Disclaimer: El mundo y los personajes le pertenecen a J.K Rowling.
Adiós príncipe
Harry miraba por la ventana de la torre de astronomía, estaba aburrido de esperar, ahí sentado en la dura piedra en la noche fría y solo como un hongo a que Cedric Diggory apareciera en su corcel blanco armado de bronce y los ojos azules que podían derribar hasta el más fiero león, Harry suspiro por milésima vez en esa noche.
—¿Cuándo llegaras mi amado? —pregunto el joven a la nada.
La princesa de ojos verdes había contestado todas y cada una de las cartas que Cedric le enviaba, todas llenas de sonetos cursis que si alguien amargado como Severus Snape leyera se revolcaría de asco y vomitaría acido, Harry rió para sus adentros cuando se imaginó tal escena, le habría encantado ver al pasionista revolcándose en el suelo.
Lejos se veían las estrellas y un ruido casi imperceptible llego al muchacho encarcelado en la torre, era el del vuelo de una escoba, de eso estaba seguro, el príncipe torció los ojos cuando una cabellera rubia subía a la altura de su ventana, era Draco Malfoy el encargado de supervisarlo en su castigo.
—¡Ah! Princesa ¿Qué hace todavía despierta? —dijo el rubio de ojos grises.
—Espero, siempre lo hago —contesto Harry de mal humor.
—Él no vendrá a rescatarla, es débil de carácter y sus palabras son solo fugaces —dijo con sorna el dragón que le custodiaba todas las noches.
—Silencio, tú no lo conoces.
—Lo conozco muy bien, nunca aceptaría un amor prohibido, le teme a las burlas y sale con otras chicas.
—¡Eso es mentira! —grito exasperada la princesa.
—Tú también lo has visto mi joven princesa, se va con una águila, no tiene entereza.
La princesa suspiro y se resignó, si ya lo sabía pero no quería creerlo.
—Entonces ¿Por qué aun me molesta? —se preguntó el de ojos verdes.
—Se divierte contigo porque eres inocente y muy bella —contesto el dragón entrando en la habitación.
—Entonces que hago, no me gusta la soledad.
—Quédate conmigo, no te arrepentirás.
El dragón beso a la princesa hasta quitarle el aliento, terminando así con el terrible tormento.
Harry se despertó sobresaltado cuando Hermione le golpeó la cabeza con un libro especialmente grueso.
—Harry no deberías estar durmiendo, aun no resuelves el enigma del huevo para el torneo de los tres magos ¿estas siquiera intentándolo? —regaño la castaña poniendo los ojos en blanco.
—Estoy en ello Hermione —se defendió el moreno.
—Eso espero —replico la castaña enojada y con un resoplido salió de la biblioteca.
Harry se quedó sentado en la mesa, cuando alzo la vista se sobresaltó, unos ojos grises lo miraban desde el otro extremo de la habitación, el moreno se levantó y camino hasta uno de los pasillos solitarios fingiendo buscar un libro.
Draco se disculpó con Pansy y siguió a Harry hasta el pasillo, en cuanto lo vio se abalanzo sobre él, juntando sus labios con exquisito placer, desde la noche anterior en la que encontró a Harry en la torre de astronomía esperando a su presunto querido, él ardía de deseo por demostrarle que una serpiente era mejor que un tejón.
Harry correspondió al beso con urgencia ya no esperaría más a Cedric después de que le diera plantón el día anterior.
