Juliet iba a recoger a David a casa de su padre. Tenía miedo de que este se hubiera enterado de que su hijo tocaba el piano, pero por otra parte sabía que Jack no era un mal padre, al contrario, antes era muy cariñoso.
-Hola Jack, te veo bien.
-Hola Juliet… tú… tú también. - dijo en un hilo de voz.
Hacía mucho tiempo que no la veía. Estaba enfadado porque no fue al funeral de su padre y aunque ella dijo que estaba de viaje, a Jack le habría encantado tenerla a su lado en aquellos momentos. Le seguía teniendo mucho cariño.
- ¿qué tal está…? – preguntó refiriéndose a la nueva pareja de su exmujer.
-Bien, está bien.
-Me alegro, bueno…eh… David, está recogiendo sus cosas… voy a llamarlo.- se dio la vuelta para entrar en la casa, pero Juliet lo detuvo.
-¡Jack!- este se giró,- tengo que decirte algo… es sobre David… no quería decírtelo, pero ha vuelto a…
-Tocar el piano, lo sé.
-No quería que lo agobiaras, te lo tomabas tan en serio…
-Lo sé, tranquila.- Interrumpió con cierta amargura.
David bajó con la mochila cargada sobre un hombro. Se despidió de su padre y subió al coche.
-¿Qué tal con tu padre?
-Muy bien, mamá. Fue a verme al conservatorio.
-¿Estás bien?
-Sí, por supuesto. Dijo que lo hice bien. – El rostro del niño se iluminó. Para él la aprobación de su padre era lo más importante del mundo. Juliet sonrió aliviada mientras pasaba la mano por le pelo rizado de su hijo.
Llegaron a casa y Juliet abrió con cuidado la puerta. Allí le esperaba su novio –aunque no le gustaba utilizar ese término- sentado en un sillón rojo del comedor.
-¿Dónde has estado?
-He ido a recoger a David. Te lo dije ayer, ¿no recuerdas?
-¿Estaba ese…? ¿Cómo se llama?
-¿Jack? Sí, estaba.
-¿Has hablado con él? –la cara del hombre se volvió fría e inexpresiva.
-Sí.
-¿De qué?
-Ya vale, Ben. De nada importante, no sé, de David, supongo.
-¿Supones? ¡Cuantas veces tengo que repetir que no quiero que hables con él!
-¿Qué te ocurre? ¿Pero tú te estás escuchando?
-Lo siento, es verdad, perdona. Es que me da miedo perderte.
-Jack es pasado. – le respondió con dulzura mientras se acercaba a él.
David subió las escaleras para ir a su cuarto. No entendía que había visto su madre en aquel tipo paranoico. Él no lo soportaba, estaba harto de escuchar que su madre le pertenecía. Aquello le ponía enfermo. Además, ahora que volvía a llevarse bien con su padre, daría cualquier cosa porque fuera él el que estaba sentado en aquel sillón en lugar de ese otro hombre.
Un fuerte golpe se escuchó en la cocina. David bajó corriendo las escaleras. Lo que vio no pudo ser más horrible. Su madre estaba siendo atacada por aquel hombre, Ben.
-¿Qué haces? ¡Suelta a mi madre!
-¡David! ¡Vete, corre! – Gritó Juliet desesperada, mientras Ben le seguía propinando golpes y patadas por todo el cuerpo. Sentía como sus costillas se rompían y cómo su cuerpo se amorataba. El chico, asustado, subió las escaleras de nuevo.
David no sabía qué hacer, con los nervios había olvidado el número de la policía. "316… no… ¿cómo era?" De pronto los golpes pararon, no se escuchaba ni a Ben ni a su madre. Estaba asustado, dejó el teléfono móvil un momento para pegar la oreja a la puerta. Entonces escuchó unos pasos subiendo por las escaleras. Estaba seguro de qué era Ben, y pronto pudo confirmarlo. Cerró la puerta con los cerrojos y colocó la cama vertical en ella. Volvió a coger el móvil intentando recordar el número de la policía.
-David… ¿dónde estás? Tenemos que hablar.-era la voz de Ben desde la escalera.
El chico estaba muy asustado, todo su cuerpo le temblaba. Tenía el teléfono pegado a la oreja esperando que alguien se lo cogiera.
-¿Si? ¿Quién es?
(continúa en el capítulo 2)
