El anime y manga "Shingeki No Kyojin" y sus personajes pertenecen a Hajime Isayama.
ADVERTENCIA: Éste Fanfic puede contener descripciones sangrientas, situaciones sexuales, maltrato, asesinato y violación. No leer en caso de ser altamente sensible a las tesituras anteriormente mencionadas.
Capítulo 1
Contacto
Yo, en ese entonces no fui consciente del increíble error que había cometido, cuando unas simples palabras salieron de mi boca con la misma facilidad que un saludo. No supe que después de decir eso todo cambiaría. Y desgraciadamente para mí, cambió para mal. Y no sé si es porque era inocente o ingenua, pero no me di cuenta hasta que fue demasiado tarde.
Todo comenzó en una noche como cualquier otra, en el bosque, donde yo había ido para tomar el aire y alejarme un poco de mis compañeros. No era que me desagradasen, pero me gustaba tener tiempo para mí y reflexionar sobre todos los acontecimientos de mi vida. Una anécdota que me gustaba explicar: la manera en la que llegué al Cuerpo de Exploración. Por un error que cometí al leer las indicaciones de las direcciones hacia los discursos que cada Comandante hacía. Alegremente pensé que entraría en la Policía Militar – ya que había quedado segunda en mi grupo – y me encontré con que estaba en el sitio equivocado, frente a Erwin Smith. Mi cara debió de ser todo un poema.
Pero finalmente terminé alistándome donde iban a parar los suicidas, porque el discurso de Erwin me llegó al corazón, tal como suena, nunca antes me había sentido tan inspirada y - asustada a la vez – por algo que no tuviese nada que ver con mis propios deseos egoístas.
La oscuridad del bosque era más notoria fuera de las paredes del Cuartel General, me encantaba – y me sigue encantando - estar al aire libre; poder escuchar los sonidos naturales que otorgan cada una de las criaturas que me rodeaban, no existía tal paz como aquella.
Mi lugar preferido era un gran árbol que se encontraba más allá de los límites permitidos por la normativa, pero que valía la pena la desobediencia y la caminata para poder sentarme en una de sus fuertes ramas.
Cuando llegué mis cuencas se abrieron desmesuradamente cuando vi que el sitio ya estaba ocupado por "El soldado más fuerte de la humanidad". Mis hombros se tensaron y mis piernas empezaron a temblar como gelatina. Yo no tenía que estar ahí, mi obligación era quedarme junto a los demás soldados, fue por eso que, con el máximo sigilo que pude, retrocedí mis pasos sin quitar la vista de la nuca del Heichou.
-Tch, eres muy ruidosa.
Su voz se asemejó al gruñido de un feroz lobo listo para atacar, me pregunté si iba a golpearme por no cumplir las normas. Inquieta y temerosa, dije:
- D-Disculpe, ahora mismo vuelvo a mi habitación.
- Oye, mocosa, ¿te he dado permiso para que hagas tal cosa?
- Pensé que…
Me costaba elegir las palabras adecuadas con él, incluso siendo la esperanza de la humanidad y conocido por todo el mundo seguía fuera del alcance de mi comprensión.
-Pues no pienses y dedícate a obedecer. Ahora siéntate a mi lado.
Sin duda eso sonó más cómo una orden que una propuesta, pero sabía que si no obedecía él podría ponerme un castigo severo. Así que, avergonzada, asentí y trepé el alto árbol hasta encontrarme sólo a unos centímetros del Heichou, me ayudó a ponerme a su lado ya que yo estaba muy nerviosa y el cuerpo no me respondía con la misma fluidez que de costumbre.
-Deja de temblar como una luna en el agua, ni que te fuese a matar.
No estaba segura de si intentaba bromear, calmarme o amenazarme indirectamente. Tal vez estoy exagerando, pensé. Era cierto que el hombre a mi lado era conocido por su mal genio y su violencia –sobre todo por lo segundo- pero también era mi superior y no tenía motivos suficientes para hacerme daño.
No caí en que estaba mirando fijamente los ojos azules de ese hombre tan fuerte, era casi hipnótico, como si de un momento a otro fuera a ser absorbida por su presencia ¿Qué estaba pasando conmigo?
- ¿Tengo monos en la cara?
Salí de mi ensoñación al mismo tiempo que escuché su voz.
- N-No, sólo pensaba que… tiene unos ojos bonitos.
Lo dije sin pensar, fue la primera respuesta que me vino a la mente, y he de admitir que era verdad lo recién dicho. Claro que mis mejillas se volvieron a poner rojas al darme cuenta de lo que mis labios habían pronunciado, y aparté mi vista de él enseguida como si me doliese mirarle y no pudiese sostener su mirada.
- Tch, como si tú supieras algo de lo que han visto estos ojos que tan bonitos te parecen.
Mi garganta se secó, no me esperaba para nada esa respuesta. Cuando elogias a alguien lo más normal era que te contestara "gracias", pero él lo había dicho incluso sarcástico e irónico.
- Lo siento, Heichou.
Él me contestó con otro de sus comunes chasquidos de lengua. Realmente yo había sido una estúpida, también tendría que haber pensado antes de hablar, en parte había sido culpa mía que él se molestara, yo había sido imprudente. Fijándome bien, pude ver que el Heichou tenía razón. Su color era bonito pero el interior estaba apagado, como una bombilla defectuosa que nunca llega a estar completamente iluminada. Mi corazón se estrujó al pensar todo por lo que tendría que haber pasado ese hombre.
De nuevo, estúpidamente, dije lo primero que me vino a la cabeza.
-Quisiera poder borrar esa tristeza de sus ojos, Levi-Heichou.
Fue con esas simples palabras que todo empezó; su obsesión por mí: su locura. Pero era tan inocente en aquellos momentos que sólo podía verle con lástima y cariño.
Recuerdo a la perfección la mirada que me dirigió, esa fue la primera vez que la vi en todo su esplendor, la que vería una y otra vez, la que me perseguiría hasta los lugares más impensables del interior de los Muros. Su iris azul pareció hacerse más pequeño haciendo que su esclerótica ocupase más lugar del que debería en su cuenca.
-¿De veras?
Yo asentí y notando que su tono se había vuelto débil, alargué mi mano para acariciarle la mejilla, en el momento en que entré en contacto con su piel sus ojos se agrandaron, como si hubiese visto un fantasma. Miré la luna y vi que ya estaba en lo más alto.
-Heichou, ya es tarde. Deberíamos irnos.
Iba a alejar mi mano pero él me la sujetó fuertemente, impidiendo que la caricia terminara. Por tercera vez en menos de cinco minutos, mi cara se puso roja, más aún después de ver la mirada de depredador por parte del hombre a mi lado. Él inclinó su rostro y con delicadeza deslizó la palma de mi mano hasta sus labios, fue en ese momento en el que yo sentía como mi pulso se estaba acelerando y con ello, mi nerviosismo e inseguridad afloró.
Sus labios besaron mi palma, consiguiendo que yo me sintiese más confundida de lo que ya estaba.
Un ruido detrás de nosotros nos sacó de nuestra ensoñación, temiendo que fuera algún soldado, Levi paró con lo que estaba haciendo.
- Supongo que tienes razón.
Soltó mi mano lentamente, como si le doliese. Ignorándolo, salté de la rama, cayendo limpiamente en el suelo, seguida de mi superior. Noté durante todo el camino que no me quitaba la vista de encima, como un halcón en pleno vuelo observando al conejito comiendo sin ser consciente del peligro. No le tomé importancia, pensé que todavía debía estar sorprendido por lo de hace unos minutos.
Cuando llegamos al Cuartel General, nos despedimos y cada uno se fue por su lado. Llegué a mi habitación cansada, había sido un día largo. Quitándome la chaqueta y el resto de la ropa que me estorbaba, me metí de un salto en la cama, arropándome bien con la manta y sonriendo ante la calidez que me dio la bienvenida al reino de los sueños.
Recuerdo que soñé con el Heichou y sus manos, ojos y cuerpo, pensé que tenía que haber un problema conmigo. Hasta ese momento sólo había intercambiado unas pocas palabras con él que se basaban en "Soldado" "Adelántate" "Limpia este mugriento cuarto", pero nada más aparte de eso. Sonreí contenta tras pensar que después de esta noche podríamos ser incluso amigos. Tontamente me sentí feliz, pensando de verdad que él quería amistad.
Al día siguiente, después de asearme y vestirme, abrí la puerta de mi dormitorio para asistir al entrenamiento matutino. Pero nada más abrir la puerta me encontré con algo en el suelo que no llegué a pisar de puro milagro: un ramo de margaritas blancas. Las recogí del suelo, sonreí al verlas, me gustaron mucho. Miré en el interior de mi habitación y vi un jarrón decorativo que nunca antes había utilizado para nada, podría usarlo como florero, dije en voz alta. Corriendo lo llené de agua e introduje las margaritas dentro.
Entonces vino a mi mente la pregunta que tendría que haber pensado antes de recoger las flores, pero que no había llegado por la sorpresa del momento ¿Quién las había dejado ahí?
No me di cuenta de que los ojos de una silueta negra observaban mis reacciones desde una esquina del pasillo a donde mi ojo no llegaba a ver. Sonrió enseñando los dientes blancos tras ver que me habían gustado las flores.
Él no podía verse así mismo, ni yo tampoco, pero estoy segura de que si hubiese llegado a verle con esa cara llena de satisfacción, enseñando los dientes en una deformada y demoníaca sonrisa, y los ojos salidos de sus órbitas… sin lugar a dudas habría intentado alejarme, sólo intentado, porque sé que él me habría atrapado, sin que yo pudiera hacer nada.
El comienzo de mi perdición había empezado.
Continuará…
Llevaba tiempo queriendo hacer esto; la personalidad Yandere es una de las más interesantes y divertidas de escribir. Espero que hayan disfrutado leyendo casi tanto como yo escribiendo.
Hasta la próxima y mucha suerte en la vida.
Cordialmente,
Dazmar
