TODO
Como hombre, como mujer; Isabella siempre ha amado a George.
Miwako y Arashi lo saben, pero nunca han mencionado nada. No cualquier persona puede abandonar todo en tan poco tiempo sólo para seguir a alguien y hacer patrones de vestidos. No. Se fue con él por eso y nada más. Porque lo ama con el corazón y podría llorar mares e inundar países por él.
Yukari no lo hizo. Porque, tal y como George le dijo, ella tiene sus propios sueños al igual que él. Y debe de tomar sus decisiones por sí misma. Y aún aprende a poder hacerlo. -Ella no lo ve así-.
Sin embargo, Isabella lo hizo. Porque Isabella no es nada sin George. El sueño de Isabella es el de seguir y apoyar a George cuando sea y como sea.
No es cuestión de decidir, si no de saber que tiene que ser así. Siempre.
Ella no se siente completa sin él. Porque sin él, ella solamente sería un hombre vestido de mujer. Un simple y asustadizo travestí, tal y como lo fue de niño. O por lo menos hasta que el tocó la puerta de su casa y le entregó ese vestido púrpura y cambió la fecha de su cumpleaños. Desde que el ella y él, hombre o mujer... dejó de importar.
Él es quien le abraza cuando se pone triste, quien le sonríe cada vez que piensa en la deshonra que marca a su familia al tener un hijo así. Para Isabella, George lo es todo. Y aunque él ame a otra persona, Isabella es feliz de esa forma. Se lo repite varias veces, saludando a sus antiguos compañeros a la vez que el barco comienza a andar y su brazo se enreda en el de él.
La felicidad nunca sería un error. Sería un sueño.
Para ella los sueños lo son todo. Sueños como esos, al menos.
Sueños como George
(del tipo de los que nunca querría una mujer despertar).
