Cosas que debes saber antes de leer la historia:

1.- Los personajes no me pertenecen excepto los inventados; la trama, sí.

2.- Es una historia completamente improvisada, así que no tengo ni zorra de a dónde me conducirá ni cuándo actualizaré.

3.- Es un Universo Alterno, pero siguiendo los patrones del manga original, sólo que los mezclo como me da la gana y es conveniente (que no necesario) que vayas al día en el manga para entender algunas cosas.

4.- La personalidad de los personajes estará cambiada en consecuencia a las experiencias vividas, así que nadie me acuse de que algún peronsaje está OOC.

5.- Cualquier duda la respondo a través de los review o por msn, como prefieras, pero nunca lo resolveré en un margen al principio o al final del capítulo.

6.- La estructura del fic, de momento, es la siguiente: título + versos de alguna canción que tenga que ver con el capítulo + nombre del capítulo + narración + un motivo por el que dejar un review. Lo escrito en cursiva es algún personaje hablando en primera persona o alguna frase resaltada y lo normal dispone de un narrador omnisciente.

Creo que no me dejo nada, ¡disfruta de la historia!


La verdad sobre el caso Namikaze.


...Ojos abiertos pero párpados cerrados,

Diste un paso hacia un lugar equivocado...


Capítulo 1: La misión.

En nuestro mundo existen cinco potencias que compiten entre ellas por la supremacía, con tratados de paz de dudosa fiabilidad y guerras sin sentido que sólo provoca muertes y sufrimiento. Cada año, las potencias reclutan miles de soldados y pierden una cifra similar de ellos. Para evitarlo, el alistamiento ha dejado de ser obligatorio, pero sin embargo, se ofrecen pagos a las familias con menos medios de subsistencia para que vendan a sus hijos al Estado. Se les paga una cifra considerable para que mantengan la boca cerrada y cada cierto tiempo se les recuerda el pacto.

Yo fui una de esas niñas vendidas.

El jet privado despegó a la hora prevista sin ningún tipo de incidente. En dos horas y media volvería a estar en casa, aunque desde hacía algún tiempo sentía que no tenía ningún hogar en ninguna parte.

En la lujosa cabina la esperaba una mujer y dos hombres, aunque estos últimos estaban sentados en los asientos más retirados y llevaban una máscara tapándoles el rostro, además de trajes idénticos. La mujer que le sonreía llevaba la cara al descubierto.

–¡Sakura!

Ambas mujeres se abrazaron, aunque la mentada lo hizo por compromiso más que porque se alegrase de verla. Sakura era una mujer de una belleza despampanante, de ese tipo de mujer que aunque estuviese vestida con andrajos mugrientos, no perdería el atractivo. Se había dejado el cabello crecer hasta media espalda y el maquillaje la hacía verse con más años de los que tenía. Vestía con un traje oscuro de chaqueta y pantalón.

–Me alegra verte bien, Shizune.

Shizune le sonrió de nuevo. Su sonrisa familiar hizo sentirse bien a Sakura, que hacía tiempo que no veía ninguna sonrisa que le resultase familiar. Shizune tenía el cabello moreno y no le llegaba más abajo de los hombros. Sus ojos eran igual de oscuros y aunque también iba maquillada, no conseguía un atractivo como el de su compañera.

–¿Cómo estás tú? Hacía mucho que no hablábamos.

Sakura se quitó las gafas de sol entonces y dejó a la vista sus preciosos ojos verdes, que habían perdido el brillo que los habían caracterizado un día.

–Parece que se me necesita de nuevo, ya pensaba que me habían olvidado –evadió la pregunta la mujer más joven.

–¡Por supuesto que no! Nadie te ha olvidado, te lo aseguro –Shizune había desviado los ojos un momento y con ese gesto sabía Sakura que no todo lo que había dicho era verdad.

–Hablemos de la misión –pidió Sakura, cruzándose de piernas y echándose sobre el cómodo respaldo del asiento.

–Está bien, pero no pienses que te vas a librar de hablar de ti por ello. Has estado fuera seis meses.

–Se muy bien el tiempo que he estado fuera, pero Tsunade-sama sabía perfectamente dónde estaba, así que si hubiera sido útil me habría llamado antes –miró con fiereza a Shizune, quien se incomodó por ello.

–Sakura, Tsunade-sama quería que... bueno, no quería presionarte.

Esto era exactamente de lo que no quería hablar. Sakura rodó los ojos y volvió a pedir que se centrasen en la misión.

–Se trata de una misión de infiltración –Shizune le pasó una carpeta con los detalles de la misión y la fue explicando mientras Sakura observaba los documentos y las fotos–; como sabrás, los Uchiha controlan las misiones de los anbus...

–Pensaba que los anbus trabajaban directamente para Tsunade-sama –comentó, frunciendo el ceño, mientras miraba de reojo a los dos anbus que las acompañaban.

–Los anbus sólo aceptan las órdenes de Tsunade-sama, así que por eso se dice que trabajan directamente para ella, pero el clan Uchiha ofrecen sus establecimientos para el entrenamiento de los anbus y controlan el desarrollo de las misiones, siempre informando a Tsunade-sama de cada suceso, por supuesto.

–Déjame adivinarlo –pidió Sakura–, sospechan que el clan Uchiha esté utilizando a los anbus para misiones secretas de beneficio propio.

–Exacto –sonrió Shizune, al ver que la discípula de su maestra no había perdido facultades en el tiempo que había estado fuera de servicio–; existen indicios que hacen sospechar: anbus que no regresan de sus misiones y son reportadas sus pérdidas meses después; salidas sin aviso, quejas de impago... hay mucho desorden en las facciones que controlan los Uchiha.

–Supongo que Raíz queda al margen –volvió a comentar Sakura, aun sin levantar la mirada de los papeles.

La mención de Raíz llevaba un sentido oculto, Sakura quería saber si esos dos anbus que las acompañaban pertenecía a esa facción o no.

–Danzou nunca permitiría a los Uchiha supervisar las misiones de su grupo. Él ha sido precisamente uno de los que han pedido que se abra una investigación para descubrir qué está ocurriendo.

–¿Quiénes más lo han pedido? –preguntó Sakura, levantando un momento la mirada.

–El clan Hyuuga, desde luego.

Una pequeña sonrisa torcida asomó en los labios de la muchacha de pelo rosado.

–No me extraña, con tal de quitarse la competencia de encima...

–Bueno –Shizune se quedó pensativa un momento–, lo cierto es que el clan Uchiha ha estado haciendo también negocios en el exterior.

–¿Qué tipo de negocios?

–Han conseguido un tratado de paz con Amegakure, cosa que Konoha llevaba años intentando. El problema es que no sabemos qué les han ofrecido y tampoco podemos exigirlo porque ha sido una acción emprendida por ellos mismo, así que no tienen la obligación de responder ante nadie.

–Y eso precisamente es lo que alarma al consejo, ¿me equivoco? –el cerebro de Sakura iba atando cabos más rápido que el desarrollo de la conversación.

–Para nada –Shizune suspiró–, han llegado incluso a pensar en una posible unión de los Uchiha con Amegakure y de un golpe de estado, pero entre tú y yo, creo que están siendo un poco paranoicos.

–¿Tú crees? –volvió a mirar a los anbus de reojo, a Sakura no le gustaban porque no podía leerle sus rostro al llevar las máscaras–. No sé mucho sobre los Uchiha pero sé que si ahora sirven a Konoha fue porque fueron derrotados por el primer Hokage y sus hombres. No es de extrañar que pudieran hacer un pacto con otra potencia para derrocar Konoha, siendo ésta la potencia con más poder e influencia por el momento.

Shizune no supo qué decir ante ese razonamiento por lo que hubo un silencio durante varios minutos.

–¿Cuál es mi papel en esto? –preguntó finalmente Sakura.

La otra mujer titubeó un poco antes de contestar:

–Hace dos meses que Tsunade mandó a un representante para estar al tanto de todo lo que ocurría con los anbus y desde entonces hay un control más exhaustivo. Pero el Consejo siguió presionando y quieren meter a un espía para que descubra lo que sea que esté ocurriendo, en el caso de que ocurra algo.

–Y yo soy ese espía –finalizó Sakura, tomando una foto de la carpeta–, ¿quién es?

–Uchiha Itachi, es el actual patriarca del clan.

–Parece muy joven, ¿cuántos años tiene?

–Veintitrés, pero lleva dirigiendo el clan desde los trece, tras el asesinato de sus padres, los anteriores líderes.

–Cuéntame la historia –pidió Sakura, sin apartar la vista del hombre de la foto.

–Supongo que no te acordarás porque eras muy pequeña cuando ocurrió, pero fue de dominio público. Alguien se coló en la mansión de los Uchiha y asesinó con un arma blanca a Fugaku y Mikoto. Fue extraño porque nadie escuchó ni vio nada, tampoco robaron nada y ninguno de sus hijos fueron asesinados.

–Pues sí, es extraño. ¿Quién encontró los cuerpos?

–El pequeño Sasuke, es el hermano menor de Itachi, tiene tu edad; en aquel tiempo debía tener unos siete u ocho años.

Shizune era bastante sensible para estas cosas aunque normalmente tenía la entereza suficiente como para ver morir a alguien sin inmutarse. Su instinto maternal era lo que le fallaba a ojos de Sakura.

–¿Avisó el niño a la policía?

–No, fue el propio Itachi.

–Siendo los Uchiha los encargados de la seguridad, no me cabe en la cabeza que ese crimen haya sido posible, a menos que el asesino fuese alguien que ya estaba dentro –opinó Sakura.

–Se abrió una investigación dentro de la familia pero todo el mundo tenía coartada y todos los trabajadores se habían ido ya para cuando ocurrió el asesinato.

–Como no encontraron un culpable, con el tiempo cerraron el caso, para variar –terminó Sakura el relato–. ¿Cómo fue que Itachi dirigió el clan con sólo trece años? ¿No había nadie más competente?

–Normalmente, nadie se mete en los asuntos internos de los clanes, pero para evitar una guerra de sucesión se puso a prueba a los candidatos, e Itachi, con tan sólo trece años, era el más capacitado. Además, ese niño ha sido un genio desde siempre.

–Aquí dice que era anbu por aquellas fechas –dijo Sakura, mientras releía por encima la ficha personal sobre el dirigente del clan–, por muy genio que fuese, ¿no era imprudente meter a un niño en las filas de los anbus, y más aun, dejar un clan tan poderoso en sus manos?

–Todos pensaron igual, pero Sandaime lo aprobó.

Sakura no dijo nada al respecto, pero en su opinión, un niño era de lo más manipulable así que pensaba que terceros habrían aprovechado esto. El Hokage era la máxima voz de Konoha, pero si el Consejo no estaba de acuerdo con sus acciones tenían el poder suficiente como para detenerlo. En este caso, el Consejo debía de haber estado de acuerdo con el Hokage, o haber sido directamente una propuesta de ellos. Sakura siguió leyendo los informes de los años en los que Itachi llevaba siendo el líder del clan y si había algo que estaba claro, es que las decisiones que Itachi había tomado habían sido todas certeras y no siempre concuerdas a la opinión del Consejo.

–¿Qué fue de Sasuke? –habló de pronto.

–¿Cómo dices? –preguntó Shizune, tomada por sorpresa.

–El niño, encontró a sus padres muertos, ¿qué fue de él?

–Bueno, Teyaki, el hermano de Fugaku y el tío de los niños, se convirtió en su tutor legal. Al parecer, Sasuke desarrolló un trauma y estuvo visitando psicólogos. Desde los doce años está en un internado a las afueras de Konoha.

Sakura ignoró el tono de voz más suave que Shizune empleó a la hora de hablar de él.

–Ahora debería tener dieciocho años, ¿sigue en el internado? –inquirió Sakura.

–No, está estudiando en la universidad de Konoha.

–¿Qué carrera?

–Pues... eso no lo sé, ¿por qué tanto interés? Deberías interesarte más por Itachi, ¿no crees? –opinó Shizune, extrañada.

–Porque todo lo que necesito saber de Itachi está en estos folios, pero no creo que haya nada de su vida personal, y si tiene pareja o no, no es relevante. Me parece más importante su trato con la familia y su familiar más directo es su hermano.

Se produjo otro silencio largo en el que Shizune se quedó, una vez más, impresionada por Sakura, que a su lado era una niña pero tenía la experiencia suficiente como para darse cuenta de detalles que ella ignoraría por completo. La agilidad mental de Sakura era lo que más había llamado la atención a Tsunade cuando la acogió como su alumna y Shizune pensaba que su maestra no se había equivocado eligiéndola.

–Así que... seré la nueva secretaria de Itachi –Sakura alzó las cejas sorprendida–; ¿no me moveré mejor si no estoy tan cerca del pez gordo?

–Tsunade-sama cree lo contrario.

–¿Y no será sospechoso?

–No, porque Itachi cree que te ha elegido él, dudo mucho que sospeche que hemos manipulados los currículos –sonrió orgullosa Shizune.

–¿Qué le pasó a la anterior secretaria? –quiso saber Sakura.

–Ha pedido la baja por maternidad. Y la verdad es que nos ha venido de perlas para colarte.

Shizune tomó entonces la mochila que había a su lado del sofá y se la pasó a Sakura.

–Ahí dentro tienes todo lo que vas a necesitar, más tu nueva identidad –Sakura fue sacando cosas de la mochila–. Te llamas Koizumi Natsuki, tienes veintiséis años, dos carreras, experiencia, recomendaciones... eres de Sunagakure y los últimos seis meses los has pasado ahí ayudando a tu hermana a superar la muerte de su marido.

–Menudo peliculón –sonrió Sakura.

–Y eso no es todo, tus padres murieron en un accidente de coche cuando eras pequeña y has estudiado a base de becas. Tenías una columna en el periódico nacional de Sunagakure en la que criticabas la inestabilidad política de la ciudad y las desigualdades entre las clases altas y bajas. Tuviste un novio en la facultad pero le pillaste con otra y desde entonces ya no confías en los hombres.

Se hizo un pausa que Sakura aprovechó para hablar:

–Sólo te falta decirme a qué edad perdí la virginidad y si tenía mascota de pequeña.

–A los dieciséis y no, no tenías.

–Joder...

Uno de los anbus disimuló en una tos la risa que le había provocado la escena, que a Sakura no le pasó desapercibido.

–Por último, esta es la dirección de tu nuevo apartamento –le pasó un papel doblado–, pero tendrás que cambiarte de vestimenta, peluca y lentillas en este otro lugar –le señaló la otra dirección que había apuntada–. Seguramente Itachi envíe a alguien para vigilarte las primeras semanas, es un hombre muy precavido, así que ten mucho cuidado siempre. En el piso donde cambiarás tu apariencia vivirá una chica con los mismos rasgos físicos que tú adoptarás, se dejará ver de vez en cuando por el barrio y el correo de Koizumi Natsuki le llegará a ella, pero te lo pasará.

–Sí que os lo habéis preparado bien –asintió Sakura–, menos mal que sólo son suposiciones, si llegáis a tener pruebas fiable de una traición por parte de los Uchiha no quiero imaginar la que montáis.

Shizune rió ante el comentario. Sakura recogió las cosas y lo metió todo en la mochila, que la llevaría como equipaje.

–Bueno, eso es todo. Mañana tienes que estar en la oficina a las nueve, no sé si te entrevistará el propio Itachi, pero estate preparada por si acaso. En la mochila llevas también los planos del edificio y una copia de la llave de la sala de cámaras, porque seguramente la necesitarás. No le des a nadie el número del móvil que vas a usar, excepto a Itachi que te lo pedirá, y no grabes ningún número por si te roban el móvil –Sakura asintió para dar a entender que lo había entendido todo–, tienes un arma y un fajo de billetes en la mochila también.

Sakura lo buscó y se sorprendió por tanto dinero.

–Dale a Tsunade-sama las gracias por esta generosa cantidad.

–Es por si tienes que sobornar a alguien –sonrió Shizune.

–Lo imaginaba –Sakura puso cara de decepción y guardó el dinero–, ¿no me vais a dar un coche?

–No, te desplazarás por transporte público.

–Alguna pega tenía que haber –comentó Sakura.

–Y ahora, ¿por qué no me cuentas qué has hecho en Sunagakure todo este tiempo?

–Porque hay dos anbus presentes, por eso –sonrió triunfante Sakura, ante la decepción de Shizune, quien se había olvidado por completo de la presencia de los dos guardaespaldas.

Volvía a Konoha. Tan pronto como los primeros edificios se dejaron ver me entraron ganas de salir corriendo.

Tenía una nueva misión y no de poco peso precisamente. Si se lo habían montado tan bien es porque había algo más que sospechas sin fundamento de un par de paranoicos, pero yo no debía saberlo. Ninguna de las misiones anteriores que había realizado desde que mi preparación finalizase había tenido que ver con los grandes clanes de Konoha: Uchiha y Hyuuga, así que esta misión traía un reto consigo.

Llevaba inactiva un tiempo porque estaba llevando a cabo una investigación personal de la cual, ni Shizune ni Tsunade-sama tenían conocimiento. Esa investigación me había llevado al apellido Uchiha, y por pura casualidad, había coincidido con la propuesta de la nueva misión, que no hubiera aceptado si no hubiese tenido ya interés en ellos. Posiblemente, por mí misma no me hubiese podido infiltrar en el clan Uchiha, pero hasta aquí me lo habían puesto todo en bandeja.

Ahora era mi turno de actuar.


Y recuerda: por cada review recibido, un Sasuke es apalizado. En el caso de que te guste Sasuke, decir que es apalizado con cariño.