nn ¡Hi, a todos! Bueno, pues antes que nada me presento. Soy Navi, hace tiempo que escribo Fanfics pero no me he adentrado mucho a los de tipo anime y esas cosas. Por lo cual esta vez decidí publicar un Fanfic sobre esta serie, ¬¬ la cual no me pertenece ni nada por el estilo, solamente es que me encanta mucho ¡Es tan cute! Soy fánatica del Zutara. Además, mi Fanfic consistirá en algún tipo de UA ((Universo Alterno)) Es decir, situaremos a los personajes de Avatar en nuestra época y lo más probable es que sea Zutara para complacerlos. Espero les agrade el Fanfic, por favor dejen review, me gustaría mucho saber sus comentarios… ¡Gracias! nn Bien, vayamos al Fanfic.

Avatar: Last Airbender no me pertenece y nunca me pertenecerá TT ¡Demonios! Solo me conforma con escribir este Fanfic nn… Aunque desearía que Zuko fuera mió, es tan sexy xD

"Nunca es demasiado tarde"

Capitulo 1: Entre bandas.

Un golpe.

Otro golpe y más gritos.

Ese era el ambiente que se vivía en aquel lugar, en las oscuras y tormentosas calles de esa ciudad. La gente vivía como quería, la calle no era segura y los adolescentes, marcaban su vida como querían. El temor era vivido día a día, y la inseguridad creía considerablemente. Todo gracias a esos poderes. Esos poderes que marcaban la separación de razas y bandas… En la actualidad, había gente que contaba con poderes extraordinarios, eran dones… o simplemente era la marca del final de su trágico destino. Gente que podía dominar los elementos como quisiera. Agua. Fuego. Tierra. Viento. Elementos que marcan el inicio o fin de mcuhas cosas. Pero como siempre sucedía, la rivalidad entre estas bandas a veces propasaba los límites requeridos.

-­¡Agua!

-¡Fuego!

Siempre distintos y siempre rivales. Así se vivía entre las bandas de aquella ciudad y así se combatía entre ellas. Grupos diferentes con pensamientos nada ocurrentes. Jamás podían estar juntos estas bandas, así era la regla y la rivalidad entre ellas desde hace tiempo. Bandas conformadas por jóvenes que ya habían abandonado sus sueños hace tiempo, y que nada les importaba en este mundo. Nada que no fuera acabar uno contra otro. La sociedad jamás pudo criar bien a este tipo de jóvenes, la sociedad nunca pudo prestarles la atención necesaria y la sociedad era la que pagaba los destrozos que llegaban a hacer estos alocados jóvenes.

-¡Hazte a un lado!- gritó alguien más al momento que dirigirle la mirada al chico de ojos azulados enfrente suyo, su cabello café y su piel morena contrastaron en aquella noche. Miró hacia atrás suyo esquivando con agilidad una patada que era dirigida hacia su costilla derecha, cayó al suelo por algún tropezón que el destino había querido que diera. Gruñó por lo bajo al momento de girar sobre el pavimento de aquella calle y golpear las piernas de su atacante con las suyas.

-¡Lárguense de aquí idiotas! ¡Este territorio nos pertenece!- gritó algún chico de aquel grupo de jóvenes que se mantenían en las calles. Al parecen cada banda no tenia limites, pero se podían diferenciar uno con otro debido a sus vestimentas. Azul y Rojo. Agua y Fuego. Hoy era alguno de esos días en que esas dos bandas se encontraban nuevamente peleando por sus propios objetivos, pero uno en común también. Territorio. Así era como se vivía en aquel lugar, donde cada banda marcaba su territorio, querían ser reconocidas que nadie se atreviera a desafiarlas ni inmutarlas-

-Eso lo veremos- alguien más contestó al momento de lanzarse sobre aquel grupo de jóvenes, dio un salto y después otro más al momento de colocar sus manos sobre el pavimento de la calle, una llamarada de fuego salio de ellas mientras se extendían por todas partes hasta los pies del grupo de los otros jóvenes.

-¡Agua Control!- gritaron los demás al momento de hacer pequeñas esferas de entre su manos para contraatacar. No se dejarían tan fácilmente, y nunca se rendirían ante la banda del Fuego y mucho menos dejarían que tomaran sus territorios… ¡No sin antes pelear!

Y de nuevo aquel chico de ojos azules corrió con agilidad entre el campo de batalla, no importaban los sexos y ni siquiera su posición económica, cualquiera que entrara a ese lugar estaba involucrado en ese tipo de peleas. Esquivó con destreza una pequeña llamarada de fuego que paso cerca de su pie, se giró encontrándose con un chico alto y de tez blanca con ojos verdes detrás suyo, una sonrisa sarcástica adorno su rostro mientras le miraba. El moreno simplemente se colocó en posición de ataque, sacando de entre sus ropas una pequeña navaja, tal vez él no podía manejar ese tipo de elementos pero eso no significaba que fuera malo en combate…

El joven al cual pertenecía a la banda de Fuego se lanzó contra el moreno, primero convocando su poder para lanzar varias llamas contra él. Pero algo mal salio, aquel moreno era rápido y no sé dejaba intimidar por nada. Una patada salia por los aires dándole justamente en la cara deteniendo su ataque del fuego al instante, su cabeza golpeó contra el duro asfalto de la calle al momento de caer. Y una mano se colocó sobre su cuello mientras un par de ojos azulados brillaban en la oscuridad. Un navaja se alzo en el aire mientras era algo amenazante para su vida.

-Despídete idiota…- y antes de que diera el golpe final, un sonido les hizo tener a todos. Una patrulla de policía se escuchaba a lo lejos.

Un momento de silencio de apodero entre las dos bandas mientras detenían sus ataques. El barrio en el cual se encontraban peleando había quedado más sucio y en mal estado de lo que estaba antes debido a la pelea. Comenzaron a correr mientras escuchaban el ruido de las patrullas de policía acercarse rápidamente. Agua y Feugo volverían a encontrarse, no había duda. Pero por lo pronto, era necesario salir de ese lugar rápidamente antes de ser atrapados por la policía e ir a prisión. Era ilegal y lo sabían, el usar sus poderes para peleas callejeras o ese tipo de cosas… Pero así era su vida y no la cambiarían fácilmente.

El joven moreno apresuró su carrera escuchando como las patrullas de policía estacionaban sus carros con firmeza en aquel lugar. Varios policías salieron de sus vehículos rodeando algunos jóvenes que no tuvieron tanta suerte para huir de ahí. Sus ojos azules rodaron por aquellas oscuras calles de ese barrio, varios de sus camaradas corrían a su lado. A lo lejos, de otro lado de la calle había una especie de callejón del cual una reja atravesaba por en medio. Si lograban brincarla y pasar por otras calles perderían de vista aquellos policías. El moreno apresuró su paso corriendo lo más rápido que sus piernas le permitían. Cruzaron la calle con agilidad, el tiempo corría en contra suya.

Y una pared de tierra apareció enfrente suyo obstruyéndoles el paso. Sus miradas vieron aquella enorme pared de tierra que se alzaba sobre el pavimento de aquella calle. Los policías les habían dado alcance. Y una pared de de tierra obstruía su camino para librarse de ahí. Estaban acorralados por lo cual el grupo de jóvenes se giraron, llegando a ver a un grupo de policías que se mantenían firmes desde el otro lado de la calle. Colocaron un pie sobre el suelo al momento de alzar sus manos. Si esos chicos querían jugar rudo, ellos les darían una lección.

-¡Tierra Control!- gritaron varios policías al momento de crear varias columnas más de tierra alrededor de los chicos, formando alguna especie de capullos para encerrarlos. No había salida, los tenían atrapados…

-WºWºWºWºWºWºWºWº-

Cambio de nueva cuenta el canal de televisión mientras dejaba salir un bostezo. Sus ojos azulados apenas si se podían mantener abiertos, no era muy tarde pero estaba verdaderamente cansada como para estar más tiempo despierta. Con lentitud colocó una mano sobre el sillón mientras recargaba parte de su mejilla derecha sobre su mano. 11:45 p.m era la hora que indicaba el reloj que estaba sobre aquella repisa, con algunos adornos de casa más. La chica de no más de 16 años de edad suspiró con preocupación aun cambiándole de canal al televisor. Decidió entonces dejarle en cualquier canal, de todas formas no le prestaba demasiada atención que digamos.

Un ruido le sobresaltó al momento de dar un pequeño brinquito en su lugar. Alzo su vista la chica hasta colocarla sobre la puerta principal de su casa. Bajo de su asiento al momento de ir hasta la puerta, no si antes acomodar ligeramente su trenza detrás de su espalda pues estaba algo irregular. Le dio vuelta a la perilla encontrándose con un chico de tez morena y ojos azules del otro lado, tenia varios raspones en su cara y un hilito de sangre salía de su boca. No dijo nada, solamente empujó la puerta con algo de brusquedad haciendo a un lado a la chica para entrar a la casa. Ella frunció el ceño mientras le miraba de mala gana.

-¡Sokka!- le gritó al ver como el chico caminaba con pereza hasta su habitación- ¡Estas herido!- y tratando de darle alcance corrió hasta su hermano, pero observó como él se giraba de mala gana y le echaba mirada amenazante.

-¡Eso ya lo sé!- gritó de mala forma mientras murmuraba un par de cosas más, tenía un terrible dolor de cabeza mientras que su hermana estaba a esas horas molestándole y diciéndole no sé qué cosas… No estaba de humor para escucharla. Hace tan solo unas horas una patrulla de policías le había perseguido por varias calles de la ciudad para atraparlo, pero por suerte no fue así ya que se había escabullido con agilidad. Había logrado escapar pero no tan ileso como creía que lo haría, tenía algunos raspones en su cara y en diferentes partes de su cuerpo, sobre consecuencia de haber corrido y el haber saltado con apuros un par de bardas por el vecindario.

Y siguió caminando, al fondo su hermana le miraba con tristeza. Sokka siempre había sido testarudo y rebelde, como su abuela le decía. Siempre alejado de los demás y sin tratar de obedecer a alguien. Tal vez, el haber crecido sin ninguna figura materna y paterna como se debía la había cambia su vida. Vivian con su abuela desde hace muchos años, su padre era un gran abogado pero pocas veces estaba con ellos. Siempre viajando de lugares a otros, que pocas veces convivía con la familia pero eso no significaba que no les importara. Cada cierto tiempo les enviaba dinero a su abuela y para ellos para mantener a la familia. Su madre había muerto hace años, cuando apenas Sokka contaba con 9 años de edad y ella con escasos 8 años cumplidos.

La ciudad en donde vivían no era muy segura, pero suponiendo que su abuela había pasado la mayor parte de su vida ahí no era excusa para cambiarse a otra ciudad. Recuerdos que su abuela quería conservar, tal vez por eso aun seguían en esa peligrosa ciudad. Sokka se volvió un rebelde, consiguiendo tal vez las amistades no tan convenientes para su futuro. Él era un chico sarcástico y sobre todo orgulloso, tal fue la forma en que se identifico con aquellas amistades en las calles de esa peligrosa ciudad. Siempre causando destrozos o involucrándose en peleas que más de una vez lo pusieron el peligro. Por su parte, su hermana era más tranquila que Sokka. Katara, quién apenas contaba con 16 años de edad y era un año menor que Sokka. Eran hermanos y a simple vista se podía ver. Ambos de piel morena y hermosos ojos azules como su madre, cabello chocolateado como su abuela pero de diferentes personalidades claro.

Katara a veces era algo gruñona y mandona, pero se había echo así por que su abuela le había inculcado el "No dejes que ningún hombre dome de ti pequeña". Tal vez para algunos no era el mejor consejo, pero el vivir en esa ciudad peligrosa desde hace varios años, a veces a uno le obligaba a tomar medidas serias. Ya fuera para defenderse, claro. Katara era linda pero no por eso se dejaba domar con facilidad, usualmente peleaba con su hermano. ¿La razón? Es que simplemente le molestaba que aun su hermano siguiera en ese tipo de bandas extrañas, de las cuales solo le conseguían problemas y preocupaciones para su abuela y para ella.

Aquí en su barrio no eran bienvenidos aquellos que pertenecían al grupo "Fuego" ¿La razón? Tendría cada quién sus pandillas sus razones o es que simplemente, no se soportaban ni en pintura. Sokka había crecido con aquel grupo que se llamaba "Agua". Grupo grande de jóvenes de su edad que a veces utilizaban sus dones para hacer trifulcas en la ciudad, rebeldes claro, pero ciertamente lo hacían cuando les provocaban en verdad. Tal vez era por eso, que no soportaban a los arrogantes del Fuego, que siempre les buscaban peleas y discusiones en cualquier parte que se encontraran. Sokka no nació con aquel extraño don de manejar el agua como su abuela o como su hermana Katara. Simplemente se enseño de la forma más ruda en la calle de cómo tenían que defenderse de bravucones que siempre le buscaban. Katara jamás quizo meterse en esas peleas, a pesar de tener el don de hacer "agua control". Simplemente, pensaba que nada de eso debía ser utilizado hasta que realmente lo necesitara de verdad. Por eso jamás estaba de acuerdo en que su hermano se metiera en peleas sin sentido ¿Todo por querer saber quién era mejor? No tenía sentido, según ella.

Y la noche paso sin que ambos se dieran cuenta, ya el reloj despertador sonaba en sus habitaciones. Katara fue la primera en despertarse, golpeando ligeramente la alarma del despertador para apagarla. Suspiró cansada mientras retiraba las mantas de su cuerpo, limpio un poco sus ojos mientras retiraba algunas lagañas de ahí… Había estado llorando anoche, le había preocupado de nuevo su hermano, y el muy tonto jamás entendía. Miró despistadamente el reloj despertador mientras corría hasta el baño no sin antes tomar su ropa escolar. Era Lunes, como odiaba los Lunes y sobre todo por que ese día era uno de los más calurosas posibles.

Terminó de ducharse y ahora se encontraba tomando su desayuno que la abuela le había echo, miró a un lado suyo mientras apenas Sokka se sentaba en la mesa. La abuela le miró, notando los pequeños moretones y raposees en el chico… No dijo nada, ya sabia como era él. No podía regañarlo pues sabía que una estúpida pelea sin sentido se haría ahí y simplemente estaba cansada de siempre decirle al chico que iba por mal camino. Le dio su "Buenos días hijo" y le sirvió su desayuno. Ya Katara salía de la su casa despidiéndose de su abuela anunciándole que ya se iba al Instituto.

A los pocos minutos se encontraba caminado por las peligrosas calles de aquella ciudad. Suspiró cansada mientras acomodaba ligeramente su faltada azul de tablones y su blusa blanca. Odiaba los uniformes de aquel Instituto, no era su tipo pero era obligatorio llevarlos. Su cabello lo llevaba recogido, simplemente con una trenza. La adolescencia en esos tiempos era fuerte, por lo cual muchas de las jovencitas "florecían" es decir, comenzaban a ponerse más hermosas de lo que eran antes. Una de ellas había sido Katara, por lo cual su hermano Sokka de ser uno de los más bravucones del Instituto recelaba como gato a su hermana, que ningún tipo de idiota se le acercara antes de poder pasar por su inspección de "golpes"…

Ningún idiota.

-¡Hola Katara!- saludó alguien a sus espaldas muy de cerca, cosa que la chica dio un pequeño saltito mientras accidentalmente dejaba caer sus libros al suelo, los cuales apenas iba sacar del casillero.

-Jet…- murmuró la chica mirándole con algo de susto, pues simplemente el sentir el aliento de aquel chico cerca de su cuello le hizo estremecer.

-¿Cómo has estado? Sabes, hoy te vez tan…

PAF

-¡Hazte a un lado idiota! Este es mi casillero…- le murmuró alguien más, el chico solamente sintió como le jalaban con brusquedad de su lugar. Notando a un chico de ojos azulados que le miraba de mala gana. Sokka, quién murmuró un par de cosas más mientras le echaba una mirada asesina al chico de nombre Jet.

-Herg… Hola Sokka- le saludó Jet, a lo cual un gruñido por parte del chico le hizo comprender que no le gustaba mucho aquel "Hola Sokka", por lo cual solo decidió no decir nada más.

-Llegaste temprano Sokka, pensé que no llegarías- comentó Katara mientras se inclinaba para recoger sus libros del suelo, Jet trató de ayudarle pero Sokka se le adelanto levantando todo los libros de inmediato y dándoselos a Katara de una forma nada agradable. Estúpido Jet, odiaba su presencia cerca, sobre todo tan cerca de su hermana Katara…

-Si, como sea…- murmuró Sokka de mal humor azotando la puerta de su casillero y recargándose en él de mala gana. Jet solo sonrió de lado, mirando a Katara de una forma que no le agrado al chico. Katara fuera de su mundo sonrió al ver como un pequeño grupo de chicos se acercaba hasta ellos.

-¡Hola chicos!- les saludo desde lejos amable la chica al ver como un pequeño chico se acercaba hasta ella, era calvo y sus grades ojos grises le miraron con ternura al momento de dedicarle una sonrisa a la morena.

-Hola Aang- saludó Sokka mientras le acaricia la cabeza al chico, quién solo sonrió algo penoso. A su lado llegaron los demás chicos que le acompañaban. Eran cuatro personas en total, contando al chico de nombre Aang.

-Hola Toph, Yue, Haru…- les sonrió la morena saludando a cada uno de sus amigos, quienes de igual forma les sonrieron y le saludaron.

Toph y Yue eran amigas de Katara desde hace años. Toph una chica de cabello corto y mirada extraña, sus ojos eran signo de misterio y cualquiera lo podía notar. Era un año menor que Katara por lo cual cursaba en el mismo grado al igual que Aang. Toph era seria y algo enojona, por no decir demasiado estresada a la hora de que las cosas se ponían serias, pero también era la que ponía orden entre los demás. Todo lo contrario a su amiga Yue, chica de ojos hermosos y cabellera blanca. Tenía la misma edad que Katara, alta y de tez blanca. Una chica tranquila que siempre hablaba cuando debía y trataba de no meterse en tantos líos como Toph o a veces la misma Katara.

Haru, chico tranquilo y sonriente. Amigo de la infancia de Sokka y de Jet. De ojos grandes y expresivos y semblante serio, cosa que no lo era en absoluto. Era de la misma edad que Sokka y cursaban en el mismo curso, como todos los años, siempre compañeros de clases. Aunque Haru siempre era gracioso y estaba con los demás, apoyaba en todo lo que podía a Sokka, incluso varias veces se vio involucrado en las riñas que tenía su amigo entre las calles… El otro era Aang, el chico más feliz de todos. Como ya mencionamos antes, contaba con la misma edad que Toph, la cual fue su primera amiga cuando se mudo a esa ciudad hace años. Aang era un chico de lo más sencillo pero siempre con una sonrisa en su cara, tenía grandes y expresivos ojos grises que cautivaban a cualquiera. Pero Aang era muy hiperactivo, lo cual la mayoría de las veces se la pasaba dentro en la oficina del director por haber causado alguna que otra travesura. El chico venía del extranjero, sus padres habían decidido cambiarse a esa ciudad para poder tener más apoyo económico y esas cosas. En su país natal, era acostumbre pintarse con signos extraños en rostro, era el por qué Aang tenía en su cabeza una especie de flecha azulada… Algunos le miraban extraños, pero según Aang eso representaba mucho en su creencia de su país. Por lo cuál muchos ya no le cuestionaban sobre sus extraños tatuajes… Pero eso no significaba que se viera tan lindo.

-¿Qué están haciendo en los pasillos del Instituto? ¡Váyanse a sus aulas! ¡El timbre ya tocó!-gritó alguien sus espaldas causando que los chicos dieran un brinquito y se giraran, notando a un profesor con el semblante serio mientras les miraba de forma nada agradable.

-¡Buenos días profesor Zaho!- saludo Aang mientras los demás solo retrocedían antes de mirar a ese profesor.

-¡Nada de formalidades Sr. Avatar! ¡Se largan a sus aulas o los llevó a la dirección!

-¡Claro!

Y antes de que dijeran algo más, el grupo de jóvenes y los demás que aun permanecían entre los pasillos, salieron corriendo de ahí cuanto antes a sus aulas. El profesor simplemente giró sobre sus talones para ingresar a otra aula para dar clases. Si, disfrutaría ese día torturando a los estudiantes con algo de matemáticas y una prueba sorpresa. Si, eso sería divertido. Por eso esbozo una sonrisa siniestra al momento de mirar al grupo de jóvenes que le miraban con temor.

-¡Examen sorpresa!

-WºWºWºWºWºWºWºWº-

Ya la noche había caído entre esa ciudad. Finalmente las clases habían terminado y a pesar de ser Lunes, las noches no dejaban de ser divertidas. Aun más si te la pasabas entre amigos o entre una que otra fiesta. Katara suspiró por tercera vez en ese día, estaba cansada y aun se preguntaba por que se había dejado convencer de ir a ese lugar. La verdad no le agradaba en lo más mínimo pero bueno, Suki, le había insistidos desde hace días que fueran a ese antro. Katara lo sabía, era menor de edad y era difícil entrar a ese tipo de lugares. Pero Suki era tan quisquillosa que logró convencer al guardia pare que las dejara pasar. Además, Suki apenas con 17 años de edad se veía como toda una jovencita mayor, aparentaba tener más edad de lo que creían. Un consejo que ella el había dado, era "Maquíllate como una jovencita, así pensaran que tienes más edad" y una sonrisa adorno el rostro de la hermosa Suki mientras jalaba del brazo a Katara para que se arreglara lo más pronto posible.

El olor a cigarrillo y alcohol inundo su nariz. Katara hizo una expresión de disgusto al momento de ver a aquellos jóvenes bailando en la pista. La música, el ambiente, y el lugar era algo que empezaban a sofocar a la pobre morena. Buscó con la mirada a Suki, quién hacia varios minutos que había ido al baño para retocarse algo el maquillaje. ¡Pero vaya! Esa mujer se tardaba tanto… que ya estaba comenzaba a preocuparle. Miró hacia abajo notando como casi alguien le pisaba su pie. Soltó un gruñido ella mientras se acomodaba bien su cabello.

-Suki me las va a pagar…- murmuró Katara mientras acomodaba varios mechones de su cabellera, la cual la mantenía suelta. Llevaba solamente puesta una falda que Suki le había prestado, un par de sandalias también azules, no muy altas pero si cómodas. Una blusa de tirantes muy bonita de color blanco con algunos adornos más.

Si, esa noche Katara se veían más hermosa de lo que era. Y más con esos hermosos ojos azules brillando intensamente.

Y logró llamar la tención de alguien.

-Hola nena…- saludó alguien a sus espaldas, Katara se estremeció un poco pensando que tal vez era Suki. Ya saben, alguna de las bromas pesadas que ella le hacia para asustarla. Pero al girarse por completó notó a una chico demasiado extraño, ojos verdes y cabellera negra, algunos piercings adornaban su labio mientras sus ojos, iba y venían… Un asqueroso olor alcohol le rodeaban además.

Trato de ignorarlo, tal vez así se iría…

-¿Quieres divertirte conmigo?- y colocó su mano sobre el brazo de Katara jalonándola de una forma nada agradable.

-¡No!-le dijo de forma seria y tajante Katara- Suéltame por favor…- y rogó en mente que ese chico extraño se marchara de ahí, pero notó como él simplemente fruncía el ceño molesto y gruñía por lo bajo.

-¿Por qué no?- insistió más mientras trataba de jalar a la chica, quién estando a punto de gritar cerró sus ojos de miedo al sentir como el chico ofrecía más resistencia. Entonces un grito salió de su garganta para pedir ayuda, pero nadie le escuchó o presto atención debido al volumen de la música en ese antro.

-"¡Por favor Suki ven pronto!"- rogó otra vez la chica en su mente y sintió un dolor en su brazo. Ese chico le estaba lastimando ¡Basta! Ella no iba dejar que le agredieran de esa forma. Furiosa Katara le miró amenazadoramente notando como alguien pasaba junto a ellos con una bebida en su mano. Con la mano libre que tenía Katara, logró hacer que la bebida saliera volando y le diera en la cara a ese cretino.

De inmediato él la soltó. Katara con el líquido que se había derramado en el suelo, lo extendió por los aires con uso de sus poderes. "Sé que esto esta mal, pero debo hacerlo…" y tomó valor, mientras lo arrojaba a los pies de aquel chico causando que él resbalar en el suelo al no mantener el equilibrio. Algunos voltearon para ver como el chico maldecía y le gritaba a Katara. Quién comenzó asustarse al darse cuenta de lo que había echo…

Había usado sus poderes, podía ira la cárcel si alguien la delataba. Temerosa retrocedió unos pasos más al notar como la gente de ahí le miraba de forma extraña. ¡No! Esto no podía estar pasando… ¡Ella no quería que la detuvieran por haber utilizado sus poderes! Pero su espalda chocó contra alguien, notando como Suki la sostenía de los hombros antes de que cayera del susto.

-¡Suki!- y se giró Katara mirando a su amiga, quién solo frunció un poco el ceño.

-¿Estas bien?- y notando como ella asentía con lentitud, le echo una mirada repúgnate al chico que apenas se levantaba del suelo- Ese cretino… Descuida Katara no hiciste nada grave, solo te defendiste…

-¿Lo viste?- cuestiono su amiga mientras Suki afirmaba con lentitud con su cabeza.

-Apenas iba a defenderte, pero veo que te las arreglaste tú sola…

-¡Tú, perra!- gritó el chico que antes Katara había atacado. Detrás de él varios chicos más se estaban, varios con aspectos nada agradables. Suki se colocó entonces enfrente de la chica, quién miraba aterrorizada al grupo de chicos enfrente suyo- ¡Vas apagarlo!

-¡Déjala en paz cretino! ¡Métete con alguien de tu tamaño!- y antes de que dijera algo más, aquellos chicos dieron dos pasos al frente tratando de intimidar a las chicas.

-¡Nadie debe meterse con nosotros! ¿No sabes quiénes somos? ¡Somos del grupo Fuego!- y los presentes que estaban por ahí, al escuchar sus palabras se estremecieron. Y los gritos del lugar se intensificaron al ver como aquel chico lograba que sus puños se llenaran de llamas- ¡Esa perra es del grupo Agua!

-Katara…- susurró Suki- Creo que ya es hora de salir de aquí- y los gritos en aquel antro empezaron a empeorar al ver como aquel chico bajo los influjos del alcohol les lanzaba fuego. Suki fue lo suficientemente rápida como para esquivar el ataque y empujar a Katara para que no se quemara. Katara cayó al suelo bruscamente mientras varias llamas llenaban el lugar.

Su mente se volvió en blanco mirando como Suki esquivaba otro ataque de ese chico… Katara sintió entonces como alguien le ayudaba a levantarse. Se giró un poco notando un par de ojos azules que le miraban con preocupación. Entonces las lágrimas salieron de los ojos de la chica mientras abrazaba a su salvador. Tenía miedo y Suki estaba en peligro, tal vez todo por su culpa.

-¡Sokka!- y abrazando con fuerza sintió como él se giraba un poco antes de que una llama le diera en su pie.- ¿Qué haces aquí hermano?- cuestionó una asustada Katara notando como su hermano solo fruncía el ceño.

-¡Eso mismo debía de preguntarse a ti!- pero notó como Katara empezaba a llorar nuevamente- No importa ahora, hay que detener a esos idiotas… Saben que el grupo fuego no es bienvenido aquí.

-¿Qué vas hacer Sokka? ¡Ellos son muchos!- le gritó Katara pues los gritos en el lugar eran cada vez más fuertes.

-Nosotros también…- y señalando como varios de sus camaradas usaban sus poderes para poder hacerles frente al grupo Fuego, Sokka nuevamente empujo a Katara para que estuviera a salvo.,. Pues la gente empezaba amontonarse y correr de un lado a otro- ¿Dónde esta Suki?- él preguntó y Katara buscó con la mirada a su amiga. Notando que se mantenía bajo una mesa cubriéndose de cualquier ataque.

-¡Ahí!- señaló hasta ese lugar y notó como su hermano corría hasta ahí para ayudar a su amiga- ¡Sokka!- gritó ella mientras veía como Sokka entraba al peligroso campo de batalla.

-¡Vete de aquí! ¡Yo sacare a Suki!- gritó entonces a lo lejos su hermano mientras iba en auxilio de su amiga. Katara entonces comprendió que ese lugar ya no era para nada seguro. Giró sobre sus talones mientras trataba de salir de ahí cuanto más antes posible si no quería quemarse, pero cuando estaba punto de echarse a correr algún integrante del grupo Fuego se colocó enfrente suyo obstruyéndole el paso.

Una llama fue dirigida hasta su cuerpo, reacciono rápido Katara haciéndole frente con el agua Control. Tomó un vaso de cerveza que estaba por ahí cerca mientras se lo arrojaba aquel chico, quién grito al sentir el liquido entrar por sus ojos. Katara nuevamente corrió de ahí, varios integrantes del grupo Fuego notaron que ella podía hacer Agua Control y corrieron tras ella.

Salió corriendo de ese lugar, por las oscuras calles de esa ciudad. Miró hacia atrás observando horrorizada como el antro empezaba a incendiarse debido al fuego. Pero no se detuvo pues le perseguían, corrió más rápido escuchando a lo lejos las sirenas de los bomberos de la policía ¡Esto estaba empeorando! Pidiendo ayuda y gritando como loca, la chica corrió lo más que podía. Esquivó una llamarada de nuevo al sentir como algo caliente pasaba cerca de su cabeza. Gritó nuevamente adentrándose a ciertas calleas más oscuras de lo normal de esa ciudad.

Varios callejones había por ahí, Katara estaba a punto de gritar nuevamente cuando algo le hizo caer. Maldijo en la mente mientras sentía como su cuerpo chocaba contra el pavimento con fuerza, y cerrando sus ojos del temor escuchó como sus perseguidotes se acercaban cada vez más rápido. Pero gritos atrás suyo se escucharon antes de que fuera atacada, curiosa se giró un poco notando como un chico se encontraba enfrente suyo dándole la espalda.

-¡Tú!- gritó alguien del grupo Fuego- ¡Lárgate de aquí imbécil! ¡Esta perra es nuestra!- un chico, alto y de tez blanca les miró. Su cabello corto y negro fue iluminado por la Luna de esa noche. Pero Katara no podía verle el rostro, pues se mantenía dándole la espalda.

Viendo el grupo Fuego que aquel chico no reaccionaba ante sus amenazas, se lanzaron contra él para golpearlo con fuerza. Pero aquel extraño fue más ágil que ellos logrando esquivar sus ataques sin ninguna dificultad… Katara sorprendida miró sin dar crédito a sus ojos lo que sucedía, como uno a uno de sus perseguidores caían al suelo inconscientes. Una patrulla de policía se escuchó cercas, mientras Katara aun en el suelo sin reaccionar sintió como la levantaban de su lugar. Abrió entonces aun más sus ojos sorprendida sintiendo como aquel extraño la colocaba sobre su hombro como si fuera un costal de papas.

Iba a gritar pero se paralizo de inmediato, notó entonces como el extraño entraba uno de los oscuros callejones de aquella calle. Varios botes de basura habitaban ahí. El extraño se inclinó colocando con delicadeza a la chica detrás de uno. Entonces Katara lo comprendió, él le había salvado de aquellos chicos. Iba agradecerle pero él colocó una mano sobre su boca, al escuchar como una patrulla de policía pasada por ahí. Ella contuvo su respiración sintiendo como un escalofrió recorría por su espalda. Y miró el rostro de su salvador entre la oscuridad tratando de averiguar quién era… Notó el color de sus ojos y el fino contorno de su rostro…

Y el ámbar y el azul se encontraron en esa noche.

-WºWºWºWºContinuara…ºWºWºWºW-

¡Haw! ¿Qué tal este primer capitulo? ¡Espero que les haya agrado! Descuiden en el próximo daré más explicaciones. También trataré de poner a todos los personajes en este Fanfic. Por favor dejen un review para ver sus comentarios, eso me agradaría mucho nn ¬¬ Y así sabré si puedo continuarle o no a este Fanfic… ¡Gracias por leerlo! ¡Nos vemos en la próxima actualización, dependiendo de sus reviews, claro…! Si lo sé, algo aburrido este primer capitulo, pero descuiden… tratare de hacer lo mejor que pueda. ¡Nos vemos!

Atte: Navi the fairy