, cariño y por lo otro lo siento, pero ya hemos conspirado juntas por teléfono.

El joven se mostró sorprendido y graciosamente indignado cuando se entero que su esposa y su madre habían planeado para su cumpleaños dentro de tres días una gran fiesta mezclando sus 25 años con la celebración por la maestría que consiguió en Mayo.

Finalmente se retiro de la casa con las risas de ambas mujeres y la de Hopper junto a él mientras se subían de nuevo a la camioneta.

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Una vez llegado al banco su padre lo estaba esperando en la entrada y lo recibió con un fuerte abrazo. Por una parte, Mike se sintió un poco avergonzado ya que aquel abrazo no era algo tan usual de parte de su padre aunque quizás el hecho que viva lejos comenzó a hacer mella en los instintos paternos, lo cual al joven no le molestaba en absoluto, solo que era inusual. Él quiere a sus padres, siempre los quiso, pero no solía ser demostrativo con nadie mas que con su esposa; aun así agradeció que lo este esperando ya que realmente le habría tomado trabajo encontrar la oficina de su padre en el nuevo edificio recientemente adquirido y aun en modificación donde mudaron el banco.

El nuevo establecimiento era un antiguo depósito que fue modificado en forma de U para aprovechar la luz natural. El techo estaba hecho de vidrio permitiendo que entrase la luz y alrededor habían construido pisos en niveles que permitían ver dentro de las oficinas y entre los empleados había la enorme araña lámpara que colgaba del centro sobre una fuente ubicada justo en el medio. El segundo nivel – el más alto – era donde estaban los gerentes, recursos humanos y por supuesto el presidente del banco en la parte mas alejada esa forma en U que le daba una vista única de sus empleados del mismo piso, los del nivel debajo y los cajeros y bóveda hasta la entrada.

En el primer nivel estaban las oficinas de los contadores, (como su padre), abogados tributarios y demás profesionales administrativos y legales; y en la planta baja estaban los asesores bancarios a los lados de la bóveda que se encontraba al fondo del lado opuesto a la entrada atravesando la fuente y acercándose a la puerta de vidrio estaban los cajeros automáticos, los empleados de caja, seguridad repartida por todo el banco. Luego veía clientes, personal de maestranza y empleados de construcción que aun estaban terminando de pintar o aplicar yeso en las paredes, siendo que el lugar había sido restaurado a nuevo.

Para cuando Mike entro a la oficina de su padre donde iba a terminar por fin los trámites que tenía por hacer, vio como llegaba el camión de caudales y como la seguridad se ponía firme junto a la descarga.

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- Es extraño ir al sótano y no ver el fuerte. – comento Ce, llegando a la cocina junto a su suegra luego de ayudarla con la ropa limpia. Ya habían llevado las maletas al antiguo cuarto de Mike entre las dos y habían seguido con algunas tareas de la casa mientras hablaban de la fiesta de cumpleaños del joven/fiesta de Navidad/fiesta por su maestría/ que habían planeado desde hacia semanas.

Estaba feliz porque el grupo se reuniría entero de nuevo. Will también viajaría, de hecho tomaría su vuelo en unas horas luego que Florian, con quien comenzó a salir hace cuatro años, terminara con el trabajo pendiente y se quedarían para Navidad con la familia Byers y luego para Año Nuevo con la familia del rubio muchacho en Indianápolis. Will había estudiado Psicología en Northwestern y conoció a Florian cuando Mike volvió a Hawkins para Navidad en 1989. Esa vez solo habían entablado una amistad y se escribieron regularmente durante tres años hasta que decidieron que se habían enamorado y Will se mudo a Cambridge junto a su novio.

Dustin también volaría a Indiana desde Cambridge junto a su esposa Jennifer para pasar las fiestas con su madre y para que además todos conozcan a la bebe que había nacido hacia solo tres semanas. Mike y Ce la conocían ya que vivían a diez minutos de distancia, dado que Dustin y Mike estudiaron allí (Dustin estudio medicina en Harvard y Mike estudio Ingeniería en MIT) y Jennifer Hayes, ahora Henderson cuando termino sus estudios en Indianápolis se caso y se mudo a allí junto a su esposo. Y como Will estaba en pareja con Florian vivían a pocas calles también, por lo cual todos ellos conocían a la bebe que era preciosa, exactamente igual a Jenn y aunque su cabello aun era muy cortito, el flamante padre estaba seguro que su pequeña también tenia rulos., pero aun debían presentarla a Lucas y a Max.

Lucas y Max que ya llevaban dos años casados vivían en Hawkins. Fueron los únicos que eligieron seguir allí. Lucas era abogado de casi todo el pueblo lo cual llenaba de orgullo a los señores Sinclair y luego de graduarse en la escuela de Derecho en Yale, él y Max habían tenido una crisis de pareja. Max, que había ingresado a la policía y trabajaba con Hopper, le dijo a su novio que ella quería permanecer en el pueblo y que él luego de haber vivido en Connecticut debería volver y hacer su vida allí. Ella había vivido en California, había disfrutado de la ciudad y fue solo luego de vivir algunos años en Hawkins que realmente se dio cuenta que ese era su hogar y no quería privar al joven de poder experimentar algunos años mas de explorar la vida en ciudades mas populares; la crisis había terminado con Lucas inclinándose en una rodilla y diciéndole que él podía ser un gran abogado en cualquier lugar del mundo pero que su mundo no existía si ella no estaba a su lado.

Nadie mas que él lo había visto, pero Max ese día se comporto como todas las mujeres en las películas que su madre amaba y lloro de emoción ante el romance del muchacho que pacientemente ha aprendido a lidiar con su carácter tan especial y, aun más, llego a conquistar su corazón como nunca creyó posible.

- ¿Están emocionados con ver a sus amigos de nuevo? – pregunto Karen con una sonrisa mientras terminaba de doblar la ropa de Holly.

Once asintió. – Si, hace tanto no vemos a Lucas y a Max, ellos conocerán a la beba de Dustin que es hermosa. Se llama Pamela, Pamela Iris Henderson.

La mujer sonrió. – Si, la señora Henderson me ha mostrado una foto hace una semana, es una muñequita. – comento con una sonrisa y luego observo a su nuera con detenimiento. – Jane, se que no es de mi incumbencia pero ustedes… Tú sabes.

La joven capto la pregunta de inmediato y asintió, sonriendo. – Hemos estado intentando. Aun no ha llegado pero no perdemos las esperanzas. La doctora de donde trabajo dijo que es normal debido a que he tomado la píldora durante varios años.

Karen asintió y sonrió aun mas amplio, hasta le dio un pequeño pero amoroso abrazo. – Oh Dios, espero que pronto venga ese bebe, Jane. Desde que Nancy nos ha a dado a Jilly, no he parado de pensar en tener un nieto de parte de ustedes dos. Quizás nazca con las pequitas de Mike.

La muchacha emitió un sonido de exaltación y emoción de solo pensarlo, en lo que terminaban con la ropa de Holly. – Ay Karen, realmente creo que moriré de ternura si es así.

- Oh Dios, ahora se ha vuelto más real. – dijo la mujer en un susurro ensoñador, fantaseando con cargar pronto a otro pequeñito igual a cuando Mike nació. – ¿Que te parece si desobedecemos un poco a mi hijo y miramos los álbum familiares mientras tomamos un te? Pon el agua a calentar mientras yo llevo la ropa de Holly a su cuarto y ya vuelvo.

Once no hizo más que asentir; simplemente adoraba las fotos de bebé de Mike.

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- Muchas gracias por todo, papá. – dijo Mike finalmente poniéndose de pie y agradeciendo a su padre por la ayuda que le había dado con todos los tramites que involucraban a la casa y luego también agradeció al abogado que lo asistió también.

Los papeles ya estaban firmados, el cheque enviado y finalmente podría volver a donde su esposa – quien de seguro estaba viendo fotos suyas de bebé con su madre – y decirle que oficialmente ya tenían casa propia. No podía esperar.

Era mucho mas que el hecho de que sea una casa, porque si bien el apartamento que rentaban les gustaba y siempre seria el primer hogar que compartieron como pareja casada, el hecho de tener una casa para ellos era el saber que ahí envejecerían juntos. Que esa casa seria aquella que viera los años pasar y los encontraría igual de enamorados cada día o incluso más. Seria la casa donde festejarían navidades y cumpleaños; donde Once lo despertaría en cada aniversario con un desayuno inmenso y donde Mike la despertaría a ella en sus cumpleaños con un ramo de rosas en la mano. Seria la casa donde habría paleas de pareja pero en especial que albergaría las mejores reconciliaciones.

Seria la casa donde concebirían y algún día pasarían por sus puertas con un bebito en brazos que nació luego de tanto haberlo buscado.

La casa donde Mike y Once enseñarían a sus hijos a caminar y a hablar, donde en un rincón junto al refrigerador ellos marcarían cada año el crecimiento de sus hijos en una pared y festejarían con ellos cada estirón y cada visita que haga el hada de dientes cuando pierdan sus dientes de leche. La casa donde Mike explicaría a sus hijos cosas de la escuela y donde Ce tendría arropados y consentidos a sus hijos cuando tengan un resfriado.

La casa que seria testigo de la vida juntos que hacia tanto había comenzado y que albergaría un amor como nunca nadie ha podido superar.

Mike iba por las escaleras con una sonrisa pensando en que lo mejor de su vida estaba por venir y se volteo a saludar a su padre desde su oficina, sin saber lo que se avecinaba frente él.

Porque Mike no noto las miradas de los empleados que estaban trabajando en la instalación de la puerta automática ni tampoco noto cuando se hicieron señas con uno de los guardias cerca de la bóveda.

No noto al igual que los cajeros y los clientes, cuando al bajar el cargamento del camión, hubo un hombre acercándose al conductor del camión y uno de los empleados que se hacia pasar por pintor, se acerco por detrás al guardia de la entrada; pero si escucho junto a todos en el banco cuando uno de los ladrones que se hacia pasar por un cliente mas sostuvo por detrás al presidente del banco apuntándolo con el arma y cuando todos los presentes se arrojaron al suelo al grito del robo de los cómplices infiltrados.

Y quizás por como él era, por la bondad que su corazón albergaba y porque siempre decidió que la justicia debía ser quien triunfara, Mike se abalanzo sobre un anciano que subía las escaleras en dirección contraria a él que no había escuchado el grito de los ladrones por la toma de rehenes y se levanto para ponerse frente al inocente anciano y el fuego que se desato cuando dos policías de civil dieron voz de alto y las balas y el desastre llenaron de desesperación la entidad bancaria.

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Sin saberlo, al mismo tiempo, Karen y Once estaban ojeando el álbum con las fotos de bebé de Mike mientras planeaban su fiesta, cuando la joven se detuvo sintiendo sedienta de pronto y rápidamente se acerco al lavabo de la cocina, seguida de su suegra quien le pregunto si estaba bien.

Una sensación fría recorrió su pecho de un segundo al otro y la piel se puso como gallina mientras el pecho se encogía sin razón aparente, sintiendo de forma lejana la voz de Karen llamándola y diciéndole que le alcanzaba un vaso con agua.

No sabía que pasaba, no entendía por que sintió que el mundo se abría y se derrumba bajo sus pies. No supo por que quiso llorar de pronto y justo cuando la madre del hombre que ama le dio un vaso con agua fría, el teléfono sonó en la casa de los Wheeler y no solo pudo escuchar la voz al otro lado de la línea y leer las expresiones en la cara de aquella mujer; sino que además escuchó el ruido de ambulancias lejanas y la sirena de la policía acercándose a la entrada de la casa mientras el vaso en su mano se resbalaba y caía rompiéndose en pedazos al suelo junto a todos sus sueños.

En el noticiario nocturno, mientras pasaban la noticia de un violento y trágico intento de asalto en el banco de Hawkins, un testigo hablaba con un reportero relatando como un muchacho de aproximadamente 25 años, había salvado la vida de un abuelo antes de caer herido e inerte en el suelo.

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¡Hola a todos y bienvenidos a un nuevo proyecto!

Primero que nada se que se hizo muy largo pero es que debía meter mucha información para que luego no haya confusiones sobre a que se dedican los chicos, o como era el banco en donde se dio todo el drama. Y, para que vayan sabiendo, el resto de los capítulos serán mucho más intensos que estos últimos párrafos.

Prepárense porque aquí habrá angst en cantidades ya que esta historia la tengo en la cabeza desde Enero 2018 y planeo hacerlo lo mas triste posible y a la vez tan romántico que duela.

Por favor dejen reviews, porque no habrá capítulos si no hay comentarios.

Quienes leen mi serie COSAS RARAS, no se preocupen, seguiré mientras tanto con ese multichapter, la idea es terminar todo antes del estreno de la tercera temporada.

Espero que me acompañen en este nuevo proyecto porque es muchísimo mas entretenido, triste y romántico que esta primera parte. ¡Denle una oportunidad, por favor!

¡Hasta el próximo capitulo!