Reminiscencias
Todo fue tan rápido, en un parpadeo todo se hallaba destruido a su alrededor. Lo que alguna vez fue no era mas que parte de las ruinas carbonizadas, su presente y futuro dejaron de existir como alguna vez los visualizó, ya no existía nada, había perdido todo. Se dejó caer de rodillas sobre los restos de lo que alguna vez fue su hogar, sollozos acompañados de desgarradores gritos brotaban de su deshecho espíritu ¿por qué tenían que quitarle de esa forma todo lo que amó? en una de sus manos sostenía un diminuto gatito de felpa y lo posicionaba sobre su pecho sin dejar de lamentarse su desgracia, el olor a muerte comenzaba a inundarlo y con ello aumentaba su nivel de desamparo.
—¡Malditos!— vociferó aún presa de su sufrimiento, los repudiaba con cada fibra de su destruido ser, gracias a ellos él ahora no tenía nada ni a nadie.
Viéndose desamparado prefería que terminaran con su existencia de una maldita vez, sin su única razón para vivir ya no veía razón para seguir en ese infierno creado por el mismo hombre, al ver las sombras acercarse hacía su desprotegido ser no se molestó en siquiera moverse, al contrario, esperaba ansiosamente que le arrebataran lo poco que le quedaba de vida.
—¡¿Qué esperan?!— les retó con una sonrisa prepotente —hagan lo que quieran… yo ya no soy nada…—.
Cerró los ojos al sentir los pasos a escasos metros de él, quien fuera a matarlo no le iba a dar el gusto de verle a la cara, solo esperó a que el arma afilada atravesara rápidamente su pecho y así desaparecer de aquel horrible lugar.
—Hazlo de una maldita vez…— musitó mientras estrujaba la figurita de felpa entre sus manos, ya se podía visualizar reencontrándose con lo que alguna vez amó con todo su corazón y alma.
Escuchó el desenfundar de la katana y sonrió, pronto acabaría todo, sintió un frió y duro golpe contra su cuerpo y luego todo se tornó negro.
.
.
—Está despertando— una voz a la lejanía lo hizo abrir los ojos, solo vislumbraba paredes y luces blancas, un dolor punzante atravesó su lado derecho cuando intentó moverse.
—Quieto— le ordenó otra voz, el fuerte olor de los medicamentos revolvió un poco su estómago.
Poco a poco su vista se fue aclarando pero sin sus lentes aún seguía viendo algo borroso, ¿dónde estaba? quería respuestas pero un fuerte ardor irrumpió en su mente llena de dudas.
—Guarda silencio— volvió a hablar la primera voz —con esto tus heridas sanarán— sintió como su lado derecho era cubierto por algo suave.
—¿Has terminado?— preguntó la segunda voz, por su acento parecía no ser un japonés nativo.
—Si, ahora solo asegúrate de que esté quieto, si hace movimientos bruscos sus puntos pueden abrirse— luego de eso escuchó los pasos alejándose y el cerrar de una puerta.
Adolorido y confundido busca a la única persona que queda en lo que parece ser una sala de hospital, aún cuando trata de no moverse demasiado el dolor sigue irradiando en su cuerpo.
—¿Q-qué es esto…?—.
En ese momento alguien se acerca a su campo limitado de visión, aún sin sus lentes distingue los rasgos del desconocido: su cabello es largo y platinado, su piel es blanca cual porcelana y posee unos llamativos ojos azules, puede distinguir que le está sonriendo.
—No temas, estás a salvo— dice el desconocido con serenidad.
Él no puede evitar reír con sarcasmo. —¿A salvo? yo ya no tengo nada…—.
El desconocido vuelve a alejarse pero retorna en cuestión de segundos y coloca algo sobre su pecho —creí que te gustaría conservarlos—.
Con dificultad extiende su brazo izquierdo y al palpar los objetos distingue sus anteojos y el gatito de felpa, algo en él se contrae al recordar lo sucedido, maldita sea, no pudieron ni dejarlo morir.
Al colocarse los anteojos ve con mas claridad al desconocido, no cabe duda, ese tipo es todo menos japonés. También se fija en el uniforme negro que porta, sea quien sea no es un civil cualquiera haciendo una obra de buena voluntad.
—¿Quién o qué eres?— pregunta secamente.
El platinado sonríe —podría decirse que soy tu ángel guardián, de no ser por mí ya estarías muerto—.
—Me hubieras dejado morir… no tengo razones para seguir en este maldito mundo—.
—Yo no lo creo, no cabe duda de que te hicieron mucho daño… te dejaron sin nada— hace una pausa para ayudarle a sentarse sobre la camilla, al hacerlo distingue la razón de su dolor, una gran herida desde su hombro hasta el cuello y de la cual ya varias secciones del vendaje están empapadas en sangre. —Listo… como te decía, sé muy bien quienes son los causantes de tu pena y por eso mismo te he rescatado ¿no te gustaría hacer justicia por lo que te arrebataron?—.
Parpadea incrédulo ante las palabras del desconocido, sin duda debe estar bromeando ¿qué podría hacer él contra esas personas? estuvieron a poco de matarlo, ¿por qué sería diferente la próxima vez?
—Usted es un jodido demente— dice sin dudar —mejor lárguese… lo que sea que estuviera buscando de mí no lo obtendrá, me han arrebatado a la única persona que amé en la vida y sin ella no me importa nada, si quiere sentirse un justiciero mejor búsquese a alguien mas que se trague tales patrañas… —.
Nuevamente el desconocido ríe. —Buen amigo, tenga por seguro que yo no vengo a llenarlo de falsas promesas, al igual que usted yo quiero destruirlos. No me considero un justiciero pero si alguien que busca exterminar a quienes no respetan ni lo mas básico, y no soy el único, hay muchos mas que piensan exactamente igual que yo… si te nos unes te juro que cada uno de ellos pagará con cada gota de su miserable sangre aquello tan especial que te arrebataron— le entrega una pequeña tarjeta con un numero escrito con trazos elegantes.
—¿Para qué me da esto?— aún si sus palabras son tentadoras no bastan para convencerle.
—En una semana yo volveré por esta zona, para entonces tu estarás recuperado, pide que marquen este número y pregunten por Viktor Nikiforov— sonríe —solo eso me bastará para venir y llevarte a nuestra organización, ahí aprenderás lo necesario—.
—Usted sí que está loco, no sé qué pretenda pero ya le he dicho que no me importa—.
—Eso dicen todos— contesta con sorna —pero piénselo, tiene la oportunidad de vengar a su persona amada ¿cuántas veces se le puede ofrecer eso a alguien?— comienza a caminar hacia la puerta —fue un gusto conocerlo, amigo mío—.
—Katsuki… Yuuri Katsuki, ese es mi nombre— dice sin esperar respuesta.
—Yuuri, que nombre tan lindo— abre la puerta —nos veremos pronto— asegura antes de perderse entre el pasillo.
Ya estando solo, Yuuri vuelve a analizar la tarjeta y se dice que es algo estúpido, ese sujeto tenía que haberle jugado una broma de mal gusto.
"Si te nos unes te juro que cada uno de ellos pagará con cada gota de su miserable sangre aquello tan especial que te arrebataron".
—Aunque…— vuelve a estrujar el gatito de felpa —quizás solo por ti lo valdría… haría todo por vengarte, Yurio…—.
.
.
.
.
Hola de nuevo! :D como dije en Hearthbroken, estaba escribiendo la introducción de otro fic y si, será un YuuYu :3 pero como yo vivo del drama este fic no es la excepción XD
Graciosamente este fic lo estoy basando en un saga de otro fandom al que pertenezco y tanto amo dicha saga que fue inevitable inspirarme para escribir algo usando a YOI 3 espero les guste esta introducción y trataré de actualizar cada semana :3
